Por Finan Di Lindisfarne. 12 de Marzo de 2017
Nos enteramos con horror por “Agensir” en este artículo ( Aquí ) – que “Con una liturgia penitencial y una oración de reconciliación común en la Michaeliskirche (Iglesia de San Miguel) en Hildesheim, Alemania, las Iglesias Católica y protestante alemana han llevado a cabo hoy un paso importante que da vuelta a una historia de siglos de marginación y contrastes mutuos”.
Y todavía:
“En la liturgia, ante la presencia del presidente alemán, Joachim Gauck, de la Canciller Angela Merkel y del presidente de Bundestag, Norbert Lammert, ambas Iglesias han agradecido la confianza mutua mostrada en este quinto centenario de la Reforma”.
El artículo concluye así:
“En el sermón común, pronunciado con el card. Reinhard Marx, presidente de la Conferencia Episcopal Alemana (DBK), Bedford-Strohm ha puesto en claro que “queremos trabajar juntos para creer, ya no queremos un futuro aislado”. El card. Marx ha dicho que 500 años después de la Reforma, este es “un día de alegría”: “Estoy contento porque hoy tenemos un ejemplo de convivencia en la reconciliación. Aceptamos nuestra Historia, miramos aquello que los cristianos se han hecho el uno al otro, y continuamos caminando juntos”. “Espero que podamos decir: los cristianos en nuestro país son la esperanza para todas las personas, especialmente los pobres, los débiles y quiénes no ven un futuro”, concluyó el card. Marx. La liturgia ecuménica de Hildesheim es el evento central del así llamado proceso de “purificación de la memoria”, elaborado en conjunto por ambas Iglesias para encontrar un camino de reconciliación histórica y de fe”.
Es desolador asistir a la actuación del card. Marx, quien con su púrpura debería ser el primero en defender la Fe Católica en Alemania y repetir a los luteranos que – como solución de continuidad con el pasado – el verdadero camino está en la Iglesia Católica Apostólica Romana.
Las palabras clave, en cambio, son “día de alegría”, “purificación de la memoria” y otras alegres hipocresías que pretenden evidentemente CAMBIAR LA VERDAD DE LOS HECHOS, para abrazar una pseudo religiosidad humanista filo protestante.
Los hechos históricos se ven reducidos a dos facciones que han “reñido”, y entonces – con la falsa altivez de la modernidad – todo se funde en el sentimentalismo anti histórico.
Digamos la verdad: Lutero era Lutero.
Ya no se puede más escucharlo comparar al Che Guevara del Cinquecento que “luchaba contra la corrupción”.
Balas. Yo siempre he desconfiado de los moralizadores, haciendo sólo líos. De hecho Lutero no resolvió la corrupción PERO NEGÓ LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA FE y arrastró con él a millones de almas, llevando cizaña en Europa y más allá. Lutero negó la Misa (Sacrificio) y LA PRESENCIA REAL DE CRISTO EN LA EUCARISTÍA. Y todo lo demás.
Las fracturas ocasionadas por el señor Lutero son visibles todavía hoy. De hecho iglesias y sectas cristianas hay por montones. Separadas de la única Iglesia fundada por Cristo mismo.
Por consiguiente, con placer y con firmeza, me desligo de este cardenal, que con su sonrisa complaciente de hombre regordete, no se da cuente de que ESTÁ TRAICIONANDO SU MISMA FE. Es demasiado fácil resolver todo como “pan comido”, una ‘palmada en la espalda y anda’, en nombre de una siempre cada vez más nebulosa e insensata misericordia que en verdad empieza a dar náuseas.
El verdadero ecumenismo presupone que se ayude a los cismáticos o a los herejes a volver a la Iglesia y a abjurar de su propia herejía. Al contrario, en la más total presunción y soberbia, el card. Marx – como el resto de todos los demás – BANALIZA la herejía luterana, BANALIZA la historia, BANALIZA el Concilio de Trento, BANALIZA LOS FUNDAMENTOS DE NUESTRA FE.
Querido Marx, la caridad sin verdad no funciona.
La Iglesia sin Cristo no funciona.
Me parecen los protagonistas de “El Señor del Mundo” de Robert. H. Benson, fundador de una religión humanista que quiere destronar al verdadero Rey de su trono: Jesucristo Nuestro Señor.
Esto me huele muy mal, y estoy firmemente convencido de que este juguete de la misericordia ahora o después causará una gran explosión.
Por consiguiente quedo a la espera. Pero me mantengo anclado a mi hermoso Concilio de Trento y a sus Cánones como bote salvavidas de estos impostores. Tal vez Marx y compañía solamente deberían tomar algunas lecciones de historia para recuperar una sana visión de las cosas.
Concluyendo, invito a todos los lectores en verdad tomar seriamente este asunto.
Si, y digo para dejar la ilusión de lo hipotético, la Misa fuera manipulada, y por consiguiente la Eucaristía fuera inválida, ¿a dónde iremos? ¿Bastarán aquellas pocas comunidades de fieles al rito Tridentino o Sacerdotes que desobedecerán para celebrar la Misa válida?
La cuestión es DE CRUCIAL IMPORTANCIA.
Espero.
Y rezo.
Finan Di Lindisfarne
Traducción de Como Vara de Almendro