Más pronto o más tarde, la Verdad siempre sale a la luz. Lo dice Cristo con palabras semejantes. La bizca y engañosa ley de Memoria Histórica en España, había recibido un atropello mortal el 19 de septiembre de nuestro 2019 en el Parlamento Europeo, cuando este habló de la “Memoria Histórica Europea” y de su importancia para el futuro de Europa.
Muchos medios procuraron esconder o minimizar esta noticia pero no podía ser por mucho tiempo. Urgía entonces profanar la tumba del Caudillo Franco, antes de que el conocimiento de la Resolución del Parlamento Europeo, condenando el Comunismo, pudiera depositar coronas de laurel, sobre la tumba del que hace 80 años evitó que España fuera un satélite más de la Unión Soviética. La Resolución, aprobada por el 81% de los parlamentarios, dice, por ejemplo:
“El Parlamento Europeo recuerda que los regímenes Nazi y Comunista cometieron asesinatos en masa, genocidios y deportaciones, y fueron los causantes de una pérdida de vidas humanas y de libertad en el siglo XX, a una escala hasta entonces nunca vista en la Historia de la Humanidad”
-Hace hincapié en la importancia de mantener viva la memoria del pasado, puesto que no puede haber reconciliación sin memoria.
–Condena toda manifestación y propagación de ideologías totalitarias, como el Nazismo y el Estalinismo, en la Unión Europea (…)
-Señala que en algunos Estados miembros siguen existiendo en espacios públicos (parques, plazas, calles, etc.) monumentos y lugares conmemorativos que ensalzan los regímenes totalitarios, lo que facilita la distorsión de los hechos históricos.
-Pide a todos los Estados miembros que (…) sensibilicen a la nueva generación …incluyendo la historia y el análisis de las consecuencias de los regímenes totalitarios, en los planes de estudios y los libros de texto…”
Daba estupor, en los días anteriores a la exhumación, escuchar a los comentaristas de prensa repetir obsesivamente -como un erupto verbal de algo mal digerido- la palabra dictador, como una consigna obligada por el Soroscialismo reinante en España. Periodistas miopes, incapaces de encarnarse con objetividad en el momento histórico para poder hablar de él; periodistas vendidos al sistema, preocupados sólo por su ascenso personal y el de su nómina.
>De la Resolución se deduce que Franco fue el General que detuvo los pasos sanguinarios del Gran Dictador comunista Stalin: el autor de las Purgas (¿4 millones de personas? incluso de sus colaboradores), del archipiélago Gulag (campos de concentración), del Holomodor (Genocidio que afectó especialmente a Ucrania –“unas 25.000 personas morían cada día”- de unos 11 millones de campesinos muertos por el hambre, entre 1930 y 1937). Para enfrentarse contra las tropas nazis con las que primero había pactado, y en inferioridad de armamento bélico, sacrificó a 8´5 millones de soldados y a 17 millones de civiles (25´5 millones de ciudadanos rusos). Suma y sigue el terror con las fosas de Katyn (exterminio de 22.000 polacos, prisioneros de guerra, la mayoría oficiales del Ejército), con la expansión a sangre y fuego entre los países vecinos (Polonia, Rumanía, Estonia, Letonia, Lituania,…). Para el Premio Nobel, Solthenitsyn, el balance de sangre derramada por el Comunismo entre 1917 y 1959 es de 66´7 millones de muertes. Pero de ese Holocausto poco se habla. ¿Por qué?
Stalin fue el Gran Dictador, probablemente “el mayor genocida de la Historia”. Pues bien, su imagen ocupaba en octubre de 1937 el arco central de la Puerta de Alcalá (Madrid), junto con una pancarta de “Viva la URSSS”. Si Franco liberó a España de las garras de ese genocida, lo justo habría sido –como hemos dicho- que nada más conocerse la Resolución del Parlamento Europeo, su tumba hubiera sido inundada por coronas de laurel. Por eso –para los nietos de los socialistas que regalaron el Oro de España a Stalin- era urgente conseguir la exhumación, la profanación de la tumba del Caudillo Español, en un intento de reescribir la Historia para el adoctrinamiento de las nuevas generaciones.
>El Parlamento recuerda que tras la 2ª Guerra Mundial hubo países que quedaron en la órbita comunista soviética y “durante medio siglo, continuaron privados de libertad, soberanía, dignidad, derechos humanos y desarrollo socioeconómico”. Franco fue el “Dictador” providencial que salvó a España de engrosar esa lista negra y roja de la Unión Soviética.
Instauró en España una Dictablanda, un Régimen “autoritario, no totalitario” (Pïo Moa). “¿Saben ustedes lo que es una dictadura? Si gozásemos en la URSS de vuestras libertades quedaríamos boquiabiertos” nos dijo Solzhenitsyn (TVE 20/3/1976). Un régimen autoritario, sin partidos políticos, porque no estaba seguro de que los vencidos no volvieran a intentar de nuevo sembrar el caos en nuestro suelo patrio. Había sido mucho lo sufrido: familias desgarradas, instituciones como la Iglesia, la propiedad civil, las libertades y Derechos Humanos destruidos. Levantar España no podía hacerse a la ligera, sin vigilar al enemigo que, aunque vencido en la guerra, no deponía su odio.
Es cierto que Franco realizó juicios sumarios –consejos de guerra- sobre personas que se habían manchado las manos de sangre o habían colaborado al asesinato. ¿Extrañará dentro de la vorágine de 3 años de Guerra Civil, y en la mentalidad de todos los países de entonces?
Por supuesto que las familias de aquellos represaliados tienen derecho a guardar sus restos mortales. Pero fusilar la Figura de Franco con el adjetivo dictador, disparado a todas horas desde los medios adictos a los nuevos socialistas, por lo que en el marco histórico de entonces era justo, supone tratar de reescribir la Historia con la tinta del odio, que ciega tanto como el orgullo, y que lleva a denunciar la mota en el ojo ajeno y no reconocer la viga en el propio (Lc 6,42), ni la justa derrota. Pero la Historia es lo que fue, y no la pueden destruir por muchas cenizas o escombros que lancen sobre ella.
Sin embargo, da vértigo, pánico, pensar qué habría quedado de España si hubiera vencido el bando del sanguinario Stalin. Siguiendo sus métodos, la sangre católica derramada en España, en las zonas bajo control republicano antes de ser liberadas por Franco, ha sido catalogada por el Vaticano como “la mayor persecución religiosa conocida en la Historia desde los tiempos del Imperio Romano; superior incluso a la Revolución Francesa. (L´Oservatore Romano, 9/3/2001).
>La exhumación fue una profanación, perpetrada en un lugar sagrado, en contra de la voluntad de la Familia, que nos traía a la memoria aquellos que, enarbolando las mismas siglas que la izquierda actual, profanaban tumbas, y aun destruían por el fuego cuerpos incorruptos de santos. El señor Sánchez, abriendo la tumba de Franco, ha resucitado las figuras de aquellos profanadores sanguinarios, cuyos actos condena el Parlamento Europeo; frente a este, la memoria histórica totalitaria de Zapatero y Pedro Sánchez es sólo un fantasma histórico, que aturde a las nuevas generaciones y consigue abrir heridas que habían cicatrizado. Ojalá el sentido común se imponga y vuelva la concordia para mirar el futuro con esperanza.
>Los restos mortales del Caudillo Franco descansaban en un Templo Católico. ¿Dónde mejor el que detuvo la destrucción de la Iglesia Española, y luego la reconstruyó y le devolvió todas las libertades? Pío XI denunció la barbarie comunista en España en su Encíclica “Divini Redemptoris”, (n.20; 19/3/1937). El Papa Pío XII condecoró al Caudillo con el Collar de la Orden de Cristo. Juan XXIII no escatimó alabanzas hacia nuestro General cuando le hablaron mal de él, y vio con buenos ojos el Valle de los Caídos, al que concedió un Lignum Crucis.
Pero la Iglesia Española, desde el Cardenal de Madrid hasta el Papa oficial, pasando por toda la Conferencia Episcopal, alejándose de estos pontífices y olvidándose del que hace 80 años fue su Libertador, en un alarde de cobardía –como Pedro en la noche del Jueves Santo- se han puesto de rodillas ante los descendientes de sus verdugos, para decir: “No conozco a ese Hombre”.
Es un hecho lamentable que ha escandalizado incluso a escritores “agnósticos” que aman la Verdad, y que, por hacerlo, no tardarán en abandonar ese estado. Ciertamente, cómo se han alejado los obispos españoles –quizás no todos- de sus antecesores que, en su famosa “Carta Colectiva” a los obispos del Mundo (1/7/1937) con toda prudencia, sabiduría y firmeza, hacían balance de lo ocurrido en el primer año de Guerra, señalaban los antecedentes que llevaron al estallido de la misma, y salían al paso de la Leyenda Negra que el Comunismo internacional estaba orquestando fuera de España. Es un Documento histórico de primera magnitud, verdadera Memoria Histórica, que habría de conocerse y estudiarse en todos los centros educativos. Claro está que aquellos Obispos no querían ser “canes muti” (perros mudos) (p. 3).
>Pero no sólo los representantes de la Iglesia, incluidas las órdenes religiosas, han mostrado cobardía e ingratitud; ambas se han extendido como un virus a todas las instituciones públicas, desde la Monarquía hasta los ayuntamientos, pasando por los políticos de la falsa derecha, los indefinidos veletas del PP.
Sabido es que la cobardía ante el Enemigo lo envalentona. Ojalá no se cumpla en España el conocido adagio de Churchill: “Os dieron a elegir entre el deshonor y la guerra. Elegisteis el deshonor, y ahora tendréis la guerra”.
Moisés María Aja de la Cruz
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Los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas conviven a regañadientes...
Tarancón al paredón gritaban en 1973, en el entierro de Carrero Blanco. En 1982 Tarancón se reunió con el papa Juan Pablo II, para presentarle su dimisión al cumplir los 75 años y el papa lo abroncó por las medidas que había tomado durante su mandato al frente de la Conferencia Episcopal. Se retiró a su tierra natal, donde escribió Confesiones, sus memorias publicadas de forma póstuma en 1996. En ellas reflejó como intentó desligar a la Iglesia de la dictadura porque creía que la misma había pagado un precio moral por apoyar al régimen que los ciudadanos no llegaron a perdonar nunca, según sus palabras. En el mismo libro afirmó que había llegado a tener la orden de excomunión del entonces Jefe de Estado en el bolsillo.
Desde que comenzó la democracia en 1977, se omitió incluir a Dios en la constitución, quisieron una democracia aconfesional. Una vez que el diablo consiguió dirigir la sociedad española por su apostasía, el resto llegó sin dificultades. Comenzaron a promulgarse decretos y leyes contrarias a la ley divina, la más sangrante fue la del aborto, en marzo de 2010, gracias al talante de ZP, y a la cobardía del rey Juan Carlos y del cardenal Rouco.
No podemos olvidarnos de los supuestos matrimonios entre homosexuales y pudiendo adoptar niños. Ultimamente, la casa real decide que jurar el cargo ante el Crucifijo y la Biblia no será obligatorio.
https://monarquia.elconfidencialdigital.com/articulo/espana/ministros-Felipe-VI-crucifijo-Biblia/20161030142030012781.html
En cuanto a los consagrados actuales, casi todos perros mudos.
Que se puede esperar de uno que justifica a la meona de la capilla de la Universidad complutense.
Que se puede esperar de uno que da el pésame a la pareja de Zerolo en la misa del supuesto P. Angel, el de la corbata roja, porque él es anticatólico.
Que se puede esperar de uno que profana la catedral de la Almudena con los rituales islámicos hace unos meses, siguiendo la hoja de ruta de su maestro Bergoglio. El cual dijo en el documento de Abu-Dabi, firmado de su puño y letra que "Dios quiso la pluralidad de religiones".
Los políticos marxistas sacaron a Franco del Valle en contra de la Ley internacional que lo ampara. También en contra del pacto de 1977, cuando comenzó la democracia y en cuyo documento se basaba.
http://www.ehu.eus › ojs › index.php › Zer › article › download
PUNTO -7.2.- "EL OLVIDO DEL PASADO COMO ELEMENTO FUNDAMENTAL".
Todos los políticos que aceptaron por activa o pasiva la exhumación de Franco, se orinaron en la democracia. Es decir la democracia ya NO existe.
A partir de ahora nos encontramos en una dictadura marxista y quien no lo crea que espere unos meses y lo entenderá.
Sin leyes divinas NO habrá paz en España.
Non Nobis.
Ha sido el episodio más vergonzante contra el Catolicismo de toda la Historia moderna... pero aún no han terminado de exhibir su satánica osadía. Hemos de ver cosas aún peores.