En este Tiempo Pascual, es hermoso el mensaje de fuerza que nos llega a través del relato de los Hechos de los Apóstoles. Es como el alimento que necesitamos en momentos de gran debilidad. Estamos viviendo momentos de infinita persecución. Necesitamos estar fuertes y bien alimentados en nuestros espíritus.
Por este motivo, compartimos esta homilía llena de claridad y valentía, cuyas palabras nos exhortan a no decaer y a permanecer fuertes en la batalla contra las fuerzas del mal. Damos las gracias al padre Custodio por la fuerza y el alimento de sus exhortaciones, pues hacen un gran bien a nuestras almas. Ellas son agua en el desierto, maná que sacia nuestros débiles espíritus cansados de tanta lucha y de tanto dolor.
¡Dios bendiga a los sacerdotes fieles en este tiempo de gran apostasía! Conocemos a muchos de ellos que a diario se ofrecen por sus ovejas con su vida y su sacerdocio, como Cristo. Oramos por ellos, oramos por los que ejercen su ministerio con fidelidad en medio de grandes pruebas y sufrimientos, en medio de burlas y de desprecios, en medio de descréditos y calumnias. Ellos son los sacerdotes que nos dan a Cristo, que nos devuelven la gracia santificante con el sacramento de la confesión. ¡No podemos fallarles! Todos los fieles orando por Los Hijos Predilectos de María Santísima.