Stilum Curiae 13 junio 2017
Hace muchos años, décadas inclusive, que esto no ocurría.
Los cardenales que consultamos al respecto, así como a otros avezados exponentes curiales, se encuentran humanamente convencidos que este recurso no se aplicó durante el reinado de Benedicto XVI y mucho menos en el largo pontificado de San Juan Pablo II.
Por consiguiente se hace necesario volverse a Pablo VI, quien falleció en 1978.
Nos referimos a la carta impulsada por la Secretaría de Estado, probablemente impulsada por el Papa y bajo el impulso de -¿quién? de algún experto curial con certeza- uno de sus consejeros, tal vez algún imitador de Laurenti Beria, fue quien envió las cartas a los cardenales romanos.
Este es el texto que circula desde ayer en la web:
A las Eminencias Reverendísimas Cardenales residentes en Roma – 31 de mayo de 2017
Eminencia:
Una noble tradición ha impulsado siempre a los confraternos cardenales residentes en la «Urbe» a señalar al Santo Padre por intermedio de la Secretaría de Estado, la duración de su ausencia de Roma y la localización de su estadía.
Recientemente el Papa Francisco ha solicitado al Decano del Colegio Cardenalicio de hacer recordar fraternalmente a cada uno de los Cardenales lo oportuno de continuar con dicha práctica, más aún en el caso de una prolongada ausencia de Roma.
Por mi parte cumplo gustosamente tan venerado encargo, seguro de la misma consideración que daréis a dicho encargo.
Aprovecho la ocasión para saludarles cordialmente y augurarles todo tipo de bien.
+ Cardenal Angelo Sodano
Algunas reflexiones son obligatorias.
La primera: era una precaución que podía haber tenido sentido en las épocas en que no existían el internet, los teléfonos celulares y todos los demás medios de comunicación que convirtieron nuestra existencia en un presente continuo.
Lo mismo que cuando no existían los vuelos transcontinentales como ahora que en pocas horas pueden transportar a la Ciudad Eterna…
Y a fin de cuentas si se tratase de un pontífice que se vale permanentemente de los consejos de sus purpurados romanos se podría pensar: es ansioso, no quiere privarse de un encuentro con -por ejemplo- Burke, o más bien Sarah, para tener sus opiniones sobre problemas acuciantes. Pero no parece ser ese el caso.
Los prefectos de las congregaciones tienen dificultades para obtener una audiencia; en cuanto a Burke se refiere, había solicitado una audiencia hace meses, hasta ahora sin éxito alguno… En resumen, por lo que respecta a decisiones, trabajos, iniciativas, sean o no de purpurados romanos, ocurre exactamente lo mismo. Tal vez el Pontífice quiere hacer un anuncio particularmente grave en el período de vacaciones y quiere una platea noble y numerosa. Si no fuera así ¿qué interés puede tener el Sumo Pontífice en saber si un cardenal se encuentra en las aguas de Fiuggi o Montecatini? Ninguno. En resumen, desde el momento en que la perplejidad, particularmente frente a la exhortación Amoris Laetitia, que es una herida abierta y sangrante en la Iglesia, merece conferencias, reuniones, encuentros, seminarios, y cosas así. que son expresadas y manifestadas, tal vez haya algún interesado en controlar todo por anticipado. Querríamos estar equivocados, pero ya la atmósfera y los protagonistas justifican plenamente ciertas sospechas. Veremos si alguna conferencia vendrá a ser imprevistamente cancelada…
Marco Tosatti
Traducido para Como Vara de Almendro por Alfredo Friedmann
Artículo original ver aquí