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MALDITAS FIESTAS

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Written by Padre Bonifacio

La Comisaria nada menos que de «Igualdad» de la Comisión Europea, Helena Dalli, manifestando sentirse orgullosa de la presentación, exhibió exultante el 26 de Octubre un manual con «las directrices de la Comisión Europea para la comunicación inclusiva». En dicho manual prohibía a los funcionarios europeos el uso de la palabra “Navidad”, entre otras, como el uso de los nombres «María» o «Juan» como ejemplos representativos de Europa, por ser nombres «tradicionalmente cristianos«, y por tanto, en la lógica de esta señora, nombres que deben ser evitados y sustituidos por otros que propuso, como Malika (árabe, por cierto) y Julio. La propuesta de la Dalli es que usemos el término «Fiestas» para sustituir al impronunciable «Navidad». Igualmente, habrá que aprender cómo se dice Navidad en lenguaje de signos, para saber qué gestos no podemos realizar ahora. Supongo que esta propuesta incluiría, entre otras cosas, la «necesaria» modificación de la letra de los villancicos que se escuchan en estos días, aunque no rimen igual ‘Navidad’ y ‘Fiestas’…  y algo parecido habría que hacer con las películas, no sé si también con los libros de los estantes de las bibliotecas y librerías, ¿y con la Biblia?

Pero claro, esto de las «fiestas» así, a secas, ahora ya no sabremos a qué se refiere: ¿fiestas de «finales de año», de «solsticio de invierno» o de qué? A juzgar por las felicitaciones que la señora Helena Dalli sí pregona en las épocas festivas musulmanas (repetimos: el problema procede únicamente de los nombres tradicionalmente cristianos, que atentan a todas luces contra la «egalité» de la que esta señora es Comisaria, y quizá también atenten contra la «fraternité» y contra la «liberté», ¡menos mal que no hay todavía Comisiones de esas importantes áreas!), la sencilla solución al problema podría ser hacer coincidir el Ramadán con la Navidad, para nombrar al primero y evitar el innombrable segundo término. Pues si felicitar la Navidad puede ofender a los no cristianos y atentar contra la «igualdad», felicitamos el Ramadán en esas fechas, tapamos la Navidad, y todos contentos.

Y le aclaro gratis a la señora Dalli cómo puede conseguir semejante avance. Ella y su Comisión europea, a quienes nadie han votado sino que salen nombradas a dedo por los «lobbies» ocultos masoncetes, pueden usar sus buenos contactos y convencer a los imanes de Al-Azhar, o de Al-Tayeb, amigos de Bergoglio, incluso pueden meter en danza al rabino Skorka, para entre todos hacer este cambio tan «ecuménico» y «pacífico», en consonancia con los proyectos de la «Casa de la familia abrahámica» de Abu Dhabi, en breve objeto de inauguración (y fruto del encuentro entre Bergoglio y el imán de Al-Azhar y la «Declaración de Abu Dhabi»), o del recientemente inaugurado Parque del Encuentro en Santiago del Estero (Argentina), que reúne una mezquita, una sinagoga, una «capilla sixtina», un templo budista y un templo protestante, en torno a un obelisco masónico y una Pachamama. Este «Parque» argentino por supuesto recibió los parabienes de Bergoglio, quien manifestó su alegría por este «emprendimiento» que manifiesta el deseo de «caminar juntos» (ya no sabemos hasta dónde va a llegar lo de la «sinodalidad», ¿intergaláctica?).

Sin embargo, para sorpresa de propios y ajenos, han retirado (por ahora) el citado «manual», al afirmar la Dalli (tras haberle hecho alguien recular) que «la guía necesita trabajarse más» y que, «por lo tanto, se retira esta guía para seguir trabajando con este documento». Pues nada, a ver qué saca de sus trabajos. Pero la intención y el mensaje han quedado claros, y no sólo nadie ha pedido perdón o ha dimitido, sino que esta «recomendación» sigue extendiéndose cada año y filtrándose como un mensaje subliminal, aplicándose en la práctica desde organismos oficiales y ámbitos de la sociedad civil muy variados. Lo mismo ha sucedido en Gran Bretaña este año, al modificar el gobierno una campaña informativa que incluía el término «Navidad» para referirse a esta época del año. ¿A quién se le habría ocurrido nombrar a la Navidad como «Navidad»?

En muchos lugares la decoración «navideña» es «neutra» y ajena a nuestra tradición cultural impregnada por el Evangelio: vemos luces que representan copos de nieve, Papás Noeles, renos y demás elementos por medio de los cuales nadie descubriría que el motivo de la celebración de estos días es el nacimiento del Salvador, Jesucristo, el Hijo de Dios. Toda esa «neutralidad» debe ser del gusto de la señora comisaria y sus amigos: una fiesta sin festejado, una celebración sin motivo.

Pero ya sabemos que no se puede ocultar a Cristo sin reflejar aunque sea un poquito la mirada del anticristo. No se puede negar a Cristo y la adoración que le debemos sin caer aunque sea un poquito en la idolatría. No se puede rechazar la paz de su reino, que viene a este mundo, sin caer en la opresión del maligno. Y no se puede rechazar la Luz que vino a iluminar a los que yacían en tinieblas y sombras de muerte, sin hacerse merecedor de esas mismas tinieblas.

No se puede ocultar a Cristo sin reflejar aunque sea un poquito la mirada del anticristo. No se puede negar a Cristo y la adoración que le debemos sin caer aunque sea un poquito en la idolatría. No se puede rechazar la paz de su reino, que viene a este mundo, sin caer en la opresión del maligno. Y no se puede rechazar la Luz que vino a iluminar a los que yacían en tinieblas y sombras de muerte, sin hacerse merecedor de esas mismas tinieblas

Así que no hay «fiestas neutras». O se está con Cristo o contra Cristo. O es Navidad o es anti-Navidad. La Navidad debe ser una fiesta muy molesta a los tiranos de este mundo, a los Herodes modernos, y a todos los abortistas, a los soberbios, a los lujuriosos, a los avaros, a los egoístas, a los cínicos y a los paganos modernos. Una fiesta tan odiosa, que hay que «cambiarla». Por «tolerancia y respeto», claro, en aras de la «igualdá». El mismo respeto con que los masones respetan a la Iglesia de Cristo: la respetan tanto que quieren pervertir todos los mandamientos de Dios, todas las enseñanzas de Jesucristo, y su obra y presencia en el mundo: en definitiva, que quieren borrar el nombre de Cristo de la faz de la tierra y destruir a la Iglesia.

Así que puestos a cambiar la Navidad en plan «tolerante y respetuoso», abandonando al Dios vivo, necesariamente se caerá en las garras de los enemigos de Dios: los anticristos.

En 2004, siendo alcalde de Madrid Alberto Ruiz-Gallardón, aparecieron en estas fechas decoraciones en las calles de la ciudad con luces con mensajes, palabras tan «navideñas» o tan «neutras» como Mentira, Escoria, Serpiente, Lujuria, Orgullo, Oscuro, Calaña, etc. Hasta Conjura apareció. La intención no parecía muy navideña, más bien anti-navideña. Si se trataba de colocar palabras sin ton ni son, ¿por qué no aparecieron por ningún lado las palabras Humildad, Castidad, Nacimiento, Salvación, Obediencia o Jesucristo?

Pues bien, este año la decoración navideña de algunas ciudades españolas, como Granada o Zaragoza, incluye cruces invertidas. No podemos seguir ingenuamente pensando que es una casualidad, que incluso se trata de algún funcionario satanista que ha «colado» semejante salvajada y los que lo aprobaron no se dieron cuenta de lo que aprobaban. No. Estamos ante un plan premeditado, coordinado, conjunto, que está siendo ejecutado en etapas progresivas, y que nos quiere robar las almas y matar los cuerpos, usurpar la Iglesia y ponerla al servicio de la adoración del diablo, con su anticristo a la cabeza. Y Cristo estorba. La Navidad estorba. La Verdad estorba.

Estas Navidades en España van a llevar a los niños de 5 a 11 años desfilando a pincharles a los palacios de Herodes con una inyección del diablo. ¿Todavía quieren que digamos felices fiestas? Las cruces invertidas marcan el camino por el que nos quieren llevar, ¿lo vamos a seguir?

No. No son «felices fiestas». No hay más que dos opciones: O malditas «fiestas» del diablo, de los anticristos, de los masones y de los satanistas… O feliz y santa Navidad.

Yo celebraré la santa Navidad, sabiendo que pronto celebraremos las bodas del Cordero con su Novia, preparada para recibir a su Señor que está a las puertas. Ese día celebraremos la derrota definitiva del diablo y de sus siervos. Pero no nos confundamos: para quien siga el camino marcado por el diablo y los suyos, no será una feliz Navidad, serán unas fiestas malditas, abriéndole las puertas no al Niño-Dios, sino a su suplantador, quien no viene a dar vida sino a traer muerte, que no viene a traer un reino de paz sino de odio, que no tiene nada que ver con la Luz del mundo, sino con las más terribles y espantosas tinieblas.

Deseo a todos una feliz y santa Navidad, por más que algunos quieran prohibirlo.

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Padre Bonifacio

Sacerdote español misionero, superviviente de no pocas batallas por la gracia de Dios, con humor para reírse de sí mismo y celo por todas las almas.

3 Comments

  • Estamos en el período bíblico «Fin de los Tiempos», en los que ha de reinar por 1290 dias el anticristo, a partir de la Abolición de la Eucaristía por parte de Bergoglio.
    Daniel 12,11: desde que sea abolido el sacrificio perpetuo cuenta 1290 dias, bienvaventurado quien aguante 1335 dias.
    Non Nobis.

  • Triste pero cierta realidad, cumpliéndose en el mundo entero. Poco a poco van relegando a Jesús con el cuento de la tolerancia, de la igualdad, ojo es solo a Jesús, Su Nombre, todo lo que gira en torno a Él, sin embargo; no se piensa igual en cuanto a los Lamas, Celtas, Mahoma y sus secuaces.

  • Así es padre. A mí lo de decir felices fiestas siempre me ha repateado. Porque entre el nacimiento y la epifanía se cuelan petardazos ,borracheras y hasta bailarinas con pompones en la cabalgata de reyes afeada con música espantosa. Por no hablar del gordo con cara de borrachín que aparece siempre en trineo adelantándose a los magos de oriente.
    El trasfondo suele ser el consumismo puro y duro.
    En definitiva: Feliz Navidad sí y lo demás es como la última copa del cotillón, que sobra y produce ardores al día siguiente

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