ORACIÓN ANTE UN INESPERADO AYUNO EUCARÍSTICO
Así, Maestro, no celebraremos la Cena en nuestras comunidades, la Eucaristía que nutre nuestro camino, y no sabemos hasta cuándo…
Estamos desorientados y confusos, atónitos y perplejos. Pero, responsablemente, nos atenemos a cuanto se nos pide para frenar el contagio y salvar a los débiles, como tú nos enseñaste. Que este ayuno el más duro de los ayunos, nos convierta en lo más profundo, nos ayude a recobrar la fe de los mártires, el ardor de los enamorados, nos una a las comunidades perseguidas, a cuantos no pueden celebrar por falta de sacerdotes, nos abra la mente y el corazón para comprender qué don tenemos en las manos, qué fuente inagotable custodiamos demasiado a menudo con culpable superficialidad. Que este tiempo de ayuno sea deseo, llama que se reaviva, espera de la Pascua.
Gracias, Señor por este inesperado y exigente signo. Haznos capaces.
Paolo Curtaz (ITALIA)