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IMPERDIBLE: EL CARDENAL SARAH Y LA INMIGRACIÓN

El africano Cardenal Sarah, prefecto para la Congregación de Culto Divino, es, como no puede ser de otra forma, cualificado conocedor del manido asunto de la inmigración, y en otro alarde de su clarividencia, responsabilidad, y amor a la verdadera Iglesia, a su pastoral y doctrina tradicional, y a los hombres, acaba de manifestar que: “los líderes mundiales no pueden cuestionar el derecho de cada nación a distinguir entre un refugiado político o religioso“. Cuestión por otra parte claramente establecida por el Catecismo de la Iglesia Católica, que Sarah únicamente hace que aplicar. Aunque sea extraño ver a un Cardenal en los tiempos que corren hablar sin miedo de los propia doctrina de la Iglesia de Cristo, hoy arrinconada desde el Vaticano, y desde todos esos inventos inservibles llamados “Conferencias Episcopales” (camino de convertirse en iglesias locales protestantes)

Sarah ha agregado que si bien cada inmigrante es un ser humano que debe ser respetado, la situación se vuelve más compleja si pertenecen a otra cultura u otra religión y ponen en peligro el bien común de la nación. Así, en Polonia, ha manifestado que “todas las naciones tienen derecho a distinguir entre refugiados genuinos y migrantes económicos que no comparten la cultura de esa nación“.

El purpurado africano intervino el pasado domingo en el Congreso Europa Christi, celebrado en Polonia. Allí comentó precisamente la negativa del país eslavo a aceptar la “lógica” de la redistribución de migrantes que “algunas personas quieren imponer”.

Según ha informado la revista polaca Gosc, el cardenal Sarah agregó que si bien cada inmigrante es un ser humano que debe ser respetado, la situación se vuelve más compleja si pertenecen a otra cultura u otra religión y ponen en peligro el bien común de la nación.

Los líderes mundiales  -prosigue Sarah-  no pueden cuestionar el “derecho de cada nación a distinguir entre un refugiado político o religioso” que se ve obligado a huir de su propia tierra, y “el migrante económico que quiere cambiar su lugar de residencia” sin adaptarse a la nueva cultura en la que vive. Además, en otra manifestación valiente y coherente, manifiesta Sarah que “la ideología del individualismo liberal promueve una mezcla que está diseñada para erosionar las fronteras naturales de las patrias y las culturas

El purpurado ha manifestado que este asunto de la inmigración “no puede significar cambiarse a sí mismos precisamente a través de la inmigración masiva”

Sarah lamenta la secularización de Europa, asegurando que el continente ha estado en una crisis de civilización sin precedentes durante los últimos dos siglos, que comenzó con las palabras de Friedrich Nietzsche “Dios está muerto, y lo hemos matado”.

A reglón seguido afirmó: “Europa ha estado desde entonces en una crisis continua causada, entre otras, por ideologías ateas, y ahora se está hundiendo en el nihilismo”.

Sarah contó que después del colapso de la Unión Soviética, cuando muchas naciones recuperaron su libertad y democracia, parecía que había comenzado un nuevo período positivo para Europa. Sin embargo, la Unión Europea decidió no volver a las raíces cristianas del continente, sino que comenzó a construir sus instituciones en abstracciones tales como el mercado libre, la igualdad de las personas y los derechos humanos individuales.

El cardenal Sarah criticó el papel de la UE y dijo que todas las leyes deberían basarse en el concepto de la dignidad humana, que solo puede provenir de Dios.

Yo firmo las palabras de Sarah, y afirmo que España (y Europa) está inundada de extraños que ni nos quieren ni nos van a querer ni se van a acostumbrar a nosotros,  y que odian a Jesús. No me tiembla la pluma, en espera de los próximos improperios que ya asoman, al pedir que ayudemos a los nuestros. Es justo. La caridad empieza por los de casa.

Y aprovechando la coyuntura doy un paso más; y expreso un deseo. ¿Puedo, sin ser excomulgado? ¡Cómo me gustaría que Sarah fuera Papa! En fin… todo se verá… Dios sabe más.

En el nombre de Cristo, se despide este pecador, que confía incesantemente, eso sí, en la Misericordia de Dios para con él. ¡Santos o nada! Y porque hasta el cielo no paramos, ¡que Dios les bendiga, y la Santísima Virgen de Fátima nos auxilie!

 

 
Artículo original: https://adoracionyliberacion.com/2018/06/23/imperdible-el-cardenal-sarah-y-la-inmigracion/

Como Vara de Almendro

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