Antonio José Sánchez Sáez
Descargue el documento en pdf: La intercomunión ya es una realidad
Nuestros lectores saben que venimos siguiendo de cerca los pasos que se están dando desde el Vaticano, con la excusa del ecumenismo, para eliminar el dogma de la transubstanciación y, por tanto, la presencia real y sustancial de Cristo en la Eucaristía. Pretenden hacerlo en dos fases sucesivas: en primer lugar, promoviendo de manera discreta la intercomunión con los luteranos. Cuando hablamos de intercomunión hablamos de communicatio in sacris, expresamente prohibida desde el cisma luterano por la Iglesia. A los que están separados de la unidad visible de la Iglesia, sea por cisma o por herejía, se les impide la comunión eucarística; como tales, no pueden participar de la liturgia de los católicos, ni comulgar en nuestras misas; de la misma manera, a los católicos se les impide participar en el culto de los cismáticos y de los herejes.
En segundo lugar, una vez extendida esta gravísima práctica, dirán que es necesaria regularla de alguna manera y darle aprobación oficial a esta práctica “espontánea”, aprobando unas lineamenta o directrices más o menos oficiales para la celebración de una liturgia común con los protestantes en la que quede abolida la transubstanciación, liturgia que se acabará imponiendo por la fuerza de los hechos, de forma que los sacerdotes que se nieguen a celebrarla sean excomulgados. Como siempre, todo se inicia de forma oficiosa, por medio de hechos consumados, iniciando “procesos” (como le gusta decir a Francisco y reconoce expresamente en el numeral 223 de Evangelii Gaudium) que se vuelvan luego irreversibles y sean así confirmados. Es decir, usando la pastoral para subvertir la doctrina, como hacían los fariseos (0).
Desgraciadamente, el ataque a la Eucaristía va tan rápido que el proceso parece haberse precipitado en estos dos últimos años, apuntando a un desenlace no remoto. Sin embargo, hay novedades en estos últimos días que nos hacen ver aún con más claridad la enorme gravedad del asunto. A ello le sumamos el espectáculo asombroso de una enorme mayoría de bautizados que están completamente al margen de estas maquinaciones: unos porque no están informados de los documentos y gestos que se vienen realizando en los últimos años, dirigidos a la desacralización de la Eucaristía. Otros, porque no quieren ver la realidad, y optan por meter la cabeza bajo el ala para no preocuparse, llegando incluso a molestarse cuando algunos les intentamos advertir del fuego, que invade ya la casa de la Iglesia. El asunto es, como decíamos, de una gravedad máxima, porque toca al corazón de la fe, el mysterium fidei, la Eucaristía, y por la proximidad de su posible pronta consumación en el tiempo.
Recordemos los hitos recientes de este terrible asalto a la Eucaristía:
“Sobre esta base, este diálogo prosigue en su prometedor camino hacia una interpretación compartida, a nivel sacramental, de Iglesia, Eucaristía y ministerio… Pero esto no nos debe desanimar sino que, al contrario, nos debe alentar a proseguir juntos el camino hacia una siempre mayor unidad, también superando viejas concepciones y reticencias.”.
“Muchos miembros de nuestras comunidades anhelan recibir la Eucaristía en una mesa, como expresión concreta de la unidad plena. Sentimos el dolor de los que comparten su vida entera, pero no pueden compartir la presencia redentora de Dios en la mesa de la Eucaristía. Reconocemos nuestra conjunta responsabilidad pastoral para responder al hambre y sed espiritual de nuestro pueblo con el fin de ser uno en Cristo. Anhelamos que sea sanada esta herida en el Cuerpo de Cristo. Éste es el propósito de nuestros esfuerzos ecuménicos, que deseamos que progresen, también con la renovación de nuestro compromiso en el diálogo teológico.” (4)
“Con ayuda de Dios, pretendemos discernir a través de la oración nuestra comprensión de la Iglesia, la Eucaristía y el Ministerio, buscando un consenso sustancial que permita superar las restantes diferencias que existen entre nosotros.”
Claro está que no cabe consenso en materia de Eucaristía con nadie, ya que eso sería negociar el dogma de la transubstanciación, el pilar central de la Iglesia, y rebajarlo hasta el punto en que la presencia real no exista más en la Eucaristía, lo que harán acogiendo la doctrina protestante y diciendo que Ella es solo una comida, un símbolo, un recuerdo de lo que hizo Cristo en la última cena, eliminando todo aspecto sacrificial y, por supuesto, la anáfora católica que convierte el pan y el vino en el Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Cristo, real y sustancialmente presente en la Eucaristía.
Entre esos grupos supuestamente católicos (que son ciertamente heréticos para quien conoce su historial en la Iglesia en los últimos años) están las Comunidades cristianas de base, entre las que se encuentran la Comunidad de San Paolo de Roma (10) y Somos Iglesia.
Así, en un Documento de 28 de octubre de 2017 dejan claro que pretenden compartir la “cena del Señor”, la Eucaristía unos con otros, justificándolo, como no podía ser de otro modo, en la Declaración Conjunta firmada por Francisco y que hemos citado bajo la nota al pie 8ª. Cito parte de ese documento de 28 de octubre:
“Ci chiediamo allora perché non si possa celebrare insieme da subito l’Eucaristia, la Cena del Signore. Quale ostacolo si interpone? Almeno la celebrazione comune si realizzi tra cattolici e luterani, portando a compimento, a conclusione di questo anno luterano, il percorso comune già contrassegnato dai documenti e dall’incontro di Lund.”
Traducción:
“Nos preguntamos entonces por qué no se puede celebrar juntos y desde ya la Eucaristía, la cena del Señor. ¿Qué obstáculo se interpone? Al menos la celebración común que se realice entre católicos y luteranos, llevando a cumplimiento, a conclusión en este año de Lutero, el camino común ya marcado por los documentos y por el encuentro de Lund” (11).
Justo al día siguiente, 29 de octubre de 2017, la Iglesia luterana de la calle Sicilia en Roma acogió a un grupo de católicos de la citada Comunidad de Base de San Paolo para celebrar juntos la misa (12), de forma que, posteriormente, sea la Iglesia católica la que acoja a los luteranos, invitándolos a recibir la Eucaristía, cosa que harán pronto.
Como vemos, el ritmo de la demolición de la Eucaristía es trepidante. Es cierto que tiene larga data pues comenzó en los años sesenta del siglo pasado sacando los Sagrarios de los ábsides y colocando en su lugar la silla del presbítero; permitiendo la comunión en la mano; quitando los reclinatorios de los bancos de las Iglesias; eliminando las flores y las velas de los altares y de los sagrarios, que denotaban su presencia real; centrándose abusivamente en el aspecto de cena más que en el aspecto sacrificial de la misa; etc. Ahora estamos ya en la primera etapa de la fase final: ya se está celebrando abiertamente la intercomunión, que es en sí mismo un enorme sacrilegio, y parece que pronto, por la fuerza de los hechos, se pretenderá pasar a una segunda y definitiva etapa en la que se celebrará conjuntamente una liturgia ecuménica donde no haya transubstanciación, “reinterpretando” el modo en que Cristo está en su Eucaristía, abandonando el concepto católico y reemplazándolo por una mera transignificación, transfinalización o un mero recuerdo de la última cena.
Todos estos herejes pretenden unirnos en falsa alianza con la Iglesia cismática luterana, sobre cuyos miembros recae la excomunión dictada por la Bula Decet Romanum Pontificem, de León X. Invocan para ello erróneamente la frase de Cristo: “Padre, que todos sean uno, como tú y yo somos uno” como si la Iglesia no tuviera la nota de la unidad desde los tiempos apostólicos y necesitase unirse a los protestantes para conseguirlo. No, la unidad existe desde la ascensión de Cristo a los cielos, en la Iglesia católica, de la que han ido saliendo herejes de toda laya desde el s I d.C hasta ahora. Así lo proclama la Encíclica Mortalium Animos, de San Pío X, que condena ese falso ecumenismo (13).
Sabemos que todo esto, de una gravedad inaudita, tenía que ocurrir porque Dios mismo nos advirtió por boca de su profeta Daniel de la supresión del sacrificio perpetuo, como también sabemos, ya que la Virgen se lo dijo a Bernadette Soubirous, que aunque en el fin de los tiempos desaparecerá la Eucaristía de las Iglesias, la Misa se seguirá celebrando en casas particulares, en pajares, garajes, en las catacumbas… porque Él nos prometió que estaría con nosotros hasta el fin del mundo.
Que María Santísima proteja a su resto fiel en su Inmaculado Corazón, porque pronto habrá muchos mártires de la Eucaristía. Que Ella, que es ancla de esperanza, nos alcance la gracia de la perseverancia. Tenemos la grave obligación de rezar por Francisco, para que no siga adelante con lo que, a todas luces y visto lo visto, parece un plan sibilino de ataque a la Iglesia y a la Eucaristía. Parece estar emergiendo ante nuestros ojos la falsa Iglesia ecuménica del fin de los tiempos de la que tanto nos advirtió Dios por boca de su profetisa la beata Ana Catalina Emmerick. Oremos y vigilemos porque llegará un momento en que Judas se acerque por el huerto de los olivos para entregar el Cuerpo de Cristo. Y lo hará con un beso, es decir, con un aparente gesto de bondad: una falsa misericordia que no exige arrepentimiento a los pecadores ni conversión a los cismáticos.
Antonio José Sánchez Sáez.
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NOTAS
(0). https://comovaradealmendro.es/2016/11/quienes-los-fariseos-hoy/
(4).https://press.vatican.va/content/salastampa/es/bollettino/pubblico/2016/10/31/decl.pdf
(7).http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=29592 y https://dominusestblog.wordpress.com/2017/09/19/detractores-del-card-sarah-atacan-sus-puntos-de-vista-y-piden-su-dimision/
(8) http://infocatolica.com/?t=noticia&cod=30811
(9).http://www.nev.it/nev/2017/07/12/spezzare-pane-insieme-un-questionario-sullospitalita-eucaristica/
(10) http://www.cdbsanpaolo.it/
(13). De la Encíclica Mortalium Animos:
“9. Un error capital del movimiento ecuménico en la pretendida unión de iglesias cristianas: Y aquí se Nos ofrece ocasión de exponer y refutar una falsa opinión de la cual parece depender toda esta cuestión, y en la cual tiene su origen la múltiple acción y confabulación el de los católicos que trabajan, como hemos dicho, por la unión de las iglesias cristianas. Los autores de este proyecto no dejan de repetir casi infinitas veces las palabras de Cristo: «Sean todos una misma cosa. Habrá un solo rebaño y un solo pastor» (14), mas de tal manera las entienden, que, según ellos, sólo significan un deseo y una aspiración de Jesucristo, deseo que todavía no se ha realizado. Opinan, pues, que la unidad de fe y de gobierno, nota distintiva de la verdadera y única Iglesia de Cristo, no ha existido casi nunca hasta ahora, y ni siquiera hoy existe: podrá, ciertamente, desearse, y tal vez algún día se consiga, mediante la concordante impulsión de las voluntades; pero en entre tanto, habrá que considerarla sólo como un ideal.
«La división» de la Iglesia
Añaden que la Iglesia, de suyo o por su propia naturaleza, está dividida en partes, esto es, se halla compuesta de varias comunidades distintas, separadas todavía unas de otras, y coincidentes en algunos puntos de doctrina, aunque discrepantes en lo demás, y cada una con los mismos derechos exactamente que las otras; y que la Iglesia sólo fue única y una, a lo sumo desde la edad apostólica hasta tiempos de los primeros Concilios Ecuménicos. Sería necesario pues -dicen-, que, suprimiendo y dejando a un lado las controversias y variaciones rancias de opiniones, que han dividido hasta hoy a la familia cristiana, se formule se proponga con las doctrinas restantes una norma común de fe, con cuya profesión puedan todos no ya reconocerse, sino sentirse hermanos. y cuando las múltiples iglesias o comunidades estén unidas por un pacto universal, entonces será cuando puedan resistir sólida y fructuosamente los avances de la impiedad…”
Queridos hermanos en la fe, publicamos a continuación traducida al español la magnífica carta que…
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La duración del sojuzgamiento de Israel en Egipto: Una exploración profunda del debate sobre los…
Ponemos a disposición de nuestros lectores esta estupenda obra de Alejandro Jiménez Alonso "En defensa…
Queridos hermanos, Desde la web comovaradealmendro aconsejamos encarecidamente la lectura del libro "Neomarxismo: Feminismo, marxismo…
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POR FAVOR¡...USTEDES QUE TIENEN ESTA INFORMACIÒN Y LOS CARDENALES,OBISPOS Y SACEDOTES FIELES...AYÙDENNOS¡¡¡.NO PODEMOS PERMITIR ESTO...ALGUIEN TENDRÀ QUE LLEGAR AL PAPA Y CONMINARLO A ACLARAR Y DEFENDER A LA IGLESIA CATÓLICA¡.
Lo que tenga que ocurrir, ocurrirá. Dios nos deja libres y en este siglo los países ricos y sus gobiernos han elegido al maligno, dándole la espalda a Jesucristo. Cada uno de nosotros procuremos seguir amándole de todo corazón, viviendo el Santo Evangelio, confesando nuestros pecados y recibiendo a Cristo en gracia de Dios, cultivando la verdadera devoción a la Virgen, nuestra Señora y Madre y esperando y confiando en la Omnipotencia Divina. No se puede evitar ya, lo que se acelera cada dia más. Hace tiempo que me resulta imposible orar por el Papa, pero sí que lo hago por Benedicto XVI. No perdamos la serenidad. Si Dios está con nosotros, ¿quién en contra nuestra? Oremos y ofrezcamos al Señor el sacrificio de nuestra obediencia amorosa hasta el fin.
Gracias por hablar claro,sabemos que la lucha es contra potestades de este mundo tenebroso y que debe mos permanecer firmes en nuestro Señor y Salvador JESUS,un abrazo fuerte en la esperanza de conocernos en la eternidad
Esta claro que el demonio, y sus lacayos aquí en la tierra, buscan la destrucción de la Eucaristía, así como la destrucción de La Sagrada Familia, atacando la familia tradicional y ahora dando la comunión a Herejes que están en pecado mortal y hasta excomulgados. Todo es por la gran infiltración del marxismo y masonería dentro de la Iglesia de Dios.