Es la luz de la Palabra del Señor la que, en modo inequívoco, nos ilumina permitiéndonos discernir la situación única por la que atraviesa la Iglesia, es decir todos nosotros, en este tiempo que nos toca vivir.
“La Palabra de Dios es viva y eficaz y más tajante que cualquiera espada de dos filos, y penetra hasta dividir alma de espíritu, coyunturas de tuétanos, y discierne entre los afectos del corazón y los pensamientos” (Heb 4:12)
La Palabra de Dios es penetrante y discierne, juzga. La Palabra de Dios permite discernir la verdad del engaño.
Jesús, la Palabra hecha carne, le dice a Simón: “Y Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificare mi Iglesia, y las puertas del abismo no prevalecerán contra ella. A ti te daré́ las llaves del reino de los cielos: lo que atares sobre la tierra, estará atado en los cielos, lo que desatares sobre la tierra, estará desatado en los cielos” (Mt 16:18-19).
Es, en particular, esta Palabra del Señor la que nos permite discernir quién es Pedro. Ante todo, Pedro es una persona, no es la comunidad, y esa persona, antes que Jesús le diera este nuevo nombre, era Simón bar-Jonás. A partir de ese momento, porque la Palabra es eficaz y hace lo que dice, él deja de ser Simón para ser Pedro, Cefas. Por la palabra de nuestro Señor adviene el cambio ontológico de Simón a Pedro.
Y ¿quién es entonces Pedro? Es el elegido, entre todos los otros discípulos, sobre el cual Jesús edifica su Iglesia. La Iglesia de Cristo tiene como fundamento a Pedro. Pedro es quien recibe el poder de atar y desatar en la tierra con iguales efectos en el cielo. También Pedro será quien confirme a sus hermanos en la fe. Dice nuestro Señor: “Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te hayas convertido, confirma a tus hermanos» (Lc 22:32). Jesús le anticipaba que Satanás cribaría a su Iglesia en la persona de Pedro y de los demás apóstoles.
Ya resucitado, nuestro Señor le mandará apacentar sus ovejas, sus corderos, haciéndolo Supremo Pastor en la tierra del único rebaño de Cristo (Cf. Jn 21:15s).Y lo hace después de la triple confirmación de Pedro de su amor a Cristo. Pedro es el que más ama a Cristo y a él le es consignado el gobierno y la guía de la Iglesia. O sea, a Pedro le es otorgado, por parte de Jesucristo fundador de la única Iglesia, el oficio petrino, el munus petrinum.Ese oficio es el que se transmite a todos los sucesores de Pedro[1].
Pedro es el garante de la unidad de la Iglesia, en la recta doctrina, en su moral. El oficio petrino incluye la guía de la Iglesia Universal y la responsabilidad de mantener la pureza de la doctrina.La Iglesia Católica y Apostólica, cum Petro e sub Petro, con Pedro a la cabeza, estará, a lo largo de la historia, libre de contaminaciones, expurgada de herejías.
Pedro, siéndole revelado por el Padre que Jesús es el Mesías, es el primero de todos los discípulos en confesar la fe en el Señor. Jesús no sólo le otorga las llaves del Reinoen la tierra, o sea de la Iglesia, sino que sobre él afirma: “las puertas del Infierno no prevalecerán sobre ella”. Es Palabra del Señor, es afirmación inmutable, incondicional, absoluta: No podrá el infierno apoderarse de la Iglesia. La afirmación no va hecha en el aire sino sobre Pedro, porque Pedro es la cabeza visible de la Iglesia.
En esto consiste el munus petrino, en sercabeza y fundamento en la tierra de la Iglesia, en ser su guía, en ser el supremo pastor del rebaño de Cristo, en detentar el poder de atar y desatar, en confirmar en la fe a los hermanos, y junto a todo ello, asociada a su persona, la promesa que la Iglesia, de la que es signo visible de su unidad y autoridad suprema en la tierra,no ha de ser vencida por el abismo infernal. No dice que no pueda el infierno penetrar en ella, sino que no prevalecerá. No ha de triunfar el Infierno en la única Iglesia de Cristo, distinguida por el gobierno y la guía de su Vicario, de Pedro.
A propósito del poder de “atar y desatar”, cabe recordar que este poder deriva de la autoridad que Cristo tiene y que se la da a Pedro en la tierra. Por tanto, esa autoridad debe Pedro ejercerla en Cristo y bajo Cristo. Jamás se puede entender como un poder arbitrario sino sujeto a la verdad que nuestro Señor nos transmitió. Ese poder, por ejemplo, es el de excomunión en casos graves y determinados por la misma Iglesia y no como consecuencia de la arbitrariedad de un abuso de poder. Por otra parte, va de suyo que quien no es sucesor de Pedro no puede ejercerlo. Y si aún en caso de Papa legítimo, ese poder está siempre limitado.
Como el santo Padre Benedicto XVI lo recordó: el Papa “no es un monarca absoluto”. Al respecto, vale la pena detenerse en parte de la homilía pronunciado por el Papa, el 7 de mayo de 2005, cuando, en San Juan de Letrán, tomó posesión de la Cátedra como Obispo de Roma. Dijo en aquella ocasión:
La tarea de todos los sucesores de Pedro, dijo Benedicto, es «ser el guía en la profesión de fe en Cristo, el Hijo de Dios vivo». «La cátedra de Roma es, ante todo, cátedra de este credo. Desde lo alto de esta cátedra, el Obispo de Roma debe repetir constantemente: Dominus Iesus, «Jesús es el Señor»».
«La cátedra de Pedro obliga a quienes son sus titulares a decir, como ya hizo san Pedro en un momento de crisis de los discípulos, cuando muchos querían irse: «Señor, ¿a quién vamos a ir? Tú tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios» (Jn 6, 68-69). Aquel que se sienta en la cátedra de Pedro debe recordar las palabras que el Señor dijo a Simón Pedro en la hora de la última Cena: «Y tú, una vez convertido, confirma a tus hermanos» (Lc 22, 32)».
«Aquel que es titular del ministerio petrino debe tener conciencia de que es un hombre frágil y débil, como son frágiles y débiles sus fuerzas, y necesita constantemente purificación y conversión», pero debe tener también conciencia de que del Señor «le viene la fuerza para confirmar a sus hermanos en la fe y mantenerlos unidos en la confesión de Cristo crucificado y resucitado».
«El Papa no es un soberano absoluto, cuyo pensamiento y voluntad son ley. Al contrario: el ministerio del Papa es garantía de la obediencia a Cristo y a su Palabra. No debe proclamar sus propias ideas, sino vincularse constantemente a sí mismo y la Iglesia a la obediencia a la Palabra de Dios, frente a todos los intentos de adaptación y alteración, así como frente a todo oportunismo».
Ubi Petrus ibi Ecclesia, donde está Pedro ahí está la Iglesia, éste es el famoso aforismo atribuido a san Ambrosio. Puesto en negativo diríamos “donde Pedro no está tampoco ahí está la Iglesia”. Donde hay apostasía y herejías no hay Iglesia. Pues, esto es lo que ahora acontece:el nuevo “magisterio” contradice el Magisterio perenne de la Iglesia. No una vez sino múltiples veces. La no Iglesia, la Anti Iglesia es la demostración palmaria que quien dice ser Pedro no lo es. Pedro no está y no estando Pedro, el impostor, el que se puso en el lugar de Pedro, por carecer del munus, del oficio petrino, no gobierna ni puede enseñar ni santificar Iglesia alguna. Sólo la falsa iglesia es la que acepta y sigue su oscura guía.
Si nos atrevemos a afirmar que estamos ante una falsa Iglesia y, por tanto, ante un impostor a la cabeza de la misma es por lo que dijimos al inicio del artículo. La razón está en el poder de juzgar que posee la Palabra de Dios. Esta Palabra, que es absoluta, total, incondicional, no atada a las circunstancias, o sea inmutable y eterna, es la que permite discernir la actual situación y afirmar que quien dice ser “Pedro” no lo es. No lo es porque, si no, Jesucristo habría hecho una afirmación, una promesa que en este caso no se habría cumplido, y esto no es posible.
Si Pablo VI llegó a decir que “por alguna grieta entró el humo de Satanás”[2], hoy podemos decir no sólo que la Iglesia está totalmente sofocada por ese humo, sino que es Satanás quien inspira a la falsa Iglesia para destruir a la única y verdadera Iglesia de nuestro Señor Jesucristo. Es de toda evidencia que el Infierno está ya dentro y domina, no a la Iglesia sino a la que para el mundo aparenta ser tal. La garantía dada por nuestro Señor, con su Palabra, nos da la absoluta confianza que podrá el Enemigo provocar el caos y hacer mucho daño, pero nunca jamás destruir a la verdadera Iglesia, que es indefectible y rechaza cualquier componenda con el mundo.La Iglesia permanecerá siempre viva en todos aquellos prelados, sacerdotes, religiosos, pueblo fiel, que no acepten los engaños, las herejías, la apostasía. Será la Iglesia que huirá al desierto[3], o sea oculta yaislada, conducida por el Espíritu Santo, en medio de la apostasía general de la Anti Iglesia y del mundo.
Evidente es que el que se presenta como cabeza de la Iglesia es el responsable principal que el infierno haya prevalecido sobre esa “Iglesia”. Evidente es que quien se presenta como Papa no sólo no confirma a los hermanos cristianos en la fe, en la moral, sino que confirma a los musulmanes y otros de otras religiones en su propia fe (ver anexo. .A los católicoslos confunde y conduce al rebaño de Cristo a pastos y aguas envenenadas, al campo de la flagrante apostasía.
Para quienes aún lo duden a continuación dejamos algunas de las tantísima evidencias de los dichos y hechos[4]de JMB, desde que asumiera el gobierno de la Iglesia.
ANEXO DE RECOPILACIÓN DE DICHOS, HECHOS DE JMB DESDE 2013 HASTA 2016
Apartir de marzo de 2013 la Iglesia se ve gobernada por:
1). Hablar y escribir ambiguo
Eso es lo que campea en el Papa Francisco, un lenguaje ambiguo que cada uno lo interpreta como quiere. La Amoris Laetitia en lugar de aclarar todas las discusiones y enfrentamientos de los dos Sínodos de la familia (dicho sea de paso, algo totalmente inédito, tener un sínodo preparatorio para otro sínodo) dejó todo en agua de borrajas. Y sobre el Sínodo y cómo fue maniobrado hay testimonios y mucho por decir. No sólo no aclara situaciones fijando pautas ni defiende la indisolubilidad del matrimonio, sino que introduce el relativismo moral y la ética situacional condenados por san Juan Pablo II. Cada sacerdote debe decidir y peor aún, cada Conferencia Episcopal, de acuerdo con las usanzas e idiosincrasia del lugar con el resultado que se rompe la unidad de la Iglesia y así también la catolicidad. Las notas características de la Iglesia son el ser “una, santa, católica y apostólica”. Pues ya con eso no es una si cada uno interpreta cuestiones de moral en modo diferente y hasta contrario, ni tampoco católica que es la universalidad, porque no en todas partes será la misma doctrina, la misma enseñanza, la misma moral.
En este mismo orden de cosas de hablar ambiguo, polivalente, oscuro, incompleto se insertan esas frases que han impactado tanto a los medios y que muchos repiten. Entre ellas la de la Iglesia como “hospital de campaña” para una humanidad enferma. Sin embargo, en este tiempo es la Iglesia la primera que tiene que sanar y volver urgentemente a la verdad de la fe y defenderla como también defender la moral. Es en la Iglesia que hay enfermos terminales a quienes hay que atender. Al mundo hay que ir a asistirlo, sanarlo pero si adentro no hay médicos sino sólo enfermos nada bueno se podrá hacer.
Parecido se presenta el mandato de “ir a las periferias”. Claro que la misión de la Iglesia es ir al mundo y también ahora a los propios católicos descristianizados, católicos sólo de nombre, pero para convertirlos a Cristo. Por eso, para ir a las periferias se está olvidando lo más importante: a las periferias hay que llevar a Cristo, no a una fe enferma, no a nosotros mismos. No se trata de asistencialismo sino de salvación ante todo de almas y de asistencia de cuerpos, unidos al alma, es decir del hombre en su integridad.¿De qué sirve al hombre ganar esta vida si luego pierde la vida eterna?
Otro ejemplo: En una de esas entrevistas aéreas dijo Francisco que los católicos no somos conejos, en alusión a los que tienen una gran prole. Un pequeño detalle: sin gran prole no tendríamos una santa Catalina de Siena (hija número 24) ni un venerable Cardenal Eduardo Pironio (hijo número 21).
2). Negación de la evangelización como lo que es: anuncio de la Verdad
En una entrevista que la revista “Viva” del diario argentino “Clarín” (27 de julio de 2014) el Papa Francisco rechaza lo que él llama el proselitismo religioso. Aunque no lo dice abiertamente da a entender que está en contra de la misión evangelizadora a la que opone como aceptable una comunicación dialogante. En sus palabras: “Podemos estimular al otro con el testimonio para que crezca en ambos aquella comunicación, pero lo peor que puede haber es el proselitismo religioso, que paraliza”.“La Iglesia crece por atracción no por proselitismo”.
En esas aseveraciones hay una verdad incompleta junto a una falta de la misma. Verdad es que la Iglesia atrae porque quien llama y atrae es el mismo Señor. En cambio, no es cierto que atraiga y menos aún que haya crecido y crezca sin lo que Francisco llama “proselitismo”, sin el anuncio expreso de la Palabra y de la salvación en Cristo Jesús.
Prosélito es quien se incorpora a una religión, quien se convierte y proselitismo es celo por ganar prosélitos. La Iglesia Católica es la verdadera Iglesia fundada por el mismo Cristo -que ha conservado durante dos milenios la sucesión apostólica y la tradición, que se mantuvo fiel a sus enseñanzas y dio testimonio al mundo de la verdad a través de innúmeros santos y mártires- que de acuerdo al mandato del Señor se extendió por todo el mundo por el proselitismo de los Apóstoles y sus sucesores que anunciaron la salvación en Jesucristo, enseñaron la verdad de la fe, e incorporaron siempre nuevos prosélitos por el bautismo. Entonces, ¿cómo puede ahora despreciarse la misión de evangelización tratándola de manera peyorativa? Ante su opinión se alza la exhortación encendida por el Espíritu de san Pablo a Timoteo: “Yo te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de venir a juzgar a los vivos y a los muertos, y en nombre de su manifestación y de su Reino: proclama la Palabra de Dios, insiste con ocasión o sin ella, arguye, reprende, exhorta, con paciencia incansable y con afán de enseñar. Porque llegará el tiempo en que los hombres no soportarán más la sana doctrina; por el contrario, llevados por sus inclinaciones, se procurarán una multitud de maestros que les halaguen los oídos, y se apartarán de la verdad para escuchar cosas fantasiosas” (2 Tm 4: 1-4).
El juicio despectivo no era nuevo, tiene su antecedente en una entrevista con su preferido interlocutor, el periodista ateo Eugenio Scalfari, en “La Repubblica” (Octubre 1 de 2013)[1]: “El proselitismo es una solemne tontería, no tiene sentido. Hay que conocerse, escucharse y hacer crecer el conocimiento del mundo que nos circunda. A mí me ocurre que después de un encuentro tenga ganas de tener otro porque nacen nuevas ideas y se descubren nuevas necesidades. Esto es importante: conocerse, escucharse, ampliar el círculo de pensamientos.”. Por tanto, no hay verdad que anunciar sino pensamientos y opiniones que intercambiar y tener la mente amplia, dejando de lado dogmas (como también más de una vez lo insinuará). En una palabra, deshacer lo que la Iglesia vino haciendo desde sus albores y por lo que tantos mártires dieron su vida. Según tal opinión san Pablo tendría que haberse abstenido de gastar su vida por el Evangelio, porque era sólo cuestión de diálogo con Séneca o con los filósofos griegos. Se hubiera ahorrado el bochorno de la respuesta de los griegos en el Areópago. Aunque a decir verdad algunos prosélitos obtuvo.
Lamentablemente, el Papa Francisco no se detiene en opinar que hacer proselitismo es una soberana tontería sino que en caso que a alguno se le ocurra evangelizar, le dice que no crea que el anuncio sea el de una verdad firme y absoluta. No, nada de eso. Debe saber que: “No debe pensarse que el anuncio evangélico se transmita siempre con determinadas fórmulas establecidas o con palabras precisas que expresen un contenido absolutamente invariable” (Evangelii Gaudium n. 129)
Y para más inri:
“Dialogar significa estar convencidos que el otro tenga algo bueno para decirnos, hacer espacio a su punto de vista, a sus propuestas. Dialogar no significa renunciar a las propias ideas y tradiciones sino a la pretensión que sean únicas y absolutas.” (Mensaje para la XLVIII Jornada Mundial de las comunicaciones sociales. 1 de junio de 2014).
Es útil confrontar las afirmaciones de Papa Francisco con lo que le acaba de escribir un sacerdote misionero[1] en el Himalaya.
“Meseta tibetana
5/X/2016
Beatísimo Padre
Su Santidad Francisco”
“…Habiendo sido enviado a misionar el Extremo Oriente, lo cual reputo enorme gracia celeste para con mi muy pecadora alma, hace tiempo que mi espíritu sufre extrema desolación al leer las repetidas diatribas de Su Santidad contra aquello que, de modo peyorativo y sin distingos, da en llamar “proselitismo”.
Particular dolor me causó haber leído que el Vicario de Cristo, sin aclarar el sentido, haya dicho que “el proselitismo es una solemne tontería” y que “no tiene sentido” (cfr. vatican.va). Alguno replicará que esta frase podría quizás haber sido fruto de una transcripción infiel de parte de un periodista ateo, pero su sola publicación en la página oficial de la Santa Sede, torna torpe esta hipotética defensa.
Incrementose mi angustia cuando Su Santidad preguntó retóricamente “¿Voy a convencer a otro que se haga católico?“, para luego responder: ¡No, no, no!” (Videomensaje por la Fiesta de San Cayetano, 7/8/13). Esa triple negación del actual Papa, me trajo a la memoria la del primero.
…La Santa Madre Iglesia, por medio de los Superiores Religiosos y aun por medio de Su Santidad -Quien, de viva voz, me mandó ir al Oriente remoto a misionar-, me envió a lejanos confines a evangelizarlos.
No recibí mandato alguno como asistente social, rescatista de emergencias, alfabetizador, repartidor de polenta o dialogador serial, sino que fui enviado, por el Padre Celestial y la Iglesia Santa, como Pregonero de la Santa Fe Católica, para tratar de ganar para Cristo Rey y Su Cuerpo Místico -que no es sino la Iglesia Católica- el mayor número de almas, predicando oportuna e inoportunamente”.
Firma Padre Federico Juan S.E.
Y también confrontarlo con un respetadísimo Cardenal colaborador del Papa. El Cardenal Robert Sarah, Prefecto del Culto Divino, en su intervención en el reciente Congreso Eucarístico Nacional de Italia dijo: “En mi reciente volumen titulado “Dios o nada” he puesto de manifiesto que si mi familia y yo pudimos creer en Cristo y ser bautizados y si he podido tener la inmensa alegría de ser sacerdote, lo debemos todo –desde el punto de vista humano- a la generosa dedicación, al sacrificio de algunos misioneros franceses, que vinieron a evangelizar a mi pequeña aldea en Guinea, permitiendo a tantas almas abandonar la religión animista y abrazar la verdadera fe en Cristo. Sin la misión de ellos, sin su inmenso sacrificio, sin su voz que quemaba como el fuego, yo hoy no estaría aquí!”
3). No hay ni puede haber una fe firme y sólida sino incertidumbres
En una entrevista dada a la revista de los jesuitas “Civiltà Cattolica”, concedida al P. Antonio Spadaro el 19 agosto de 2013, en Santa Marta, dice:
“Sí, en este buscar y encontrar a Dios en todas las cosas queda siempre una zona de incerteza. Debe haberla. Si una persona dice que ha encontrado a Dios con certeza total y no es tocada por un margen de incerteza, entonces eso no está bien”.
Declaraciones que, una vez más, nos dejan perplejos. ¿Cómo se puede poner en duda la enseñanza de Cristo que nos transmite la Iglesia?
Pero, en esa entrevista hay más. “Si el cristiano es restauracionista, legalista, si quiere todo claro y seguro, entonces no encuentra nada. La tradición y la memoria del pasado deben ayudarnos a tener el valor de abrir nuevos espacios a Dios. Quien hoy busca siempre soluciones disciplinarias, quien tiende exageradamente a la “seguridad” doctrinal, quien busca obstinadamente recuperar el pasado perdido, tiene una visión estática e involutiva”.
En todas estas sentencias aparece la verdad que sustenta la Iglesia como una cuestión variable, susceptible de opinión y de ser mejorada por la interacción con otras “verdades”.Además dice que la misma Iglesia noimplica una tradición. No hay verdad absoluta, no hay certeza, sólo hay opiniones humanas sobre Dios que evolucionan con el tiempo.
En el mismo orden de cosas se ubica la respuesta que Francisco dio a unos chicos italianos en Roma, el 18 de junio de 2016, cuando ante una pregunta sobre si alguna vez había estado su fe en crisis respondió:
“Muchas veces me encuentro en crisis con la fe y a veces tuve también la desfachatez de reprocharle a Jesús: “¿Pero, por qué permitís eso?” y también dudar: “Pero, ¿ésta será la verdad o será un sueño?Y esto de joven, de seminarista, de sacerdote, de religioso, de obispo y de Papa. “Pero, ¿cómo el mundo es así si diste tu vida? ¿Pero, no será esta una ilusión, una excusa para consolarnos?”A un cristiano que no haya sentido esto alguna vez, cuya fe no haya entrado en crisis, le falta algo, es un cristiano que se contenta con un poco de mundanidad y así va adelante en la vida”.
A esos jóvenes y a todos les está diciendo que es bueno dudar y que quienes no dudan son mundanos. Y lo que es aún peor, no sólo que ha dudado y su fe estuvo en crisis a lo largo de su vida sino ahora mismo. ¡¿Cómo puede cumplir con el mandato de confirmar a los hermanos en la fe?! No es irrespetuosidad sino una pregunta que ante tal declaración viene espontánea: ¿Cuál es su fe? ¿Es católica? ¿No está instando a la duda y diciendo que la fe debe cohabitar con la incerteza? Esto es muy grave y entra dentro de la apostasía de la fe[5].
Decir que el dogma no es inalterable, que evoluciona y por tanto cambia, es modernismo puro y duro y eso es lo que Francisco dice en declaraciones como la siguiente:
“El mundo ha cambiado y la Iglesia no puede encerrarse en supuestas interpretaciones del dogma” (entrevista de Joaquín Morales Solá para “La Nación”, del 5 de octubre de 2014.
Grave esta afirmación porque primero pone en duda las definiciones dogmáticas sometiéndolas no a una sola interpretación clara, firme, definida y permanente sino a la categoría de interpretaciones. Si son interpretaciones esas pueden cambiar o mejorarse y luego volver a mejorarse y así hasta el infinito, es decir que el dogma deja de ser lo que es para ser cuestiones mutables de la fe y como el mundo cambia la fe debe seguir en sus cambios al mundo.
El Cardenal Joseph Ratzinger, en la Misa Pro eligendo Romano Pontífice, antes del inicio del Cónclave que lo eligiría a él como Papa dijo en su homilía (18 de abril de 2005):
«No es el relativismo, es decir, dejarse llevar ‘de aquí para allá por cualquier viento de doctrina’, lo que da firmeza; tener una fe clara, según el Credo de la Iglesia, es a menudo etiquetado como fundamentalismo. En cambio, el relativismo, es decir, dejarse llevar ‘de aquí para allá por cualquier viento de doctrina’, parece la única actitud aceptable para los estándares de hoy. Se va constituyendo una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo y que deja como última medida sólo el propio yo y sus deseos. Nosotros, en cambio, tenemos otra medida: el Hijo de Dios, el verdadero hombre. Él es la medida del verdadero humanismo.»
¿Es que acaso la verdad de la fe no cuenta para la salvación de las almas? Lo cierto es que su visión no es sobrenatural sino de pertinaz inmanencia, lo prueba esa famosa entrevista dada en Brasil, en ocasión de la JMJ de Río, a O Globo News el 25 de julio de 2013.
Dijo entonces: “Si hay un niño que tiene hambre y no recibe una educación lo que debe interesarnos es que deje de tener hambre y reciba una educación. No importa si a darle esta educación son los católicos, los protestantes, los ortodoxos o los judíos. No me interesa. Me interesa que lo eduquen y le quiten el hambre”.
¿Qué diríansan Felipe Neri, san José de Calasanz, san Juan Bosco? ¿Cómo puede decir que sea indiferente quién lo eduque? ¿Es que no importa educarlo en la verdad de la fe y en la moral cristiana? ¿Es acaso lo mismo la moral católica en la que se eduque a un joven que la judía o la protestante o la de un ateo? Su indiferencia se comprende desde su total desinterés por la fe –cosa dicha extrañamente con gran claridad y no en modo ambiguo como es su costumbre- como condición necesaria a la salvación. O sea que, en última instancia, la salvación del alma no cuenta o todas son vías posibles de salvación. ¿A qué vino entonces el Hijo de Dios al mundo?
4). Abandono de las exigencias de la fe
Tales exigencias son las de nuestro Señor Jesucristo quien nos dice que seguirlo a Él es ir despojándose de toda adherencia material, de todo apego desordenado a las personas y de toda comodidad y marchar sin mirar al pasado. La puerta que lleva al Reino es estrecha y la Ley es más radical que lo que nosotros los hombres querríamos. “Os ha sido dicho” pero “yo os digo” (Cf. Mt 5) y a cada mandamiento lo descubre en todo su rigor y exigencia. Sin embargo, ahora se nos dice que son ideales que pocos pueden alcanzar y, por tanto, hay que matizar, aligerar, acompañar o, como algún “teólogo” peregrinamente sugirió, volver a la ley mosaica donde el repudio a la mujer estaba contemplado (¡!).
Sí, la Amoris Laetitia pretende “humanizar” la ley, hacerla adaptable a esta época de tantas parejas de hecho e irregulares para que puedan acceder a la comunión y no se sientan excluidas por causa del pecado. La pregunta es de rigor: ¿Por qué es posible ahora llegar a desafiar la misma ley de Dios, las palabras clarísimas de Jesucristo? Simplemente porque para Amoris Laetitia –si la ley presenta un ideal difícilmente alcanzable para muchos- entonces no existe la sobrenaturalidad y por tanto la gracia no cuenta. Precisamente, lo único que hace posible cumplir con la Ley es: ¡la gracia! Esa gracia santificante que le es dada a cada uno por el bautismo y que cuando se la pierde ahí está el otro sacramento, la confesión, para recuperarla toda vez que el penitente sea tal, que se acerque arrepentido y -¡claro está!- con el propósito de no seguir pecando.
5). Extraño ecumenismo
Uno de los reiterados principios dequien se sienta en la silla de Pedro -que tanto recuerdan los de la hermética- es “el todo es superior a las partes”, lo cual tomándolo, como se pretende, con valor universal comportaría que la suma de religiones es más que la Iglesia Católica.
También se lo oye repetir “tenemos que promover y trabajar sobre aquello que une y no sobre lo que divide”. Esa sentencia no es de su autoría pero sí la repite y aunque pueda sonar bien y razonable su efecto puede ser demoledor cuando se aplica a la religión. Como observaba el Cardenal Giacomo Biffi: “puede ser oportuno para salvaguardar las relaciones de buena vecindad en un condominio o la rápida eficiencia en un consejo comunal. Pero mucho cuidado si nos dejamos inspirar por esto en el testimonio evangélico frente al mundo, en nuestro compromiso ecuménico, en las discusiones con los no creyentes. En virtud de tal principio Cristo podría volverse la primera y más ilustre víctima del diálogo con las religiones no cristianas (de hecho ahora lo es).
El Señor Jesús dijo de sí, en una palabras que sin embargo nos inclinamos a censurarlas: “Yo vine a traer la división” (Lc 12,51)” . Y agregaba el cardenal: “En las cuestiones que importan la regla no puede ser más que esta: debemos observar sobre todo a lo que es decisivo, substancial, verdadero, nos divida o no nos divida”. De Giacomo Biffi (“Memorie e disgressioni di un italiano Cardinale”. Pág 178).
Refiriéndose el Cardenal Biffi a “Dominus Jesus” (del Cardenal Ratzinger, compartido y públicamente aprobado por Juan Pablo II) donde se dice claramente que Jesús es el único necesario Salvador de todos los hombres, una verdad que lleva ya dos mil años, a partir del discurso de Pedro en Pentecostés, decía que llena de estupor y da la medida de la gravedadde la situación actual el hecho que haya tenido que ser recordado. Agregaba que aquella verdad es el mínimo grado de la fe, verdad esencial para un creyente que en 2000 años nunca se había puesto en duda. Ni siquiera en momentos de grandísimas crisis como la arriana o en tiempos de la Reforma protestante. Sin embargo, le preocupaba grandemente, que “haya sido contestado a todos los niveles, sea de la acción pastoral como de la enseñanza teológica y de la jerarquía”. Contaba una anécdota, un parroquiano que había propuesto al párroco presentar la “Dominus Jesus” a la comunidad, el párroco lo había desaconsejado porque “es un documento que divide”. (En el encuentro del Sacro Colegio Cardenalicio previo al Conclave del 2005 pag. 614-615).
Hace ya tres años, en la entrevista a Eugenio Scalfari aparecida en “La Repubblica” del 1 de octubre de 2013, decía Papa Francisco:
“…Los padres conciliares (se refería al Concilio Vaticano II) sabían que abrir a la cultura moderna significaba ecumenismo religioso y diálogo con los no creyentes. Desde entonces muy poco fue hecho en aquella dirección. Yo tengo la humildad y la ambición de querer hacerlo”.
Y vaya si lo hace porque estamos como nunca antes, con gestos de hermandad hacia todos y así “uniéndonos en lo que no divide”. El culmen es la visita a Suecia para conmemorar los 500 años del cisma de Lutero. Pero, ¿qué es aquello que divide? Nada menos que la verdad sobre Cristo y su Iglesia. Unión con los que han dividido, los cismáticos, y dureza para los fieles católicos que defienden la ortodoxia.
6). Elogio a Lutero
Las implicaciones del elogio a Lutero y las sospechas acerca de la intención son grandísimas.El elogio de Francisco fue en el viaje de retorno de Armenia, el 26 de junio de este año 2016. Figura en el sitio oficial del Vaticano. Estas fueron sus palabras: “Creo que las intenciones de Martin Lutero no estuvieron equivocadas; era un reformador. Quizás algunos métodos no eran propiamente un modelo para imitar. Había corrupción en la Iglesia, había mundanidad, había apego al dinero y al poder. Y él protestó por eso. Luego, era inteligente y dio un paso adelante justificando el porqué hacía todo esos sobra la doctrina de la justificación. Sobre este punto tan importante no se había equivocado. Él hizo una medicina para la Iglesia”.
Aquí, Bergoglio presenta a Lutero como un reformador de costumbres, un reformador moral, cosa que el mismo Lutero negó serlo. Él fue el reformador herético de la doctrina y esta es la verdad. También el teólogo pastor valdense Paolo Ricca, se apresuró a contestar que la Reforma haya nacido como consecuencia de la mundanidad de la Iglesia. Dijo en cambio: “El verdadero punto vero sobre que hizo de perno de la Reforma no fue un problema moral sino teológico”.
Ciertamente que hubo escándalos en la Iglesia de aquel tiempo pero los escándalos de Lutero, hombro rudo, carnal y vulgar no fueron de menor alcance, antes bien fue lo contrario. No vale la pena adentrarse en el tema de los escándalos de la Iglesia ni tampoco de los escándalos de Lutero sino ir al punto más inquietante: Lutero sobre el tema de la justificación tenía razón[1].
Afirmar eso es borrar de un golpe las enseñanzas de la Iglesia acerca del libre albedrío y la necesidad de las obras y cancelar la condena de Trento. Porque para Lutero la justificación viene por la sola fe en Jesucristoprescindiendo de las obras y de la cooperación del pecador con la gracia. Extraño que ¡justamente Jorge Mario Bergoglio! pueda decir que Lutero tenía razón en ese punto. Extraño porque tantas veces le gusta recordar el pasaje de Mateo 25, en el que el Señor viniendo en su gloria juzgará a unos y otros de acuerdo a las obras (Cf. Mt 25: 31s).
Lutero, lo recordamos, negabael Magisterio (Sola Scriptura y libre examen de las Escrituras), el sacerdocio ministerial y sostenía que la salvación viene por la sola fe; consecuentemente niega los sacramentos, excepto el bautismo. Extraño también porque siendo Rector del Colegio San José, el Padre Jorge Mario Bergoglio en un escrito condenó a Calvino y a Lutero.
Pues, la sospecha, con tanto elogio y festejo (¡!!) por los 500 años, del cisma, más que fundada es que el próximo ataque sea a la Eucaristía y al sacerdocio ministerial. No hay dudas que mucho se “avanzó”, porque ya bien desacralizada está con la comunión de pie y en la mano, al mejor estilo protestante, y con la liturgia. La liturgia implica todo: la celebración en sí, “versus populum”, (fundamentada por una eclesiología horizontalista), la exaltación de la Cena –y no precisamente como Banquete Sacrosino como un banquete convivial- y el oscurecimiento e incluso negación de la necesaria y fundamental dimensión sacrificial, por tanto negándole a la santa Misa su valor redentor.
¿Quién podría jamás imaginar que habría un hombre en la cima de la Iglesia Católica que fuese a celebrar el cisma de hace cinco siglos atrás? ¡Recordar el 31 de octubre de 1517, cuando el monje agustino Martin Lutero clavó sus 95 tesis en la puerta de la iglesia de Wittenberg! Y, en efecto, el escenario que hemos visto en Lund, el 31 de octubre, con la “obispa” luterana y el acto paralitúrgico, ha sido surrealista.
Sin embargo, el homenaje a la Reforma comenzó el 13 de octubre cuando Lutero atravesó las puertas del Vaticano y una estatua suya presidió el encuentro de Bergoglio con un grupo de peregrinos luteranos. Precisamente el 13 de octubre, aniversario de la última aparición de la Virgen en Fátima, fecha que pasó bajo silencio!
En aquel encuentro, una vez más,quien se sienta en la silla de Pedro,condenaba el proselitismo como “veneno” mientras exaltaba a “los santos reformadores”; era más o menos como canonizar al gran hereje que dividió la Iglesia y provocó guerras de religiones que desangraron Europa, y que hizo proselitismo del protestantismo.
Una vez más confirmó su desinterés por la verdad doctrinal: “Mientras los teólogos llevan adelante el diálogo – dijo a los peregrinos – vosotros continuad a buscar con insistencia ocasiones para encontrarse, conocerse mejor, rezar juntos y ofrecer vuestra ayuda recíproca y a todos los que la necesitan”.
Aún antes que el viaje a Suecia fuese definido, el Cardenal Müller advertía: “Nosotros los católicos no tenemos ningún motivo para festejar el inicio de la Reforma que llevó al cisma de la cristiandad occidental” (hablando en un acto con los obispos de Chile).
En cambio Francisco fue y se encontró con la Federación luterana mundial. Poco antes salía un documento firmado por una comisión católica-luterana titulado “Del conflicto a la comunión” donde se afirma que nosotros católicos somos también culpables de haber quebrado la unidad de la Iglesia y que el programa reformador de Lutero constituye un desafío espiritual y teológico para nuestro tiempo (sic!).
En Lund, Francisco dijo: “Es con gratitud que reconocemos que la Reforma ha contribuido a dar mayor centralidad a la Sagrada Escritura en la vida de la Iglesia”. Obviamente, no dijo que para los luteranos y todos los protestantes no existe una lectura de la Sagrada Escritura con la Iglesia y desde la Iglesia, porque ellos no tienen ni reconocen Magisterio alguno y en cambio el libre examen de la Palabra de Dios.
“La experiencia espiritual de Martin Luteronos interpela y nos recuerda que no podemos hacer nada sin Dios. El mensaje de Lutero está justo en el descubrimiento deun “Dios misericordioso”. ¡Como si la Iglesia con todo su Magisterio, sus Padres y sus santos, rechazados y negados por Lutero, habría debido esperar a Lutero para descubrir que sin Cristo nada podemos y que Dios es misericordioso!
Y luego en la Declaración conjunta se puede leer: “Estamos profundamente agradecidos por los dones espirituales y teológicos recibidos a través de la Reforma.” ¿Cuáles dones espirituales y teológicos? ¿Acaso la influencia racionalista de Karl Barth? O bien: “Muchos miembros de nuestras comunidades aspiran a recibir la Eucaristía en una única mesa, como concreta expresión de la plena unidad”. Es decir promoción de la intercomunión con los protestantes (la única admitida es con los ortodoxos porque ellos junto a nosotros son los únicos que tienen la verdadera Eucaristía).
Pero, no se dice que “Eucaristía” así utilizado es un término equívoco, porque la verdadera Eucaristía está en la Iglesia Católica, donde está el sacerdocio ministerial que hace posible la consagración del pan y del vino. Ahora bien, de acuerdo a la declaración, se trataría del deseo que los protestantes accediesen a la comunión eucarística en nuestras Misas sin estar en comunión con la Iglesia. ¡Esto no es posible!
Anteriormente, en ocasión de su visita a la comunidad luterana de Roma, un año atrás, a la pregunta de una señora protestante, mujer de un católico, acerca de la posibilidad de poder participar junto al esposo a la Eucaristía, Francisco respondió: “Dejo la pregunta a los teólogos”. Luego dijo que él no podía dar permiso para recibir la Eucaristía, pero que ella debería haberlo “hablado con el Señor y avanzar”. Pocas semanas después, el cardenal Gerhard Müller puso en guardia acerca de los posibles malentendidos, confirmando que entre católicos y protestantes “existe una diversa comprensión de la Iglesia”. También el cardenal Robert Sarah, Prefecto del Culto divino, corrigió al pontífice diciendo: “No es una cuestión de seguir la propia conciencia”; “La Eucaristía es sólo para los católicos”. Y el obispo kazakistano Athanasius Schneider dijo que la Iglesia debe ser “absolutamente clara con los protestantes, no escondiendo nada”. Agregó que cualquier gesto que no sea claro, que no sea sincero, que sea ambiguo, jamás ayudará al verdadero ecumenismo en ningún nivel que sea”. Dijo que “los pastores deben ser muy prudentes en sus declaraciones y no crear ambigüedades y confusión entre la gente llevándolas a creer que las doctrinas católicas y protestantes son fundamentalmente las mismas con sólo pequeñas diferencias”.
Con respecto a la respuesta del Papa Francisco a la mujer protestante dijo que no hay que exagerar con la infalibilidad de los papas cuando ofrecen sus opiniones personales.
7). Encuentro interreligioso en Asís
Quien se sienta en la silla de Pedrono fue al Congreso Eucarístico Nacional de Italia en Génova y no dio excusas. En cambio fue antes al de Cardiología y luego al encuentro de Asís promoviendo el diálogo con otras religiones.
Interesa particularmente la opinión del PapaBenedicto XVI sobre el tema. Lo que sigue es parte de lo escrito por él en ocasión de darle su nombre al Aula Magna de la Urbaniana, el 21 octubre de 2013:
“El Señor Resucitado encargó a sus Apóstoles y a través de ellos a los discípulos de todos los tiempos, de llevar su Palabra hasta los confines de la tierra y de hacer de todos los hombres sus discípulos. Pero –se preguntaba el Papa- ¿Esto es aún válido?. Es la pregunta que se hacen muchos dentro y fuera de la Iglesia. ¿La misión, es todavía actual? ¿No sería más apropiado encontrarse en el diálogo entre las religiones y juntas servir a la causa de la paz del mundo?La contra pregunta es: ¿Puede sustituir el diálogo a la misión? Muchos hoy son de la idea que las religiones deberían respetarse mutuamente y, en el diálogo entre ellas, volverse una común fuerza de paz. En este modo de pensar, la mayoría de las veces, se da como presupuesto que las distintas religiones sean variaciones de una única y misma realidad; que “religión” sea el género común, que asume diferentes formas según las diversas culturas, que de cualquier modo expresa una misma realidad. La cuestión de la verdad, esa que en el origen movió a los cristianos más que todo el resto, aquí es puesta entre paréntesis. Se presupone que la auténtica verdad sobre Dios, en último análisis, sea inalcanzable y que lo que más se puede es a lo inefable hacerlo presente con una variedad de símbolos. Esta renuncia a la verdad parece realística y útil a la paz entre las religiones del mundo. Y sin embargo es letal para la fe. La fe pierde su carácter vinculante y su seriedad, si todo se reduce a símbolos en el fondo intercambiables, capaces sólo de aludir de lejos al inaccesible misterio de lo divino… La cuestión de la misión se pone no sólo frente a las preguntas fundamentales de la fe sino también frente a aquella de qué es el hombre… la alegría exige ser comunicada. El amor exige ser comunicado. La verdad exige ser comunicada. Quien ha recibido una gran alegría no puede tenérsela sólo para él, debe transmitirla. Lo mismo vale para el don del amor, para el don del reconocimiento de la verdad que se manifiesta. Cuando Andrés encontró a Cristo no pudo dejar de decírselo a su hermano: “Hemos encontrado al Mesías” (Jn 1,41). Y Felipe, a quien le había sido donado el mismo encuentro, no pudo dejar de decírselo a Natanael que había encontrado a aquél de quien habían escrito Moisés y los profetas (Jn 1,45). Anunciamos a Cristo no para procurarle a nuestra comunidad cuantos más miembros posibles, ni tanto menos por el poder. Hablamos de Él porque sentimos el deber de transmitir aquella alegría que nos ha sido donada”.
(https://www.sannicolao.it/download/files/PapaEmerito_2014_10_21_MessaggioUrbaniana.pdf).
Hablamos de Él porque nos sabemos pobres, frágiles, miserables pecadores incapaces de salvarnos a nosotros mismos y anunciamos al Salvador. Es ésa la razón de la alegría y de la necesidad altruista de ir a los demás a anunciarlo. Pero no podemos olvidar que por encima de todo esto se yergue el mismo mandato del Señor.
La respuesta de Benedicto a toda esta corriente negadora del anuncio evangelizador de salvación que pretende sustituir la misión por el diálogo terminaba así:“Seremos anunciadores creíbles de Jesucristo cuando lo habremos verdaderamente encontrado en lo profundo de nuestra existencia, cuando a través del encuentro con Él, nos será donada la gran experiencia de la verdad, del amor, de la alegría”.
8). Todos son hijos de Dios y no hay un Dios católico
Sobre el mismo tema anterior ver también el video https://youtu.be/LZDP3xkZA2c donde contradice el mandato del Señor de Mc 16:15-16 y las palabras de Pablo Rm 10: 13-15; 1 Co 9:16; 1 Co 1:21 y lo que nos relatan los Hechos de los Apóstoles en Hch 9:19-22; Hch 17:1-3; Hch 18:4; 18:9-11; Hch 19:8; Hch 20: 18-21..;27.
Y ni qué hablar del famoso video http://video.repubblica.it/vaticano/ebrei-buddisti-e-musulmani-nel-videomessaggio-del-papa-dialogo-porti-pace/224044/223300?ref=HRESS-9
donde Cristo se pone en el mismo plano que las otras religiones, se presenta a todos como hijos de Dios y lo que importa es simplemente creer en el amor.
No es eso lo que enseña la Iglesia, lo que dice la Sagrada Escritura. Está clarísimo en el Evangelio de san Juan, en el mismo prólogo, donde dice: “A quienes lo recibieron (Jesucristo) les dio el poder de llegar a ser hijos de Dios, a aquellos que creen en su nombre, los cuales ni de la sangre, ni de voluntad de la carne, ni de la voluntad del hombre sino de Dios han sido generados” (Jn 1,12-13)
Nuestra certeza es que no hay otro Salvador del mundo fuera de Jesucristo y que por él nos volvemos hijos de Dios. En cambio para el Bergoglio se puede ser hijo de Dios sin necesidad de Cristo ya que musulmanes, animistas, todos son “hijos de Dios”. Por cierto que en la célebre entrevista a La Repubblica (del 1 de octubre 2013) había dicho que “no existe un Dios católico”, típica frase equívoca, por lo que muchos se preguntan él vicario de quién es y qué Iglesia guía.
Además en el video antes citado resulta que lo importante es creer en el amor. Cabe preguntarse qué es el amor para un budista o para un musulmán o un judío practicante. Quien revela el verdadero rostro de Dios es Jesucristo y qué significa amar. Él, sólo Él, nos manda amar a los enemigos.
Hay otro video en el que afirma explícitamente que todas las religiones llevan igualmente a Dios. En el min 4.30 dice, hablando a un grupo de musulmanes: “Compartir…Los que son cristianos con la Biblia, los musulmanes con el Corán, con la fe que han recibido de sus padres, siempre los ayudará a ir adelante. Compartir también la propia fe…porque uno solo es Dios, el mismo…ha hablado de un modo, de otro, pero ir adelante…” El video en cuestión es
https://www.youtube.com/watch?v=Oe1gl_rxFZc&feature=youtu.be&app=desktop
Para Francisco, como dijo en una de las primeras entrevistas lo más urgente y preocupante es la juventud sin trabajo, sin meta. En ningún momento menciona lo que tiene que ser la preocupación mayor de cualquier Papa, la pérdida de la fe, la apostasía general del vivir contra Dios, la juventud desencaminada porque se ha vuelto nihilista y nada quiere saber de Dios. El suyo es humanismo donde al centro está el hombre y no Dios. Es humanismo antropocéntrico, por tanto falso porque no estando Dios en el centro va contra el mismo hombre.
Ver https://www.youtube.com/watch?v=84e7NrOJicA#action=share
En la apelación final ¿No es acaso él mismo protagonista del anuncio? Dice: “Ayúdenme”. A continuación dice: poner en el centro a la persona humana. No a Dios.[1]
Y ese antropocentrismo remite directamente al numeral 675 del Catecismo, que dice:
“La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22)”
9). Más sobre indiferentismo religioso
A los musulmanes de Lampedusa que comenzaban el Ramadán les auguró “abundantes frutos espirituales” (8 de julio de 2013).
Todo esto tristemente nos recuerda el tango “Cambalache”, ¡dale que va! Todo es igual: ¡la Biblia junto al Corán!
Dios es uno, desde luego que sí, pero el conocimiento de Dios no es el mismo ni los preceptos que se derivan del dios de los otros lo son, porque esos son hasta contrarios a los nuestros. Dios es uno y el verdadero conocimiento de Dios lo tenemos los cristianos porque Jesucristo nos lo reveló. Dios, el verdadero Dios, nos manda amar hasta a los enemigos. El dios musulmán es el del Corán que manda decapitar al infiel que no acepte el Islam. El musulmán tiene que imitar a Mahoma, una vida llena de gestos de violencia. El cristiano tiene a Jesucristo como modelo no sólo a imitar sino a seguir. Pero, ¿puede confundir así un Vicario de Cristo? ¿Por qué no oye a los cristianos de Medio Oriente o de otros lugares donde gobierna el Islam? Y Jesucristo, ¿dónde está?
10). Los musulmanes ocupan un lugar importante en discursos, gestos, exhortaciones de Francisco
Ya no queda duda alguna y quienes más lo sufren son, en primer lugar, los cristianos de países islámicos y luego Europa. Veamos por qué:
Reiteradas veces pide a los países europeos que abran sus puertas a la inmigración irrestricta de musulmanes y como gesto, trajo consigo del viaje a Lesbos doce inmigrantes musulmanes que alojó en el Vaticano. A los cristianos (que en principio se dijo serían de la partida) los dejó allá y cuando le preguntaron porqué dijo que no hay privilegios, el único privilegio es ser hijo de Dios y “todos somos hijos de Dios”. Tal la respuesta dada a un periodista en el vuelo de regreso de Lesbos, el 16 de abril de este año. Se puede leer en el sitio oficial del Vaticano. ¿Hasta cuándo la falacia? No se es hijo de Dios por nacimiento sino por adopción, hijo en el Hijo, y por el Hijo con el bautismo y por la fe en nuestro Señor, la fe que acoge al Hijo de Dios (Cf. Jn 1,12). ¿O acaso los hijos de las tinieblas son también hijos de Dios?
Francisco pidió perdón a los migrantes porque no habían sido acogidos (se refería desde luego a países europeos) y dijo que eran no una amenaza sino un don. Es decir que la inmigración en masa sería un don para Europa. Mientras eso decía, anatematizando a los europeos el desborde de Alemania alertaba a otros países para protegerse de todas las consecuencias que estaban a la vista: jihadistas que se aprovechan del descontrol por el ingreso masivo, inadaptación y exigencias a quienes los acogen, casos de estupros y otros delitos, pérdida de la seguridad y de la paz ciudadana…
Así no se hace el bien. Al bien hay que hacerlo bien.
Cuando fue a la isla de Lampedusa gritó “Vergogna!” como si Italia tuviera la culpa de no poder contener el aluvión inmigratorio y no hiciese todo lo posible para darles alimentación y un techo provisorio y no hubiese rescatado a algunos de los muchos que se los tragó el mar.
Cuando le preguntaron por los atentados perpetrados por musulmanes buscando una justificación, absolutamente falsa, llegó a decir que también había católicos fundamentalistas y habló de “violencia católica”, todo eso en medio de un increíble malabarismo verbal.
“A mí no me gusta hablar de violencia islámica porque todos los días hojeo los diarios y veo violencias… y estos son violentos católicos bautizados! Son violentos católicos (¿Cómo no calificar esa respuesta de increíble pirueta para referirse a casos policiales como la llamada “violencia de género”? De ese modo a un delito común le da un contenido falsamente religioso! Además, dice “se puede matar con la lengua”. Esta entrevista de antología, surrealista, se verificó en el viaje de regreso de Polonia, el 31 de julio de este año. Quien quiera leerla la encontrará en el sitio del Vaticano.
Por supuesto que no se debe hacer acepción de personas y que muchos, muchísimos musulmanes son víctimas de una guerra que fuera amañada por fuerzas muy oscuras que gobiernan en Occidente, pero llama la atención que los primeros y más afectados, los cristianos, hayan sido y sigan siendo ignorados por Bergoglio.Su primer deber era y es el de proteger a estos hermanos en Cristo y por todas las vías directas e indirectas procurarles asilo.
La apertura a la inmigración masiva es generadora de caos y resulta tremendamente perjudicial tanto para quienes reciben como para quienes inmigran cuando la sociedad es desbordada. El principio de solución empieza por otro lado. En lugar de acusar a Europa ¿Por qué no ejerce presión mediática y político diplomática sobre los ricos países árabes como Arabia Saudita, Qatar, Emiratos árabes? Son musulmanes como ellos y disponen de ingentes recursos como para acogerlos.
La causa de ésta y todas las guerras, siempre según el Papa Francisco, son los fabricantes de armas pero esas armas llegan de algún modo y si llegan es porque alguien las financia y además van a determinados grupos con fines muy precisos. Denuncie, entonces, a los causantes verdaderos de la guerra, a las fuerzas oscuras que rigen las potencias y clame al Cielo para la conclusión de la guerra, como lo hace la Iglesia, llamando a todos a la conversión, a la penitencia, a rezar, ofreciendo Eucaristías, adorando y ayunado por la paz.
11). Los cristianos perseguidos
Sobre este tema no sólo ha imperado el silencio sino hechos más graves. Un caso paradigmático es el de los familiares de Asia Bibi, la mujer madre de familia que fue acusada de blasfemia contra Mahoma en Pakistán y condenada a muerte. El Papa Francisco, tan proclive a la comunicación epistolar, nunca dio respuesta a una carta de Asia Bibi y se negó a recibir a su esposo e hijos cuando fueron a Roma. Ningún pronunciamiento, ninguna palabra. Tampoco ninguna palabra fuerte, como la que para otros casos suele pronunciar (como aquel grito de “Vergogna” en Lampedusa) en defensa de los cristianos perseguidos y masacrados en Irak, Siria y en países africanos. Hizo sólo menciones al margen, más que presumiblemente para no “dañar” su política de acercamiento a los musulmanes.
Negociaciones conducidas con el gobierno chino han sido denunciadas por el valiente Cardenal Zen, obispo emérito de Hong Kong. Si lo denunciado se llegara a concretar comportaría una traición a la Iglesia del silencio, la perseguida iglesia china.
Roma ignora a los greco católicos porque estorban en las negociaciones en su política de acercamiento a los ortodoxos. Ciertamente esto no es nuevo y no se lo puede imputar exclusivamente a Francisco. Simplemente sigue, si no acelera, esa línea que ignora la historia y comete un acto de deslealtad hacia los católicos de rito bizantino. Porque fueron los greco católicos los grandes perseguidos y ejecutados por los gobiernos comunistas en los países del este europeo. A ellos se les confiscaron iglesias (muchas de las cuales pasaron a los ortodoxos y luego de la caída del comunismo no fueron restituidas). Ellos, los greco católicos fueron confinados a la cárcel, matados, en tanto los ortodoxos, en especial su jerarquía, sobrevivía mediante complacencias y claudicaciones llegando incluso a la traición.
12). La Eucaristía es menospreciada
A la par del magisterio ordinario expresado en documentos está el otro hecho de imágenes que, como fue dicho, en una cultura icónica donde poco se lee o escasamente sólo los titulares, ese otro cuenta mucho.
En ese orden de cosas se manifiesta el tratamiento a la Eucaristía: por ejemplo, nunca se ve a Francisco arrodillarse durante la celebracióno fuera de ella cuando el Santísimo está expuesto.¡Nunca! Se intenta explicar aduciendo que no se arrodilla debido a un problema en la columna. Problema que parece no contar cuando en cambio aparece en las fotos arrodillado ante protestantes para que recen por él o cuando se inclina -doce veces!- en los lavatorios de pies de sus “reformados” Jueves Santos.
Además, en todos sus años como Pontífice nunca ha hecho la procesión del Corpus Domini.
Tampoco ha participado del Congreso Eucarístico Nacional de Italia siendo él Obispo primado de Italia. Es la primera vez que un Papa niega su participación a tal importante acontecimiento.
Ha reformado el Jueves Santo con un lavatorio de pies no a sacerdotes ni siquiera a católicos laicos sino a no creyentes, creyentes de otras religiones, mujeres y travestis. y todo ello en desmedro de la memoria de la institución de la Eucaristía y del sacerdocio.
Otro hecho ya no de menosprecio sino sacrílego, ha sido y es su decisión de admitir a la comunión a quienes viven en situación permanente de pecado mortal[6].
13). Quienes se oponen y defienden la doctrina de siempre en materia de uniones y Eucaristía son maltratados
A quienes defienden la doctrina y la moral católica, el Papa Francisco los descalifica tratándolos de fariseos, duros de corazón, Y lo hace repetidas veces en sus homilías de Santa Marta. Como alguien dijo:”Lanzar epítetos gruesos contra quienes son ortodoxos no es buena señal de apacentar el rebaño”.
Eso en cuanto al tratamiento verbal y luego en los hechos remueve a todo aquel que esté en contra de sus posturas modernistas, tanto a obispos como a sacerdotes.
14). Medidas de gobierno inmisericordes
Así se pueden calificar –inmisericordes- no sólo por el brusco modo en que fueron tomadas sino además por las consecuencias que han dejado. Lo significativo es que tales medidas estuvieron y están dirigidas en una misma dirección: contra todo lo que significa ortodoxia y –como en el caso de los conventos de clausura- un bien de y para la Iglesia.
Entre las primeras de tales medidas estuvo la inmediata defenestración del Cardenal Raymond L. Burke del Tribunal de la Signatura Apostólica, o sea como cabeza de la Iglesia de todos los tribunales eclesiásticos. Lo mismo hizo con otro Cardenal de sanísima ortodoxia, Mauro Piacenza, a quien, entre sus primerísimas medidas, quitó del cargo de Prefecto para el Clero.
La demolición de la comunidad modelo, llena de vocaciones de ambos sexos, Franciscanos de la Inmaculada. Para la medida blitz sirvió como excusa el hecho que un grupo dentro de la comunidad masculina se había quejado que la única Misa celebrada era la latina del rito antiguo. Eso bastó para establecer un comisariato, y en un evidente abuso de poder hacer lo mismo con la rama femenina, donde no había habido ninguna queja. A cargo del comisariato de la rama femenina se puso a una religiosa progresista.
Remoción del Obispo de Ciudad del Este, Paraguay, Mons. Livieres, bajo la acusación de romper la unidad del episcopado. En Ciudad del Este había ocho capillas de adoración perpetua y un seminario modelo fundado por este obispo. La acusación era la de haber “roto” la unidad cuando, con pleno derecho como obispo, había fundado su propio seminario donde la enseñanza era de acuerdo a la sana ortodoxia de la fe y la moral católica. A partir de entonces dejaba de haber un único seminario en Paraguay y eso era intolerable. Un dolorido Livieres ante tal injusticia le escribe a Papa Francisco diciéndole: “que Dios el perdone lo que ha hecho”. Poco tiempo después Mons. Livieres fallecía.
Así como ocurrió con Mons. Livieres también pasó con Mons. Leonard, Arzobispo de Bruselas. El modernismo en Bélgica se había instalado en el post Concilio y protagonistas fueron los Cardenales Suenensy su sucesor Daneels (sí, ¡el mismo del grupo San Galo!).Benedicto XVI trató de contener el proceso de devastación nombrando a Mons. Leonard como Arzobispo de Bruselas. Al llegar este último a los 75 años, hace de esto un año atrás, fue inmediatamente sustituido por el ex Obispo auxiliar de Daneels, De Kesel, y así se ha vuelto a lo de antes, es decir a traer el espíritu del mundo a la Iglesia.
Por eso, no debería causar sorpresa –sí tristeza e indignación- que, por ejemplo, la Iglesia belga no haya dicho ni una palabra de condena ante el primer caso de eutanasia infantil. Y también, como el caso paraguayo, que el único seminario con muchas vocaciones fundado por Mons. Leonard fuese obligado a cerrar con la excusa que hay demasiados seminaristas franceses (¡!!).
Muy recientemente, mediante la Constitución Apostólica “Vultum Dei quaerere” – que deroga las disposiciones de otra Constitución anterior del Papa Pío XII- está obliga a todas las comunidades femeninas de clausura a formar federaciones y a abrir la clausura para estudios fuera de ella. De ese modo, las abre al mundo –dejando de ser lo que por esencia son- y quitando toda autonomía a los monasterios. El estar federados hará que los buenos conventos impolutos, de estricta observancia, se vean ahora arrastrados por quienes dirijan las federaciones y terminen contaminados con el mundo.
Los monasterios de clausura han sido el puntal que sostiene a la Iglesia, el pulmón con que respira.
En momentos de escribir esta relación un nuevo golpe acaba de producirse. Se trata de la Congregación para el Culto Divino y disciplina de los sacramentos. Su prefecto, el Cardenal Robert Sarah, es un hombre santo y sabio, de sólida doctrina (basta leer su libro “Dios o nada” para poder apreciar la altura y profundidad de este Cardenal que además fue muy probado en su país, Guinea, en época de la dictadura comunista). Pues bien, como su línea en liturgia es la del Papa Benedicto, en estos momentos su dicasterio es víctima –como escribe el vaticanista Marco Tosatti- de una purga sin precedentes. De la asamblea desaparecen los Cardenales George Pell, MalcomRanjih, Raymond L. Burke, Angelo Scola, Angelo Bagnasco y Marc Ouellet, y en cambio asumen como nuevos miembros lugares los Cardenales Parolin(Secretario de Estado), Stella (Prefecto de la Congregación para el Clero, para muchos verdadera eminencia gris detrás del Pontífice) y Gianfranco Ravasi, quien participó de una ceremonia a la “Pacha Mama” en Argentina; Dew, Piero Marini, DomenicoSorrentino. El Cardenal Sarah, que como muchos Cardenales africanos había sido también muy crítico con la interpretación liberal de la Amoris Laetitia, sobre el tema de permitir la comunión a los divorciados vueltos a unir, con esta purga queda en soledad en su propio dicasterio.
15). Unidad o diversidad
Para justificar algunas medidas se apela a la “unidad” como bien supremo a prevalecer y para otras, en cambio, a la necesidad de la “diversidad”.
Por ejemplo, la Amoris Laetitia deja a las Conferencias Episcopales de cada lugar la disciplina en materia de comunión sacramental para el caso de parejas irregulares que quieran acceder a la misma. La justificación es la diversidad de culturas en cada región o país. Las conferencias episcopales de Alemania y de Filipinas han determinado que están a favor de dar la comunión a todos (es decir permiten comuniones sacrílegas) mientras las de África y Polonia se oponen. Esa diversidad apelando también a la colegialidad, en rigor lo que hace es romper la unidad de la Iglesia en algo fundamental que es la moral. Es la llamada ética situacional ya condenada por Papas como Juan Pablo II. Es decir, que se apela a la diversidad cuando lo importante en ese caso es la unidad de fe y de moral que caracteriza a la Iglesia de Cristo.
En cambio se invocó la necesidad de unidad para remover al obispo paraguayo, que “desentonaba” con los demás obispos, y en ese caso la arbitraria medida fue a daño de la verdad y del bien de la Iglesia[7]y sacerdotes.
16). La pastoral como excusa
Para el Sínodo de la familia y la posterior exhortación post sinodal “Amoris Laetitia” se ha dicho que las modificaciones eran de índole pastoral dejando intacta la doctrina. “Lo que importa es la vida”, dice Francisco, “dejemos las cuestiones doctrinales a los teólogos”. “Bella trovata”, dirán los italianos.
Pero, esto de utilizar razones pastorales como excusa de depredaciones viene de lejos, del mismo Concilio Vaticano II. Sabemos que Juan XXIII quería renovar la Iglesia no con condenas sino con, así la llamaba, “medicina de la misericordia”. Esto nos lo recuerda el Cardenal Biffi en sus memorias. Absteniéndose de condenar los errores el Concilio -pensaba el Papa- habría evitado de formular enseñanzas definitivas, vinculantes para todos. Y a esta indicación de partida todos luego se atuvieron. Se trataba de un “Concilio pastoral”. Biffi advertía para entonces que el concepto de “pastoralidad” era ambiguo y se preguntaba si con eso no se quería decir implícitamente que los Concilios anteriores no habían sido pastorales o no lo habían sido lo bastante. “¿No tenía importancia pastoral el poner en claro que Jesús de Nazaret era Dios y consubstancial al Padre, como se había definido en Nicea? ¿Carecía de importancia pastoral precisar el realismo de la presencia eucarística y la natura sacrificial de la Misa, como había ocurrido en Trento? ¿No tenía relevancia pastoral presentar en todo su valor y en todas sus implicancias el primado de Pedro, como había enseñado el Concilio Vaticano I?” Si bien se comprendía que no era ése el propósito “existía el peligro de no recordar más que la primera e insustituible “misericordia” para la humanidad perdida es, según la enseñanza clara de la Revelación, la “misericordia de la verdad”; misericordia que no puede ser ejercida sin la condena explícita, firme, constante de toda tergiversación y de toda alteración del depósito de la fe que debe ser custodiado”. De otro modo se caería en el terrible error que todo dependería de nuestro arte de persuasión y no de la estrategia divina centrada en el acontecimiento pascual y de su anuncio. Anuncio, como dice san Pablo en su primera carta a los corintios, “sin discursos persuasivos de sabiduría humana (Cfr. 1 Co 2,4)
17). Sínodo de la familia
Recordamos que comienza con la promoción del Cardenal Walter Kasper en la primera audiencia pública, cuando el Papa Francisco recomienda su libro y dice, de este teólogo de ideas y propuestas heréticas, que es uno que hace teología de rodillas. Luego, lo nombrará único relator en el Consistorio preparatorio del Sínodo. Un sínodo en dos partes (¡!!). Del primer sínodo sale una relación intermedia escandalosa, la relatio post disceptationem, verdadera manipulacióndonde se ponen puntos que no se habían debatido en la sala. Tan escandalosa fue que el Cardenal Müller gritó “Vergogna!” y que el relator Cardenal Erdö, pese a ser considerado un progresista no quiso leerla y dirigiéndose a Mons. Bruno Forte, lo conminó a hacerlo ya que él –descubrió el Cardenal- era el autor. Forte es uno de los colaboradores cercanos a Francisco. Al final terminó todo en indefinición con un tema central, escogido por Kasper con el acuerdo de Francisco, sobre el caso de parejas irregulares que desean comulgar. Caso totalmente marginal. En las secciones sobre homosexualidad, sexualidad y divorciados vueltos a casar –como apuntaba Mons. Schneider- el texto representa una ideología neopagana radical.
El final de la historia es la Exhortación Post Sinodal “Amoris Laetitia” (AL) de Francisco y ese capítulo VIII, con sus notas al pie, que le piden cardenales, de una parte, y un grupo de 45 teólogos, filósofos y pastores de almas de distintas nacionalidades sea anulado porque es herético y contra toda enseñanza de la Iglesia. Entre los 45 firmantes hay prelados católicos, estudiosos, profesores, autores y sacerdotes de varias universidades pontificas, seminarios, colegios, institutos teológicos, órdenes religiosas y diócesis de todo el mundo. Ellos pidieron al Colegio Cardenalicio que, en sus vestes de consejeros oficiales del Papa, dirijan al Santo Padre el pedido rechazar “los errores listados en el documento, en manera definitiva y final y afirmar con autoridad que Amoris Lætitia no exige que ninguno de esos sea creído o considerado como posiblemente verdadero“. Algunos otros solicitan que quite lo que va contra la doctrina de la Iglesia, como por ejemplo donde FamiliarisConsortiodelsanto papa Juan Pablo II (n. 84) confirmaba la praxis, fundada sobre la Sagrada Escritura, de no admitir a la comunión eucarística a los divorciados vueltos a casar mientras la Amoris Laetitia lo hace posible.
Detrás del motivo pastoral se presenta un verdadero cambio de doctrina arropado en notas (como las 329, 336 y 351) y no explícitamente formulado como debería haber sido. El pedido unánime es que además de eliminar las inaceptables notas, las ambigüedades sean explicadas.
Ninguna solicitud tuvo respuesta de Bergoglio como tampoco la tuvo la de Cardenales como Caffarra y la de todos los otros 13 Cardenales firmantes de aquella carta dada al Papa Francisco en plena sesión sinodal. Aquella carta fue calificada por la prensa como complot. ¡Vaya complot ése, con firmantes a cara descubierta que piden aclaraciones y rectificaciones por el bien de la Iglesia y la salvación de las almas!
Loa Cardenales Walter Brandmüller (presidente emérito del Pontificio Comité de Ciencias Históricas), Carlo Caffarra (Arzobispo emérito de Bolonia), Raymond L. Burke (Patrón de la Soberana Orden de Malta), y el Cardenal alemán JoachimMeisner, han enviado el 19 de septiembre a Francisco y al Cardinal Müller, una serie di cuestiones en la forma canónica de “dubia” (que reclaman como respuesta sí o no) con respecto a la Amoris Laetitia. Como no tuvieron ninguna respuesta han dado a publicidad el pedido. Ha sido publicado íntegramente por Corrispondenza Romana (Roberto de Mattei) y por Sandro Magister el 14 de noviembre 2016. En el incipit de la carta decían los Cardenales:
“Ahora, impulsados en conciencia por nuestra responsabilidad pastoral y deseando colocar siempre más en acto aquella sinodalidad a la cual Vuestra Santidad nos exhorta, con profundo respeto, nos permitimos pedirle, Santo Padre, cual supremo Maestro de la fe llamado por el Resucitado a confirmar a sus hermanos en la fe, de dirimir las incertezas y clarificar, dando benévolamente respuesta a los «Dubia» que nos permitimos adjuntar a la presente”.
Los dubia están referidos a las notas cuya ambigüedad llevan a interpretaciones heterodoxas.
AL presenta la ley de Dios sobre la indisolubilidad del matrimonio como ideal para muchos inalcanzable al que es necesario humanamente remediar desconoce la gracia y abre la puerta a la comunión a quienes viven en situación permanente de pecado. En AL como en otras expresiones de este pontificado campea la ausencia de sobrenaturalidad del humanismo sin la gracia, en el fondo sin Dios. Es tanto y tan grave lo que se expone en el capítulo VIII y en otras afirmaciones pastorales donde se niega o se hace ambigua la verdad, que personalidades católicas mundialmente reconocidas el 27 de septiembre 2016 han publicado una Declaración en defensa de la familia y de la verdad. Entre los 80 firmantes iniciales (la lista luego se ha enormemente agrandado), hay Cardenales como Caffarra, Burke, Pujats; obispos como Negri, Laise, Laun, Schneider; filósofos como Spaemann y Seifert, von Stockhausen, Waldstein; historiadores como De Mattei; teólogos, liturgistas, como Bux, Jindracek vicedecano del Angelicum, Iraburu; otros estudiosos y personalidades como Gotti Tedeschi.
18). Laudato Si (LS)
Es un capítulo aparte. LS toma como premisa válida la teoría sobre el calentamiento global originado por la acción humana. La teoría es más que discutida desacreditada en el ámbito científico. La actividad solar fundamentalmente es la principal responsable del calentamiento y no el factor humano, cuyo impacto es ínfimo. De todas maneras, la Iglesia jamás debe tomar partido de una teoría científica porque no le compete. Ella es Maestra de fe y de costumbres no de ciencia positiva. Este es un doloroso aprendizaje del cual los Papas hicieron experiencia luego de Galileo. El calentamiento global por causa del hombre sirve a quienes quieren limitar la población mundial: abortistas, anticoncepcionistas, teoría de gender, etc. y que ideológicamente pertenecen al Nuevo Orden Mundial (NOM).
Además, el documento pontificio provoca confusión al mencionar expresamente a la Carta de la Tierra, símbolo del neopaganismo propulsado por la ONU y los poderes hegemónicos del NOM. Incluso en LS 175 propicia un gobierno mundial y cita al Papa Benedicto fuera de contexto.
En materia metafísica y teológica en LS 236, refiriéndose a la Eucaristía, llega a decir que el Señor llega a nosotros desde dentro de la materia ignorando por completo la transubstanciación. La materia es transubstanciada en el momento de la consagración. En LS98 dice que Jesús estaba en plena armonía con la creación y ofrece como ejemplo el episodio de la tempestad calmada por el Señor. Recuerda que todos se admiran de ese acontecimiento. Lo menos que se puede decir es que se hace una abierta tergiversación de la Palabra, porque no es la armonía la causa de la admiración de los discípulos sino la sujeción de la creación ante quien actúa con el poder de Dios. Estos casos son sólo ejemplo de los muchos que hay en un documento imbuido de ecologismo. Ecologismo y animalismo demostrados en aquella infame proyección de monos y fieras sobre la Basílica de san Pedro,la iglesia más importante de la catolicidad. Y nada menos que en el día de la Inmaculada Concepción de María. Fecha que pasó desapercibida. ¿Cómo no estar de acuerdo con quienes indignados calificaron el acto como verdadera afrenta? Afrenta patrocinada por los grandes del Nuevo Orden Mundial.
19). Las enseñanzas de Bergoglio sobre la Santísima Virgen
Según sus meditaciones, la Virgen no es la mujer fuerte, firme en su fe. No es quien cooperó con su Hijo a la salvación, uniendo su dolor al sacrificio del Señor en su Pasión. No es la corredentora. No, no es aquella que al pie de la Cruz – fidelísima sierva del Señor- continúa dando su “fiat” a Dios. Nada de eso, para Francisco es una desencantada que se siente traicionada. Según él, la Madre de Dios no comprendió el valor del sufrimiento ni de la redención a través de su padecer unido al Hijo en oblación pura al Padre. En la “mariología bergogliana” María es ajena a la misión redentora, no ha comprendido nada, ni su participación a la obra salvífica ni la redención llevada a cabo por el Hijo, es sólo una madre que se rebela contra Dios. María –siempre según Bergoglio- recuerda en ese momento al Ángel para tratarlo de mentiroso. María blasfema olvida la profecía de Simeón. En definitiva, para este Papa, es una mujer como cualquier otra. Tal cual como lo sostienen la mayoría de los protestantes[1].
He aquí las palabras de Francisco del 20 de diciembre de 2013 en Santa Marta:
“Era silenciosa, pero dentro de su corazón ¡cuántas cosas les decía al Señor! ‘Tú, aquel día –esto y aquello que hemos leído- me dijiste que sería grande; me habías dicho que le habrías dado el Trono de David, su padre, que habría reinado para siempre ¡y ahora lo veo ahí! ¡La Virgen era humana! Y quizás tenía ganas de decir ‘¡Mentiras! ¡He sido engañada!’”
Y atención porque no fue resbalón del momento sino que estas ideas blasfemas son reiteradas. El 29 de mayo, siempre a Santa Marta, en el encuentro con los niños enfermos dijo:
“Muchas veces pienso en la Virgen, cuando le dieron el cuerpo muerto de su Hijo, todo herido, escupido, sangriento, sucio. Y ¿qué hizo la Virgen? “¿Sáquenlo?” No, lo abrazó, lo acarició. Aunque la Virgen no entendía. Porque ella, en aquel momento, recordó lo que le había dicho el Ángel: “Él será Rey, será grande, será profeta…”; y dentro de ella, seguramente, con aquel cuerpo herido que tenía entre los brazos, con tanto sufrimiento antes de morir, dentro de sí seguramente habría tenido ganas de decirle al Ángel: ¡Mentiroso! Yo fui engañada” Tampoco ella tenía respuestas”.
20). Hay más, mucho más
En materia de heterodoxia hay más. Por ejemplo, niega el milagro de la multiplicación de los panes reduciéndolo, como hacen los racionalistas, a un compartir los alimentos. Es así como en Bolivia, el 9 de julio de 2015 le da una interpretación ideológica:
“…toma un poco de pan y algún pez, los bendice, los divide y los entrega para que los discípulos lo compartan con los demás. Y este es el camino del milagro. Ciertamente no se trata de magia o de idolatría. Jesús, por medio de estas tres acciones llega a transformar una lógica del descarte en una lógica de comunión, en una lógica de comunidad.”
Para él lo que fue un milagro patente relatado por todos los evangelistas sería magia, idolatría. Claro, cómo va a tener poder sobre la naturaleza si Jesucristo no es Dios sino alguien, como dice en Laudato Si, ¡sólo en armonía con la naturaleza!
Ya en el Angelus del 2 de junio de 2013 había dicho:
“Luego toma aquellos panes y peces, alza los ojos al cielo, recita la bendición –es clara la referencia a la Eucaristía-, después los parte y comienza a dárselos a los discípulos y ellos los distribuyen…y los panes y los peces no terminan, ¡no se acaban! He aquí el milagro: más que una multiplicación es un compartir, animado por la fe y la oración. Comieron todos y sobró, es el reino de Jesús, pan de Dios para la humanidad”.
21). Elecciones políticas
Ayer fue el Concilio Vaticano II que no condenó, ni siquiera mencionó, al comunismo, el primer régimen ateo de la historia que tantos millones de mártires cristianos produjo. Hoy, con Francisco, es el abrazo con regímenes criminales como el de los Castro en Cuba. En su visita a la isla se negó a recibir a familiares de presos políticos. Tampoco denunció a la dictadura ni habló de la tragedia de tantos cubanos que arriesgando la vida huyeron de Cuba, muchos de ellos devorados por el mar. En Lampedusa gritó “Vergogna!”, en el malecón de la Habana calló. Amigo del indigenista Evo Morales, de quien recibióy aceptó un Cristo inserto en la hoz y el martillo, de los marxistas Lula y DelmaRousseff, del pagano ex “teólogo” de la teología de la liberación en su vertiente marxista, Leonardo Boff.
Y ni qué comentar los abrazos, risas y largas audiencias con personajes como la Kirchner, la inefable Hebe Bonafini y otros conocidos en Argentina como corruptos!. Hebe Bonafini, la misma que tomó la Catedral de Buenos Aires y cometió todo tipo de sacrilegios, la misma que se alegró de la muerte de Juan Pablo II diciendo que se estaría quemando en el infierno, la misma que brindó y se alegró del 11 de septiembre y de las matanzas de ETA.
NB: Esta lista no es exhaustiva y sólo se refiere a los 3 primeros años de Francisco. Mucho más se ha ido agregando y entre tanto Fiducia Supplicans (FS) por la que se permite bendecir el pecado, ya no el pecador, puesto que esto nunca fue negado. Al pecador se lo bendice para que se convierta a Dios y, sabiendo que ésa es nuestra condición, a todos los pecadores para que no nos separemos de nuestro Señor y nos mantengamos fieles a la fe y a la moral. FS, en cambio, bendice a la unión de quienes viven en pecado mortal. Consecuencia inevitable de Amoris Laetitia. También Traditionis Custodes, la carta apostólica por la que en la práctica se suprime la Misa Tridentina o Vetus Ordo.
CONCLUSIÓN PROVISORIA
Se ha hecho un repaso, no exhaustivo y limitado en el tiempo, de algunos escritos, dichos, gestos de este pontificado y de todos se desprende la connotación modernista con un falso ecumenismo en el que la Iglesia Católica pierde su identidad como única Iglesia de Cristo y detentora de la fe y la verdad; se permiten comuniones de adúlteros y homosexuales activosimpenitentes con lo que además del sacrilegio cometido contra la Eucaristía se degrada el sacramento del matrimonio y vuelve inútil la confesión además de romper la unidad de la Iglesia en materia de moral y en el fondo también de fe; se trata despectivamente y se niega la misión evangelizadora de la Iglesia; se ignoran y no se defienden a los cristianos perseguidos y brutalmente asesinados; se persigue a quienes son fieles al Magisterio de la Iglesia; se exalta la herejía como ahora con la “rehabilitación” de Lutero; se confunde al pueblo de Dios con falsas enseñanzas y lenguaje ambiguo; se promueve acercamientos con los enemigos de Cristo y de su verdadera Iglesia en tanto ninguno de éstos se convierte; se menosprecia la historia de la acción evangelizadora de la Iglesia; se condena a los corruptos y luego se los recibe con gran boato, se corrige al Señor haciendo del Jueves Santo lo que no fue (lavatorio de pies de mujeres, no creyentes, homosexuales) en desmedro de lo que sí fue: el don de la Eucaristía y del sacerdocio, totalmente ignorados. Suma y sigue.
Esto es parte de la realidad. Lo muy preocupante es que todos los, llamémosle así, “equívocos” apuntan hacia la misma dirección: la destrucción de la fe y a la desacralización de los sacramentos, y a un humanismo en cuyo centro está el hombre, no Dios, que se erige en religión universal. En pocas palabras todo se dirige, y rápidamente, a la demolición de la Iglesia. La obra devastadora se centra en la misma institución del Papado, de la cabeza visible de la Iglesia. Con su despotismo despoja a la figura del Papa de la verdadera autoridad, conferida por nuestro Señor. En su farsa, Francisco convierte al Sumo Pontífice en un remedo del verdadero sucesor de Pedro con sus innúmeras intervenciones (parte de las cuales las hemos arriba mencionado) y sus gestos ampulosos y, al mismo tiempo, ridículos como besar los pies de sorprendidos visitantes africanos, o rendir pleitesía y besar las manos de rabinos judíos, o retirar bruscamente la mano a quienes quieren besársela. A ellos se agregan otros gestos como negarse a bendecir o hacer una parodia de bendición o negarse, cuando lo podía, manifiestamente a arrodillarse ante el Santísimo. Definitivamente, con dichos y hechos, este hombre ha demostrado carecer de la gracia de estado. Muy simplemente: porque no posee el estado. No puede gozar de la asistencia del Espíritu Santo quien lo ha desalojado de su vida.
¿Qué hacer?
¿Qué hacer ante esta trágica situación en que nos encontramos? Confiar en que el Señor conduce y protege a su Iglesia, y al mismo tiempo poner todo en manos de la Santísima Virgen.
La purificación es necesaria pero el triunfo del Corazón Inmaculado está a las puertas. Mientras tanto, nos toca alertar, denunciar el error y la impostura, permanecer vigilantes e informados, pero por sobre todo amar, rezar, adorar, hacer penitencia y reparar permaneciendo siempre fieles a Cristo, a su verdadera Iglesia, bajo la guía de su Madre y su protección junto a la de san José.
Que por el Poder de la Sangre de nuestro Señor sea purificada y liberada su Iglesia.
¡Alabado, respetado, amado y adorado sea Jesucristo!
Tadeo Campogrande
Febrero 8, 2025
[1]En CEC, en el número 881 se lee: “El Señor hizo de Simón, al que dio el nombre de Pedro, y solamente de él, la piedra de su Iglesia. Le entregó las llaves de ella (cf. Mt 16, 18-19); lo instituyó pastor de todo el rebaño (cf. Jn 21, 15-17)”.
[2]Era el 29 de junio de 1972 cuando el Papa Pablo VI dijo: Diríamos que, por alguna rendija misteriosa – no, no es misteriosa; por alguna rendija, el humo de Satanás entró en el templo de Dios. Hay duda, incertidumbre, problemática, inquietud, insatisfacción, confrontación.. «el estado de incertidumbre reina también en la Iglesia. Se creía que después del Concilio vendría un día soleado para la historia de la Iglesia. En cambio, ha llegado un día de nubes, de tormentas, de oscuridad, de investigación, de incertidumbre”.
[3]…”y la Mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser alimentada mil doscientos sesenta días” (Ap 12:6). En este caso la Mujer no es la Santísima Virgen sino la Iglesia de Cristo que será alimentada, con los sacramentos, principalmente con la Eucaristía, durante todo el período de la gran tribulación.
[4]Apenas algunas dichos de JMB. Ver más en detalle anexo:
[5] Francisco ha reiterado sucesivamente que la fe implica la duda. A tal sibilino y diabólico argumento es refutado por el Catecismo en los siguientes numerales:
215…. El comienzo del pecado y de la caída del hombre fue una mentira del tentador que indujo a dudar de la palabra de Dios, de su benevolencia y de su fidelidad.
[6]Tener en cuenta que el elenco es hasta 2016 y, aún así, no exhaustivo. Por ejemplo, en el caso del menosprecio y más aún, de sacrilegios cometidos contra la Eucaristía, están los posteriores casos de la Representante de la Cámarade Representantes (Diputados) de los EEUU Nancy Pelosi y el caso del presidente Biden, ambos entusiastas partidarios del aborto y de la ideología de género, que comulgaron en el Vaticano tras reunión con Bergoglio.
[7]Con el tiempo se agregaron a la lista otros ejemplares obispos como Dominique Rey, Strickland, Daniel Fernández Torres y otros más.
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