Un sacerdote amigo me manda estos días la nota pública de los obispos de Cataluña renunidos el 15 y 16 de febrero en una población cercana a Barcelona. Dicha reunión, trataba, nada más y nada menos, de «abogar por rehacer la confianza mútua dentro de una sociedad en la que se da una gran pluralidad cultural, política, social y también religiosa».
Es cierto que vivimos un momento convulso en Cataluña a nivel político, principalmente. Tras años de decadencia religiosa en esta comunidad autónoma, propiciada precisamente por quienes en lugar de velar por la salvación de las almas se han dedicado a hacer política dentro de las Iglesias, pretenden ahora, solucionar las cosas con «diálogo y cohesión social, concordia, cercanía mutua y respeto a los derechos de todas las personas que viven en Cataluña» ¡Todo precioso, todo maravilloso! Pero es que resulta, estimados monseñores, que se les olvida lo más importante. Desterraron a Dios de la sociedad. Separaron al estado de la religión y esto, ya lo hemos visto desde el Antiguo Testamento, solo lleva a la ruina y a la destrucción. Cuando el poder político de los reyes de Israel le daba la espalda a Dios, todos sufrían las consecuencias. Pero olvidamos la historia de la cual debiéramos aprender. Olvidamos que una sociedad sin Dios es como un cascarón de nuez, en medio de un océano. Hace aguas por todos lados.
Es curioso que citen para toda esta problemática en Cataluña la encíclica de Francisco, Evangelii Gaaudium, concretamente resaltando la siguiente frase:
«es hora de saber cómo diseñar, en una cultura que privilegie el diálogo como forma de encuentro, la búsqueda de consensos y acuerdos, pero sin separarla de la preocupación por una sociedad justa, memoriosa y sin exclusiones». (Evangelii Gaudium 239).
Me pregunto qué respuesta da Francisco a todo esto, porque no veo en ninguna parte el nombre de Dios en este párrafo. Mucho diálogo, mucho «encuentro», mucho consenso y mucho acuerdo… pero ¿quién es el guapo que se bajará del burro y dará su brazo a torcer? Palabras necias, palabras huecas y carentes de toda verdad. La verdad está solamente en Dios. Y una sociedad que ha dado las espaldas a Dios, repito, es una sociedad en decadencia y que va a su propia ruina, así se tengan miles de reuniones, de consensos, de «justicia social» y de muchas pamplinas. ¡Han perdido el norte, monseñores! ¡Han perdido el norte, por amar más la política que a Dios! Y recuerden las lecturas de estos días. Salomón acabó como acabó, se olvidó de sus deseos de servir al Dios verdadero y acabó adorando falsos ídolos, seducido por algunas de sus esposas mentirosas e idólatras. ¡No se puede servir a Dios y al dinero! ¡No se puede pactar con el mundo para vivir «en paz»! Esa es una falsedad. Los católicos de a pie, los que vamos a misa y los que nos damos la paz en el momento del símbolo, estamos divididos en facciones, muchas veces promovidas por el separatismo y el secesionismo descarado de los propios ministros de Dios, quienes sin pudor alguno, durante las plegarias en la Santa Misa, se atreven a pedir por «los presos políticos» y por el regreso a casa de aquellos que por propia iniciativa han contravenido las leyes de la Constitución Española. ¿A qué estamos jugando, monseñores? Si su carrera ideal era la política, díganme: ¿por qué se metieron a curas? ¿Por qué destruyen la fe del pueblo fiel?
Como católica, como catalana, como española, estoy cansada de esta farsa. Pido a Dios se terminen estas estúpidas reuniones de obispos, y que se reúnan, sí, para volver a recordar al pueblo de Dios que hay que vivir una conversión espiritual, que hay que recordar en los púlpitos todo aquello que ya no se nos predica: las postrimerías, el cumplimiento del decálogo, la confesión sacramental particular, la importancia de vivir en gracia santificante y de recibir la comunión, la sacralidad de toda vida humana, desde su concepción hasta su muerte, la indisolubilidad del matrimonio… Estamos hartos y aburridos de sermones de «diálogo, paciencia y reconciliación». Necesitamos nutrirnos de la Palabra de Dios para andar por este desierto. Perecemos por falta de pastores verdaderos, morimos por escuchar a mercenarios que solo esperan el aplauso y el lucro que les interesa.
Que estamos mal no es ninguna novedad, monseñores. Y que hemos llegado a donde hemos llegado es en gran medida por culpa de muchos de ustedes, que han preferido sus carreras eclesiásticas a la salvación de las almas y a la salvación de este pueblo catalán, al cual ustedes denominan «país». Les recuerdo que a día de hoy, Cataluña no es un país, Cataluña es parte de España y así lo deseamos la mayoría de catalanes, mal que les pese a ustedes. Somos españoles y nos regimos por la Constitución Española. Les pedimos tomen cordura, regresen a la verdad que no es otra que Cristo en el Evangelio y que prediquen lo que deben predicar. Lo demás, la paz, el consenso, el buen hacer, como dice el Señor en el Evangelio, se nos darán por añadidura.
Montse Sanmartí.
Pueden leer la triste nota de los obispos catalanes en el siguiente enlace: https://www.esglesiabarcelona.cat/es/actualitat/nota-publica-de-los-obispos-de-cataluna/
Queridos hermanos en la fe, publicamos a continuación traducida al español la magnífica carta que…
Negando la verdad. Dice Mateo 13, 53-56: "Cuando hubo terminado Jesús estas parábolas, se alejó…
Queridos hermanos en la fe, Sabemos que desde el pasado 31 de diciembre de 2022,…
La duración del sojuzgamiento de Israel en Egipto: Una exploración profunda del debate sobre los…
Ponemos a disposición de nuestros lectores esta estupenda obra de Alejandro Jiménez Alonso "En defensa…
Queridos hermanos, Desde la web comovaradealmendro aconsejamos encarecidamente la lectura del libro "Neomarxismo: Feminismo, marxismo…
Ver comentarios
Señora, es un gusto leerla. Falta más gente que se atreva a decir las cosas como lo hace usted. Felicitaciones!!
Un abrazo en Cristo y nuestra Santa Madre.
Es la iglesia de los representantes, y creen poder evitar persecución así.
Querida Montse, sabes cuanto aprecio a Catalunia, parte de mi querida familia vive alli, desde un comienzo comentamos que lo que alli ocurre no es de Dios y sobre todo porque la voz de la Iglesia esta ausente como bien decis, La jerarquia esta aliada con el malo y punto. Dios te bendiga y nuestra Madre Bendita te siga guiando.
Gracias Montse; estos miserables ya deberían ponerse a trabajar para la misión a la que fueron llamados, pero prefieren trabajar para el Enemigo. No me cansaré de felicitarte por la valentía que tienes para hablar la Verdad. Que el todo poderoso te siga bendiciendo, bajo el amparo de San Miguel Arcángel.
Gracias, Marcelo Estemos unidos en las oraciones.
Dios te bendiga.