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Un cambio en la estrategia de Francisco

Por Steve Skojec . 11 de Marzo de 2017


Con la fase de «populista» de este papado ahora alejándose de la vista, se ha producido una alteración sutil en la estrategia de comunicación de un Vaticano que no es nada sino estar calculando. Estos críticos del papado, alguna vez pocos, han crecido significativamente en número. Sus esfuerzos para resistir. Estos errores institucionales, impuestos sobre los fieles, han llegado a ser casi tan implacables como la agenda papal. El tirón para echar para atrás Amoris Laetitia ha incluido las respuestas contundentes de todo el espectro de laicos y rangos clericales en la Iglesia. Las Dubia teológica emitida por cuatro notables cardenales cuestionando en dónde está parado el Papa en cuanto a la enseñanza católica tradicional, ha sido la respuesta con mayor autoridad, pero las censuras teológicas impuestas en contra de la exhortación por 45 teólogos, eruditos, sacerdotes y fue incluso una refutación aún más teológica. Luminarias católicas tales como Josef Seifert, Jude Dougherty, y Robert Spaemann han unido sus muy respetables voces al creciente coro de reclamo. Problemas, alguna vez hechos a un lado con facilidad por el aparato del Vaticano están comenzando a caer – y en picada. Impulsores papales en medios de comunicación, tales como Andrea Tornielli, el P. Antonio Spadaro, y Austen Ivereigh han respondido al salir de un lado a otro, esperando poner en su lugar a quienes se niegan a dejar de ver quién es el verdadero hombre detrás de la cortina papal.

 

Un ejemplo más tangible de cómo se han presentado las cosas para la contra insurgencia la encontramos en la reciente aparición de carteles que montados durante la noche en Roma. En The Spectator, Damian Thompson relata la escena:

 

“El primer sábado  de Febrero, el pueblo de Roma despertó para encontrar la ciudad cubierta de peculiares carteles mostrando a un Francisco con el ceño fruncido. Debajo estaban escritas las palabras:

Frailes de la Orden de los Franciscanos de la Inmaculada, intervenida por orden del propio Francisco.

‘Ah Francisco, has intervenido Congregaciones, removido sacerdotes, decapitado a la Orden de Malta y a los Franciscanos de la Inmaculada, ignorando Cardenales… ¿Pero dónde está tu misericordia?’

La referencia a la misericordia era una burla que cualquier católico podría comprender. Francisco justo acaba de concluir su ‘Año de la Misericordia’, durante el cual se instruyó a la iglesia para llegar a los pecadores en un espíritu de perdón extremo. Pero fue también un año en el que el pontífice argentino continuó con su política de aniquilación de sus críticos con un desprecio teatral”.

 Thompson llega a decir:

 “Aunque el acontecimiento fue noticia en todo el mundo, es poco probable que haya enojado el Papa. Hay un aire de peleador callejero peronista en Jorge Bergoglio. Como sus compañeros jesuitas argentinos saben muy bien, está despreocupado de hacer enemigos siempre y cuando se sienta seguro de tener la sartén por el mango. Los carteles transmiten una rabia impotente: no parecen llevar la huella de eclesiásticos de alto rango”.

 

Pero, ¿tiene la sartén por el mango? Parecería que mientras el pierde el control de la narrativa, la ventaja se está escapando. Francisco intentó, tal vez con un poco de impaciencia, minimizar el incidente. En una reciente entrevista con Die Zeit, de manera poco convincente se burló del hecho, incluso dando crédito a la inteligencia de sus acusadores:

Francisco dijo que estaba en paz, y agregó: «Puedo entender cómo mi manera de hacer frente a las cosas no es del agrado de algunos, eso está totalmente en orden. Todo el mundo puede tener su opinión. Eso es legítimo y humanamente enriquecedor».

Cuando el entrevistador continuó preguntando si los carteles eran enriquecedores, Francisco replicó “el dialecto romano de los carteles fue genial. Eso no fue escrito por cualquier persona de la calle, sino por una persona muy inteligente”. El entrevistador interrumpió,» ¿Alguien del Vaticano? «, a lo que Francisco respondió en broma,» No, yo dije que por una persona inteligente (risas)».

Los escandalosos murales que empapelaron Roma denunciaban la falsa misericordia de Francisco.

«De cualquier manera, ¡eso estuvo genial!», concluyó.

 Tan genial, de hecho, que en Italia está en curso una investigación penal en «los círculos conservadores a quienes se cree responsables» de los carteles. Y cuando a una edición falsa de L’Osservatore Romano fue publicada el mismo mes que los carteles, también satirizando Francisco, el Vaticano puso en marcha su propia investigación policial sobre el caso también. Si tenemos que creer en los persistentes rumores, la reacción de Francisco a la crítica cuando se encuentra a puertas cerradas es de lejos menos sanguinaria que cuando las cámaras están grabando. Tal como lo ha mostrado nuestra amplia cobertura de la Dubia, Francisco no tiene reparos en hacer uso de sustitutos para atacar a cualquiera que se interponga en su camino.


Estas reacciones nos dicen algo muy importante: la resistencia no es inútil. Y está surtiendo efecto.

 

La realidad para los Católicos es la de que hemos alcanzado un punto de saturación – llamémosle el Pico Francisco – y no hay más para dónde ir sino que para abajo. Esto significa para los revolucionarios que han tomado el control de la Santa Madre Iglesia, que en este punto hay un menor beneficio en el uso de la sutileza; poco que ganar mediante la candidez o el continuar en búsqueda de popularidad; sólo una agenda bien definida que necesita ser firmemente anclada antes de que este papado se vuelva, como inevitablemente lo hará, una cosa de infeliz memoria. Fernández nos advirtió que mientras el tiempo se vaya acortando, las cosas alcanzarán una velocidad mayor. Pero el ritmo de este cambio es tan asfixiante, incluso temerario, que ha despertado a los fieles de una complacencia de décadas. Es tal vez por esta razón que los más cautelosos eclesiásticos, que han dedicado incontables años a mayores y permanentes cambios eclesiásticos, están deseosos ahora de hacer que Francisco se vaya. Han puesto en marcha un arma que no pueden controlar, y que está dañando su propia causa así como la de sus adversarios.

Como lo he dicho más arriba, es imposible sumar adecuadamente la letanía completa de problemas introducidos por este papado. Sin embargo, para tener una visión de alto nivel, lo que refleja brevemente algunas de las principales cuestiones en juego durante el breve mandato de Francisco, vamos a encontrar que son sorprendentes en su audacia y ámbito de aplicación.

El principal objetivo de la campaña para rehacer la Iglesia tomó la forma de un consistorio y dos sínodos de fuego rápido que dio inicio al proceso de desmantelamiento del Sacramento del santo Matrimonio y el concepto pecado mortal – un proceso llevado a buen término a través de una exhortación apostólica –Amoris Laetitia – que promueve el adulterio y la recepción de la comunión (y otros sacramentos) para quienes viven fuera del estado de gracia.


Mientras tanto, otros aspectos fundamentales de la enseñanza e identidad católica han sido simultáneamente erosionadas. Hemos visto la enseñanza de la Iglesia, establecida durante mucho tiempo, en la pena de muerte con la doctrina del infierno usurpando por medio de contradicciones. Tratamos con insistente frecuencia cuestiones acerca de la posibilidad de un diaconado femenino. Han comenzado rumores acerca de relajar los requerimientos del celibato para el sacerdocio del rito latino. Bajo el mandato de Francisco, el Vaticano ha ido demasiado lejos al celebrar el legado del mismo Martin Lutero que anteriormente había condenado, en vísperas del 500 aniversario del archi herético desgarre de la cristiandad. El Papa mismo ha animado, a través de permisivas y ambiguas respuestas, la recepción de la Comunión por protestantes, en una violación a la disciplina sacramental y al derecho canónico. A lo largo de este camino, ahora escuchamos frecuentes rumores de una planeada revisión a la Misa que la hará más adecuada para un servicio de oración ecuménico que pueda ser celebrada en común con los protestantes – como una posible respuesta a los, más que rumores, esfuerzos al interior de la Iglesia para la intercomunión. Tristemente esto ya no sorprende viniendo de un Papa que ha demostrado su oposición a la evangelización (proselitismo, como él lo llama), y que muestra un aparente desprecio por la Eucaristía, ante la cual es bien sabido que muy raramente se arrodilla. Algunos han cuestionado si esto es el resultado de alguna discapacidad física, pero él ha demostrado en otras ocasiones que es capaz de arrodillarse, como cuando lavó los pies a musulmanes en Jueves Santo.

Francisco se arrodilla ante las mujeres de un presidio en Roma, con el fin de lavar sus pies en la ceremonia del Jueves Santo.

(El ejemplo más reciente de esta extraña postura eucarística llama nuestra atención con las imágenes de su retiro la semana pasada en Arricia).

Las reflexiones teológicas de Francisco, que incluye la idea de que no hay un Dios Católico; que los ateos también se salvan; que el milagro de la multiplicación de los peces y los panes no fue un verdadero milagro; que a Jesús le gusta cuando le decimos que hemos pecado y pecaremos de nuevo, que el primer y más grande mandamiento es el amor al prójimo, y que la Virgen María quiso acusar a Dios de ser un mentiroso – por nombrar sólo unas cuantas.


Y luego están las ópticas de este papado: abrazo a líderes y símbolos comunistas y sus regímenes al mismo tiempo que rechaza a aquellos que quieren hacer más seguras sus fronteras y garantizar su seguridad económica. Su enfoque autoritario de gobierno, de la brutal represión de los Frailes Franciscanos de la Inmaculada, de la Dictadura floreciente de la Misericordia a la evisceración de la Congregación para el Culto Divino y la Academia Pontificia para la Vida con el ataque a los Institutos de Juan Pablo II para el Matrimonio y familia a la eliminación sistemática del cardenal Burke, desde todas las posiciones de influencia de la curia al desmantelamiento de la soberanía de los Caballeros de Malta y la decapitación de su cabeza, a la de culpar a Burke por todo el asunto. Verlo también abrazando a una serie de figuras involucradas en desviaciones sexuales, incluyendo pero sin limitar al administrador, supuestamente homosexual, de su residencia papal, Mons. Battista Ricca, sobre quien dijo la famosa frase, «¿Quién soy yo para juzgar?».

Bergoglio nombra Monseñor Ricca, conocido homosexual, para la reforma del IOR

La designación que hizo, de un sacerdote conocido por comparar el sexo homosexual con la Eucaristía, como Consultor del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz. Su indulgencia para los abusadores sexuales clericales como el P. Inzoli y con quienes permiten estos abusos sexuales en la Iglesia como el cardenal Danneels. En una línea similar, nos queda cuestionar el nombramiento de arzobispo Paglia, a la cabeza de la Academia Pontificia para la Vida y el campus del Instituto Juan Pablo II en Roma para el Matrimonio y la Familia, un hombre que, según ha sido revelado, encargó un mural homo-erótico al interior de su Catedral y que nada más este mes públicamente alabó como «un radical ateo, de izquierda que quería legalizar la prostitución y que simpatizaba con pedófilos”.

onseñor Vincenzo Paglia, quien encargó un mural homo-erótico al interior de su Catedral.

Nos vemos ante una notable insistencia papal en cuanto a una migración sin restricciones en medio de su negación absoluta de la existencia del terrorismo islámico, o que el Islam es una ideología que aboga por la violencia; Su consentimiento en el uso de la basílica de San Pedro para un espectáculo de luz ecológica en la Fiesta de la Inmaculada Concepción. Múltiples nexos con George Soros, su trabajo con el encargado de la Naciones Unidas para el control de la población, Jeffrey Sachs, su cercanía con la abortista italiana Emma Bonino, su invitación al defensor del control de población mundial y promotor del aborto, Paul Erlich para hablar en el Vaticano, y mucho más.


Se trata de una lista completamente asombrosa. Pero lo es también innegable. Nuestro contexto cultural no es el mismo al que tuvimos durante el Concilio Vaticano II, o incluso el de la promulgación de la Humanae Vitae. Durante esos años felices (para los progresistas), la Iglesia estaba completamente en posibilidad de controlar la narrativa a través de su estatura y peso a nivel mundial.

 

En 2017, sin embargo, fuentes cercanas al Vaticano han dicho repetidamente que la ineptitud institucional en la comprensión de un mundo dominado por medios descentralizados no puede ser desestimada. Ellos no entienden de Internet. Y el Internet los ha llamado a rendir cuentas.


Pero el Vaticano tiene sangre fresca. Greg Burke, ex corresponsal de Fox News y de la revista Time se hizo cargo de la posición del P. Federico Lombardi, Director de la Oficina de Prensa del Vaticano hasta el año pasado. Francisco es cercano a los obispos de la increíblemente bien financiada Iglesia alemana, que no tienen recursos para contratar consultores que lo respalden en sus puntos débiles. Los negocios como es habitual no pueden asumirse a perpetuidad.

 

He mencionado ese rumor en reportes anteriores, siempre el medio de distribución de información en torno al Vaticano incluso en sus mejores tiempos, ha aumentado en alcance y en importancia en estos últimos días del papado de Francisco. A partir de cándidos pero confidenciales correos electrónicos recibidos de parte de lectores bien conectados hasta blogs reveladores como el del supuesto, pero anónimo, sacerdote Fray Cristóforo, a la tentadora pero breve cuenta de Twitter “Rogue Swiss Guard”, una prensa católica hambrienta de información tiene un exceso de material potencial para trabajar en cuanto a material valioso. Es también, por tanto, una valiosa oportunidad para los enemigos de la crítica papal para esparcir falsos rumores y así disminuir la credibilidad de aquellos dispuestos a publicarlos sin haberlos verificado. La elección presidencial de los Estados Unidos en el 2016, llamó nuestra atención con la realidad de sitios de noticias en los móviles, creados por la Izquierda para diseminar información falsa y así desacreditar a quienes la compartían. Recientes fuentes de Wikileaks han indicado que estrategias similares han sido desplegadas en redes sociales y en secciones de comentarios, con el propósito de generar confusión y ruptura. Mientras surge cada vez más evidencia relacionando al Vaticano con la élite progresista global – incluyendo nuevos reclamos de que fuerzas políticas ejercieron presión para que el papa Benedicto XVI renunciara – una polinización cruzada de metodología se mueve desde el terreno de la especulación a la de la probabilidad.

La similitud de tácticas parecidas empleadas por poderosos personajes dentro de la Iglesia – verdades mezcladas con “noticias católicas falsas” para acabar con la credibilidad de los críticos – convierte un rápido flujo de noticias en un campo minado. Quienes vigilan al Papa han sido forzados a bajar el ritmo para evitar un mal paso justo cuando el ritmo de los sucesos en el Vaticano está alcanzando su punto culminante.

Por esta razón, hay que recordar que el objeto de nuestro trabajo no es más que el dominio de los asuntos humanos. Nada menos que el mismo Dios está calculando las fuerzas en esta batalla por la Iglesia Católica, y si no podemos ver a través de la niebla la guerra que ya está al alcance de nuestra mano, podemos confiar en nuestro Comandante omnisciente, quien nos dará la orden para marchar hacia la lucha que está por venir.


No se equivoque: los días de este papado están
contados – y ya que se desvanece, el peligro que representa para la fe sólo aumentará. Tomará décadas para deshacer el daño que ya se ha hecho. Con menos que perder y mucho todavía por ganar, Francisco y sus aliados ya no pueden contenerse – sobre todo cuando no puede haber ninguna garantía de un sucesor de ideas afines en el próximo cónclave. El tiempo para cimentar un cambio irreversible en la Iglesia es ahora.


Atrás han quedado los días en que nuestra misión principal era convencer al mundo católico
de que hay un problema. El problema ha sido reconocido por los que tienen ojos para ver, y como tal, a los guantes, debemos darnos cuenta que somos David para el enemigo, Goliat. Con cardenales oponiéndose a cardenales, obispos contra obispos – y los fundamentos de la creencia católica como objeto de discordia – la Iglesia como la conocemos, es poco probable que sobreviva en una sola pieza.


Prepárense. La verdadera guerra está a punto de comenzar.

 

Traducción de Como Vara de Almendro

 http://www.onepeterfive.com/four-years-later-reflections-unprecedented-pontificate/

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Como Vara de Almendro

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