Ya sabemos todo lo que Bergoglio permitió en Buenos Aires cuando era arzobispo de la capital. Las profanaciones se hacían sin restricción. Desde la Noche de los Cristales Rotos ( Kristallnatch), una celebración donde participaban católicos, evangélicos y judíos y que se celebró varias veces en la catedral bonaerense (vídeo de portada perteneciente a 2013), pasando por el tango que les ofrecemos en el vídeo de más abajo, tras la celebración eucarística en la Parroquia Nuestra Sra. Santa María de los Ángeles en el año 2008. . Todo ello nos deja entrever «el profundo amor eucarístico» que profesa Jorge Mario a Nuestro Señor Jesucristo, presente en el Santísimo Sacramento en nuestros templos católicos.
Tristemente, en estos días en que iniciamos la Semana Santa, vamos a presenciar otra nueva profanación. Esta vez, el acto profanatorio se llevará a cabo en la catedral de Porto Alegre, en Brasil. Pueden visitar el siguiente artículo donde nos hacemos eco de la noticia aportado por el prestigioso periódico brasileño, Zero Hora. Dicho acto conjunto entre católicos y judíos, ha sido ampliamente promovido y aplaudido por la jerarquía católica, como apreciarán en el artículo.
Después de la «fresca oleada» que ha entrado con el pontificado desastroso de Francisco, ahora cosechamos, como era de esperar, los primeros frutos maduros, los frutos de este falso ecumenismo buscado y querido, forzado y enseñado como dogmático durante estos 4 interminables años. Éste es su «magisterio», un magisterio vergonzoso que hace que hasta los ángeles del Cielo se tapen con las alas sus rostros para no ver la maldad a la que se ha llegado en la Iglesia Católica. Esta lucha que ya se preveía durante los años en que el papa Pío XI tuvo necesidad de escribir la Encíclica Mortalium Animos, ahora llega a su culmen con estas profanaciones abiertamente queridas y aprobadas. ¿Qué más tendremos que ver? De aquí en adelante creo que cualquier barbaridad, porque como en todo, abierta un poco la puerta veremos cómo se cuela lo que nunca imaginamos.
Escribo con la indignación de sentirme hija de la Iglesia Católica y con el dolor de ver cómo los prelados y altos cargos de nuestra Iglesia son, precisament, quienes promueven estas profanaciones de la casa de Dios. Siento por momentos que ya no se puede callar por más tiempo. Es tiempo de orar mucho y también de denunciar, porque muchos católicos creen que todo esto es algo bueno, querido por Dios, pues tras tantos años de modernismo se nos ha ido anestesiando para no saber distinguir la verdad de la mentira. Debiéramos leer la Mortalium Animos para lograr reconocer que todo esto es gravísimo, y recordar que los documentos que hace tiempo escribieron los papas anteriores nunca fueron derogados, solamente se les hizo quedar atrás bajo pretextos mal aplicados de la ruptura con el magisterio preconciliar, distorsionando lo dicho por los papas anteriores, algo especialmente denunciado por Benedicto XVI.
Roguemos al Señor, pidamos por nuestra Iglesia, tan violada y maltratada por los propios de su casa. Que el Señor nos ayude a soportar los temporales que se ciernen sobre Ella y que pareciera no van a dejar apenas los cimientos en pie. Pero recordemos: la Iglesia siempre permanecerá, así sea solamente con un puñado de fieles que la guarden como el mayor tesoro regalado por Cristo. Unidos, fuertes y orantes, en estos momentos todo el pueblo fiel a la verdad. Y con María al frente, Ella, la vencedora de todas la herejías, la vencedora de todas las batallas, reunidos a su alrededor, como lo estuvieron los discípulos en el Cenáculo. Sabemos que Ella, junto a su Hijo Jesús, son los capitanes de la Nave de la Iglesia que jamás, por más que quieran los poderes del infierno, logrará ser aniquilada.
Montse Sanmartí
Montse, su artìculo me ha hecho reflexionar sobre la realidad que todas esas profanaciones hechas por presbìteros, obispos y hasta el mismo Bergoglio el mes pasado en el vaticano, tienen un orìgen; los errores de algunos documentos conciliares que son usados por estos modernistas para llevarlas a cabo, y como usted bien señala, se pasa por alto el magisterio de papas como Pio XI.
Algunos diràn que tambièn hubo profanaciones antes de que Bergoglio usurpara el Trono de Pedro, y tienen toda la razòn, pero hay algo que diferencia a los pontificados anteriores: quizàs esos papas cayeron en alguna herejìa material; sin embargo fueron papas legìtimos que tal vez por estar rodeados de modernistas consintieron en esos pecados -que Dios los juzgue-; en cambio; Bergoglio es sustancialmente diferente a ellos, es un hereje formal, pertinaz en su herejìa desde joven; por eso, su elecciòn al cargo de pontìfice es nula, porque un hereje formal no puede ser papa ya que està fuera de la Iglesa, esto es lo que enseña el magisterio catòlico.
En un futuro, quizàs sea necesario que la Iglesia se de a la tarea de corregir los errores emanados de esos documentos conciliares para evitar caer en un falso ecumenismo y sus consecuencias, las profanaciones de nuestros templos.
Sin embargo, sigue habiendo comunidades de los llamados católicos de base, con su cada vez más escasa cohorte de teólogos e intelectuales progresistas (digo Juan Masiá, José María Castillo, González Faus, Hans Küng, Leonardo Boff…), que afirman que Francisco es un gran Papa, un enamorado de Cristo y de su Evangelio, un fiel servidor del Señor como su vicario en la tierra, un «siervo de los siervos de Dios» que está encarnando una forma de ministerio que huye del boato, el protocolo, el hieratismo secularmente propios del Papado; en su lugar, Francisco habría adoptado desde el principio de su pontificado un estilo más humilde, desposeído, evangélico, cercano y cordial, capaz de «abajarse» hasta el abrazo y el saludo de «tú a tú» con las personas.
Esta es una tesis muy repetida y creída entre los círculos de los progreeclesiales. A mí al menos me hace reflexionar esto, puesto que de ser cierto… De ser cierto, es justo lo contrario a lo que afirman otros autores y analistas de la realidad de la Iglesia: «Jorge Mario Bergoglio antes de su ascenso a la Cátedra de Pedro se comportó siempre como un prelado permanentemente fronterizo con la heterodoxia y hombre ávido de poder, implacable en su ascensión meteórica, despótico en sus decisiones…» Comoquiera que sea, empero, sería en todo la primera señalada una certeza que habría de simultanearse con esta otra: en efecto el pontificado de Jorge Mario Bergoglio es muy confuso, ambiguo, heterodoxo, «líquido»…
Totalmente, estimado amigo. Concuerdo con usted.
Aprovecho para desearle una Semana Santa muy ungida.
Un cordial saludo.
Gracias, estimada Montse.
Feliz Semana Santa.