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BERGOGLIO, LA PERFIDIA Y SAGACIDAD DEL PERSISTENTE ESTAFADOR CONSTANTE

Durante este mes de noviembre de Nuestro Señor, Bergoglio continúa dejándonos, sus «perlas teologicomunistas» en cada «gloriosa» aparición con que nos regala.

Recientemente, nos ha dado una magistral lección de construcción de puentes, credos respetables, premios contra natura, respetos a la diferencia y nuevos pecados dictados desde su “santa” cátedra.

Veamos.

Este señor continúa con su «erre que erre» de que debemos ser los católicos los que construyamos puentes de entendimiento (expresión cursi hasta decir ¡basta!, por cierto) con todo tipo de creencias y «panoramas interpretativos» personales de cada cual, es decir, que cada uno piense lo que le venga en gana y que se porte bien, que el pecado ya no existe. Tremendo mazazo de Satanás a la Iglesia católica.

Porque, claro, si partimos de la base bergogliana de que todas las religiones, animismos y credos bastardos tienen la misma categoría que la Iglesia fundada y alimentada por Cristo, el siguiente paso es abrazarnos en común unión y rezar a ese dios o diosa tan majetes que tanto nos aman y que no precisan que practiquemos la virtud y el sacrificio, sino que disfrutemos de todos los placeres humanos sin límite, ya que nada es pecado y, en el peor de los casos, el amor de ese dios(a) panteísta es tan grande que nos perdona todo… y parece ser que tampoco aparece para nada el Demonio en su rudimentario panfletarismo ecumenista (en seguida nos dirá que no existe, ya veréis). De modo que, no habiendo castigo (para el pecado) ni carcelero que se encargue de aplicarlo (el Demonio), tampoco debemos temer nada…

Pues por ahí andaban los «tiros ecuménicos» de este caballerete en una catequesis que «les colocó» a los presentes en una Audiencia General celebrada en la Plaza de San Pedro el pasado día 7 de noviembre.

Allí, «insistió» (y utilizo este verbo para remarcar lo pesado que está con su ecumenismo global) en que debemos construir puentes con aquellos que NO CREEN o tienen un credo diferente.

Espero que acercarnos a ellos sea para, en primer lugar, atraer al catolicismo verdadero a los no creyentes y, en segunda instancia, conseguir, con nuestro ejemplo y palabra, que los que practican otras religiones falsas se avengan a la Santísima Trinidad, la Madre de Cristo y todos sus Santos y Ángeles. Porque de no ser así, su política estará tan errada como los resultados que de ella se derivan: la Apostasía y la Herejía (en su caso, con mayúsculas).

Lo cierto es que, en la agenda de trabajo de este señor, no está contemplado que la Iglesia católica sea la única cabeza rectora para la salvación del hombre, a través de la Cruz de Cristo.

Sepan, también que, en las zahuradas masónicas que regenta el argentino junto a su Curia más cercana, se está contemplando la próxima realidad de preparar un nuevo Cristo sin la Cruz, más «cercano, mundano, accesible, simpático y amiguete», es decir despojarlo de su divinidad.

Igualmente, en tan insigne «meeting» se refirió, como suele hacer, retorciendo y tergiversando las Sagradas Escrituras, a San Pablo, del que dijo que, en el Areópago de Atenas, al observar la idolatría y el paganismo por doquier, se sintió «impulsado a crear un puente para dialogar con esa cultura».

Y continúa, aún más audaz, diciendo que San Pablo «anuncia a Jesucristo a los adoradores de ídolos, y no lo hace atacándolos, sino convirtiéndose en Pontífice, constructor de puentes». ¿Pontífice de los paganos adoradores animistas?

¿Se puede decir tamaña majadería barata cuando sabemos que el Santo Apóstol, salió zumbando de aquel lugar al ver la tozudez y maldad de los adoradores de ídolos?

Pero ya ha conseguido lo que buscaba: confundir a los católicos y, lo que es peor, a las personas que piensan correctamente hasta que les inoculan malvadas dudas en el cerebro.

Lo cierto es que, en el fondo, se trata de eliminar dogmas y desacraliazar la Palabra Rebelada secularmente, así como mundanizar y carnalizar a los doctores y Apóstoles que la transmitieron.

Por supuesto, también continúa con su discurso político-social, pidiendo al Espíritu Santo (no tardará en llegar el momento en que lo exija él mismo) que «tendamos puentes con la cultura». ¿Podríamos identificarlo con la «inculturización» dictada por la ONU, Jorge?

Además, debemos hacerlo con la «mano extendida y sin agresión».

Tal vez sería bueno que recordase Jorge Mario dónde han sido acogidas todas las religiones y culturas y dónde se registran más agresiones contra los nacionales por parte de los inmigrantes. ¿Será Europa?

Entonces, ¿les seguimos abriendo lo brazos, dándoles casa, sustento, educación, sanidad, comprensión y todo tipo de asistencia, para que nos sigan apuñalando y atropellando en las calles y en nuestras propias casas?

Porque su “inculturación”, y lo peor es que usted lo sabe perfectísimamente, es una suerte de invasión a sangre y fuego, es la incursión e incrustación planeada de los elementos más díscolos y agresivos de civilizaciones demasiado imperfectas para incorporarse a otras mucho más avanzadas. Lógicamente, “per se” ya es imposible, ¿cuánto más si los elementos introducidos son de carácter intolerante e infradesarrollados cultural e intelectualmente?

Y, como no, terminó su «actuación» en la Plaza de San Pedro saludando en árabe a los allí presentes.

Salam Ala’ qum, Bergoglio…

El sábado, 9 de noviembre, en la Basílica Pontificia de San Juan de Letrán, sede de la Diócesis de Roma, de la que el Papa es titular, dio inicio a la III Jornada Mundial de los Pobres y ofició la Santa Misa con motivo de la Dedicación de tan insigne Basílica.

Las reflexiones de su “homilía” se centraron en tres puntos. En el primero se basó en el Salmo 46.5: “Un río y sus canales alegran la ciudad de Dios”.

La interpretación de Bergoglio fue que “los cristianos que habitan esa ciudad son como el río que fluye del templo y, por tanto, deben llevar la vida y la esperanza a los corazones desérticos, entregarse al bien común, dialogar con ellos y escucharlos humildemente”.

Y, vuelta la borrica al trigo… ya está de nuevo descontextualizando y reinterpretando la palabra de Dios para su sagaz provecho. Porque está muy claro que aquí sigue incidiendo en que abramos nuestras vidas, corazones y moradas a todo tipo de personas, ídolos y religiones, y que lo hagamos humilde y sumisamente… casi contritos. Eso sí, todo en pro del bien ¿“común”?

En su segundo asalto, tras la lectura de la Primera Carta a los Corintios, nos sorprendió con una verdad dogmática entre tantos dardos envenenados. Dirigiéndose especialmente a los Presbíteros, mantuvo que “nadie puede poner otro cimiento que el ya puesto, Jesucristo”.

Lo verdaderamente increíble en este hombre es que pueda manifestarse con tanta desenvoltura sin que se le caiga la cara de vergüenza después de obrar al contrario que predica.

¡¡Caramba!! cuánta semilla dejaron los fariseos…

Y, como tal, hace una refinadísima alocución a los sacerdotes donde la doblez y ambigüedad presiden el discurso. Les dice que “ayuden a la comunidad a estar cerca de Dios y la alejen de toda mundanidad, cultivando la raíz santa del ‘edificio espiritual’ y defendiéndola de los ‘lobos carroñeros’ que la desvían de la vía del Evangelio”.

Evidentemente, en estas últimas palabras, se refiere a la Iglesia Tradicional opuesta al modernismo (¿quién si no, puede desviarla de tus planes?). Así que, empezó hablando del “edificio espiritual” y acabó hablando de su “vía evangelista”…

Finalmente, el argentino, “pasa la palma por el lomo” a los sacerdotes (para atraérselos e ideologizarlos) diciéndoles “que ellos son los que salen por los barrios a atender a los pobres, dejando ‘ideologías y protagonismos’ para abrir espacio a aquello que Dios les pide”.

Desde luego, es un claro aviso a navegantes de que vacíen sus mentes, proyectos personales (“protagonismos”) y convicciones (“ideologías”) para abandonarse a lo que Dios les pide (léase al falso Papa como líder indiscutible).

Así que esta contundente homilia-manifiesto, no podía quedar sin la guinda final. Y vaya que así fue… al dirigirse también a los equipos pastorales, a los que lanzó un guiño revolucionario e irreverentemente jocoso cuando interpretó las palabras de Jesucristo “Destruid este Templo y en tres días lo reconstruiré”, como un comportamiento “divinamente provocativo” de Jesucristo. ¿En verdad cree usted que el Señor tenía la más mínima necesidad de “provocar” al hombre? ¿No le parece que es patéticamente ridículo pensar en esos términos?

Quien pretende provocar y justificar su política destructora es usted, señor mío, a sabiendas y con dolo, porque está apartando a mucha grey de Dios hacia el Abismo. ¡¡Qué triste!!

¡¡Qué doloroso y angustioso resulta orar por usted!! Sea pues, Dios, la ÚNICA VERDAD que nos asista, Quien nos infunda la Santa Caridad necesaria!!

Los actos del día terminaron en el Palacio Apostólico del Vaticano, con la entrega del Premio Ratzinger 2019, donde ya campean los abanderados del Nuevo Orden Mundial y el modernismo New Age. Me pregunto si tan siquiera habrán consultado a Benedicto al respecto…

Y… ¡¡tachán, tachán!!… el premio fue para el filósofo Charles Margrave Taylor y el P. Paul Béré, ex-aequo.

Taylor, canadiense de 88 años de edad, fue profesor universitario en Montreal y Oxford, habiéndose centrado en filosofía política y ciencias sociales. Destacó en estudios y contribuciones al “comunitarismo”, “cosmopolitismo”, “relaciones entre religiones” y “modernidad”, concretando sus logros en estudios sobre la secularización.

Queda diáfanamente claro el carácter masón y modernista del personaje.

Bergoglio se refirió a él como “un aporte para no reducir las razones de los cambios producidos (y venideros, apunto) de la práctica religiosa y un referente en la búsqueda de nuevas formas de vivir y entender el Alma (¿?). Puro MODERNISMO.

En relación al P. Paul Béré, decir que es profesor de Antiguo Testamento en Roma y en el Instituto Teológico Jesuita de Abidjan. Es de Costa de Marfil, tiene 53 años y cursó Filosofía y Teología en Burkina Faso.

Aunque tengo serias dudas, espero y deseo que las instituciones     educativas católicas destinen egregios profesores a ese país, aunque también sospecho que los actuales jesuitas se encargaron de formarlo, razón de más para pensar en su desviacionismo comunistoide.

En relación a este señor, don Jorge “se complació, agradeció, apreció y alentó a todos aquellos que, como él, están comprometidos con la ‘inculturación’ de África, con tan original y profunda contribución”. Me preguntó qué será lo que haya escrito, dicho o esté planeando este jesuita africano.

Así que después de tan agradables y rendidas “entregas” (y nunca mejor usada la palabra) a estos personajes New Age, Jorge Mario aprovechó para seguir lanzando mandobles a derecha e izquierda, dedicando unas andanadas al Papa Benedicto al que “volvió a expresar su afecto y estima y agradecer su ejemplo y servicio a la Iglesia” mientras que le instaba a seguir “reflexionando, escuchando y dialogando para que nuestra fe siga viva A PESAR DEL CAMBIO DE LOS TIEMPOS Y LAS SITUACIONES para que los creyentes comiencen a utilizar el lenguaje y los caminos de encuentro con Dios en NUESTRO TIEMPO ”.

Vaya… Parece ser que los tiempos de Dios han cambiado y que debemos ajustarlos a NUESTRO TIEMPO porque, en el colmo de la audacia y la infamia, también profirió la siguiente sentencia en la Homilía: “Para poder sacudir la ignorancia de los hombres e INDUCIRLOS A CAMBIOS RADICALES, a veces Dios decide actuar de manera fuerte, para provocar una ruptura en la situación”.

¿De modo que, según usted, Dios quiere cambiar el estatus quo de su Iglesia a sus descabelladas, apóstatas y heréticas ideas heredadas del Adversario y archiconocidas durante toda la Creación? Usted sólo se define. Valiente panorama…

Su inspiración e inventiva parecen no conocer límite, pues el pasado domingo 17, en la Misa Solemne celebrada en San Pedro, continuando con los actos de la III Jornada Mundial de los Pobres (instituida por Francisco, cómo no), nos desayunamos con su “discursomilía” acerca de la pobreza, las personas solidarias, las actitud de los cristianos ante la violencia y las adversidades (¿por qué nunca habla de los “católicos” y sí de los “cristianos”?) y del futuro de esperanza para todos.

Hasta aquí todo parece perfecto. Pero se queda en la teoría, que siendo ortodoxa y encomiable, la manipula y ofrece en beneficio de su doble cara. Ya saben ustedes, ahora estoy con Dios, ahora con el demonio (¿dónde está la bolita?). Por supuesto, no ofrece soluciones prácticas a los actuales y acuciantes problemas de la Humanidad ante el reto del combate frente a satanás, a no ser que hablemos de disolver o secularizar Apostolados e Institutos Pontificios tradicionales. Tampoco podemos entrever que tenga afán de llevar a Dios a las vidas de los pobres o los indígenas, a no ser que hablemos de pachamamas, animismo, y otros heréticos desvíos que lo único que consiguen es la condenación de esas gentes.

Por cierto, también observamos estupefactos cómo el viernes anterior (que agenda tan apretada), en el marco del XX Congreso Internacional de Derecho Penal, lanzaba la idea de establecer el pecado de “Ecocidio” refiriéndose a él como “la pérdida, daño o destrucción de ecosistemas de un territorio determinado”, a la vez que instaba a la comunidad internacional a reconocer esta categoría como crímenes contra la paz, de los que culpa a “los más poderosos”. Y, díganos: ¿a quién sirve usted?

Por tanto, estamos ante un discurso «jesuiticomunista» de “teología de la liberación”, adornado por la constante denuncia a las corporaciones internacionales, los ricos, los gobiernos que provocan el calentamiento global… y a toda esa pléyade de “privilegiados” que manejan el mundo. Pues, señor mío, tal vez convenga que empiece a desligarse de su amor por la ONU (a la que pide obedezcamos sus masónicos designios) o a la UNESCO (con la que está pergeñando una agenda de “nueva educación” mundial).

Todos sabemos que, de estos organismos al servicio del mal, emanan las legislaciones de todos los países del mundo en relación a las aberrantes leyes de género, la tolerancia y adhesión al lobby LGBT, la oprobiosa, manipuladora y destructiva educación infantil, el respeto a las religiones bastardas, a la inmigración indiscriminada, al satanismo practicante, a los cambios de sexo gratuitos, a las leyes contra Dios y sus fieles, a las exhumaciones ilegales de sus hijos, a la discriminación y amordazamiento de sus defensores, al encubrimiento de pedófilos, pederastas, prostitución, trata humana, redes de venta de armas y narcóticos y, en fin, a cualquiera de las múltiples manifestaciones del maligno en la Creación.

Pero ante todo eso, el argentino mantiene un silencio sepulcral, al menos en denunciarlo y combatirlo abiertamente… cual es la obligación del Vicario de Cristo.

Asimismo, mantiene que “la fe nos hace andar caminos tortuosos, pero la fuerza del Espíritu y la compañía de Cristo doblará las fuerzas del mal “, lo cual es encomiable, si no fuera porque, momentos antes, también afirmó que “el señor nos llama a colaborar en la construcción de la Historia”, de lo que se desprende que debemos amoldarnos a los tiempos históricos, no a la tradición inmutable, por muy tortuosos que sean los caminos que se nos impongan. Precisamente el Espíritu, Francisco, es el que nos mantiene inamovibles en la fe y la Santa Tradición que usted abomina.

Lo dicho, una de cal y otra de arena en este reinado de la confusión y la doblez.

Verdaderamente, Francisco, ya nada nos sorprende tu discurso, ya no causa estupor en los tibios, porque ellos son de tu jauría, ni en los fieles remanentes, porque son iluminados por la Sagrada Misericordia de Dios y te conocen, ni siquiera en los demonios que conviven tan cerca de ti y de todos nosotros, porque ellos buscan subyugarte aún más y en su sangrienta voracidad y en la desesperación del condenado, no se detendrán hasta que regresen al Abismo del que proceden.

Y saben que les queda muy poco tiempo. De ahí sus prisas y burdos atropellos contra la Divina Creación y contra su máxima expresión: el HOMBRE.

PAZ y BIEN.

Ricardo Manuel Muñoz Gómez

21 noviembre ‘19

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2 Comments

  • Está escrito que el diablo ha de engañar a los que NO quieren OBEDECER a Dios.
    2ª Tesalonicenses 2 y Apocalipsis 13:
    ¿Porque permite Dios este engaño del anticristo y de su falso profeta o falso papa?
    Para que se condenen todos aquellos que rechazaron a Cristo que los habría salvado…
    Pero los católicos verdaderos sabemos que tenemos que Obedecer a Dios antes que a los hombres, (Hechos 5,29). Por encima de toda autoridad civil y eclesiástica. Quien no cumpla con esta frase bíblica, se encontraría en la falsa obedicencia.
    Se pueden distinguir tres clases de obediencia:
    la suficiente para la salvación, de quien obedece en lo que está obligado.
    la perfecta, de quien obedece en todo lo lícito.
    la indiscreta o ilícita, de quien obedece también en lo ilícito».
    Practiquemos con celo las dos primeras, mas Dios nos libre de la falsa obediencia.
    Si quien gobierna o mejor dicho, quien desgobierna la Iglesia está fuera de ella por varios motivos, sobre todo por hereje, debemos entender que no tiene autoridad ninguna sobre los católicos, porque él no es católico. ¿O es que ahora nos vamos a regir por las apariencias? ¿Porque lleva bata blanca y le llaman papa ya lo es? Los católicos nos regimos por la Palabra de Dios, que nos insta a obedecer al Papa legítimo B-XVI, porque es quien ha guardado el depósito de la fe.
    Non Nobis.

  • Dn. Ricardo Manuel, me Adhiero a cada una de sus palabras. Esta es la dolorosa pasión de la Iglesia, del Remanente fiel. El Señor es bueno con nosotros, nos purifica y nos «guarda como a la niña de sus ojos», porque ya nos había dejado bien pertrechados para estos momentos calamitosos y los que se avecinan: sacramentos, santo Rosario, mucha oración y penitencia y así, preparados nos espera en su Reino. Con ellos y bajo el amparo de María Santísima, nuestra tierna Madre, estaremos en buen refugio, y no temeremos el mal, aunque tengamos que dar la vida por Cristo y su verdadera Iglesia. Solo una cosa rechazo de su escrito, sé que es un término de cortesía y un estilo, pero este hombre no merece que le llame «señor mío». Líbranos, oh Dios, que este Judas sea señor nuestro.
    ¡¡Viva Cristo Rey, Viva María Santísima!!

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