El gobierno del Reino de España está elaborando una nueva ley de ésas que parecen -a ojos de personas con lógica- sacadas de un manicomio, porque no hay quien las entienda, o bien -a ojos de personas no sólo con lógica sino con alguna comprensión de la realidad- sacadas de una tenida. Según dicha ley, quien mate a una rata en su jardín podría ir a la cárcel. Tal cual. ¿Acaso dicha ley no parece sacada de un gobierno de… las ratas?
Pero el problema se queda corto si lo consideramos centrándonos en lo anecdótico. Para entender la gravedad del mismo, hay que cotejar dicha ley con otras como la ley de la eutanasia (humana), las leyes del aborto (humano), o las leyes sanitarias que han permitido estabular a los humanos en sus casas durante meses, sacrificar a muchos humanos ancianos, y que -con nuestros impuestos- sigan experimentando con sustancias peligrosas en los humanos sanos. Más bien, habría que decir que estos gobiernos no sólo son los gobiernos de las ratas, sino que son los gobiernos criminales que no sólo nos tratan como cobayas, sino que odian a las personas humanas (no, no es redundante, pues no hablo de «personas humanas» porque haya personas animales, como quizá estos desnaturalizados piensan, sino para diferenciarnos de las personas angélicas y de las personas divinas).
Este odio a los hombres, por parte de hombres que se comportan como un gobierno de las ratas, tiene un aliado en el animalismo: humanicemos a los animales, para no sólo ponerlos al nivel de los hombres, sino por encima de los hombres. Con esta ley el maltrato animal estará más penado que el maltrato doméstico (perdón, que la «violencia de género»), pero es que hace muchos años que destruir un huevo de ciertas aves rapaces no es que esté mucho más penado que matar a un niño en el vientre materno, sino que para lo primero hay penas y para lo segundo hay recompensas, nuevos derechos, financiación, y alfombra roja desde servicios sociales, legales, «sanitarios», etc. Si matas a una rata puedes ir a la cárcel pues vulneras los derechos animales, pero si matas a un niño lo has hecho muy bien, porque el niño no tiene derechos: su vida vale menos que la de una rata.
En fin, tendríamos que concluir que este énfasis en los animales, en la «naturaleza» en general, se basa en una doble falacia y una doble escisión: en primer lugar escindir la creación (en adelante, naturaleza, madre tierra, ecosistema o casa común) de su Creador; y en segundo lugar oponer la creación física y la vida del hombre en la tierra, por medio de la ideología del cambio climático, los ODS y la agenda 2030. Ya no hay Dios, sino que las criaturas (algunas) son divinizadas, como en los templos de la India donde se adora a las ratas y se les da de comer, prohibiendo severamente que nadie las moleste. La creación ocupa el lugar que se le roba a Dios: la naturaleza es nuestra madre y a ella tenemos que agradecerle la vida, pedirle perdón por nuestros pecados (ecológicos), y darle el culto «que sólo ella merece». Pero divinizada la naturaleza, el hombre es demonizado.
Se criminaliza al hombre en aras de preservar la «santidad» de la vida animal. El nuevo culto pagano panteísta exige sus sacrificios. Los primitivos paganos sacrificaban incluso a sus hijos y sobre todo a sus enemigos, pero ahora se nos impone desde un gobierno de las ratas oculto mundial una nueva adoración panteísta universal que nos criminaliza y requiere humillarnos y pedir perdón por existir, colaborar pacíficamente en los sacrificios que nos sean requeridos, y en definitiva, que agradezcamos si podemos sobrevivir, pero eso sí, que lo hagamos rendidos y sumisos a lo que estos nuevos sumos sacerdotes paganos dicten.
Menos mal que el Hijo de Dios se hizo hombre y estableció su Iglesia. Menos mal que no permanecemos en el tiempo de nuestra ignorancia, sino que conocemos la verdad, y que nuestra dignidad no nos la pueden robar los hijos de las tinieblas (o de las cloacas). Menos mal que tenemos pastores que defienden la dignidad humana, el valor inviolable de la vida humana y nos ayudan a entender que tenemos un alma inmortal que salvar, y nuestra misión no es salvar a las ratas.
Pero quizá por eso mismo, la jugada no sería completa sin que los de las tenidas intentasen desactivar a la Iglesia.
Lo grave de todo lo que está pasando no es el gobierno de las ratas. Es que, cuando un sacerdote francés, el P. François Schneider predicó en una homilía, en la conmemoración del fin de la primera guerra mundial, que afectó mucho a su parroquia, que «el aborto mató a más personas en el mundo que la Gran Guerra» (y que las dos guerras mundiales juntas, podríamos añadir), su Obispo lo castigó prohibiéndole predicar al menos en un mes. El administrador apostólico de esa diócesis es Mons. Denis Jean-Marie Jachiet, por si alguien quiere preguntarle por la «lógica» de su decisión.
Lo grave es que hemos visto a cardenales de la Santa Iglesia Católica inaugurando en el campo una «Catedral de la Natura», junto con budistas y otras especies (alusión a la biodiversidad, está claro), en aras de no se sabe qué culto y de qué «dios». Así que ese Arzobispo parece ser que pasó a tener dos sedes: la metropolitana y la «de la Natura». No sabemos si fue una forma de «poner una vela a Dios y otra al diablo». El Cardenal al que nos referimos es su Eminencia Antonio Cañizares, por si alguien quiere preguntarle por la «lógica» de su decisión.
Lo grave es que en vez de salir al paso de estas blasfemas ideologías que padecemos, haciendo uso de su magisterio, algunos Obispos en sus diócesis se apresuran a crear un «Secretariado para el Cuidado de la Creación», para «abrir la posibilidad de que los corazones escuchen el clamor de la tierra», tal cual: ahora resulta que la tierra nos habla, y lo hace al corazón. ¿No era Dios quien se dirige al corazón del hombre y se ha revelado en Jesucristo? Nada, nada, hemos saltado al vacío, del antropocentrismo al gaia-centrismo. Pues nada, pregunten si quieren a Mons. Demetrio Fernández por la «lógica» de su decisión.
Pero quizá no hace falta que les pregunten a los antedichos Obispos. Con que pregunten al que se sienta en Roma, a lo mejor lo entienden todo. Habría que hacerle muchas preguntas, porque no ha parado de decir cosas contrarias a la recta razón y a la sana doctrina, como cuando en 2016 recibiendo a un grupo de jainistas de la India, dijo que «Nosotros, todos nosotros, queremos a la madre Tierra porque es quien nos ha dado la vida y nos protege; diría que es también la hermana Tierra, porque nos acompaña en nuestro camino de la existencia». Quizá por ello en octubre de 2019 asistió al culto de ídolos en los jardines vaticanos, bendiciendo las imágenes idolátricas y el culto a esa «madre tierra», a la que según él hay que «pedir protección» o que «nos acompañe» y a la que hay que «agradecer que nos haya dado la vida». O quizá por eso en el aniversario de tal hito el Vaticano acuñó una moneda de 10€ conmemorativa dedicada a la «madre tierra». O quizá por eso en julio de 2022 en Canadá Bergoglio participó nuevamente en un culto idolátrico a la «madre tierra» guiado por chamanes, junto con invocaciones a espíritus y culto a la «abuela araña». Y así podríamos seguir…
Una pregunta que se me ocurre: ¿A ver si no sólo tenemos un gobierno de las ratas, sino que también tenemos una «iglesia de las ratas»?
Uno estaría tentado de usar los clásicos raticidas de toda la vida. Pero claro, con estas nuevas leyes, hay que pensárselo mucho. Por lo menos, procuremos que no nos callen, que no nos vuelvan locos los del manicomio ni nos traguemos la pócima de los de los mandiles. Por lo menos, sigamos proclamando la palabra de Dios hasta que Cristo vuelva, que visto lo que está ocurriendo, no debe faltar mucho. Y cuando regrese el Hijo del hombre, que se preparen los de las ratas…
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Finalmente creo que todas estas leyes ridículas es para llegar a un punto de rebelión de masas para que se maten unos a otros ...no es eso lo que quieren. Estan probando hasta donde pueden tolerarlo y por ende provocarlos.
Cada vez mas y mas
Ellos quieren esto que estemos hablando de ellos ...que nuestos pensamientos rabias e intereces esten con ellos y no con Dios...
Ya sabemos que hacer
No dar oidos ni ver lo que hacen
Auque griten para que los escuchemos.
Estar en nuestro centro en silencio humildad sin enojarse no marchar ....somos hijos de Dios ese es nuestro unico deber estar en comunion con el.
Bendiciones a todos🙏🇨🇱
De acuerdo. Pero si Dios -como dice el salmo segundo- se sonríe ante la acción necia de sus enemigos (y luego en su furor los aterra), nosotros, como hijos de Dios también podemos sonreír e indignarnos... sin perder por ello nuestra comunión con Dios, al contrario. Paz.