Los titulares de la semana pasada proclamaron que un grupo de cardenales cree que el papa Francisco debiera renunciar para evitar un cisma catastrófico en la Iglesia Católica.
¿Cisma? ¿Qué cisma?
De hecho, la Iglesia Católica moderna ya vive un cisma, pero un cisma interno, escondido para la mayoría de la gente.
La división es muy clara y sin embargo casi no se habla de ella. Nadie se anima a hablar de ella. La división rige entre cardenales. Rige entre obispos y arzobispos. Rige entre teólogos. Rige entre sacerdotes parroquiales. Rige entre liturgistas y catequistas, servidores de la iglesia, músicos, maestros, periodistas y escritores.
No se trata realmente de una división entre conservadores y liberales, entre tradicionalistas y modernistas.
Es una división entre los que creen que Jesucristo es el Hijo de Dios nacido de la Virgen y que, como segunda persona de la Santa e indivisible Trinidad, estableció Su iglesia en la tierra sobrenaturalmente llena del Espíritu Santo que permanecerá firme hasta el fin de los tiempos, y aquellos que creen otra cosa.
Los que creen otra cosa son los modernistas. Los que piensan que la iglesia es una construcción humana. Un accidente histórico que ocurrió dos mil años atrás y triunfó gracias a las vueltas del destino y algunas circunstancias alegres. Como creen que la iglesia es una construcción humana de tiempo y lugar particular, la iglesia puede y DEBE adaptarse y cambiar en cada era y cultura en la que se encuentra.
Esta es una gran división. Este es el cisma que ya existe.
¿Es la iglesia una institución divinamente designada, establecida para la salvación eterna de las almas, o es una construcción social armada por personas sinceras para hacer del mundo un lugar mejor?
Es esta la división dentro de la iglesia de hoy y cada conflicto sobre el tema que sea –desde la música a la arquitectura, el arte, o la educación católica, desde la liturgia a la literatura, desde las devociones a la disciplina y las doctrinas–todo remite a esta división básica.
Por supuesto que creo en lo primero: la iglesia fue establecida por el Hijo de Dios, Jesucristo Nuestro Señor, para la derrota de Satanás, la salvación de las almas y la redención del mundo a través de las gracias sobrenaturales ofrecidas por la muerte sacrificial de Jesucristo en la cruz.
Todo lo demás–desde la salvación del medioambiente a alimentar a los hambrientos, desde los derechos igualitarios para trabajadores a la apertura de comedores asistenciales, desde la educación de los jóvenes para alcanzar la paz y la justicia–son secundarios y dependen de la primera y eterna prioridad.
El cisma ya existe.
Lo único que falta es que los católicos individuales decidan de qué lado del precipicio quieren estar.
Traducción de Marilina Manteiga
http://www.patheos.com/blogs/standingonmyhead/2017/03/schism-catholic-church.html