Sr. Director:
Buscando la palabra que describiese más acertadamente la democracia que estamos viviendo por estos tiempos, se me ocurrió la que ilustra el título de la presente carta. En efecto, creo fervientemente que estamos viviendo una “sindioscracia”, una forma de gobierno en la que no sólo se excluye a Dios, evitando la promoción de los valores cristianos, sino algo más grave, estamos en una democracia que combate a Dios y desprecia el orden social cristiano.
No vaya a pensar el lector que estamos en presencia de una postura autóctona, criolla, nacional, nacida en estas tierras… No!!!.. es la postura de la humanidad toda, impulsada por las políticas demoníacas, satánicas y masónicas del Nuevo Orden Mundial (NOM), que endiosa al hombre y quita a Dios de su corazón. Otros autores, definen como la “demoniocracia”, a lo que aquí estamos desarrollando, por cierto a mi juicio, un término también muy apropiado…
Y muchos fieles cristianos se preguntan “¿y cómo llegamos aquí?”… Y llegamos aquí precisamente por esa forma de gobierno que todo lo corrompe y degenera, esa forma de gobierno que a lo largo de muchos años fue tomada como la forma de gobierno perfecta y prácticamente como la única admitida por el hombre moderno. En efecto, la democracia nunca encabezada por los mejores, se instaló y se afianzó como si fuera una religión, o mejor dicho, más que una religión, pues está demostrado que el hombre puede prescindir de un sentido religioso y está todo bien, pero si prescinde de un sentido democrático, es un condenado en vida a quien se tilda de fascista e intolerante y será sujeto a la cancelación política por eso.
Esa democracia dejó de ser una forma de gobierno aceptada cuando con el correr de los años se fue alejando cada vez más de los valores y principios cristianos. Y ese alejamiento provocó una degeneración que devino en lo que hoy denominamos “sindioscracia”.
Desde esta forma de gobierno, hombres vacíos de Fe y apóstatas están destruyendo la cultura tradicional de nuestro pueblo e intentando dinamitar su esencia cristiano católica que aún resiste en las catacumbas de la Patria…
Así, en estas condiciones, la República Argentina ha llegado una vez más, a unas elecciones “democráticas” en la que las opciones sólo representan al mal en sus diferentes variantes, mal mayor, mal regular y mal menor, en definitiva y como siempre, hay que elegir con qué mal quedarse, nunca eligiendo por el bien común, nunca eligiendo por el bien de la Patria, sólo por la lucha por el poder de los partidos políticos y por la ambición personal de políticos corruptos.
Pero si bien la experiencia propia siempre llega tarde y cuesta caro, para muchos argentinos, pareciera que llegó el momento en que han comenzado a darse cuenta de que este sistema está definitivamente acabado y que ya todas sus falencias y quimeras han quedado al descubierto. Efectivamente, un pueblo no puede estar votando en contra de lo que es su esencia, ni tampoco a favor de todo aquello que es contrario a su estilo de vida tradicional. Esos Argentinos obviamente, son los que se han negado a concurrir a las urnas o si lo hicieron, han votado en blanco o han invalidado su voto, en una clarísima demostración de que ya no creen más en esta “sindioscracia”. En efecto, 5 millones de ciudadanos no concurrieron a votar, 1.148.342 votaron en blanco y 293.041 anularon su voto, lo que hace un total de casi 6.500.000 voluntades argentinas que se manifestaron en contra de este sistema. Si tenemos en cuenta que el candidato más votado obtuvo la suma de 7.000.000 de votos, podremos concluir que, el voto antisistema ya es toda una realidad incontrastable, aunque por supuesto ningún medio de comunicación, ni analistas políticos se hagan eco de esta noticia.
Dicho esto, veamos ahora algunos detalles de esa otra parte de la sociedad que aún sigue votando, aunque ya no crea en el sistema y lo hace por temor a lo desconocido, o porque cree en la falacia del mal menor, o simplemente porque le encontró la vuelta al sistema corrupto y con él se beneficia como en ningún otro y no quiere cambiar. Obviamente en esta categoría están todos los que viven y se sirven de la política como una gran multinacional de la cual lucran.
Los tres candidatos que más votos consiguieron son servidores de la revolución anticristiana, son pro abortistas, aunque el que ganó lo disimule por querer ganar los votos de esa clase media tradicional católica argentina (los mismos que votaron a Macri cuando dijo que era pro vida y que terminaría con el curro de los derechos humanos). También son pro ideología de género y pro agenda 2030. Los tres son cultores del “sindiosismo”, propician una democracia sin Dios, es decir, son cultores de la “sindioscracia”.
El que ganó, no se sabe si es candidato de Argentina o de Israel. Hace una apología del judaísmo en un país cristiano católico que hace dudar de su estabilidad emocional. La que le sigue en votos es la que quiere vender las Malvinas y que quiso enviar tropas para obligar a vacunarse en la “plandemia” a los que habían decidido, en uso de su libertad, no hacerlo. Y ¿qué decir del tercero más votado, representante del horroroso oficialismo?… Creo que sobre él ya esta todo dicho pues sus espantosas obras hablan por sí solas de semejante personaje, tal vez uno de los protagonistas más emblemáticos de la política basura de la República Argentina.
En síntesis, queridos compatriotas, seguir creyendo en esta forma de gobierno degenerada que atenta contra la moral de nuestro pueblo es un error tremendo que debe ser reparado separando de la conducción del país a toda la banda de delincuentes y corruptos que ofician de políticos y en su lugar designar Patriotas Argentinos que vengan a servir al pueblo procurando el Bien Común y recuperando los valores de la Patria Católica y Sanmartiniana.
¡Viva Cristo Rey! ¡Viva María Reina!
¡Por Dios y por la Patria!
Buenos Aires, 25 de agosto de 2023
Hugo Reinaldo Abete
Ex Mayor E.A.
Muy interesante. Las dudas sobre el candidato más votado en temas de valores de moral cristiana son compartidas; sin embargo él defiende el derecho a la vida del no nacido, y habla en contra de la ageda 2030. Es confuso.
Milei no es católico (y además, poco respetuoso de la ley natural) y por eso admite la eutanasia, las «bodas» homosexuales y la ideología de género.
Me preocupa también su excesiva afinidad con el Estado de Israel y la religión judía ortodoxa , que no mesiánica
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