Marco Tosatti-Stilum Curiae-9 junio 2017
En los últimos días la Conferencia Episcopal polaca, reunida en Zakopane, en las montañas de Tatra, decidió por unanimidad que en base a la Amoris Laetitia los divorciados que no vivan como hermano y hermana no pueden recibir la eucaristía. Aquí encontrarán los detalles de la decisión, en Nuova Bussola Quotidiana
Con esta decisión, la primera de este tipo por parte de una conferencia episcopal, se oficializa un estado de crisis en la Iglesia Católica que sólo una palabra clara de quién está facultado a darla institucionalmente – el Papa – puede resolver.
Probablemente la razón la tiene el papa Bergoglio en su tesis de que el tiempo es superior al espacio, y que los procesos han comenzado a causa de situaciones estáticas. Pero, por desgracia, esto es cierto para todos los procesos; y en este caso tenemos una división que acentúa el tiempo, en lugar de solucionarlo.
Anteriormente hemos tenido algunos grupos de obispos – como los de Kazajstán, o Alberta y los Territorios del Noroeste que han decidido, en base a la Amoris Laetitia, que la Eucaristía no se puede dar a las personas que viven con un cónyuge more uxorio mientras que el primer matrimonio es válido, y el primer cónyuge aún viva. Y hemos tenido una serie de obispos que han decidido avanzar en esa dirección en su propia diócesis.
Pero esta decisión de la Conferencia Episcopal polaca es una decisión importante. La polaca es una Iglesia viva y pujante, a diferencia de otras de Europa occidental (léase Bélgica y Alemania) que han hecho germinar semillas bien empapadas de las iglesias reformadas, de forma semioculta . Y ese es el deseo. Perseguir a los fieles con una campaña de ofertas basadas en el espíritu de la cultura dominante. ¿Por qué es esta la Iglesia de la que salió el último papa santo de la historia, y que ha forjado – junto con Benedicto XVI – los instrumentos de Fe y Culturales necesarios para afrontar la abrumadora tempestad de la secularización?
Es difícil no ver en este momento, a más de un año de la publicación de la Exhortación Apostólica, que Amoris Laetitia constituye una herida abierta en el cuerpo de la Iglesia. Y no sólo a nivel de los cardenales, los obispos, los teólogos, de los eruditos; mas también de los simples fieles. Para quienes, como la persona que escribe, existe un contacto continuo en lo social con personas de todos los orígenes y estilos de vida, esto es un hecho evidente.
También son un dato evidente las opuestas interpretaciones de parte de los responsable de las distintas diócesis. La punta del iceberg, (aquellos que hablan sobre todo en contra, por temor ¡ay de mi! de probables intentos de liberarse de esa incomodidad y posibles represalias en este ámbito), pero señales de una incomodidad silenciosa mucho más amplia. Hace algún tiempo LifeSiteNews ha publicado una lista de pros y contras, lista que ahora es sin duda mucho más extensa. Pero que por si sola habla y solicita: claridad.
Solicita claridad al pontífice como la han pedido los cardenales de las dubia. Es ideología no querer ver que hay un problema, y un problema grave; No es ideología exponer preguntas a los que tienen la responsabilidad de responder. Si no se las quiere responder públicamente, se las puede contestar en privado. Y si los que dudan se convencen de las explicaciones de Pedro, ciertamente no dudarán en decirlo públicamente ellos mismos. Pero luego, la toma de posiciones de la conferencia de todo un episcopado, es de tales dimensiones e importancia, que no se puede fingir que no pasa nada.
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Traducción de Alfredo Friedmann para Como Vara de Almendro
Artículo original http://www.marcotosatti.com/2017/06/09/la-conferenza-polacca-conferma-il-divieto-per-i-divorziati-risposati-senza-chiarezza-a-l-e-una-ferita-nella-chiesa/
Que tomen ejemplo los consagrados españoles.
Si esto no es un Cisma, yo soy cura.