Settimo Cielo por Sandro Magister
El pasado sábado 28 de abril, el Papa Francisco recibió en audiencia al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, el arzobispo y jesuita Luis Francisco Ladaria Ferrer, acompañado por el secretario de la misma congregación, Giacomo Morandi.
Es razonable imaginar que hayan hablado de la confrontación que hay en marcha entre los obispos de Alemania en relación a la posibilidad de dar la comunión también a los cónyuges protestantes casados con un católico.
De hecho, como confirmación de esto, el 30 de abril la Sala de Prensa vaticana ha informado que el 3 de mayo tendrá lugar en el Vaticano una cumbre cuyo fin es, precisamente, afrontar esta cuestión.
Pero, ¿cómo ha entrado con tanta fuerza esta cuestión en la agenda? Retrocedamos un poco.
El pasado 20 de febrero, la conferencia episcopal alemana aprobó con una gran mayoría un «manual pastoral» de instrucciones –aún no publicado, aunque rápidamente el cardenal Reinhardt Marx, presidente de la conferencia episcopal, dio a conocer sus contenidos fundamentales– que dice cuándo, cómo y por qué permitir dicha comunión, mucho más allá de los raros casos de extrema necesidad previstos por el derecho canónico.
Trece obispos votaron en contra. Y siete de estos, entre ellos un cardenal, remitieron a Roma, el 22 de marzo, una carta con sus «dubia» al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, pidiendo una aclaración. La carta se le enviaron también, para que la vieran, al cardenal Kurt Koch, presidente del pontificio consejo para la promoción de la unidad de los cristianos, a Juan Ignacio Arrieta Ochoa de Chinchetru, secretario del pontificio consejo para los textos legislativos, y al nuncio apostólico en Alemania, Nikola Eterovic.
Los siete firmantes de la carta son Rainer Woelki, cardenal arzobispo de Colonia (en el centro de la foto, con el cardenal Marx a la derecha); Ludwig Schick, arzobispo de Bamberg; Gregor Hanke, obispo de Eichstätt; Konrad Zdarsa, obispo de Augusta; Wolfgang Ipolt, obispo de Görlitz; Rudolf Voderholzer, obispo de Ratisbona; y Stefan Oster, obispo de Passau.
Es útil recordar que Woelki fue, primero, secretario y, luego, sucesor en Colonia del cardenal Joachim Meisner, gran amigo de Joseph Ratzinger y uno de los cuatro firmantes de los célebres «dubia» sobre la recta interpretación de «Amoris Laetitia», aún sin solución debido a la ausencia de respuesta del Papa. Acerca de Voderholzer, en cambio, hay que tener presente que primero fue asistente de Gerhard Müller en la facultad de teología de la universidad de Múnich; después, su sucesor como obispo de Ratisbona y, por último, consultor de la congregación para la doctrina de la fe cuando Müller fue nombrado prefecto de la misma. Además, ambos son los responsables de la publicación de la opera omnia de Joseph Ratzinger/Benedicto XVI.
El 4 de abril la noticia de la carta apareció publicada en algunos periódicos alemanes, con la inmediata reacción polémica del cardenal Marx. Y en los días sucesivos se filtró que Ladaria ya habría enviado su respuesta. La conferencia episcopal alemana ha desmentido parcialmente esta última indiscreción. Pero el 25 de abril confirmó que pronto se llevaría a cabo una cumbre en el Vaticano, naturalmente con la supervisión del Papa Francisco, con el fin de resolver este conflicto.
En la cumbre del 3 de mayo, la delegación alemana estará formada por el cardenal Marx, el obispo de Münster, Felix Genn, el obispo de Magdeburgo, Gerhard Feige, el obispo de Spira, Karl-Heinz Wiesemann, el secretario general de la conferencia episcopal, Hans Langendörfer, jesuita, todos ellos defensores del «manual pastoral» y, representando a los disidentes, el cardenal Woelki y el obispo de Ratisbona Voderholzer.
Mientras que por parte del Vaticano intervendrán el prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, Ladaria, con el jefe de la sección doctrinal, Hermann Geissler, el cardenal Koch y el subsecretario del pontificio consejo para los textos legislativos, Markus Graulich, todos más bien reacios a cambiar la disciplina actual.
En apoyo de la carta de los siete obispos se ha alineado públicamente el 20 de abril el cardenal Gerhard Müller, conciudadano y penúltimo prefecto de la congregación para la doctrina de la fe.
En opinión de Müller, la apertura a la intercomunicación pedida por la mayoría de los obispos alemanes tendría «como consecuencia tal nihilismo eclesiológico que un abismo engulliría a la Iglesia».
Müller ha argumentado sus razones en el portal americano «First Things» y, después, en Italia, en «La Nuova Bussola Quotidiana«. Pero él, obviamente, no participará en la cumbre del Vaticano.
El 25 de abril, Edward Pentin publicó en el «National Catholic Register», en traducción inglesa, el texto íntegro de la carta de los siete obispos disidentes.
La carta está reproducida más abajo, en español. De los cuatro «dubia» acerca de los cuales los firmantes piden una clarificación a la congregación para la doctrina de la fe, el más radical es éste:
«¿Es posible para una única conferencia episcopal nacional, en una especial región lingüística, tomar una decisión aislada que ataña a una cuestión como ésta, relacionada con la fe y la práctica de toda la Iglesia, sin hacer referencia e integrarse en la Iglesia universal?».
Aquí está en juego, como se puede observar, el alcance efectivo de ese proceso de diferenciación puesto en marcha por el Papa Francisco entre las conferencias episcopales, «como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal» (Evangelii gaudium 32).
En lo que respecta a la cuestión de la comunión al cónyuge protestante, la simpatía de Francisco por una apertura es bien conocida. Y es tenida por cierta por otro cardenal alemán, Walter Kasper, que es también el teólogo de referencia del Papa.
En el fondo de este conflicto parece surgir, precisamente, ese proceso de «desconfesionalización» de la Iglesia católica –imitando lo que ya ha ocurrido en ámbito protestante–, que el historiador de la Iglesia, Roberto Pertici, ha identificado en Settimo Cielo como característica del papado de Francisco:
> La reforma de Bergoglio ya la escribió Martin Lutero
He aquí, a continuación, la carta del 22 de marzo de los siete obispos alemanes al prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, Luis Francisco Ladaria Ferrer.
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Eminencia, queridos hermanos:
En el periodo del 19 al 22 de febrero de 2018, los obispos alemanes se han reunido en Ingolstadt para su asamblea plenaria de primavera.
En el punto IL.1 del orden del día, los obispos han recibido de la comisión ecuménica un llamado «manual pastoral» titulado: «Sobre el camino de unidad con Cristo: matrimonios confesionales y participación conjunta en la eucaristía», para recoger pareceres y tomar una decisión. Según este texto, las parejas de denominación mixta, en cuanto «laboratorio práctico de unidad», se encuentran en la situación en la que se encuentran las Iglesias separadas en su camino hacia el objetivo. Debido a la relevancia de los matrimonios entre cristianos católicos y protestantes en Alemania, la declaración expresa respeto por «el dolor [de quienes] comparten plenamente sus vidas, pero no pueden compartir la presencia salvífica de Dios en la cena eucarística». Siguiendo la línea de la memoria conjunta de la Reforma en 2017, el opúsculo tiene como objetivo «proporcionar cualquier tipo de asistencia a los matrimonios interconfesionales, para reforzar su fe común y promover la educación religiosa de sus hijos», ofreciendo ayuda concreta y reglas, como se declaró junto a la Iglesia protestante en Alemania en el acto ecuménico de penitencia y reconciliación que tuvo lugar el 11 de marzo de 2017 en la Michaeliskirche.
Según esto, una apertura a los cristianos protestantes en los matrimonios interconfesionales para que reciban la comunión según dicta el canon 844 § 4 del Código de Derecho Canónico de 1983 debe ser posible puesto que una «gravis spiritualis necessitas» [una grave necesidad espiritual] debe ser aquí hallada, según el documento presentado sobre las diferencias confesionales en el matrimonio.
El 20 de febrero de 2018, el texto citado más arriba sobre los matrimonios interconfesionales y la participación común a la eucaristía fue votado en la asamblea. El documento fue adoptado por una mayoría de 2/3 de los obispos alemanes. De los 60 obispos presentes, 13 votaron «no», incluidos al menos siete obispos diocesanos. Hasta el 16 de marzo se han presentado «modi», o enmiendas, pero ya no pondrán en discusión la adopción fundamental del documento.
Personalmente, no consideramos que la votación realizada el 20 de febrero es justa, porque estamos convencidos que la cuestión sobre la que estamos discutiendo no es una cuestión pastoral, sino una cuestión de fe y unidad de la Iglesia, que no está sujeta a una votación. Por consiguiente, Le pedimos, Eminencia, que arroje luz sobre esta materia.
1. ¿Es el documento que aquí se presenta un «manual pastoral» –como han afirmado algunos obispos alemanes– y, por lo tanto, sólo materia pastoral, o se cuestionan fundamentalmente la fe y la unidad de la Iglesia, más que las determinaciones [prácticas] hechas aquí?
2. ¿El artículo 58 del documento no relativiza la fe de la Iglesia, según el cual la Iglesia de Jesucristo subsiste en la Iglesia católica y es, por lo tanto, necesario que un cristiano evangélico que comparte la fe católica respecto a la Eucaristía debería, en tal caso, también convertirse en católico?
3. Según los nn. del 283 al 293, no es en primer lugar el deseo de la gracia eucarística lo que se convierte en criterio de sufrimiento [grave espiritual], sino más bien el deseo de la recepción común de la comunión por parte de cónyuges pertenecientes a confesiones distintas. En nuestra opinión, este malestar no es otro que ése que pertenece al ecumenismo en su conjunto, es decir, a cada cristiano que se compromete seriamente en favor de la unidad. En nuestra opinión, por lo tanto, no es un criterio excepcional.
4. ¿Es posible para una única conferencia episcopal nacional, en una especial región lingüística, tomar una decisión aislada que ataña a una cuestión como ésta, relacionada con la fe y la práctica de toda la Iglesia, sin hacer referencia e integrarse en la Iglesia universal?
Eminencia, tenemos muchas otras preguntas y reservas fundamentales sobre la solución propuesta en este documento. Éste es el motivo por el cual votamos a favor de una renuncia a la derogación [de la actual disciplina] y de la búsqueda de una solución clara en el diálogo ecuménico sobre el complejo problema de la «comunión eucarística y comunión eclesial» que sea practicable en la Iglesia universal.
Solicitamos Su ayuda, a la luz de nuestras dudas, sobre la cuestión si el esbozo de solución presentado en este documento es compatible con la fe y la unidad de la Iglesia.
Pedimos la bendición de Dios para Usted y su tarea responsable en Roma, y le saludamos afectuosamente.
Cardenal Rainer Woelki (Colonia)
Arzobispo Ludwig Schick (Bamberg)
Obispo Gregor Hanke (Eichstätt)
Obispo Konrad Zdarsa (Augusta)
Obispo Wolfgang Ipolt (Görlitz)
Obispo Rudolf Voderholzer (Ratisbona)
Obispo Stefan Oster (Passau)
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Para otros detalles sobre esta historia:
> A Crucial Moment For the Church: Intercommunion Debate in Rome in May