Entre las cartas del papa Pacelli el informe seco y notarial de cuanto el Pontífice vio durante la vigilia de la proclamación del dogma de la Asunción, en 1950: el globo solar giraba tal como sucedió durante la última de las apariciones portuguesas.
Hasta hace pocos años era un evento conocido pero sin un fundamento documental. En 1950, poco antes de proclamar el dogma mariano de la Asunción de María con su cuerpo al cielo al momento de la muerte, el último de l dogmas proclamados por la Iglesia Católica, Pío XII asistía a un hecho extraordinario. Mientras paseaba en los jardines vaticanos vio más veces el mismo fenómeno ocurrido el 13 de octubre de 1917 al término de las apariciones de Fátima, cuando la multitud acudió junto a los tres pastores en una día lluvioso, de repente vieron girar el sol y acercarse: los presentes pudieron mirar fijamente esta extraña “danza” sin cegarse.
“Era el 30 de Octubre de 1959”, antevigilia del día de la solemne definición de la Asunción, explica Pío XII. El Papa se preparaba para proclamar dogma de fe lo que la Iglesia siempre había creído desde los primeros siglos, y esto era la Asunción en cuerpo al cielo de la Virgen al momento de la muerte. Lo hacía después de haber consultado al episcopado mundial, de acuerdo de manera unánime: sólo 6 de 1.181 respuestas habían manifestado alguna reserva. Hacia las 4 Hrs de aquella tarde, daba “el habitual paseo en los jardines vaticanos, leyendo y estudiando”. Pacelli recuerda que, mientras subía desde la plazoleta de la Virgen de Lourdes “hacia la cumbre de la colina, en el camino de la derecha que costea la gran muralla”, levantó los ojos por encima de las hojas. “Fui golpeado por un fenómeno, nunca hasta ahora visto por mi. El sol, que estaba aún bastante alto, aparecía como un globo opaco amarillento, rodeado en todo su entorno por un cerco luminoso”, que sin embargo de alguna manera no impedía fijarle la mirada “sin recibir la mínima molestia. Una nube muy ligera se encontraba delante”. “El globo opaco – continúa Pío XII en el apunte – se movía ligeramente hacia el exterior, ya sea girando, que colocándose de izquierda a derecha y viceversa. Pero al interior del globo se veían con toda claridad y sin interrupción, movimientos fuertísimos”.
El Papa da fe posteriormente, de haber asistido al mismo fenómeno al día siguiente, 31 de Octubre, y también el 1° de Noviembre, en el día de la definición del dogma de la Asunción; luego de nuevo el 8 de Noviembre. Después ya nada. Recuerda bien haber buscado “varias veces” en los otros días, a la misma hora y en condiciones atmosféricas similares, “mirar al sol para ver si aparecía el mismo fenómeno, pero en vano; no podía mirarlo ni siquiera por un instante, de inmediato quedaba deslumbrado”.
Es de hacer notar que el Papa no habla nunca del “milagro”, no se lanza a posibles interpretaciones. Pero ciertamente permanece impactado por la coincidencia. En los días siguientes, Pío XII hacía referencia del acontecimiento al que había asistido, “a pocos allegados íntimos y a un pequeño grupo de Cardenales (tal vez cuatro o cinco), entre los cuales estaba el Cardenal Tedeschini”. Este último, en octubre del año siguiente, 1951, debía ir a Fátima para clausurar las celebraciones del Año Santo. Antes de partir fue recibido en audiencia y había pedido al Papa poder citar en la homilía aquella singular visión del sol girando. “Le respondí: ‘déjalo, no viene al caso’. Pero él insistía – continúa Pío XII en el manuscrito – teniendo la oportunidad de tal anuncio, y yo entonces le expliqué algunos detalles del acontecimiento”. “Esta es, en términos simples y breves – concluía el Papa Pacelli – la pura verdad”. “Pío XII estaba muy convencido de lo real del fenómeno extraordinario, al cual bien había asistido unas cuatro veces”, testificó en su momento la hermana Pascalina Lehnert, la religiosa titular del apartamento papal.
El así llamado “milagro del sol”, como lo hemos recordado, se había verificado el 13 de Octubre de 1917 en Fátima, durante la última de las apariciones a los tres pastores. Así lo relató en su crónica el Sr. Avelino di Almeida, periodista laico y no creyente, enviado por el diario “O Seculo”, y testigo ocular: “Y se asiste entonces a un espectáculo único e increíble al mismo tiempo para quien no ha sido testigo… Se ve a la inmensa multitud voltear hacia el sol libre de nubes, en pleno día. El sol recuerda a un disco de plata descolorido, y es posible mirarlo directamente sin sufrir la mínima molestia. No quema, no deslumbra. Se diría que es un eclipse”.
Pío XII estaba muy ligado a Fátima: la primera aparición a los tres pastorcitos sucedió de hecho el 13 de Mayo de 1917, el mismo día en que Pacelli era consagrado arzobispo en la Capilla Sixtina. Está certificado que Pío XII y la vidente Sor Lucía Dos Santos, permanecieron siempre en contacto, y el Pontífice, en el último año de su vida, conservará el texto del Tercer secreto de Fátima en su apartamento. Quien mantuvo el contacto directo entre Lucía y el Papa fue la marquesa Olga Morosini Cavadal, la mujer que en 1977 acompañó al patriarca de Venecia, Albino Luciani, con la vidente de Fátima en el monasterio de Coimbra: “Varias veces – declaró la marquesa en el proceso de beatificación de Pacelli – transmití mensajes del Santo Padre para Sor Lucía, y de esta a él, pero como prometí nunca revelar nada a quien quiera que sea, no me siento autorizada para hacerlo ahora”. [Fonte]
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Nota de Chiesa e post concilio.
Pío XII es llamado también “El Papa de Fátima”.
Entre otras cosas, fue consagrado obispo en la Capilla Sixtina por Benedicto XV, justo el 13 de Mayo de 1917. Día doblemente bendito entonces.
Traducción de Como Vara de Almendro
http://chiesaepostconcilio.blogspot.mx/2017/05/pio-xii-e-fatima-lappunto-segreto-sul.html