Se aduce que como como nunca fue contestada la elección de Bergoglio, él es el Papa reinante y, por tanto, no puede ser juzgado por nadie y menos aún destituido. Y ahí reside, precisamente, el error. Y esto en razón de que nada puede estar por encima del ser de la cosa; entonces no es posible alegar que una norma positiva -que hace a la armonía y al orden de la convivencia pacífica- prevalezca sobre la verdad de la naturaleza del ser.
“Agere sequitur esse”, el obrar sigue al ser, reza el antiguo adagio. El obrar de Pedro es el que manifiesta que es Pedro. Quien obra contra lo que nuestro Señor dispuso y comprometió con su Palabra, nunca puede ser Pedro. Con su obrar, Bergoglio, en estos 11 años, ha demostrado que no es quien debería ser por voluntad y mandato divino, sino que es todo lo contrario.
El ser Pedro es dado por la Palabra del Señor, es Él quien lo constituye Pedro. “Simón … yo te digo: tú eres Pedro” (Cfr. Mt 16,17-18). Junto al nuevo ser de Simón, ahora a Pedro, le es conferido ser la fundación de la Iglesia (“sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”), con la seguridad que esa Iglesia, la única de Cristo, fundada sobre Pedro, será victoriosa (“el poder del infierno no la derrotará”) (Cfr. Mt 16,18).
Bergoglio no es la roca sobre la que se asienta la Iglesia, sino la arena sobre la que no es posible construir nada seguro (Cfr. Mt 7,28). Su oficio no es el petrino que fomenta la unidad, hace de garante de ella y asegura la claridad en materia de doctrina y de moral, siendo el fiel custodio del depósito de la fe. Por lo contrario, desde el comienzo de su accionar desde Roma se ha caracterizado por la ambigüedad y la ruptura con el magisterio anterior(1), volviéndose agente de división en la Iglesia y de desprestigio de la institución divina del papado en su camino a la destrucción de ella.
Por eso, no cabe alegar su supremacía en la Iglesia, de la que goza el Papa, para no poder ser juzgado ni destituido. Bergoglio no es Pedro, no es Papa, no es un mal Papa, ni siquiera -yendo a la historia de la Iglesia- califica como Antipapa. Es, simple y tristemente, el Papa de la Anti Iglesia.
No estamos asistiendo a la derrota o demolición de la Iglesia por obra bergogliana, sino a la edificación de la Anti Iglesia. Si Bergoglio fuera Papa de la Iglesia, ésta habría sido derrotada por las fuerzas infernales, con lo cual las palabras de Cristo no se habrían cumplido y, si no se habían cumplido, su palabra estaría condicionada, no sería absoluta ni criterio de verdad. Dado que eso no puede ser, la única conclusión posible es que Bergoglio continúa siendo Bergoglio, pero nunca jamás sucesor de Pedro, vicario de Cristo.
Bergoglio hizo, como dice el refrán inglés, la cosa justa por la razón equivocada(2), cuando se quitó el título de Vicario de Cristo. Quiso mantener la farsa de ser Obispo de Roma porque eso convenía a la sinodalidad, o sea, ninguna primacía del Papa. La sinodalidad impulsada por Bergoglio es la de una Iglesia, por supuesto falsa, gobernada por una suerte de cuerpo colegiado donde entren todos y todas. Y, como para esa falsa religión incomoda y es resabio del pasado los títulos de Papa, de Sumo Pontífice, etc., entonces, fuera con ellos.
Que nadie se engañe ni se deje engañar, que nadie pierda la esperanza, porque la Iglesia de Cristo no ha sido ni jamás será derrotada, nunca desaparecerá, puesto que su permanencia está garantizada por las palabras de nuestro Señor.
Bergoglio es ajeno a la Iglesia, es enemigo de la Iglesia, por tanto no pertenece a ella. No hay lugar, por eso, a ninguna destitución, porque con su operar contra Cristo, por oponerse a la Ley de Dios, por sus declaraciones gnósticas y paganas, por sus actitudes subversivas… se declara él mismo fuera de toda comunión con la única Iglesia de Cristo.
Jamás podría reclamar autoridad alguna para pronunciar sentencias doctrinales o tomar decisiones disciplinares. Como mostró la señal del día de su cumpleaños: el rayo que fulminó las llaves de san Pedro, en el santuario de Nuestra Señora del Rosario, en San Nicolás, Argentina, las llaves no le pertenecen. Se las llevó consigo el Papa Benedicto al morir. Nuestro Señor no las restituirá hasta que aparezca el Papa verdadero. ¿Cuándo? No lo sabemos. Pedimos a nuestra Madre, Madre de la Iglesia, que interceda para que, como hizo ante la muerte de su Hijo, el tiempo se acorte. Habrá entonces un verdadero Pastor que apaciente las ovejas fieles del Señor y llame a otras a participar del único rebaño de la Iglesia.
Aclaración al anterior artículo “Bergoglio no es un Antipapa”, al final de la conclusión, habíamos escrito: “Bergoglio está a las antípodas del Pedro sobre quien nuestro Señor fundó su Iglesia. Aquellos que lo siguen o justifican tampoco son Iglesia”. Esa sentencia no pretende invalidar las celebraciones eucarísticas en las que se mencione la comunión con el “Papa Francisco”, principalmente por los siguientes motivos: aun cuando afirmamos que no es Papa de la Santa Iglesia, no habiéndose los obispos pronunciado todavía sobre el tema, muchos sacerdotes y fieles ignoran la real situación; y, porque, hasta entonces, si el sacerdote que oficia la Santa Misa le nombra, ello no es óbice para que se produzca la consagración, si se dan los requisitos habituales de materia, forma, ministro e intención. Además, hay sacerdotes que en el momento de nombrarlo realizan una reservatio mentalis, para no entrar en comunión con él. A lo que sí aludía aquel comentario en el anterior artículo es, sobre todo, a aquellos pastores apóstatas que aceptan lo que dice y lo que hace.
(1) En el momento de escribir este Post Scriptum sale la noticia de una autobiografía que se llama “Sucesor”, en la que -según trascendió- Bergoglio alega que no había conflicto alguno con el Papa Benedicto y que éste avalaba su “magisterio”, aún cuando podría en algún punto haber una discrepancia ocasional. Ya el título, “Sucesor”, delata la intención de mostrarse en continuidad con el magisterio anterior (en lo que han de estar alegremente de acuerdo los lefebvristas puesto que ellos sostienen que no ha habido ruptura y que Bergoglio, que para ellos es Papa, es sólo peor que los anteriores pontífices). ¿Cómo es posible no ver la abrupta ruptura de este falso magisterio con el verdadero de la Iglesia? Basta comparar “Veritatis Splendor” y “Familiaris Consortio” con “Amoris Laetitia” y sus interpretaciones heréticas convalidadas por Bergoglio. Basta, en materia de moral, ver qué hizo con los institutos fundados por san Juan Pablo II. Ejemplos huelgan.
(2) He did the right thing for the wrong reason.
Tadeo Campogrande
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En todos estos años puede decirse que no han tenido éxito los argumentos dados contra el pontificado de Francisco, porque todos ellos pueden rebatirse o ser esquivados por el abogado del diablo con cierta facilidad dejando escapar al preso. La renuncia inválida, los argumentos sobre el lenguaje de la renuncia de Benedicto, las profecías sobre los papas restantes, la coexistencia de dos papas, incluso las herejías aducidas (ya que los textos se encuentran escritos con estructura de doble lenguaje double speak, de manera que siempre se puede, ante el que rebate, aducir que no ha tenido en cuenta el conjunto de texto y contexto). Los Cionci, los Viganó, los Zarraute, los youtubers católicos, los objetores canónicos, etc. no pueden impedir que la presa se les escape de las manos.
Es muy posible que haya una razón de economía divina en esta situación escurridiza, que no puede ser otra que declarar que no hay espacio protegido ante una historia tan permanente de conculcaciones consentidas, y que la enfermedad que no se ataja sólo puede conducir a padecerla hasta sus últimas consecuencias.
Movimientos como neocatecumenales o pentecostales llevan décadas con label católico siendo en el fondo catoprotestantes, surgidos en la era de experimentación posconciliar, gozando incluso de aceptación papal dado que eran hechos consumados con seguidores sinceros, porqué entonces no iba a llegar un momento en que el mismo papado iba a quedar exento de no ser un camuflage, un caballo de Troya sin advertencia de los troyanos, incluso tomando éstos papel activo en la defensa del equino artificial. Una comunión de rueda de molino. Del mismo modo las prácticas atrevidas de los últimos papas, por legítimos que fueran, podían ser interpretadas como el propio Vaticano II de manera doble, imponiendo enseguida los audaces gracias a su poder vocinglero, la interpretación heterodoxa que no estaba en la intención papal. Nos fuimos acostumbrando a los gestos ecuménicos cada vez más atrevidos, entonces porqué la interpretación avanzada no iba a imponerse sobre la de espíritu contenido; cierto, el pastor se acerca al abismo por rescatar a un animal en su borde, pero hay un punto impreciso a partir del cual actúa la ley de la gravedad arrastrando al vacío al pastor junto al animal.
Los pasos en falso cada vez de consecuencias más graves, han sido posibles gracias al pertinaz rechazo a los avisos proféticos de la Virgen en especial, normalmente declarados como de no constancia sobrenatural. Esto que podía ser cierto en algunos casos, se extendió generalizadamente en modo prudencia gamaliense, pero así dejaron de llegar a la iglesia de representantes los consejos divinos de verdadera prudencia, quedando a merced de sus lógicas humanocéntricas, prefiriendo netamente la pseudoteología como oráculo, porque nadie puede no ser seguidor de un profeta, que si no es de origen divino, lo será de orden humano y ése no es el camino del primer mandamiento.
Entonces ¿qué solución tenemos? En lugar de consumirse estérilmente con argumentos racionales, canónicos, de exégesis profética, de exégesis textual, etc., que el diablo dribla perfectamente, y aun sin dejar de observar verdad en ellos, hemos de seguir la sencilla pauta del Señor en cuanto a los sumos pontífices en su tiempo, nada dijo contra su legitimidad de legalidad humana incluso si fuera más que dudosa, porque El tiene un reino que no es de este mundo, incluso pedía hacer lo que ellos decían (lo bueno que dijeran) pero no hacer lo que ellos hacían. Todavía habló menos contra el poder romano y no disputó un metro a ningún terrateniente, porque El estaba aquí por las almas. Porque sabía que no hay que aplicar un remedio que sea peor que la enfermedad, al arrancar el trigo y las vidas con la cizaña. Y si haciendo el bien, nos condenan porque ven algún peligro para su causa, o para su exceso de celo reformador, entonces hemos alcanzado a partir el pan con el Señor y a ser la buena semilla que muriendo germina.
Y como le decía el Señor a una monja venerable, mostrándosele cubierto en sangre, “mira cómo me han puesto tus bizarrías”; cuidémonos de una bizarría que luego no resiste la menor presión del último de los presentes abogados del diablo, tanto por el Señor como por nosotros mismos.
No le falta razón en lo que dice usted, a propósito de que la presa Bergoglio se escapa de todos nuestros razonamientos. Pero no es tanto por ese argumento que usted dice sobre un supuesto doble pensar de los papas anteriores, que no comparto, sino porque Bergoglio ha triunfado ya, conquistando la cima de la Iglesia, y porque sigue una estrategia muy inteligente, inspirada sin duda por el diablo, cual es ceder el terreno accesorio para así darle confianza a los católicos de la masa (siguen las beatificaciones y canonizaciones; continúan las ordenaciones episcopales - la mayoría de heterodoxos, aunque también alguna buena, para despistar -, habla contra el aborto, etc) para pasar a centrarse en lo esencial: destruir las cuatro notas de la Iglesia, atentar contra los sacramentos, subvertir la doctrina moral de la Iglesia, alentar la fraternidad sin Cristo, unirse el Nuevo Orden Mundial de las terapias genéticas, cambio climático y élites económicas, etc., preparándole el camino al AC político. Y porque, además, se tienen que cumplir las escrituras. Nuestros esfuerzos como web (CVA lleva ya muchos años, siendo la primera web en castellano alertando contra la usurpación del papado) son plenamente conscientes de que la presa se escapaba, se escapa y se escapará, pero Dios ve nuestros esfuerzos y muchos han abierto los ojos. Él no nos preguntará si vencimos, sino si alertamos y avisamos a nuestros hermanos. Y en eso estamos.