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LA CASTIDAD Y CELIBATO. UNA VIRTUD DE LA TEMPLANZA

Diferenciar los conceptos de Castidad, Celibato y Virginidad

1.- Castidad

Una definición corta es que la Castidad es la cualidad de ser casto, es renunciar a todo placer sexual. Es una virtud de templanza, de dominar nuestro cuerpo, al igual que el ayuno, con un objetivo de acercarnos más a Jesús, imitándoles para superar toda tentación del maligno y con ello dadnos totalmente al proyecto de Salvación que Jesús quiere de nosotros, entrañando la integridad de la persona corporal, en la que se expresa la pertenencia del hombre al mundo corporal y biológico con su ser espiritual. Es vivir para Dios, sin permitir que nada creado se sobreponga a Él, se constituya en finalidad independiente de Él o, en una palabra, impida amarlo con todo el corazón, con toda el alma y con toda las fuerzas (ver Dt 6,5; Mt 22, 37) .

Pero esto es un Don, un regalo de Dios, que se acepta por amor a Jesús y donación a los demás. La naturaleza del hombre, herida por el pecado, reacciona con violenta apetencia: apetencias de dinero, de poder, de gloria o vanagloria, de placer sexual (ver 1 Jn. 2,16)

La virtud de la castidad es pluriforme y tiene matices propios de los diversos estados del hombre cristiano. Es diferente lo que exige la castidad a quien se ha consagrado en virginidad o celibato, a quien está unido en legítimo matrimonio, o a quien, sin estar aún unido en matrimonio, tiene el propósito o deseo de contraerlo más adelante. En todas las formas de castidad hay algo común: el señorío sobre el apetito sexual, como expresión de la búsqueda de Dios por sobre todo otro bien, y la búsqueda de cualquier bien sólo en la perspectiva de la búsqueda de Dios y de su amor. De modo que la castidad no es una actitud negativa, sino que, si impone renuncias y vencimientos, los exige con miras a un bien supremamente positivo: el amor a Dios. Se es casto para amar a Dios. Así se entiende la bienaventuranza que proclama dichosos a los puros o limpios de corazón, porque verán a Dios (Mt 5,8): quien es puro, en el más amplio sentido de la palabra, está en condiciones de «ver» a Dios, de amarlo, de decirle con verdad que nada hay tan importante como El, en ninguna situación o hipótesis.

Otros tenemos la vocación del matrimonio, la unión del hombre y la mujer donde esta es una manera de imitar en la carne la generosidad y la fecundación del Creador: “El hombre deja a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne” (Gn 2, 24). De esta unión proceden todas las generaciones humanas.

En la vocación matrimonial, es un camino que tiene que llegar a la castidad, porque aquí castidad es fidelidad, somos un solo cuerpo y atentar contra la fidelidad es atentar con nuestra castidad, no sólo pertenecemos al mundo corporal, sino al espiritual y tenemos que llegar a unir estas dos realidades para completar nuestra vocación de llegar a Jesús, y no dejarnos llevarnos, sólo por el placer con otra persona fuera del matrimonio o, consigo mismo, que nos lleva a al pecado y al alejamiento de Jesús en nuestra vida. Para entender esto bien os animo a que leáis el Cantar de los Cantares, donde la esposa que es la Iglesia y el esposo es Dios, tiene una relación de verdaderos esposos, que nos podrá dar lecciones de amor que podemos incorporar a nuestro matrimonio.

 

2.- Celibato.

Hay al menos dos acepciones: una que se refiere al simple hecho de no haber contraído matrimonio, y, una segunda que mira a la motivación religiosa que puede tener ese hecho.

En algunas lenguas la palabra «celibatario» es equivalente a decir «soltero», pero tal uso del término no es equivalente a «casto». En el uso religioso católico, la palabra «celibato» tiene una connotación religiosa y se refiere especialmente al varón que, con vistas a recibir el ministerio sacerdotal en la Iglesia latina, promete solemnemente mantenerse sin contraer matrimonio y llevar consiguientemente una vida de castidad celibataria. Así como el término «virgen» se aplica preferentemente a la mujer, así el de «celibato» se aplica preferentemente a los varones.

Puede consagrarse en celibato un varón después de su viudez, o después de haber llevado una vida desarreglada; en cambio no puede recibir la consagración de vírgenes la mujer que ha sido casada o que ha perdido voluntariamente su virginidad, pero puede prometer para el porvenir la castidad propia de los celibatarios.

 

  1. Virginidad

 La Virginidad por una parte tiene una acepción biológica, e indica la integridad física de una mujer. La hija de Jefté lloraba por los montes su virginidad ya que ella consideraba una deshonra morir sin haber tenido hijos (ver Jueces 11, 29-40). Pero el pueblo Judío respetaba celosamente a todas las Vírgenes.

Por otra parte la virginidad tiene una acepción religiosa, y es la  renuncia voluntaria al matrimonio por amor al Reino de los cielos. Es sin duda  una motivación religiosa. La mayoría son mujeres, aunque no falta en la misma Sagrada Escritura algún caso en que el término se aplica a varones que, por motivos religiosos, renunciaron al matrimonio (ver Ap. 14, 4).

Los Padres de la Iglesia escribieron tratados sobre la virginidad y elogios sobre las santas vírgenes. La liturgia católica contiene, tanto en el Misal, como en la Liturgia de las Horas, formularios para la celebración de las memorias o fiestas de las santas Vírgenes. El Pontifical Romano contiene un solemne rito, normalmente presidido por el Obispo, para consagrar vírgenes al Señor.

El Concilio de Trento declaró que la virginidad consagrada constituye en sí un estado de vida superior al matrimonio, (Sesión 24, 11 nov. 1563, canon 10). San Ignacio de Loyola decía que era  como signo de «sentir con la Iglesia» la actitud de quienes alaban y aprecian la virginidad, aun cuando no hayan sido llamados por Dios a servirlo en ese estado (ver Ejercicios Espirituales, 4ª regla para sentir con la Iglesia).

 

 

La Castidad en la Biblia

La Castidad alcanza en el cristianismo una profundidad muy grande. Nuestro Señor Jesucristo  confirma y ensancha la obligación de la castidad externa e interna en el sermón de la montaña (Mt 5, 28) y perfecciona el matrimonio (Mt 5,31). Los Apóstoles califican el placer carnal de contrario al amor de Dios, y aliado del mundo y del pecado (Rm 6, 11), y considera la castidad un fruto del Espíritu Santo (Gal 5, 23) y una virtud cristiana característica (1 Tes 4, 3). El Cristianismo primitivo resalta la elevada posición de la Castidad.

El ideal cristiano del celibato y de la virginidad que aparecen en el capítulo VI y VII de la Primera epístola a los corintios es la idea de que es mejor evitar el matrimonio o que los viudos no deben volver a casarse, como proponía Tertuliano, o que el matrimonio es una medicina para la inmoralidad como sostenía San Agustín – para quien el acto sexual era un pecado apenas tolerable. Mateo el Evangelista declaraba que es mejor hacerse eunuco en consideración al cielo. Para el ideal cristiano, el celibato consagrado lleva a Dios, sin trabas de preocupaciones y responsabilidades por la familia humana, esposa o hijos. Solo los solteros están en condición de servir plenamente a Dios.

Se puede decir más, pero creo, que la idea queda muy clara cuando digo, que la castidad para las personas que se consagran a Dios es una Autopistas hacia el Cielo, (como la famosa serie de los años 80 del siglo pasado con Michael Landon y Victor French). Donde la Templanza, es decir el dominio de nuestro cuerpo nos acerca más a la imitación de Cristo, porque Cristo fue casto (Él no vino a procrear, vino a Salvar, aunque fuese Hombre verdadero, pero su vocación era anunciar el Reino de Dios, cambiar todo lo antiguo en nuevo dándole esplendor a Dios como un Padre lleno de Misericordia y ofrecerse al Padre como sacrificio para salvar a la humanidad del pecado, con su redención, dar esperanza con su resurrección y crear su única Iglesia para seguir evangelizando por el mundo en espera de su nueva venida.

 

La Castidad y el Celibato en los concilios y normas Papales.

Existen opiniones contradictorias respecto del comienzo del celibato clerical en la Iglesia y de su origen: algunos afirman que tomó el carácter de obligatorio en el siglo IV, mientras que otros interpretan que tuvo sus inicios en el II Concilio de Letrán (1139); algunos le adjudican origen apostólico, mientras que otros consideran que se trata de una expresión disciplinar tardía.

Como primer concilio en la antigua España, que trató el celibato, podemos mencionar el primer concilio de Hispania.

El Concilio de Elvira o de Iliberis (en latín: Concilium Eliberritanum) fue el primer concilio que se celebró en Hispania Bætica por la iglesia cristiana. Tuvo lugar en la ciudad de Ilíberis, la actual ciudad de Granada
Su fecha es incierta, entre el 300 y el 324. En el primer caso sería anterior a la persecución de Diocleciano y en el segundo, posterior al Edicto de Milán de Constantino.

Allí los 19 obispos y 26 presbíteros en su mayoría de la Hispania Baetica y Carthaginensis, se reunieron presumiblemente a instancia de Osio de Córdoba, pero bajo la presidencia del obispo Félix de Acci (actualmente Guadix), probablemente por ser el obispo más antiguo presente.

En sus 81 cánones, todos disciplinares, se encuentra la ley eclesiástica más antigua concerniente al celibato del clero, la institución de las vírgenes consagradas (virgines Deo sacratæ), referencias al uso de imágenes (de interpretación discutida), a las relaciones con paganos, judíos y herejes, y muchas otras, relativas a temas como matrimonio, bautismo, ayuno, excomunión, enterramiento, usura, vigilias, o cumplimiento de la obligación de asistir a misa.

Entre los últimos cánones, el canon 33 ordena la continencia total a todos los clérigos (obispos, presbíteros y diáconos), fuesen casados o no, es decir, a todos los que ministraban en el altar: «Plugo prohibir totalmente a los obispos, presbíteros y diáconos o a todos los clérigos puestos en ministerio, que se abstengan de sus cónyuges y no engendren hijos y quienquiera lo hiciere, sea apartado del honor de la clerecía.» Éste es el canon más antiguo existente sobre la disciplina que llevó al celibato eclesiástico. La obligación del celibato se considera consecuencia de la de una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los Cielos.

El concilio de Cartago el 390 dio la misma norma: «Todos los obispos, presbíteros y diáconos, custodios de la pureza, se abstengan de la relación conyugal con sus esposas, de tal forma que los que sirven en el altar puedan guardar una perfecta castidad.» Los obispos presentes mencionaron también que con este decreto no estaban creando una novedad, sino que estaban conservando «lo que enseñaron los apóstoles y observaron los antiguos»

El canon primero del Concilio de Neocesarea (c. 314/315) dice sin ambigüedad que «no es lícito a los presbíteros casarse». De aproximadamente el año de 365 es una colección armenia de cánones y de pocos años más tarde son las  Constituciones Apostólicas y los Cánones de los Apóstoles, que todas prohíben claramente el matrimonio de clérigos.

El Concilio Quinisexto de Constantinopla ofrece una visión general de la disciplina de la Iglesia Latina en esta materia en el siglo VII. Se pedía a los hombres casados que recibían la ordenación de prometer a practicar después una continencia total. Como indicado arriba, esta norma fue considerada de origen apostólico y había sido confirmada por los concilios de Elvira (c. 306) y de Cartago (390) y por los papas Siricio (384–399) y León Magno (440–461), en el Sermón sobre las bienaventuranzas 95,6-8  “Después de esto, el Señor prosiguió, diciendo: Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Esta hambre no desea nada corporal, esta sed no apetece nada terreno; el bien del que anhela saciarse consiste en la justicia, y el objeto por el que suspira es penetrar en el conocimiento de los misterios ocultos, hasta saciarse del mismo Dios. Feliz el alma que ambiciona este manjar y anhela esta bebida; ciertamente no la desearía si no hubiera gustado ya antes de su suavidad. De esta dulzura, el alma recibió ya una pregustación, al oír al profeta que le decía: Gustad y ved qué bueno es el Señor; con esta pregustación, tanto se inflamó en el amor de los placeres castos, que, abandonando todas las cosas temporales, sólo puso ya su afecto en comer y beber la justicia, adhiriéndose a aquel primer mandamiento que dice: Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda el alma y con todas tus fuerzas. Porque amar la justicia no es otra cosa sino amar a Dios”.

La promesa recordaba la norma sin garantizar su cumplimiento, porque las repetidas advertencias de concilios y papas son ya en sí mismas una indicación de faltas de fidelidad. La soltería no era todavía condición para ser ordenado, incluso si existía ya la tendencia a preferir a los solteros, como también en el este aconteció en la ordenación de obispos.

En el siglo XI se produjo en Europa occidental un cambio de opinión sobre la tradición feudal. De acuerdo a esa tradición, los obispos y los curas párrocos recibían de los reyes u otros señores feudales los bienes de sus cargos y, como los otros feudatarios, debían prestar ciertos servicios, en algunos casos até militares, que podían ser substituidos por pagamento de dinero. Pero lo que hasta entonces pocos consideraban reprobable comenzó a ser visto como grave injusticia. Así se empezó a condenar como simonía el pagar dinero al rey para ser nombrado obispo y como nicolaísmo el concubinato del clero. La reforma gregoriana del siglo XI se propuso poner remedio a estas dos enfermedades de la Iglesia.

Con referencia al papa Gregorio VII (1073 a 1085), se da a menudo el nombre de «reforma gregoriana» a todo el proceso de reforma del siglo XI, la que sin embargo comenzó antes de él. León IX (1049-1054), además de deponer a los obispos que habían comprado su nombramiento, reafirmó la prohibición para los sacerdotes y diáconos de las relaciones sexuales, y ordenó confinar a las concubinas del clero de Roma en el palacio de Letrán como siervas.

Bajo el Papa Nicolás II, el sínodo de 1059, que también reservó a los cardenales el derecho a elegir a los papas, prohibió a los fieles de asistir a liturgias celebradas por clérigos que notoriamente tenían concubinas.

El II Concilio de Letrán de 1139 (tal vez ya el I Concilio de Letrán de 1123) declaró los matrimonios contraídos por clérigos de órdenes sagradas no sólo ilícitos, sino nulos,​ pero no excluyó totalmente la ordenación de hombres casados. Dos siglos más tarde, en 1322, Papa Juan XXII todavía insistía en que no se debe ordenar al sacerdocio a un hombre casado sin el consentimiento de su esposa (por supuesto implicada por la prohibición de relaciones conyugales) y decretó que, si la mujer se negase a dar el consentimiento, el marido, aunque fuera ya ordenado, debería volver a la unión con su esposa y dejar de ejercer la orden recibido. Algunos dudan si el canon 21 atribuido al I Concilio de Letrán sea auténtico, y también hay dudas sobre su interpretación.

Se impusieron los decretos conciliares de exclusión del matrimonio de los clérigos en las órdenes sagradas, pero no sin oposición a veces violenta en Italia, Alemania, Francia, Normandía e Inglaterra.

Luego el Concilio de Trento, el 23 de noviembre de 1563, decretó: «Si alguno dijera que los clérigos constituidos en sagradas órdenes o regulares, que han hecho una profesión solemne de castidad, pueden contraer matrimonio, y que dicho matrimonio es válido a pesar de la ley eclesiástica o el voto; y que lo contrario no es más que una condena del matrimonio; y que todos los que piensan que no tienen el don de la castidad, aunque hayan hecho dicho voto, pueden contraer matrimonio, sea anatema, pues Dios no se rehúsa conceder ese don a los que lo piden con rectitud, ni ‘permite que seamos tentados por encima de nuestras fuerzas’ (1 Cor 10,13).»

Con este decreto el concilio confirmó en términos fuertes la exclusión de la capacidad de casarse después de la ordenación, pero no negó la posibilidad de ordenar a hombres ya casados. Para esto era más importante la orden del concilio de establecer en todas partes seminarios para la formación de candidatos célibes idóneos a las órdenes sagradas. Así se eliminó la necesidad de recurrir a hombres casados, que después de la ordenación serían obligados a abstenerse de relaciones conyugales con sus esposas.​

El Código de Derecho Canónico de 1917 declaró «simplemente impedidos» para recibir las órdenes sagradas los que tienen esposa.82​ Y el Código actualmente en vigor, el de 1983, declara «simplemente impedidos para recibir las órdenes: 1) el varón casado, a no ser que sea legítimamente destinado al diaconado permanente».

El Código dice también: «Los clérigos están obligados a observar una continencia perfecta y perpetua por el Reino de los cielos y, por tanto, quedan sujetos a guardar el celibato, que es un don peculiar de Dios mediante el cual los ministros sagrados pueden unirse más fácilmente a Cristo con un corazón entero y dedicarse con mayor libertad al servicio de Dios y de los hombres.»

 

Ejemplos de Ascetismo Sexual en los primeros cristianos.

Justino Mártir (c. 100 – c. 165) declaró: «Muchos hombres y mujeres de sesenta o setenta años, instruidos desde la niñez en las enseñanzas de Cristo, permanecen puros”, y alardeo de poder indicar muchos ejemplos de toda clase de gente.

Aristides de Atenas (c. 133 – c. 190) escribió: «Encontrarías entre nosotros muchos hombres y mujeres que se envejecen sin casarse en la esperanza de unirse más con Dios”.

Epifanio de Salamina (c. 310/320 – 403): «El hombre que continúa viviendo con su esposa y engendrando hijos no es admitido por la Iglesia como diácono, sacerdote u obispo, o subdiácono, aunque se casara una sola vez, sino sólo el que siendo monógamo observa la continencia o es viudo, sobre todo en aquellos lugares donde los cánones eclesiásticos son muy precisos».

San Antonio del Desierto: Esta vida del ermitaño era y es «predicación silenciosa de Aquel a quien ha entregado su vida, porque Él es todo para él. En este caso se trata de un llamamiento particular a encontrar en el desierto, en el combate espiritual, la gloria del Crucificado.» Es de mencionar también que dejó a su hermana en una comunidad de vírgenes en Egipto, antes de entrar en la vida ermitaña.

 

Pecados contra la castidad

Naturaleza y gravedad de la lujuria: Es una satisfacción desordenada del apetito sexual, donde se busca la propia satisfacción, donde debemos fijarnos en los datos subjetivos como: advertencia, consentimiento, libertad, etc. Por ejemplo si sometemos a alguien para nuestra propia satisfacción, sea pagando, sometiendo, obligando, amenazando. Por eso este pecado no es que atente contra el odio a Dios o a la apostasía, pero si es grave no por la materia sino por lo subjetivo.

Los testimonios de la Sagrada Escritura demuestran la gravedad de estos pecados. Dios castiga severamente a Sodoma y a Gomorra, como a Onán hijo de Judá, de aquí procede el término onanismo. Dios los castiga severamente por Lujuria.

En el Nuevo Testamento como vimos arriba en el título la castidad en la biblia, habría que destacar lo que dice el Apocalipsis 21, 8: Los fornicarios tendrán su herencia en el estanque ardiente de fuego y azufre, que es la segunda muerte.

Pecados consumados contra la castidad

Pecados no contrariaros a la naturaleza. La unión sexual voluntaria entre dos             personas, solteras ambas, de sexo distinto constituye la fornicación. Si es de carácter permanente es concubinato. Estos son bautizados que han rechazado la unión canónica, si esta unión es no consentida por una de las parte se llama estupro. El Rapto supone llevarse a alguien con violencia para satisfacción propia. El Rapto y el estupro son además pecados contra la justicia. La prostitución supones la utilización habitual de la propia capacidad sexual para  fines lucrativos, poniéndola en general al alcance de todas. Excluye todo sentimiento noble del amor, embrutece y esclaviza a la mujer, y su existencia envenena al Matrimonio, a la Sociedad y al ministerio adquirido canónicamente. San Pablo lo denuncia en las carta a los Efesios, Corintios y Gálatas.

El adulterio es la unión sexual entre hombre y mujer siendo uno o ambos casados con personas ajena. Es pecado gravísimo contra la castidad y la justicia, la fidelidad conyugal y el amor a los hijos. A la inmoralidad de la fornicación, es un pecado contra la justicia. Es un pecado gravísimo y como tal está condenado en la Sagrada Escritura (Proverbios 6, 29) ;(Eclesiásticos 23,25); (Levítico 20, 10); (Deuteronomio 22, 22); (1 Corintios 6, 9).

Incesto es la unión sexual entre consanguíneo o afines dentro de los grados en que la Iglesia prohíbe el Matrimonio. Añade al pecado contra la castidad una gravedad específica, de impiedad familiar. San Pablo lo denuncia en la Primera carta a los Corintios 5, 1-6.

El Sacrilegio es la unión sexual entre personas, al menos una de ellas, ligadas por voto público de castidad, u obligadas al celibato por haber recibido alguna de las órdenes mayores. A la gravedad de pecado contra la castidad, se ha de añadir la dimensión contra la religión, y si la otra parte está casada, también contra la justicia.

Las relaciones prematrimoniales, entre quienes piensan seriamente contraer matrimonio no es otra cosa que fornicación. La Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, se declara opuesta en este tema a la doctrina cristiana, ya que lo que se presenta como un amor conyugal, no deriva a un amor maternal y paternal etc… (29 dic. 1975, nº 7).

 

Pecados contra la Naturaleza.

La masturbación, es la plena satisfacción sexual sin cópula canal. Nos lo pone claro San Pablo en Romanos 1, 24. “Por eso Dios los entregó a las apetencias de su corazón hasta una impureza tal que deshonraron entre sí sus cuerpos”. Y en 1 de Corintios 6. 9-10. “¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni impuros, ni idólatras, ni adúlteros, ni afeminados, ni homosexuales, ni ladrones, ni avaros, ni borrachos, ni ultrajadores, ni explotadores heredarán el Reino de Dios.

La Declaración de la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe (nº 9 de la Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual), dice habiendo estudiado lo que dice la Psicología y la Sociología que es un proceso de evolución sexual. La Iglesia dice que es un acto intrínsecamente y gravemente desordenado.

La homosexualidad o sodomía: Según el Catecismo de Iglesia Católica en sus puntos 2357, 2358,2359, la homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante (Bisexualidad), hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y cultura. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Se debe ordinariamente a una perversión innata del instinto sexual o a la depravación provocada por una larga carrera de vicios. Actualmente la sociedad ha tenido que aceptar por las innumerables manifestaciones a este grupo social, permitiendo el casamiento y por su puesto legalizándolo. Hoy en día se está presionando a la Iglesia para no insistir en su dimensión inmoral. Incluso Francisco (Bergolio), dijo en una entrevista en el avión de Irlanda camino a Roma, en Agosto de 2018, que él no era nadie para juzgar a los homosexuales, y que los padres los llevasen a los niños al psiquiatra.

A veces, se llama sodomía a la relación carnal entre dos personas de distinto sexo, pero de forma antinatural.

La Sagrada Escritura ha declarado siempre que los actos sexuales son intrínsecamente desordenados. Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida, etc…

Para ver más pueden dirigirse a la biblia y leer:

Gn 13, 13; Gn 19, 1-29 ; lev 20, 12; lev 18, 22; Rm 1, 24-27;1 Cor 6, 9-10; 1Tm 1, 10.

Y en la Sagrada Congregación para la Doctrina de la Fe, Declaración sobre algunas cuestiones de ética sexual nº8

La Bestialidad es la ilícita satisfacción sexual mediante el ayuntamiento con animales. Constituye el grado más más bajo de la degeneración sexual:

Lev 20, 15; Ex 22, 18.

Pecados internos con la castidad.

Estos pecados se refieren al pensamiento o a la imaginación buscada y aceptada como causa y estímulo del placer impuro o actual. Pecados de malos deseos, de pensamientos impuros, se puede recordar los que dijo Jesús en el evangelio de     Mt 5, 25….

Cuando existe la tentación en temas de castidad como acerca de cualquier otra virtud, es obligatorio a resistir y poner todos los medios para rechazar tales impulsos, y poner todos los medios, sobrenaturales y humanos para vivir bien esta virtud. Se debe evitar no solamente los pecados, sino los que generan, lo que den ocasión de los mismos. Por ejemplo las malas compañías, la familiaridad excesiva, las lecturas de publicaciones ocenas, imágenes de redes sociales donde se publiquen fotografía fuera de tono, etc…

 

 

 

Métodos para vivir la virtud de la castidad

  • Lo más importante para vivir la castidad, es sin duda el Amor a Dios.
  • Tener una vida interior sólida.
  • La práctica frecuente de los Sacramentos.
  • Un gran tierna devoción a la Virgen (ella nos ayuda mucho a alejar las tentaciones y ha destruir vicios que pudiéramos tener).
  • Oración sincera.
  • El pudor delicado y la modestia.
  • La guarda de los sentidos especialmente el de la vista y la imaginación.
  • Una buena dirección espiritual.
  • Una buena formación en la dimensión sexual, para ser maduro en la sexualidad, para educar en la lucha y en el esfuerzo.

Pecados dentro de la Iglesia.

La  Iglesia está formadas por hombres y guiada por el Espíritu Santo. Algunas veces se escuchan verdaderos escándalos como abusos sexuales contra niños, relaciones homosexuales entre sacerdotes, abusos de Cardenales con seminaristas, abusos con religiosas…. Recordad  Mt 25, 40.

Todo esto lo condena el Señor, quien este metido en esos abusos seguro que Dios lo juzgará severamente. Nosotros estamos obligados de denunciar estos hechos ante la justicia y ante el obispado, y si se quiere llegando al nuncio papal si es preciso. De hecho en Mayo pasado se aprobó una nueva Ley vaticana que obliga a denunciar los abusos y exige celeridad en las investigaciones, creado una especie de ventanilla para denunciar, sufragar la asistencia médica a las víctimas, y este documento se una al ya conocido “motu proprio “ que se promulgó en el pasado marzo.

Es verdad que esto está mal hecho, pero tenemos que recordar que la Iglesia es un cuadro gigante y esto es una mancha en una esquina, escandalosa, porque hace mucho ruido, pero en comparación con lo que hace la iglesia es pequeña, pero obviamente la solución es limpiarla de raíz para que esta gente se retiren de la iglesia.

La siguiente pregunta es ¿por qué hay en la iglesia gente que hacen esto?

Podemos tener una respuesta única, que es, porque no aman  verdaderamente a Dios.

En casos particulares se puede decir:

Personas que entraron sin vocación al seminario o al noviciado, sobre todo en la época de finalización de una guerra, que las madres llevaban a los hijos al seminario, para que tuviesen un futuro y tener donde comer y dormir.

Por otra parte gente inmadura sexualmente, depravados, homosexuales, viciosos, que no han madurado en su sexualidad y luego lo han pagado con los demás con sus actos pecaminosos.

Hoy en día en los seminarios ya se está atajando este tema, con clases de educación sexual, con entrevistas de los aspirantes con psicólogos,  y con lo que anteriormente dijimos con los métodos para vivir la virtud de la castidad.

Recemos pues, por uno de los tantos temas que se pondrán en la mesa del Sínodo de La Amazonia, y es la posibilidad de que se pudieran casar los sacerdotes, según pronunció la Conferencia Episcopal Alemana, como manera de solucionar los abusos sexuales entre otras. Recordad que la Castidad, el Celibato es un Don de Dios, para acercarse a Él.

Ahora os presento un par de testimonios que ambos me han hecho pensar que estas personas dan todo por Dios, y están en verdadera comunión y alegría con Dios.

 

Testimonios verdaderos de castos y célibes de hoy en día.

Esta primera persona que quiero que de su testimonio de vida, tengo que decir, que es una persona como tú o como yo, bueno con ciertas diferencias, ella siempre está alegre, su sonrisa ilumina su rostro y puedes ver el reflejo de la bondad, de la paciencia, y del amor a Dios. Es raro porque sin tu saber nada de ella, se nota su andar cristiano, no me preguntes por qué, pero es así. Su Fe ha moldeado su cuerpo, su forma de ser…

Ella trabaja, tiene un negocio compartido, vive en su casa, tiene una buena vida familiar, en definitiva es como tú y como yo, pero ella es célibe y casta.

  • ¿Cómo y cuándo te vino esta vocación?

Yo pertenezco al Opus Dei, yo conocí la Obra, a través de las clases de confirmación de mi colegio. Me daba la confirmación un chico que estaba conectado con la obra pero sin ser de la obra. Ese primer año era mixto, y la verdad eran muchísimos. Llego el segundo año y el chico se quedó con los niños, y a las niñas nos trasladaron a un club juvenil del Opus que se llama las Gavias y allí iba los sábados a mi confirmación que me la impartía una numeraria, que en un principio no sabía lo que era. Mi Madre, como hay tantas cosas raras en el mundo, me preguntaba que era aquello, y lo le decía que era una casa que una mujer venía a dar las clases. Entonces mi madre preguntó a un hermano suyo Sacerdote del Opus Dei, que su hija iba a una casa por este barrio en esta calle… Entonces el hermano sacerdote, le dijo que eran club de la obra, y que podía dejar con toda confianza a su hija allí. Entonces  seguí  hasta mi confirmación. Tras mi confirmación me propusieron seguir allí formándose. Acepté y entré en la formación que se da a la gente joven, que se llaman círculos. Yo entré en el de San Rafael, que se encomiendan la labor de la gente joven al Arcángel San Rafael. Estuve bastantes años y en un momento dado me plantearon ser numeraria (Vivir en celibato en un centro), pero yo rechacé eso porque no me veía viviendo en comunidad. Hasta que por fin me voy a un retiro de tres o cuatro días y allí le dice una numeraria, que va a ser del Opus Dei, y le dije que  no lo descarto, pero numeraria…No. Y me dijo ella que Agregada. ¿Y eso que es? Le pregunte, y me dijo que era vivir el celibato como las numerarias, pero en tu casa. Y le dije que eso… Sí. Me quede rezando en el Oratorio, bien recuerdo que era un Sábado, y allí pude ver… sentir como un impulso a entregarme a Dios. ¿Y por qué el celibato? En aquel momento no tenía ningún impedimento, no tenía novio, ni pareja…tenía diecinueve años y estaba en segundo de carrera, y me planteaba que Dios me pedía la vida entera. Salí del oratorio, hable con la directora y le dije que quiero ser de la obra. Escribí la carta al prelado con mis motivaciones para ser de la obra, como agregada y me aceptaron.

Aún me acuerdo del momento, el tiempo y el lugar donde sentí ese, Sí al Señor. Y segura estoy que no me comieron la cabeza, porque si me hubiesen comido la cabeza no estaría hoy en día en la obra. Nunca fui coaccionada.

  • ¿Te sientes feliz?

Estoy súper feliz, realizada.

  • ¿Ha habido personas en tu vida, que hubiesen querido que no llevases esa vocación? ¿Te han tentado mucho?

La verdad que para nada, mi madre que no es de la obra pero sí de Iglesia y una persona muy sensata, me dijo que si lo había pensado bien, y si estaba contenta, le respondí que sí y me dijo: ¡Adelante!

A mi Padre tardé más por qué, ya que tuvimos unos vecinos debajo de nuestra casa que tenían dos hijos numerarios y no estaba muy a favor de ese estilo de vida  y estuvo un poco resistente. Así que mi madre decidió junto a mí que no se le dijera nada a mi padre, porque si no me daría la tabarra todo el tiempo.

A los seis años, cuando hice la fidelidad, y es cuando le dije a mi padre, mira este anillo que me he comprado, es el anillo de la fidelidad, porque llevo siendo del Opus Dei hace seis años… me preguntó mi padre ¿Tú te vas a ir de casa?

Le contesté que no, y respondió: ah! Pues muy bien ….. Hasta hoy.

  • ¿Compartes tu vocación con otros?

La obra es una familia, yo en mi centro tengo agregadas más mayores y todos los lunes tenemos formación y tertulias. Si alguien necesita cuidados, ahí estamos nosotras, haciendo turnos, como si fueran mis hermanas los que estuvieran allí. Buenos es que son mis hermanas. Como mi comunidad son más mayores que yo, estamos dos, las más jóvenes de celadoras, que no es otra cosa que estar más pendiente de ellas. La obra es familia. Pero cada una en su casa, exceptuando cuando hay una necesidad.

  • ¿Esta vocación te lleva más a Jesús?

Sin lugar a dudas, mi vocación es para y por Jesucristo, sino no tiene ningún sentido lo que hago. Yo hago una hora de oración todos los días, voy a misa todos los días, hago lectura espiritual, rezo el Santo Rosario y por la noche un examen de conciencia.

  • ¿Cuáles son para ti los puntos fuertes para seguir con tu vocación?

El Amor a Jesucristo, hacer las cosas por amor a Jesucristo.

  • ¿Cómo aconsejarías a los demás para que por lo menos se plantearan esta vocación, como un posible estilo de vida?

Más que aconsejar, es el ejemplo, el testimonio de vida, las veinticuatro horas del día. Siempre puedo aconsejar pero es mejor ver. N.A(Efectivamente tanto a ella como a su hermana, y otra compañera del trabajo, se las ve nada más que entrar a su local, que Jesús está allí, es como digo yo son Cristianos Cafeinados con toda su esencia, y no como los miles que hay descafeinados que ocultan su religión, que es su estilo de vida, por respeto a los demás.

A ellas no hace falta que digan, a ellas se las ve. Y eso es un orgullo para un cristiano)

  • ¿Tienes formación o te dan formación?

La formación es algo esencial, todos los lunes tenemos nuestro círculo de formación, pero luego estudiamos la carrera de filosofía y teología, por la Universidad de Navarra, poco a poco, todos los años en verano. Si tú no te formas no puedes dar lo que tienes.

  • ¿Es la guía espiritual una base fuerte en tu crecimiento hacia el amor de Dios?

Nosotras tenemos una guía espiritual con un laico, que ya en tiempos de JPII, lo tenía, y no es algo raro, yo tengo una persona que todas las semanas me escucha y me impulsa en mi crecimiento hacia la santidad. Por otra parte tengo a un Sacerdote que es mi director espiritual y mi confesor.

  • ¿Recomiendas a personas que quieren responder al Señor, con su castidad, sin que tengan seguimiento espiritual?

No, para nada, siempre hay que tener un guía espiritual, ya que uno sólo se puede perder, sería muy difícil. Y aparte hay que tener una buena formación que te madure en tu conocimiento a Dios, en tu amor hacia Él….

Muchas gracias por tu testimonio, hemos descubierto mucho tu estilo de vida, que to desconocía personalmente. Espero que seas un testimonio de vida con la ayuda del Señor. Y a partir de ahora rezaremos por vosotras que habéis escogido este estilo de vida. Unidos en l Oración.

Creo que fue la divina providencia cuando merodeando por Facebook, me encontré con esta página de Richard Aponte publicó el 24 de septiembre de 2013. Y me pareció afortunado el haberlo encontrado y que comparto con ustedes.

CELIBATO SACERDOTAL. Carta de un Sacerdote. «Célibe, y muy feliz; ni reprimido ni castrado». Un buen hermano en Cristo escribe esto y lo siguiente que yo suscribo plenamente:

Asistimos, una vez más, a una embestida feroz contra el celibato. Hasta cualquier opinante, las más de las veces con escasa o nula autoridad moral, se cree con derecho a señalarlo como la causa de todos los males y perversiones. Y exige, por lo tanto, su inmediata abolición.

Sorprende, por de pronto, que la mayoría de las voces hostiles proviene de ámbitos declaradamente enemigos del catolicismo, y que – curiosa paradoja- hacen alarde de querer lo mejor para la Iglesia. O de quienes reclaman el matrimonio para los curas, y ellos mismos lo desprecian; o pretenden igualarlo con otras uniones o perversiones de todo tipo. Grotesco espectáculo el de aquellos que no saben amar, ni al menos lo intentan en serio, pero se creen con derecho de dar lecciones a los curas y consagrados sobre cómo hacerlo.

No menos inadmisible es el argumento de quienes, al pedir el casamiento de los sacerdotes, sostienen que así se evitarían la doble vida, y la pedofilia. Denuestan, por igual, el sacramento del Orden Sagrado y el del Matrimonio. Y reducen a este último a una mera dimensión genitalista; válvula de escape de fuerzas ciegas que, de otro modo, darían lugar a las más repugnantes aberraciones…

No busco con estas líneas recordar el fundamento bíblico, patrístico, y magisterial del celibato. Ni tampoco mostrar los bellísimos frutos de santidad que de él derivaron, para el mismísimo Cristo y un ejército de santos, en dos mil años de cristianismo. No quiero, por lo tanto, extenderme en explicaciones que, cualquier persona bien intencionada y con sereno afán de conocimiento, tiene al alcance de su mano. Como dice mi querido sobrino Guido, en su frescura adolescente: Tío, no des tantas explicaciones. Los amigos no las necesitan y los enemigos no las creen…

Quiero, de cualquier modo, dirigirme especialmente a los miles y miles de seminaristas, novicios, religiosas, monjes, diáconos, sacerdotes y obispos que, como yo, viven su celibato por el Reino (Mt 19, 12) con felicidad. Y a los millones de laicos que le agradecen al Señor el don del celibato para los consagrados. Y a los creyentes y no creyentes que, con honestidad, lo reconocen –aun sin saber explicarlo en palabras- como algo que excede lo natural, pero no por ello antinatural…

SOY MUY FELIZ CON MI CELIBATO porque es un delicadísimo regalo de Dios; hecho para que busque amar, con el amor con que Él nos ama. Y, como tesoro precioso, procuro a cada instante agradecerlo, cuidarlo y traducirlo en concretísimas obras de bien, llenas de eternidad.

SOY MUY FELIZ CON MI CELIBATO porque me hace plenamente esposo de mi amada Iglesia, y plenamente padre de los hijos que el Padre, en el Hijo, me regala. Y porque a ellos me doy por completo, sin hacerme descuentos ni guardarme nada.

SOY MUY FELIZ CON MI CELIBATO porque lo sé enteramente sobrenatural; puro e inmerecido regalo de un Padre que se vale de mi pequeñez, y no de mis méritos, para mostrar su Amor. Y porque, junto a la pobreza y la obediencia, me hace enteramente libre para amar a todos; y mostrarles que vamos hacia el Reino de los Cielos, donde seremos como ángeles (Mt 22, 30).

SOY MUY FELIZ CON MI CELIBATO porque no dejo de admirarme por tantos compañeros célibes que desbordan paternidad, esponsalidad, alegría y buenas obras. Y que demuestran, con silenciosos gritos, incluso desde bellos rostros y distintos atractivos, que no se resignaron a él por descarte, o por la imposibilidad de que alguien se fijara en ellos para formar una familia.

NO SOY NI UN REPRIMIDO NI UN CASTRADO. Soy un redimido por Jesucristo; no por una corriente de materialista y oblicuo psicoanálisis.

NO SOY NI UN REPRIMIDO NI UN CASTRADO. Soy un Diácono, en los umbrales del Sacerdocio. Conocedor sí, de ciertas renuncias, pero por una ganancia infinitamente mayor.

NO SOY NI UN REPRIMIDO NI UN CASTRADO. Soy un discípulo de Jesucristo que, como Él, tiene también en la Cruz su momento de mayor felicidad.

NO SOY NI UN REPRIMIDO NI UN CASTRADO. Soy un hombre que, antes de ingresar al Seminario estuvo, en dos ocasiones, a punto de contraer matrimonio. Y que, al elegir muy libremente el celibato, decidió mostrar de un modo distinto la riqueza de un amor que no se agota; y que colma de fecundidad a quien se deja abrazar por él.

Rubén, un amigo ateo, también célibe, hincha de Newell’s como yo, muy simpático y –aunque él lo niegue-, en las puertas de abrazar la fe, suele repetirme que Uno de los argumentos más contundentes para creer en Dios y en el Cielo es el celibato. Porque si alguien es capaz de dejarlo todo –agrega- , es porque evidentemente existe algo bien grande, más allá de nuestras narices… Y remata, con su conocida agudeza: Pretender decir que el celibato es imposible es como si yo, que soy muy malo jugando al fútbol, dijera que nadie puede ser goleador y, mucho menos, como Messi. El problema es que yo no tengo condiciones. La culpa no es del fútbol…

En este mundo en el que tantos maridos juegan a ser solteros, y tantos padres juegan a ser niños, los célibes nos prodigamos en una esponsalidad y paternidad sin límites. Y les mostramos, también, a los buenos esposos y padres que ellos, como nosotros, cada uno a su manera, estamos llamados a ser bien fecundos. Para que este mundo no se muera de orfandad. Y nos preparemos, con creciente alegría, para el mundo definitivo…»

Conclusión

Hemos visto las diferencias entre célibes, castos, vírgenes. Hemos visto su valor en las escrituras, su valoración en la historia de la Iglesia y en los primeros cristianos, hemos vistos los diferentes pecados que atentan contra la castidad, así como los métodos para vivir en castidad, los pecados contra la castidad en la Iglesia, los testimonios de castos y célibes. Todo esto para que tengamos una mínima visión global de lo importante que es la Castidad, el Celibato, y la Virginidad para acercarnos a Dios y se hace por y para Dios.

Así pues os animo a rezar por estas virtudes, estas vocaciones tan valoradas por Jesús.

Y que la Iglesia Alemana (infocatólica 15/03/2019) en boca del cardenal Reinhard Marx quiere revisar para su la enseñanza moral sexual católica, en un camino sinodal, que prohíbe la anticoncepción, la cohabitación fuera del matrimonio y las relaciones homosexuales. De ahí que he querido hacer este artículo, para que sean ustedes mismo quienes piensen qué es lo que dice los pilares de la iglesia, que piensen lo que pasaría si se rompen estos pilares y por qué. Estos Señores quieren hacer esto por la crisis “sistemática” de los abusos. Y así se lavan las manos… Pues esto lo quieren llevar al Sínodo de la Amazonia, siendo Alemania uno de los países donde los parroquianos colaboran poco en los servicios laicales de la iglesia, donde los cristianos pagan unas tasas al gobierno por ser católico. Ha de elegir entre la casilla de “Evangélico”, de “Católico” o de “Sin religión”. Si contestamos positivamente a cualquiera de las dos primeras, entonces se retira del sueldo mensual un porcentaje ya establecido que pasa a la iglesia correspondiente. Muchos inmigrantes se sorprenden, no entienden que para ser católico haya que pagar un impuesto. Ellos dicen que es una Iglesia muy organizada y que todo está muy profesionalizado. Hay una estructura muy organizada, con muchas personas trabajando con sueldos. Ellos llevan muchos criterios empresariales…Es decir hay una administración colosal, sin fervor ni evangelización… (Si quieren ampliar la información pueden ir a Religión en Libertad; artículo:” ¿Por qué la rica Iglesia alemana. Casi sin fe, está al borde del colapso? Habla un cura español allí”. (22/03/2018). Como vemos en el trasfondo  hay intereses económicos y no pastorales. ¿Qué interés habrá detrás del sínodo amazónico? Esto es para otros artículos. Pero recemos para que la Iglesia, siga siendo Una, Santa, Católica y Apostólica y que el Espíritu Santo se manifieste con claridad. Y sobre todo que nos den ejemplo con su castidad del amor que tienen a Dios.

Pedro Bosman.

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Como Vara de Almendro

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7 Comments

  • La Beata, Ana Catalina Enmerich, indica en el libro «Maria Niña», que S. Joaquin y Santa Ana, los padres de la Virgen Maria, NO mantuvieron relación sexual para engendrarla. La Virgen Maria fue engendrada por un simple beso que se dieron sus padres.
    A continuación explica que si Adán y Eva, NO hubieran pecado, la humanidad se habría reproducido de igual modo.
    En otro apartado de dicho libro, una mujer de la familia de Santa Ana, estando ella embarazada le preguntó: ¿No te molesta la criatura en el pecho? A lo que Santa Ana le respondió, que para nada.
    Y esto lo explica diciendo que el embarazo al ser espiritual no es en el seno mateno normal, sino que se desarrolla la criatura en un lugar oculto bajo el corazón, que es donde reside el espiritu humano.
    Non Nobis.

  • Luego de un matrimonio católico, con un leve noviazgo -muy mal llevado- y culminando en un divorcio, por infidelidad reiterada por 4 años de mi ex-esposa; volví a contraer matrimonio civil,
    no tenía conciencia clara de «hasta que la muerte los separe». En ese entonces 1969 no daban cursos prematrimoniales. En 1978 con un feliz -ahora civil- segundo matrimonio, alguien nos lanzó una piedra «ustedes viven en pecado». Aquello quedó, golpeó, aturdió y en 1998, con poca ayuda espiritual hicimos un voto de castidad; hubo burlas, bromas, celos espirituales, etc. Convivimos en el mismo hogar, como hermanos, -no soportaríamos una separación física- tenemos 6 hijos. La muy escasa ayuda espiritual y NULO ACOMPAÑAMIENTO, han sido muy dolorosos. Escepticismo e indiferencia de parte de infinidad de clérigos y sacerdotes nos han apartado mucho de la iglesia, ha crecido mucha desconfianza de nosotros hacia ellos, incluso mi hoy compañera abandonó la iglesia hace 4 años y asiste a una comunidad evangélica no católica. Yo aún permanezco católico, mi compañera evangélica, pero gracias a Dios, aún firmes en el voto de castidad. Hoy, ya no hay sacerdotes santos que acompañen, que den guía espiritual, el Señor ha sido nuestro único refugio, hasta su próximo y ansiadísimo retorno que desearía fuera mañana mismo. Bendiciones. Desde Costa Rica un saludo.

    • Querido hermano en Cristo: lo primero decirle que le felicito por su valor al vivir una vida de castidad con su pareja, debiendo educar, además, a seis hijos. Después de esta enhorabuena por su fidelidad, decirle que su unión primera no fue matrimonio, y es nulo, puesto que ella no creía, como usted dice, en el «hasta que la muerte los separe». Por tanto, usted puede pedir sin dudar que le anulen su matrimonio sin ningún temor, pues nunca lo fue.
      En cuanto a los sacerdotes que no acompañan, es triste escuchar eso, y en bastantes ocasiones es cierto. Pero hay que buscar la ayuda, pues siempre hay ministros de Dios valiosos y fieles.

      Un saludo cordial en Cristo Jesús.

      • Efectivamente es lo que le he dicho que vaya o escriba a su obispado y pida audiencia con su obispo y le escriba su situación y pida ayuda

      • Mil gracias doña Monserrat. Hará unos 18 añós, invité a mi ex-señora a que pidiéramos la nulidad de aquélla unión, para que ella arreglara también su situación con la pareja de hecho que tenía, para que salvaran sus almas pero se negó. Mi actual compañera, madre de mis 6 hijos, aún cuando se mantiene vigente nuestro voto de castidad, me indica que no le interesa que yo pida la nulidad pues, no tiene interés en que nos unamos sacramentalmente. Le dije que nos casemos y sigamos en castidad, pero aún así, no desea el matrimonio. Imagínese usted, hace unos ocho meses, visité a sacerdote más piadoso que conozco aquí en San José, me dije: Ese padre será mi confesor y guía espiritual. Es muy ancianito y psicólogo, de un bello verbo. Comencé haciéndole algunos comentarios sobre Jorge Bergoglio a fin de bastantearlo, mi sorpresa fue que se deshizo en elogios por «lo bien que estaba haciéndole a la iglesia en su «papado» y en la posición ecuménica que venía asumiendo. MI SORPRESA MAYÚCULA FUE CUANDO ME CONTÓ QUE, ÉL, DESPUÉS DE DAR MISA, ASISTE A CULTOS EVANGÉLICOS PROTESTANTES. Por supuesto que salí huyendo y con una inmensa confusión y dolor en mi alma. En quién creer hoy Doña Montse, solo en Jesús. La ayuda espiritual acá en la tierra no se sabe donde está, le he pedido a Dios que por favor me lleve a un sacerdote santo para que me guíe, pero no se ha dado. He recurrido a sacerdotes de otros países por medio de internet, pero, parecen muy ocupados y desinteresados en ayudarme. Tal vez, usted conozca a alguno que tenga la piedad y caridad para que me ayude. Dios ponga a alguno en su corazón, usted le hable de mi caso y pueda ser posible esa guía espiritual que necesito urgentemente. Tengo plena certeza de que para mí la tribulación ha llegado desde hace mucho tiempo, ansío en muchos momentos la muerte o que se apuren los últimos eventos, para reunirme con nuestro Padre Celestial, pero, a la vez quiero ser un apostol para los momentos finales que vienen, pero siento desfallecer y la espera se me hace eterna. Tengo terror de apostatar cuando el anticristo comience a perseguirme y le suplico a Dios valor y fuerza para mantenerme fiel. Dios la bendiga doña Montserrat, fuerte abrazo en Cristo Jesús. Por cierto, cuando comulgamos en 1998, luego de un período de oración y preparación de 2 o 3 años, mi actual compañera, mi hija menor Nathalie, 11 años, e hijo varon menor Jeremy 3 años, Nathalie encontró en el asiento del taxi que tomamos una Hostia grande de las que el sacerdote alza y muestra al momento de la consagración, le faltaba una porción. Nathi me la dió y en la precisa de montarnos la tomé y eché a la bolsa de mi camisa. No me fijé que era, ella me dijo papi vea lo que está aquí y me la dió. Al llegar a nuestra casa, mi chiquita me preguntó «papi y la Hostia», yo saqué «aquello», la partí, di una porción a mi compañera, otra a Nathy, otra a Jeremito y la última la consumí yo. Yo me encontraba como en otra dimensión, inconsciente -hasta cierto punto- de lo que estaba ocurriendo y de como actuaba yo mecánicamente. Aquél día fue el de mi primera comunión, pues mi primera comunión fue en privado y sin conciencia real de lo que estaba haciendo y recibiendo. A los días, ocho o quince días después, encontrándome en mi trabajo sentí una presencia interna muy linda, de mucha paz. Y acto seguido internamente escuché una dulce voz, que me dijo; » Y, no me vas a preguntar porqué Yo estaba ahí». De inmediato, sin razonar, contesté; «Si Señor Jesús, porqué estabas ahí», y me respondió; «Porque USTEDES SE SENTIAN INDIGNOS DE RECIBIRME, NOTESE POR FAVOR EL PLURAL «USTEDES» pero Yo, los hice dignos». El gozo que tuve fue inmenso. De regreso a mi casa, yo me repetía lo que ÉL, me habia dicho: «USTEDES SE SENTÍAN INDIGNOS», yo había tenido ese sentimiento, pero no lo había comentado con nadie. Entonces me dije: «voy a preguntarle a mi compañera, si ella tuvo algún pensamiento o sentimiento al momento de comulgar, según lo que ella me conteste tendré la certeza de que Jesús me habló o descartaré eso.» Al llegar a mi casa le pregunté: «Amor, decime por favor, en el momento de que íbamos a comulgar tuviste algún sentimiento o pensamiento», ella sin entrar a razonar o pensar en su respuesta, me contestó: » Si amor, ME SENTÍA INDIGNA.» MI CORAZÓN ESTALLÓ DE ALEGRÍA, LLORÉ COMO UN NIÑO. SOLO JESÚS PODÍA CONOCER NUESTROS SENTIMIENTOS EN ESE MOMENTO.
        Para no exterderme mucho, Mi Señor Jesús, continuo visitándome por algunas semanas con locuciones internas, el coloquio terminó en su última visita con una pregunta que le hice, a Mi amado Jesús «SEÑOR Y PORQUÉ ASÍ», YO ME REFERÍA A QUE, A LA SANTA HOSTIA LE FALTABA UNA PORCIÓN, SU RESPUESTA FUE, DIRECTA Y TAJANTE «PORQUE YO ME PARTO Y ME REPARTO». DOÑA MONTSE, ESO, QUE YO LLAMO UN MILAGRO EUCARÍSTICO PARTICULAR, ES LO QUE ME HA SOSTENIDO DURANTE ESTOS ÚLTIMOS 21 AÑOS. DIOS LA BENDIGA. INSISTO ME RECOMIENDE A ALGUN SACERDOTE QUE UD. CONOZCA Y ESTÉ PRESTO A DARME GUIA ESPIRITUAL VIA EMAIL.

    • Buenas tardes hermano: Es ejemplar su testimonio y vuestro voto. Por favor vaya al obispado y trate de hablar con su obispo. O llévele una carta explicando su situación y traté que le de audiencia y pídale ayuda

      • Mil gracias Don Pedro, su artículo ha sido de mucho valor para mí y le doy las gracias por él. Lo invito a leer la respuesta que acabo de darle a Doña Montserrat. Existe un divorcio muy grande en la Diócesis de San José, entre sacerdotes y alto clero. Mucha división lo cual genera y aumenta mi desconfianza hacia el clero. La mayoría de curas muy alejados del alto clero, y ello también nos distancia a los laicos comprometidos. Mi testimonio que sea para gloria y honra al Padre Celestial, nuestro Amado Jesús y también Amado Espíritu Santo. Abrazo fuerte.

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