Por Santa Teresa de Lisieux:
«Para amarte como Tú me amas, necesito pedirte prestado tu amor».
Durante el invierno 1896-1897, no queriendo que Sor Teresa del Niño Jesús pasase frío en los pies, nuestra Reverenda Madre Priora (Madre María de Gonzaga) exigía que se sirviese de un brasero, de modo que tuviera siempre un par de alpargatas calientes; pero ella no usaba de él sino por obediencia y gran necesidad, dejándolo extinguirse inexorablemente, con gran disgusto mío, cuando juzgaba que no hacía demasiado frío. «Las demás se presentarán en el cielo con sus instrumentos de penitencia, y yo con un brasero, me decía: pero sólo cuenta el amor y la obediencia…»
Santa Teresita del Niño Jesús