Una de las cosas más gratificantes de ser parte de esta página es la de la correspondencia que recibimos diariamente, y a la que, sin engañarnos, a veces es difícil dar pronta respuesta, pues somos una web sin recursos económicos y los mismos que escribimos, editamos y respondemos a los correos. Pero realmente es una alegría ver como muchas personas han descubierto la verdad a través de lo que aquí compartimos, que no es más que plasmar con total objetividad lo que sucede en nuestra amada Iglesia católica.
Pues bien. He recibido el siguiente correo de un sacerdote agradecido y que no encontraba apoyo ni sosiego entre sus hermanos sacerdotes ni en su lugar de apostolado. Él se muestra agradecido y acompañado al ver lo que nuestra página lo publica, al igual que muchos hermanos en la fe. Hoy no puedo ni quiero dejar de compartir este correo con todos ustedes. Me lo manda tras leer el último artículo, publicado de nuestro estimado Antonio José Sánchez Sáez, publicado ayer, sobre la demolición de la Eucaristía, tema sobre el que nos viene ilustrando últimamente con mucho interés y no sin preocupación, a la vista de los acontecimientos que con tanta velocidad se vienen sucediendo. El tema de la Eucaristía nos tiene a todos sumamente preocupados y Antonio José se ha ha informado en estos últimos años en profundidad, y ahora en este último tiempo ha estado recavando mucha información. Aquí pueden leer el artículo que nos parece desgarrador: https://comovaradealmendro.es/2017/11/francisco-firma-una-declaracion-conjunta-los-luteranos-la-expresa-intencion-negociar-la-eucaristia-la-misa/
La carta de este sacerdote dice lo siguiente:
¡Apreciada Montserrat! ¡Qué difícil es contener la indignación frente a tanta falsedad! ¡Y todo se está haciendo a la luz del día!
La Iglesia está como muerta, o más bien paralizada, mientras sus enemigos la están despedazando.
Reacciones aquí y allá muestran que la Iglesia todavía tiene miembros vivos, pero son muy débiles para parar esta carnicería.
Quizás ha llegado el tiempo de tener que aceptar la verdad y reconocer que nuestra Iglesia desde hace tiempo está gravemente enferma.
Yo pensaba: “cuando se sepa lo que están haciendo, va a haber reacción, nadie va a tolerar esto”, pero no, no hay reacción, al contrario, hay indiferencia, insensibilidad, como en un cuerpo gangrenado.
Cuando estudiaba en Roma, fui invitado por la parroquia de Alemania que patrocinaba mi parroquia, cuando yo era misionero en Perú, a pasar diez días con ellos y aprovechar para dar información sobre mi misión en los Andes peruanos.
Fueron días para mi de un escándalo tras otro. Yo venía de Roma, en esos tiempos gloriosos en que el Papa era Juan Pablo II.
El peor escándalo para mí fue cuando vi que Luteranos y Católicos alternaban, un domingo en una iglesia, el siguiente en otra, participando de la comunión luterana los católicos y de la Sagrada Comunión los luteranos.
No había nada planeado; elegían la iglesia ese domingo como nosotros podemos elegir un restaurant.
Yo estaba hospedado en la casa de un matrimonio (sin hijos) que era el contacto conmigo cuando yo estaba en Perú. La hermana de este señor era catequista y no sabía distinguir (o no quería) entre la ceremonia luterana y la católica. Para ella no había Misterio en la Santa Misa.
Esto fue hace más de 20 años; es decir que la confusión en Alemania ya era normal ¡más de veinte años atrás!
Y es en esa atmósfera herética donde nuestro desafortunado Francisco estudió no sé cuanto tiempo, pero lo suficiente para contagiarlo, o más bien para empeorarlo, porque nunca fue “trigo limpio”…….
Pues creo que está todo dicho. Más y más sacerdotes y laicos se unen, o mejor, el Señor y su santísima Madre los reúnen y otros despiertan y seguirán despertando con el favor de Dios, porque cuando tocan lo más sagrado que tiene un católico, la Eucaristía, o saltas o no eres católico. ¿Está claro, verdad?
Montse Sanmartí
Pongo a este sacerdote santo en mis oraciones diarias y en las de mis hijos que Dios lo bendiga, lo gue, lo consuele, lo fortalezca y nos alimente con la Eucaristia.
Normal del Concilio VII llevado a la practica laicista y espiritualista burguesa de egos-mundi. Pocos, muy pocos, reales sacerdotes quedan ya. Más sacerdotes laicos (algunos) valdrán que los presuntamente consagrados postconciliares, como el mismo Paco1 jesuitas, p.e.
Gracias a Dios aquí en Colombia tenemos dos sacerdotes que defienden la tradición catolica y la Santa Misa en latin,ruego a Dios para que tantos buenos sacerdotes que hay se unan a la defensa de nuestra religión catolica