Ayer, la Iglesia celebraba la fiesta del padre Miguel A. Pro, quien nació en Guadalupe, Zacatecas, 13 de enero de 1891 y falleció mártir por la fe en Ciudad de México, 23 de noviembre de 1927.
Era miembro de la Compañía de Jesús, y en la persecución liderada por Plutarco Elías Calles fue acusado de participar en actos de sabotaje y terrorismo, en el contexto del conflicto Iglesia-Estado que afectó a México entre 1926 y 1929 en la Guerra Cristera.
Transcurrió cerca de año y medio de penurias y escondites, pero el padre se entrega a la policía al saber que puede evitar, de este modo, que se fusilen a otros hermanos en la fe que tenían presos.
Lo encarcelaron y le fue sentenciado a muerte, sin juicio alguno ni desahogo de pruebas, a ejemplo del mismo Cristo.
El 23 de noviembre de 1927, camino al lugar de fusilamiento uno de los agentes le preguntó si le perdonaba. El Padre le respondió:«No solo te perdono, sino que te estoy sumamente agradecido».
Le dijeron que expusiera su último deseo. El Padre Pro dijo: «Yo soy absolutamente ajeno a este asunto… Niego terminantemente haber tenido alguna participación en el complot». «Quiero que me dejen unos momentos para rezar y encomendarme al Señor». Se arrodilló y dijo, entre otras cosas: «Señor, Tú sabes que soy inocente. Perdono de corazón a mis enemigos».
Antes de recibir la descarga, el P. Pro oró por sus verdugos: «Dios tenga compasión de ustedes»; y, también los bendijo: «Que Dios los bendiga». Extendió los brazos en cruz. Tenía el Rosario en una mano y el Crucifijo en la otra. Exclamó: «¡Viva Cristo Rey!». Esas fueron sus últimas palabras. Seguidamente recibió la descarga que le dio el pase para la felicitad sin término.
Falleció junto con su hermano Humberto.
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“¡Déjame pasar la vida a tu lado, Madre mía, acompañando tu soledad y tu pesar profundo!… ¡Déjame sentir en mi alma el triste llanto de tus ojos y el desamparo de tu corazón!
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«No quiero en el camino de mi vida saborear las alegrías de Belén, adorando en tus brazos virginales al mismo Dios; no quiero gozar en la casita humilde de Nazaret de la amable presencia de Jesucristo; no quiero acompañarte en tu Asunción gloriosa entre los coros de los ángeles…Quiero en mi vida la burla y las mofas del CaIvario, quiero la agonía lenta de tu Hijo, el desprecio, la ignominia, la infamia de la Cruz; quiero estar a tu lado, Virgen dolorosísima, de pie, fortaleciendo mi espíritu en tus lágrimas, consumando mi sacrificio con tu martirio, sosteniendo mi corazón con tu soledad, amando a mi Dios y tu Dios con la inmolación de mi ser.”
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Oración para pedir gracias por medio del Beato P. Pro
Venerable Padre Pro,
que supiste vivir tu vocación en las mas difíciles circunstancias,
ayúdanos con tu intercesión a ser católicos valientes
y a no ceder ante la tentaciones de este mundo.
Que nuestra vida, como la tuya,
dé mucho fruto para gloria de Dios
y bien de las almas.
Amén.
Beato Miguel A. Pro, intercede por nosotros a Dios.
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