El cardenal Roberth Sarah, prefecto de la Congregación para el Culto Divino, toma posición de manera muy clara sobre el tema de la castidad, de la homosexualidad y de la fe desbaratando el libro del jesuita Martin. Reafirma que la verdadera acogida está fundamentada en la castidad y en la advertencia de la naturaleza pecaminosa de las relaciones homoeróticas: y esta es la misión pastoral de la Iglesia que ama a sus hijos. Una losa sobre la actualmente desenfrenada homoerejía.
Il fumo di Satana – Marco Tosatti – (02-09-2017)
El cardenal Roberth Sarah, prefecto de la congregación para el Culto Divino, toma posiciones de manera muy clara sobre el tema de la castidad, la homosexualidad y la fe. Lo hace con un artículo de opinión escrito por el Wall Street Journal, y se refiere en particular al libro del jesuita James Martin, ferviente propagandista de los «derechos» de las personas homosexuales dentro de la Iglesia. Martin, que es también director de la revista progresista de los jesuitas America, y nominado también en el abril pasado consultor del Secretariado Vaticano para las Comunicaciones, de quien era presidente mons. Dario Viganò, que evidentemente comparte la sensibilidad de Martin hacia esta problemática.
.El título del editorial del card. Sarah es claro: «Cómo los católicos podemos dar la bienvenida a los creyentes LGTB». Y la respuesta es que la acogida es posible según la luz de la enseñanza moral de la Iglesia. «Como una madre, la Iglesia busca proteger a sus hijos del daño del pecado, como expresión de su caridad pastoral», recuerda el purpurado. La atracción hacia personas del mismo sexo no es necesariamente pecaminosa, escribe Sarah, pese a que «está en desacuerdo con la naturaleza humana»; pero las relaciones homosexuales, en cambio, «son gravemente pecaminosas y dañan el bienestar de cuantos toman parte en ellas». El cardenal Sarah recuerda que la Iglesia tiene el deber de la sinceridad: «Las personas que se identifican como miembros de la comunidad LGTB tienen derecho a esta verdad en la caridad, en particular por parte de los sacerdotes que hablan en nombre de la Iglesia sobre este tema difícil y complejo».
La responsabilidad de parte de los sacerdotes en este campo es grande. «Aquellos que hablan en nombre de la Iglesia deben ser fieles a la enseñanza inmutable de Cristo, porque es solo viviendo en armonía con el diseño creativo de Dios cuando las personas verdaderamente encuentran una profunda y duradera realización». Uno de los problemas que se presentan en este campo es aquel de las relaciones sexuales. El cardenal Sarah subraya la experiencia de hombres y mujeres que sienten atracción hacia personas de su mismo sexo, pero evitan el tener encuentros, en obediencia al Evangelio. Existen asociaciones de homosexuales cristianos que se desempeñan en este camino ciertamente difícil; nos viene a la mente, por ejemplo Courage. El purpurado recuerda un libro salido recientemente en inglés, de Daniel Mattson: “Why I don’t call myself gay: how I reclaimed my sexual reality and found peace”( «Por qué no me llamo gay: cómo he redimido mi realidad sexual y he encontrado la paz»).
Escribe Sarah: «Estos hombres y mujeres son testimonio del poder de la gracia, la nobleza y la perseverancia del corazón humano, y la verdad de la enseñanza de la Iglesia sobre la homosexualidad». Continúa: » Su ejemplo merece respeto y atención, porque tienen mucho para enseñar a todos nosotros sobre como mejorar la acogida y acompañar a nuestros hermanos y hermanas en una auténtica caridad pastoral».
El libro de James Martin, que se titula Building a Bridge. How the Catholic Church and the LGBT community can enter into a relationship of respect, compassion and sensitivity (Construir un puente. Como la Iglesia católica y la comunidad LGTB pueden entrar en una relación de respeto, compasión y sensibilidad) es citado por el cardenal en términos de crítica: «El ponente repite la crítica común según la cual el catolicismo ha sido duramente crítico con la homosexualidad, descuidando la integridad sexual entre sus seguidores.» Está de acuerdo con Martin en que no debe haber un doble estándar, para los hetero y para los homo: «Para quien no está casado- independientemente de sus atracciones- la castidad fiel impone abstenerse del sexo». «Puede parecer un objetivo alto, especialmente hoy. Pero sería contrario a la sabiduría y a la bondad de Cristo pedir alguna cosa que no se pueda conseguir.» Martin ha reaccionado diciendo que su libro «no es de teología moral, no es un libro sobre moral sexual de las personas LGTB. Es una invitación al diálogo y a la plegaria.
Marco Tosatti
Artículo original: Il fumo di Satana
Traducido por Montse Sanmartí para Como Vara de Almendro.
Estos merdosos mundanizados, prostituidos mundanos pro las merdas del populacho, quieren reventar la catolicidad, la que queda y la oficial, y revolcarse con todos estos demonios posmodernos, QUE FUE LA TRAMA DEL CONCILIO, gustese o no se guste admitir.
Sarah hace lo que puede, pero no todo lo que debe y se espera de su cargo. Le pasará cómo al cardenal Muller, que acabó en el paro.
En la contrarrelación del cardenal Sarah ( Sandro de Magister) y en relación con el tema liturgico que es de su competencia, y la posible «reconciliación», cómo él le llama, entre ambas Misas, dice: «Imbuidos por la enseñanza del motu propio de Benedicto XVI y CONFORTADOS POR LA AUDACIA del papa Francisco…?
Sarah se atreve con este Jesuita que sólo es un palmero de Bergoglio, pero no con el Jefe, al que califica de audaz y parece confortarle…
Sarah es el mismo que nos habla de la devoción de Francisco cuando celebra la Santa Misa, algo que sólo está en su imaginación…
En realidad, este hombre tampoco ha comprendido que con Bergoglio no hay medias tintas: » estás con él o contra él…»
Esta frase, es el negativo de lo que nos dijo el Señor y que Bergoglio se ha apropiado para si.
Ahora quién alcance a comprender, comprenda… Sarah también será «misericordiado» a su tiempo a pesar de su famoso «silencio».