El pasado 1 de marzo, el cardenal Osoro se despachó con unas declaraciones que nos dejaron a más de uno y de dos con los ojos como platos al referirse a la huelga feminista que se celebra hoy, 8 de marzo.
Él dijo:
«Lo comprendo. Hay que defender sus derechos. Lo haría también la Virgen» asegurando que «comprende» a las mujeres que secundarán la ‘huelga feminista’ del día de hoy, Día Internacional de la Mujer, para denunciar desde la brecha salarial hasta la precariedad laboral, porque «hay que defender sus derechos» y se ha mostrado convencido de que hasta «la propia Virgen María lo haría».
¡Qué tristeza escuchar a este prelado hablando con tanta ligereza sobre «lo que hubiera hecho o no la Santísima Virgen María»! Y no es para menos. Porque la Virgen, según Osoro, hoy estaría manifestándose por las calles y se habría negado a hacer nada de nada, no habría dudado en exigir los «derechos» que hoy las mujeres han salido a reivindicar a las calles, entre los que cuales está el del aborto libre y el poder decidir «sobre su cuerpo». La propia reina Letizia ha cancelado su agenda para dedicarse a hacer lo que dice Osoro que hubiera hecho María. ¿Se imaginan a María como a doña Letizia o como a cualquier otra mujer manifestante y en huelga de brazos caídos? Me pregunto: ¿Este pobre hombre, sabe lo que dice?
Hace unos días publicamos un artículo donde nos quejábamos de los obispos secesionistas en Cataluña. Al igual que a ellos se lo decimos a Osoro: ¡Han perdido el norte, monseñor! ¡Por favor, deje a la Virgen tranquila y hable coherentemente! ¡Hable por su boca y no por la boca de todos los que amamos y honramos a María y no mezcle las cosas! Y si le gusta la política, haría bien en abandonar su cargo eclesiástico y marcharse a hacer política para dejar de escandalizar al pueblo de Dios. Es muy fácil ponerse a hablar por hablar y decir lo que haría o dejaría de hacer la Virgen, el Señor o los santos del Cielo. Pero eso es una opinión suya, totalmente subjetiva y de la cual muchos católicos hemos sentido vergüenza ajena. Sí, monseñor: ¡VERGÜENZA AJENA!
Estas palabras requieren reparación, hermanos. No podemos imaginarnos una Virgen sindicalista, defensora de pseudoderechos, defensora de inmoralidades que van contra la ley de Dios. Eso es blasfemo. Precisamente, María, la mujer que obró desde el silencio, la que guardaba las cosas en su corazón y desde su corazón obraba prodigios de amor, esos prodigios que son los que realmente cambian el mundo. Se hace más desde el silencio de la oración, que desde la batalla de las huelgas. ¿De qué sirven huelgas, si nos falta amor, amor de Dios? ¿De qué sirven las reivindicaciones si se hacen desde el odio y desde una exigencia mal entendida? De nada. No sirven más que para incentivar todo lo contrario de lo que la Virgen fue. Sirven para manipular las mentes de las masas que piensan que hombres y mujeres deben ser iguales en todos los aspectos, cuando sabemos que no lo son. Y no estoy diciendo que la mujer sea despreciada, o se infravalore su trabajo. Precisamente lo contrario. Todos tenemos una misión y un puesto en la sociedad, hombres y mujeres y precisamente si nos fijáramos más en María, otro gallo cantaría . El ejemplo más grande de amor de una creatura desde el principio hasta el final de los tiempos fue dado por una mujer. Mujer que como madre y esposa llegó a sublimarse en obediencia, humildad y servicio desinteresado. María es la persona más hermosa y la que encarna en sí todas las virtudes humanas y espirituales, la que más enaltece al sexo femenino. Ella nunca exigió nada, al contrario: «He aquí la esclava del Señor… » Una sociedad que pusiera en el candelero a María, dejaría a la mujer en el punto exacto de la dignidad que toda mujer representa. No es poco el ser madre. No es poco el ser esposa. No es poco ser íntegramente mujer, con todas sus consecuencias. Y no hay mujer más excelsa que María. ¿A qué sacarla, pues, a colación, en este asunto con esas palabras tan desafortundadas? Pregunto, por tanto: ¿Leerá Osoro el mismo Evangelio que leo yo, o que leen nuestros estimados lectores?
Pues bien; es curioso que ese sector de mujeres que en principio tendrían que haber «agradecido» a Osoro por declararse en pro de la huelga de hoy y por la «defensa de los derechos de la mujer», haya protagonizado el acto vandálico de pintar dos iglesias en Madrid con consignas en pro del aborto, la igualdad y el respeto. ¿Es que no salió Osoro como «representante de la Iglesia» en su favor? Y es que realmente, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. O lo que es lo mismo. Aunque Osoro haya querido acercarse «paternalmente» a este sector para atraerse sus parabienes, ellas saben bien que no se puede conciliar una cosa con otra y que la Virgen no es plato de buen gusto para las feministas de turno, que en nada se parecen a la Madre de Dios. ¡Potente lección para el cardenal! Y es que, en este caso se cumple el refrán: «el perro muerde la mano de aquel que le da de comer.» Ojalá que la próxima vez, aunque solo sea por no hacer el ridículo, monseñor no se meta en camisas de once varas.
Pidamos a nuestra Madre del Cielo que nos perdone, que perdone a estos ministros que mejor harían callando y orando, en lugar de injuriar lo más santo y escandalizar al pueblo de Dios.
Montse Sanmartí.
¡Qué tristeza escuchar a este prelado hablando con tanta ligereza sobre «lo que hubiera hecho o no la Santísima Virgen María»! Y no es para menos. Porque la Virgen, según Osoro, hoy estaría manifestándose por las calles y se habría negado a hacer nada de nada, no habría dudado en exigir los «derechos» que hoy las mujeres han salido a reivindicar a las calles, entre los que cuales está el del aborto libre y el poder decidir «sobre su cuerpo». La propia reina Letizia ha cancelado su agenda para dedicarse a hacer lo que dice Osoro que hubiera hecho María. ¿Se imaginan a María como a doña Letizia o como a cualquier otra mujer manifestante y en huelga de brazos caídos? Me pregunto: ¿Este pobre hombre, sabe lo que dice?
Hace unos días publicamos un artículo donde nos quejábamos de los obispos secesionistas en Cataluña. Al igual que a ellos se lo decimos a Osoro: ¡Han perdido el norte, monseñor! ¡Por favor, deje a la Virgen tranquila y hable coherentemente! ¡Hable por su boca y no por la boca de todos los que amamos y honramos a María y no mezcle las cosas! Y si le gusta la política, haría bien en abandonar su cargo eclesiástico y marcharse a hacer política para dejar de escandalizar al pueblo de Dios. Es muy fácil ponerse a hablar por hablar y decir lo que haría o dejaría de hacer la Virgen, el Señor o los santos del Cielo. Pero eso es una opinión suya, totalmente subjetiva y de la cual muchos católicos hemos sentido vergüenza ajena. Sí, monseñor: ¡VERGÜENZA AJENA!
Estas palabras requieren reparación, hermanos. No podemos imaginarnos una Virgen sindicalista, defensora de pseudoderechos, defensora de inmoralidades que van contra la ley de Dios. Eso es blasfemo. Precisamente, María, la mujer que obró desde el silencio, la que guardaba las cosas en su corazón y desde su corazón obraba prodigios de amor, esos prodigios que son los que realmente cambian el mundo. Se hace más desde el silencio de la oración, que desde la batalla de las huelgas. ¿De qué sirven huelgas, si nos falta amor, amor de Dios? ¿De qué sirven las reivindicaciones si se hacen desde el odio y desde una exigencia mal entendida? De nada. No sirven más que para incentivar todo lo contrario de lo que la Virgen fue. Sirven para manipular las mentes de las masas que piensan que hombres y mujeres deben ser iguales en todos los aspectos, cuando sabemos que no lo son. Y no estoy diciendo que la mujer sea despreciada, o se infravalore su trabajo. Precisamente lo contrario. Todos tenemos una misión y un puesto en la sociedad, hombres y mujeres y precisamente si nos fijáramos más en María, otro gallo cantaría . El ejemplo más grande de amor de una creatura desde el principio hasta el final de los tiempos fue dado por una mujer. Mujer que como madre y esposa llegó a sublimarse en obediencia, humildad y servicio desinteresado. María es la persona más hermosa y la que encarna en sí todas las virtudes humanas y espirituales, la que más enaltece al sexo femenino. Ella nunca exigió nada, al contrario: «He aquí la esclava del Señor… » Una sociedad que pusiera en el candelero a María, dejaría a la mujer en el punto exacto de la dignidad que toda mujer representa. No es poco el ser madre. No es poco el ser esposa. No es poco ser íntegramente mujer, con todas sus consecuencias. Y no hay mujer más excelsa que María. ¿A qué sacarla, pues, a colación, en este asunto con esas palabras tan desafortundadas? Pregunto, por tanto: ¿Leerá Osoro el mismo Evangelio que leo yo, o que leen nuestros estimados lectores?
Pues bien; es curioso que ese sector de mujeres que en principio tendrían que haber «agradecido» a Osoro por declararse en pro de la huelga de hoy y por la «defensa de los derechos de la mujer», haya protagonizado el acto vandálico de pintar dos iglesias en Madrid con consignas en pro del aborto, la igualdad y el respeto. ¿Es que no salió Osoro como «representante de la Iglesia» en su favor? Y es que realmente, aunque la mona se vista de seda, mona se queda. O lo que es lo mismo. Aunque Osoro haya querido acercarse «paternalmente» a este sector para atraerse sus parabienes, ellas saben bien que no se puede conciliar una cosa con otra y que la Virgen no es plato de buen gusto para las feministas de turno, que en nada se parecen a la Madre de Dios. ¡Potente lección para el cardenal! Y es que, en este caso se cumple el refrán: «el perro muerde la mano de aquel que le da de comer.» Ojalá que la próxima vez, aunque solo sea por no hacer el ridículo, monseñor no se meta en camisas de once varas.
Pidamos a nuestra Madre del Cielo que nos perdone, que perdone a estos ministros que mejor harían callando y orando, en lugar de injuriar lo más santo y escandalizar al pueblo de Dios.
Montse Sanmartí.
Querida Montse, lo has dicho todo!! Agrego mi opinion. Que por tanto que se le dio a este tal Osoro, sino se arrepiente cuando se muera y sienta un «calorcito» se va a enterar cuan grande fue la pata que metio.
Muy bien escrito Monserrat. Lo que la Santísima Virgen les hubiera dicho a estas mujeres es: «Haced todo lo que El os diga» (Jn 2:5). Y en este caso creo que Nuestro Señor les hubiera dicho: «no resistáis al mal; antes bien, al que te abofetee en la mejilla derecha ofrécele también la otra: al que quiera pleitear contigo para quitarte la túnica déjale también el manto; y al que te obligue a andar una milla vete con él dos. A quien te pida da, y al que desee que le prestes algo no le vuelvas la espalda». Y también creo que pudiera haberles dicho: «Trabajad no por la comida que perece, sino por la comida que a vida eterna permanece, la cual el Hijo del hombre os dará; porque a éste señaló el Padre, que es Dios». Porque, «de que le vale al hombre ganar el mundo y perder su alma».
Lamentablemente a muchos de los sacerdotes de hoy les cuesta una enormidad hablar del Evangelio, prefieren la teología de la liberación.
Gracias Montse por Defender la Santidad y Pureza de la Santísima Inmaculada Virgen María y la Doctrina Católica de los Santos Evangelios de N.S. Jesucristo, por y para bien de la salvación eterna de las almas. Dios y la Santísima Virgen te lo premiarán enormemente. Que ellos te bendigan y guarden a todas las almas para el Cielo.
Un abrazo en los Sagrados Corazones de Jesucristo y la Santísima Virgen María.
¡AL FINAL MI CORAZÓN INMACULADO TRIUNFARÁ!
¡VEN, SEÑOR JESÚS!
Saludos Montse, como decía el Santo Cura de Ars, ¡Malditos respetos humanos, cómo llevan de almas al Infierno!