Hermanos:
Celebramos con alegría la fiesta del Apóstol Santiago hermano de Juan. Aparece en los Evangelios en el grupo de los primeros cuatro discípulos que fueron llamados por el Señor. Sabemos su oficio: era pescador como su hermano Juan y ambos eran hijos de Zebedeo.
La vocación es un llamado de Dios, es Él que toma la iniciativa. Jesús bordea el mar de Galilea y los ve arreglando las redes; los llama para que lo sigan. Vemos ya desde el comienzo una actitud en estos dos hermanos, la prontitud para la respuesta: «Dejando las redes y a su padre Zebedeo, lo siguieron».
Dejan sus seguridades, lo que les daba el sustento diario, lo que habían escogido para hacer todos los días. No lo piensan dos veces y se alzan para seguir al Señor. Será todo un proceso de aprendizaje. El Señor sabe que tendrá que tener tanta paciencia e irlos formando poco a poco.
Seguramente tenían mucho entusiasmo pero en su interior muchas cosas a las que morir. A medida que vamos avanzando en la lectura del Evangelio van saliendo a la luz las actitudes de lo cada uno de los apóstoles que el Señor había escogido. Hoy nos centraremos en Santiago.
Los llamaban junto con su hermano, hijos del trueno. Esto nos hace pensar en su temperamento fogoso. En una ocasión porque no los recibieron en un pueblo de Samaría al enterarse que se dirigían a Jerusalén, se enojaron de tan manera que querían que cayera una rayo del cielo para que los fulminara a todos. Fueron esos momentos en los que el Señor los tuvo que reprender.
Son momentos en los que nos tenemos que mirar a nosotros mismos porque muchas veces somos así cuando no somos tolerantes con los demás. No podemos ser tolerantes con los errores doctrinales ni con el pecado, pero cuando vemos que un hermano está equivocado en el camino, lo tenemos que corregir fraternalmente como nos lo sugiere el Evangelio y orar por ellos.
El Señor tiene misericordia con nosotros cuando reconocemos nuestros pecados y le damos a Él todo el gobierno de nuestra vida.
En la segunda lectura de hoy de San Pablo a los Corintios nos recuerda que llevamos la gracia de Dios en vasijas de barro. Por eso tenemos que estar siempre en la presencia del Señor en oración para tener la fuerza de combatir contra los ataques del demonio.
Pero no sólo tenían un temperamento fuerte sino que también buscaban honores humanos. Al igual que los demás judíos esperaban un mesías guerrero al estilo del rey David, que liberara al pueblo del yugo de los romanos. Por eso hacen la petición de los primeros puestos.
En el Evangelio de hoy es la madre que hace la petición a Jesús, pero hay otro Evangelista que los presenta a los hermanos Santiago y Juan haciendo la petición. El Señor no ofrece esos puestos pero si les pregunta si son capaces de beber el cáliz que Él está próximo a beber. Ellos responden con entusiasmo diciendo que son capaces. A veces nosotros respondemos al Señor con mucho entusiasmo sin medir el alcance de nuestras palabras y promesas. Sabemos que realmente cuando maduraron su vocación dieron la vida por el Maestro. Santiago fue el primer mártir del grupo de los doce y Juan aunque la tradición nos dice que murió siendo anciano, pues fue perseguido y desterrado a la isla de Patmos. Permaneció fiel al Señor hasta el final.
Santiago tuvo el privilegio de estar presente en algunos momentos íntimos de la vida del Señor. En la Transfiguración en el Monte Tabor, en la resurrección de la hija de Jairo y en la hora de la prueba en el Huerto de los Olivos cuando el Señor estaba experimentando la angustia de la proximidad de la muerte. Seguramente el Señor le permitió la experiencia del Tabor para que tuviera fuerzas de no sucumbir ante el sufrimiento de Jesús en Getsemaní.
Santiago también aparece en el grupo restringido que vio el último milagro de Jesús resucitado en el lago de Galilea, la pesca milagrosa.
Fue asesinado en Jerusalén por orden del rey de Judea Herodes Agripa I hacia el año 42.
Del Evangelio no podemos deducir que Santiago haya estado en España pero la tradición así lo enseña.
España profesa un gran amor y veneración a este santo apóstol. Felicitaciones España!!!
Padre Elías