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UN CAFÉ CON GALAT. OBISPOS, HABLEN LA VERDAD, NO TENGAN MIEDO

8 años ago

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UN CAFÉ CON GALAT. ERRORES DE FE ACERCA DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS

8 años ago

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Un café con Galat. Estamos en el final de los tiempos, 2ª parte

8 años ago

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Un café con Galat. Estamos al final de los últimos tiempos, parte 1

8 años ago

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UN CAFÉ CON GALAT. SALVACIÓN EN REBAJA ¡A CENTAVO NO MÁS! (2ª parte)

8 años ago

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UN CAFE CON GALAT – SALVACIÓN EN REBAJA ¡A CENTAVO NO MÁS¡

8 años ago

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UN CAFE CON GALAT – CUANDO EVANGELIZAR ES ENVENENAR

8 años ago

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Queridos hermanos en la fe.

Recordarán los lectores de nuestra web que en los últimos meses hemos publicado el libro “LOS SIGNOS DE LOS TIEMPOS EN LA HISTORIA DE LA SALVACIÓN”, de nuestra querida amiga argentina Ángela Eva Sánchez Aréchaga, que es el tercer volumen de su obra completa.

Publicamos también recientemente un cuarto volumen (y último), titulado: “Apéndice: El Concilio Vaticano II y la Profecía de Fátima”, con la que se cierra su obra, un impresionante fresco sobre el fin de los últimos tiempos, inspirado en la Biblia, la Tradición, revelaciones privadas de toda solvencia y las confidencias del padre Malachi Martin, gran teólogo y conocedor como pocos del Tercer Secreto de Fátima. En esta última parte, la autora desarrollaba una cuestión muy importante para discernir bien estos tiempos de confusión en los que vivimos: el postconcilio y el papado de Pablo VI y Juan Pablo II.

Pues bien, tenemos ahora el gusto y la alegría de publicar la obra completa, que incluye también los volúmenes Primero y Segundo, titulados, respectivamente, “El fin de los tiempos y de las cosas” y “Apocalipsis, canto de esperanza”.

De esta forma, los tres volúmenes y el apéndice componen este trabajo colosal, titulado “INSTRUMENTOS DEL DIOS ALTÍSIMO. LOS PROFETAS DE MARÍA”, a la que la autora le ha dedicado, literalmente, toda su vida. Desde Comovaradealmendro aconsejamos su lectura pausada y atenta, porque se ve en ella la mano de nuestra Madre del Cielo y la voz del Espíritu Santo, que nos guían, como brújula segura, para entender las causas, desarrollo y final de este fin de los últimos tiempos que estamos viviendo en la Iglesia y en el mundo.

Le doy encarecidamente las gracias a Ángela, querida hermana y compañera de fatigas esjatológicas. Y especialmente a María Santísima, que la ha protegido y ayudado, entre luchas titánicas espirituales y físicas, guiándola a este puerto final. No es casualidad que sea justamente ahora cuando su obra completa ve la luz en un documento único e imperdible como éste, cuando tan cerca estamos de los acontecimientos finales de la historia. Que nuestra web profética haya sido agraciada con este dulce encargo es una prueba más de que estamos en el camino correcto hacia su Inmaculado Corazón, único refugio seguro en este fin de los últimos tiempos.

Con Ella y por Ella vendrá su Hijo, y con Él, nuestra salvación y la derrota del Mal.

¡Levantad la cabeza y alegraos, porque está próxima nuestra liberación!

Juan Suárez Falcó

Descargue el PDF de la Obra Completa clicando aquí.

Nuestra patrona y abogada en la página es María Inmaculada, la Mujer del Apocalipsis. A Ella confiamos nuestra web, porque Ella es quien reúne a sus hijos bajo su manto en los momentos de dificultad y de los terribles embates contra Satanás. Ella es quien resguarda a los que le son fieles a su Hijo Jesucristo y Ella es quien los llevará al desierto en el tiempo de la prueba y de la Gran Tribulación.

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San Rafel Arcángel es un patrono muy especial para estos tiempos de tanta incertidumbre y dificultad a la hora de encontrar el camino verdadero de la salvación. Él ayudó a Tobías a encontrar la senda para llegar a la lejana tierra de Ragués donde vivía un pariente de quien debía cobrar una deuda que había contraído con su padre, Tobit. No solamente cobró esa herencia, habiendo llegado a su destino sano y salvo. Además, contrajo matrimonio con la hija de dicho pariente, una joven hermosa y buena y ambos pudieron reunirse de nuevo en la casa de Tobit, sanos y salvos. También San Rafael fue favorable a Tobit cuando le curó de la ceguera que había contraido. Que él sea propicio también con todos y especialmente con aquellos que no ven los Signos de los Tiempos que estamos viviendo, colocando en sus ojos el «colirio espiritual» que les permita conocer toda la verdad. Así mismo le encomendamos la senda y el camino de Como Vara de Almendro para que nos ayude y nos guíe con su sabiduría y su don de consejo, a fin de perseverar en la verdad.

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Nuestro querido San José, protector y guía de la Sagrada Familia de Nazareth, es también a quien encomendamos la tarea de proteger y guíar las directrices de nuestra página, para que, a ejemplo suyo, quienes nos lean, puedan estar a resguardo del maligno, seguros y tranquilos de estar caminando en la verdad. El Señor le encomendó la tarea de guiar y guardar los tesoros más grandes de la Iglesia: Jesús y María. Esperamos que sea propicio con nosotros ya que nos acogemos bajo su paternal patrocinio para ser conducidos en el buen discernimiento en estos tiempos y para saber en cada momento cómo actuar, qué decir y qué callar, tomando su ejemplo de prudencia, humildad y obediencia.

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A san Miguel Argángel, defensor en las luchas contra el Príncipe de las Tinieblas, pedimos esté al frente de nuestra página para defenderla de todos los ataques del Demonio, alejando de ella todo error, confusión y maldad. Nos encomendamos a él en esta hora durísima de tanta confusión y error, para que nos ayude, con su poder, a salir vencedores de esta lucha que nos toca enfrentar. Ya dijo san Pablo en su carta a los Efesios: «Porque nuestra lucha no es contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los poderes de este mundo de tinieblas, contra las huestes espirituales de maldad en las regiones celestiales». En esta hora de oscuridad, ponemos bajo su protección la página, a quienes escribimos en ella y a todos y cada uno de nuestros lectores, para que juntos logremos la victoria final, día en que veremos el tan esperado Triunfo del Corazón Inmaculado de María, que aplastará la cabeza del Dragón.