El Demonio odia a María. No soporta a esta Criatura exclexa que fue concebida sin pecado y que es modelo y fuente de todas las virtudes que el hombre debe practicar. La odia porque Ella, una mujer de carne y hueso, fue elevada a la más alta dignidad: ser la Madre del Salvador. Por medio de Ella podemos acceder al cielo, ese cielo que el Diablo quiere que no ganemos.
Hemos ido viendo cómo, a través del rezo del Santo Rosario, se le han arrebatado muchas almas al Demonio, almas que aparentemente le pertenecían por una larga vida de pecado, o por diversos crímenes, pero, a través de esta Corona de Rosas, han cambiado su destino final siendo merecedoras de ir a la patria celestial.
Traemos hoy un testimonio de gran valor. Es el de un exorcista italiano, el padre Ambroggio Vila, quien, en la fiesta de la Virgen del Rosario, el 7 octubre 2019, obliga en el nombre de la Santísima Virgen a hablar del las grandezas del Rosario a un poseso. Esta persona será el vehículo del que se servirá el cielo para hacer hablar a Belcebul (así dijo llamarse el Demonio que lo posee), dando una maravillosa catequesis sobre la grandeza de la devoción más grande a la Santísima Virgen.
Tomemos nota y nunca dejemos este arma. Según San Luis María Grignon de Montfort es muy difícil ser perseverantes en la devoción al Rosario, porque es la que más enemigos tiene. Después de escuchar este maravilloso testimonio se comprende que el Demonio intente por todos los medios que la dejemos.
Seamos devotos del Santo Rosario y veremos huir al maligno de nuestras vidas.
Gracias, Arturo, por traernos este maravilloso ejemplo que aumenta nuestra devoción y amor a María y que nos ayuda a nunca olvidarnos a ser fieles al rezo cotidiano del Rosario.
Montse Sanmartí.
