LIBRO EN PDF EN DEFENSA DE LA EUCARISTÍA

 

El Equipo de Comovaradealmendro

Queridos hermanos en la fe.

A continuación colgamos en nuestra web de Comovaradealmendro un excelente libro escrito por Alejandro Jiménez Alonso, propietario de la Librería Lux Mundi de San Sebastián de Garabandal, autor de reconocido prestigio y de probada fidelidad a la Iglesia, como lo demuestran sus muchas publicaciones en defensa de nuestra fe (https://mensajerosdelavida.es/).

Se trata de un estudio profundo y concienzudo basado en los Padres de la Iglesia, la Biblia y la Tradición, así como en el magisterio eclesial y las enseñanzas de los santos, en defensa de la Eucaristía, tan amenazada desde la irrupción del COVID.

En efecto, los enemigos de la Iglesia han aprovechado para cerrar Iglesias, imponer la comunión en la mano, hacer que muchos – por miedo – cometan profanaciones y, algunos, auténticos sacrilegios contra el Misterio de la Fe, desacralizando, en suma, la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía.

Y es que la Eucaristía es también el katejos y el katejon, un Quién y un Qué: por un lado la persona divina de Jesús presente real y sustancialmente en la hostia tras la transubstanciación, operada por la consagración. Y por otro y a la vez la institución o lugar teológico más importante de la Iglesia, su cima y corazón, sin la cual no existe. Porque la Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia la Eucaristía (p. Henri de Lubac). Y necesitan quitarla de en medio para que se manifieste plenamente el Anticristo. Porque una Iglesia sin Eucaristía no será la verdadera Iglesia sino la falsa Iglesia del falso profeta y del ánomos. Y, contrario sensu, la Iglesia de las promesas, la Iglesia fiel, la Iglesia católica, quedará reducida al remanente que profese una fe martirial por la Eucaristía.

Con el COVID Dios ha querido ponerle a la Iglesia una prueba de fe… y, ¡ay! la Iglesia no la está pasando. El miedo ha cundido por doquier y los ultrajes, sacrilegios e indiferencias (recordemos las palabras del Ángel de Portugal advirtiéndole a los pastorcitos de Fátima) son la desolación y la amargura nuestra de cada día en cada Iglesia de la catolicidad. No solo los fieles sino el celebrante, los obispos y, sobre todo, el que okupa la sede petrina abogan por rebajar la Eucaristía a un sospechoso objeto de contagio.

Les deseo buena lectura y que María Santísima, corredentora, abogada y medianera, nos alcance a todos la gracia de defender usquem sanguinem la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía, y su recepción como Dios manda: en la boca y de rodillas, como el Ángel de Portugal enseñó en Fátima y otro ángel en el milagruco a Conchita en Garabandal.

Y mientras tanto, reparemos por las ofensas que desde hace meses se están cometiendo en la misa. Muchos no saben lo que hacen. Pero los que han promovido maléficamente estos ataques y atentados a la Eucaristía tendrán que dar cuenta a Dios.

Adoro te devote, latens Deitas. 

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