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LA BEATA IMELDA LAMBERTINI Y LA DESVERGÜENZA DE FRANCISCO

Cuando eres niño hay sucesos y experiencias que te marcan de por vida. Nací en una familia profundamente católica y en casa se fomentaba mucho la lectura. Mi padre era un gran lector, además de piadoso, como lo era su hermana Nieves. Ambos siempre procuraron hubiera buenos libros para las tres niñas de la casa (mis dos hermanas mayores y yo), ya fueran cuentos, ya fueran historias ejemplares, ya vidas de santos. Recuerdo un libro en nuestra casa que se titulaba «Unas santas a tu edad». En este volumen se podían encontrar vidas de niños que habían logrado alcanzar la santidad. Nunca se borraron de mi mente dos historias de dos niñas santas que me impresionaron de ese libro, las dos italianas: Santa María Goretti, mártir de la pureza, y la beata Imelda Lambertini, la niña de la cual quiero hablarles hoy.

Tomo algunos pasajes de su vida de otro libro que me regalaron de jovencita, como premio que recibí al quedar finalista en concurso literario. El libro se titula «Flores Eucarísticas» del P. Zacarías de Lloréns, O.F.M.Cap., libro que desde aquí recomiendo a todos para aprender a amar más y más el sacramento de la Eucaristía.

Dice el P. Zacarías de Llorens:

«Esta niña angelical nació en la ciudad de Bolonia en 1322. Era hija de los Condes de Lambertini, ilustres en nobleza y en virtud. La condesa, desconsolada porque no tenía hijos, había rogado fervorosamente para que le fuese concedida una hijita, y, según se dice, obtuvo tal merced del Cielo por medio del Santísimo Rosario, del cual era devotísima.

La pequeña Imelda pronto llamó la atención por sus celestiales inclinaciones. Cuando lloraba, se sentía consolada al oír los nombres de Jesús y de María; cuando comenzó a hablar, fueron estos nombres dulcísimos los que pronunció con más frecuencia. A veces, la encontraban con las manos levantadas al cielo, en oración, y con los ojos anegados en lágrimas de ternura .

Permanecía largos ratos sobre las rodillas de su madre, aprendiendo las primeras oraciones. Era muy devota de la Madre de Dios, y, sobre todo, de la Sagrada Eucaristía. Pasaba muchas ho­ras delante del Sagrario, como extasiada, y, con mu­cha frecuencia, se alejaba de las fiestas de familia, y se iba al oratorio del palacio, prefiriendo a todo bullicio el encanto de aquel altarcito, que ella misma arreglaba y adornaba con flores. Más de cuatro veces se habían preguntado sus parientes: «¿Qué llegará a ser, con el tiempo, esta niña?.»

Sus deseos de recibir a Jesús aumentaban día a día, pero en aquella época a los niños menores de 14 años no se les permitía el acceso a la Santa Comunión. Ella se lo pedía con insistencia a sus padres, y queriendo llevar una vida santa, pidió la dejaran ingresar en un convento, cosa que se permitía en casos excepcionales, como en el de esta niña tan especial. Así fue como ingresó en el monasterio dominico de Val di Pietra.

Estando ya en dicho lugar, pidió insistentemente al sacerdote le dejara recibir a Jesús-Eucaristía, cosa que le fue reiteradamente negada, por no cumplir el requisito de la edad. Pero Dios, a veces, se salta las normas humanas, cuando hay gran amor. Este era, sin duda, el caso de Imelda.

Prosigue con el relato el padre Llorens, explicando lo que aconteció un día:

«El 12 de mayo de 1333, cuando ya habían comulgado todas las monjas y cuando ya había sido cerrada la puerta del Sagrario y estaban apagados los cirios del altar, mientras las religiosas se dirigían a sus ocupaciones, Imelda se quedó postrada en tierra, en el coro, con gran desconsuelo. De repente, el coro se iluminó con una luz milagrosa y se llenó de un aroma suavísimo, que, esparciéndose por todo el convento, atrajo otra vez hacia la iglesia a todas las monjas. Una Hostia se movía sola, en el aire, y parecía que quería ir hacia la monja-niña, que se derretía de amor, temblorosa y con las manos juntas, bajo la influencia del Sol de las almas. Al ver tal milagro, el sacerdote entendió claramente la voluntad de Dios, se revistió de nuevo, y tomando la Hostia que flotaba en el espacio, administró a Imelda la Sagrada comunión.

Entonces Imelda cerró los ojos a toda cosa exterior, juntó las manos, inclinó la cabeza… y pareció quedar dormida. Pero pronto su color rosado se transformó en un color ligeramente blanquecino, y pasaron varias horas sin que se desvaneciera el encanto. Entonces las monjas presintieron lo que sucedía; se acercaron a ella, la llamaron, pero no respondió; estaba muerta, muerta de amor a Jesús, tal como se había imaginado…»

¿Puede haber cosa más hermosa que morir de amor abrazada al Amado? ¿Podemos imaginar por un momento el rostro de esta angelical criatura, dejando este mundo en un éxtasis de amor? Su cuerpo incorrupto se conserva en la iglesia de san Segismundo de Bologna. (Foto de portada)

Recuerdo haber explicado a mis hijos esta maravillosa historia cuando los preparaba para recibir la primera comunión, porque la beata Imelda, además de llevar una vida ejemplar desde pequeñita, es la patrona de los niños que reciben por vez primera a Jesús sacramentado. ¿No sería una gracia grande recibir una sola vez a Jesús y volar al Cielo? Hay niños que reciben una sola vez a Jesús y ya no lo reciben más, pero no por su culpa, sino más bien por el descuido de sus padres quienes debieran custodiar que esa criatura no dejara de recibir, por lo menos, todos los domingos al Señor. Ese Señor que dice que «…mis delicias son estar con los hijos de los hombres.»(Prov 8; 31)

Queridos hermanos, tristemente comparto con ustedes la pena que sentí al conocer la ligereza con la cual Francisco habló de la beata Imelda, a quien tanto estimo, en el pre sínodo a los jóvenes, y a los cuales respondió a las preguntas que le formulaban. Pueden leer la noticia aquí.

Entresaco el párrafo que hace referencia a nuestra beata Imelda:

«…«una de las enfermedades más feas de la Iglesia»: una comunidad «busca a un sacerdote y no encuentra a un padre y a un hermano, sino a un doctor, a un profesor o a un príncipe». El Papa se dijo «preocupado» porque a menudo «se confunde el rol paternal del sacerdote y se reduce a un papel de dirigente: el “boss” de la empresa». Así como es también preocupante «el espiritualismo exagerado»: «Cuando encuentras a estos curas un poco así, con las manos juntas, que siempre piensan que están en el cielo… Yo digo: curas con cara de beata Imelda. No, no funciona… son incapaces de comprender. Cuando tú has cometido una de esas caídas que se cometen en la vida, ¿cómo vas a contársela a él?». De la misma manera, se preguntó Francisco, ¿quién iría a confiarse con un sacerdote «que es un rígido» o, peor, «un mundano» y «apegado al dinero»? «Recen por ellos, para que el Señor los convierta».»

Un comentario a estas desafortunadas palabras, pues creo que es de rigor y justicia dejar en claro que en ellas se encierran bastantes cosas hirientes para los católicos que amamos la Eucaristía y a los santos de la Iglesia.

En primer lugar, Francisco habla en contra de los ministros de Dios, los sacerdotes. ¿Por qué desvirtúa la tarea de los sacerdotes al tratar con tanta superficialidad a quienes sirven a Dios y a su Iglesia? ¿Acaso se puede generalizar en algo tan serio como es un sacerdote? ¿No está tirando piedras a su propio tejado al hablar así de quienes están al servicio de Dios y de los fieles católicos en la Iglesia, aún sabiendo que los sacerdotes tienen sus defectos y limitaciones, como cualquer persona? Cuanto menos me parece una falta de tacto y de reconocimiento hacia estos hombres que han sacrificado su vida y sus espectativas humanas más nobles, haciendo lo que dijo Cristo en su Evangelio:

«Y todo el que haya dejado casas, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o hijos o tierras por mi nombre, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.» (Mt. 19; 29)

Estos siervos que dedican íntegramente todo su tiempo y sus esfuerzos para ser testigos del Evangelio con total radicalidad. Creo que tratar este tema de forma pública y generalizando es absolutamente desacertado. Y no lo es menos, a mi entender, el decir que algunos sacerdotes parecen estar más en el cielo que en la tierra y que tienen cara como de «beata Imelda». ¿Qué pretende darnos a entender con esta expresión tan fuera de lugar? ¿No podrá usar otra comparación que no hiera a lo más noble que tenemos, a la Eucaristía y a los santos? Es una burla hacia la beata Imelda. Es también una burla hacia quienes tratamos de profundizar y aprender de su amor y devoción al recibir a Jesús, abrazándolo en nuestro corazón. ¿Quién pudiera vivir y morir como la beata Imelda? Muchas veces, al comulgar le digo a Jesús que yo no sé comulgar bien, que me enseñe a hacerlo con ese mismo espíritu de los santos que desfallecían por Él y que no veían el momento de acercarse a recibirlo. ¿Acaso no se usa aquí de manera peyorativa la expresión «tener cara de beata Imelda»? Desde que se inició este pontificado no he cesado de escuchar expresiones de este estilo, a veces atacando la santidad de la Virgen ( «no es la jefa de correos» o «no es una santita que concede deseos»), otras atacando a la fidelidad de las madres a quienes osó llamar «conejas» por ser fieles a su maternidad, u osando atacar varios dogmas de nuestra fe al decir que «por las venas de Jesús corre sangre pagana». Estas e infinidad de frases que darían para estar escribiendo horas y horas. Pareciera que disfruta ridiculizando las cosas más hermosas y nobles que tiene nuestra fe.

Que la beata Imelda nos ayude a amar tanto a Jesús que cada comunión sea un éxtasis de amor que culmine al final de nuestras vidas con una santa muerte en Cristo.

Montse Sanmartí

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Como Vara de Almendro

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10 Comments

  • Mi querida Monse, cosas peores veremos. Jesucristo fue traicionado por Judas. Bergoglio es como Judas, ha traicionado al Cuerpo Místico de Cristo (la Iglesia) y no se arrepentirá, por ello su final será el que describe las Sagradas Escrituras.
    Apocalipsis 19,20: Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre.
    No hace mucho grabaron un video donde llega Bergoglio de visita a un lugar y le despega las manos a un niño que vestía de monaguillo. Esto demuestra que le molesta que recemos. ¿Y a quien mas le molesta la oración? A Satanás.
    También recuerdo que dijo que Judas se arrepintió. Y que yo sepa la Palabra de Dios No puede mentir. «Mas le valdría no haber nacido». Se condenó, y así lo atestiguan varios santos, entre ellos el P. Pío.
    En otra ocasión dijo que la Virgen tuvo dudas al pie de la Cruz, pensó que Dios Padre la habia engañado.
    La misión de este personaje siniestro es la de preparar la llegada de su lider: el anticristo. Y para tal fin tiene que modificar la doctrina de la Iglesia, cometiendo herejías para provocar un Cisma, con la abolición de la Eucaristía, dando lugar al nacimiento de la falsa Iglesia del anticristo, donde comerán pan y vino SIN CONSAGRAR, creyendo que comen la Eucaristía.
    Mensaje de la Virgen en El Escorial: 05-04-1.986:
    El anticristo, hija mía, se apoderará de Roma. Hay muchos secuaces del anticristo; y él quiere sentarse en la Sede. Pedid mucho por mi Hijo, mi Vicario. Es muy perseguido, hijos míos; y el anticristo ESTÁ CERCA PARA HACERLE SUFRIR, hija mia. (Pausa.) Uníos a él en oración y ofreced vuestras oraciones por él. NUESTROS CORAZONES LE AMAN.
    2ª Tesalonicenses 2.
    Catecismo 675.
    Apocalipsis 13 y 14.

  • Saludos Montse, desafortunadamente los comentarios que hace son los comentarios de Judas, siempre traicionando al Maestro, qué le sorprende la rigidez de algunos Sacerdotes que verdaderamente aman al Señor, si el Evangelio es radical, o estamos con Jesús o estamos en su contra, es una guerra a muerte. ¡Viva Cristo Rey y la Santísima Virgen de Guadalupe! Estamos en el ejercito del Vencedor!

  • Algunos no entienden, o no quieren entender, el significado de las manos juntas aunque seguro que lo entenderían para el budismo y el zen pero no para un católico. Las manos juntas indican la unicidad de alma y cuerpo, el alma y el cuerpo ante Dios se hacen una misma cosa en la oración; es por eso que quien tiene un pensamiento fragmentado, una actitud personal psicológicamente descentrada no lo entiende, es más, le produce pavor.

  • No lea a Francisco, es corrosivo, no pierda el tiempo criticandolo, enseñe a sus lectores cosas buenas y contructivas de la Biblia y de la Iglesia

    • No leo nada de sus homilías desde casi al principio, porque me di cuenta enseguida de su toxicidad, de sus medias verdades, que no son verdades sino mentiras, y de su double mind. Pero para informar bien, debemos estar al corriente de lo que dice y hace para destruir. En eso me enfoco, no en leer 11 libretos que ensalzan su «sabia teología», ni sus insufribles sermones de Santa Marta, pese a que un sacerdote me los recomendó encarecidamente (el pobre padre no se da cuenta de lo que dice).
      Saludos y bendecido día de Ramos.

  • Es todo un clasico ya, las blasfemadas del paco1 a quien sea, de la Virgen, pasando ni mas ni menos que por la sangre de Cristo, acabando en una niña beata medieval. UN SIGNO DE SU POSESION clerical diabolica. THE END.

  • Desde el principio he tenido muchos recelos respecto a este hombre. Hubo un hecho concreto que me hizo disipar todas las dudas y dije «Ya no necesito escuchar mas». Me refiero a su negación de un milagro de Cristo (que lógicamente, me lleva a pensar que no cree en ninguno, porque ya se sabe que Jesús no hace magia…). Desde ese momento ya casi no le hago caso cuando habla. Pero hay algo en lo que tiene toda la razón del mundo. Realmente este hombre necesita nuestras oraciones.

  • el mal llamado papa Francisco pareciera tener apatía hacia las cosas sagradas, parece que le molesta la santidad de algunos que le han precedido. Es un asesino de la FE y destructor magníficamente definido en las profecías del auténtico FRANCISCO de Asís a este hombre hay que tenerle lástima porque exuda un odio hacia el pueblo cristiano, pareciera que su único fin es destruir todo lo huele a Jesucristo. No me extraña para nada lo que hace, se le siente la maldad, lo mundano, lo cualquiera…No merece ser llamado Vicario de Cristo sino Vicario de satanás, por quien evidentemente siente brutal simpatía.

  • Apreciable Monserrat:
    Es de alabar el deseo de los laicos de hacer efectivo su compromiso bautismal a través de la evangelización utilizando todos los medios posibles. Muchas felicidades a ti por ello.
    Pero, en esta ocasión no fue un mensaje feliź el que compartiste, ya que al referirte a Su Santidad el Papa Francisco no lo haces en buenos términos creando confusión entre algunos católicos que te leen, pues se presta tu artículo para aceptarlo y para rechazarlo, cosa que se ve clara en los diferentes comentarios.
    Independientemente de la historia biográfica de la Beata Imelda, que como alguno de sus biógrafos escribe tiene elementos reales y de leyenda, el Sumo Pontífice es la autoridad máxima dentro de la Iglesia Católica; con tu comentario das a entender que lo que tú sabes y enseñas sobrepasa a lo que sabe y enseña el Papa.
    Debes de ser cuidadosa con tus comentarios, pues las leyes de la Iglesia en el Codigo de Derecho Canónico marca lo siguiente en dos cánones:
    823 § 1.    Para preservar la integridad de las verdades de fe y costumbres, los pastores de la Iglesia tienen el deber y el derecho de velar para que ni los escritos ni la utilización de los medios de comunicación social dañen la fe y las costumbres de los fieles cristianos; asimismo, de exigir que los fieles sometan a su juicio los escritos que vayan a publicar y tengan relación con la fe o las costumbres; y también de reprobar los escritos nocivos para la rectitud de la fe o para las buenas costumbres.
    1369  Quien, en un espectáculo o reunión públicos, en un escrito divulgado, o de cualquier otro modo por los medios de comunicación social, profiere una blasfemia, atenta gravemente contra las buenas costumbres, injuria la religión o la Iglesia o suscita odio o desprecio contra ellas debe ser castigado con una pena justa.
    Al final de cuentas, decimos en el Credo que creemos en Dios Padre, Dios Hijo, Dios Espíritu Santo y en la Iglesia Católica.
    Si no creemos en esto quién sabe en qué será.
    El que no pensemos igual que el Papa no es el problema, sino el utilizar los medios de comunicación para expresarlo, pues eso puede provocar confusión y distorsión de la fe de los creyentes.
    Te invito a reflexionar esto para que todo lo que publiques sea una verdadera expresión del Evangelio de Jesucristo.
    Con afecto fraterno. Paz y Bien.
    Padre Paco Amézquita, OFM. (México).

    • Queridísimo padre Paco:
      lamento mucho que usted interprete que estoy siendo crítica con el Papa. Soy crítica con Francisco y no con el auténtico Papa de la Iglesia católica y que, a mi entender es Benedicto. Es ya un clamor popular que Francisco está siendo un pastor que dispersa a las ovejas, que ha proferido afirmaciones heréticas y que, en todo caso, permite la herejía. Por tanto, creo que hay gran desinformación en lo que me dice, puesto que todo lo que publicamos en la web está contrastadísimo. Le invito a leer el artículo de nuestro columnista y blogger, Juan Suárez Falcó, https://comovaradealmendro.es/2017/03/breve-cronica-de-un-golpe-de-estado-masonico-en-la-iglesia-estudio-juridico-teologico-de-la-renuncia-de-benedicto-xvi/ y tal vez entienda mejor a qué me refiero. Con los escándalos que Francisco ha propiciado y protagonizado en todos estos años en que ostenta un cargo que a nuestro entender es una usurpación, creo que he respondido a su duda. El derecho canónico, en este caso, deja de tener relevancia, dado que si creo fehacientemente que este señor no es papa, todo lo demás es algo que no ha caso.
      Espero lea nuestros artículos y los pueda llevar a reflexión. Sorpresivamente veo que muchos católicos, con muy buenas intenciones, de eso no me cabe duda, pero con mucha desinformación, viven de rentas, pensando que vivimos en tiempos de Juan Pablo II o de Benedicto XVI. Eso se acabó. Lean y reflexionen. Amoris Laetitia es uno de los documentos que nunca debieron ver la luz, herético en su fondo. Ahora vamos camino a la intercomunión. ¿No ven que esta Iglesia no es la católica, apostólica de Jesucristo? ¿No contrastan las profecías de La Salette, una profecía aprobada por la Iglesia en la que se dice textualmente «ROMA PERDERÁ LA FE Y SE CONVERTIRÁ EN LA SEDE DEL ANTICRISTO»? ¿No leen el punto 675 del catecismo de Juan Pablo II? Todo esto es para pensar, querido padre mío.
      Un saludo muy especial a usted, padre Paco, con todo mi cariño de hija, a usted, sacerdote de Jesucristo, que busca sin duda el bien de las almas. Oro por todos los sacerdotes del mundo.

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