Stilum Curiae -5 septiembre 2017- Marco Tosatti
Está para salir en Gran Bretaña un libro que ofrece nuevos elementos para entender cómo, y de mano de quién, Jorge Mario Bergoglio se convirtió en Papa. El libro está escrito por Catherine Pepinster, que ha sido directora del periódico católico inglés The Tablet, y se titula: «The Keys and the Kingdom»(Las llaves y el reino). En el mismo se afirma que el cardenal Cormac Murphy-O’ Connor, ex arzobispo de Westminster, desapareció los últimos días, organizó en Roma, en los locales de la Embajada británica, al menos un encuentro para convencer a los cardenales votantes de la Commonwealth para votar al arzobispo de Buenos Aires. Excluyó voluntariamente de dicha invitación, pero, al cardenal Marc Ouellet, canadiense, prefecto de la Congregación para los obispos, tanto al cardenal George Pell, australiano. Probablemente temía que hubieran desaconsejado su acción de cabildeo.
Murphy O’Connor no estaba ya admitido a votar en el Cónclave por cuestiones de edad; pero estaba en Roma para participar en las Congregaciones, las reuniones que preceden el Cónclave y que están abiertas a los octogenarios.
Según Catholic Culture, que relata la noticia dada en el Telegraph, se trataría de una clara violación de las normas que prohíben cualquier forma de cabildeo previa a un cónclave.
Es la segunda vez que esta sospecha o acusación, sale a la luz. La primera ocurrió hace unos años, cuando Austin Ivereigh, anteriormente portavoz de Murphy O’Connor, gran fan del Pontífice reinante, en su libro «The Great Reformer» (El Gran Reformador) escribió que los cardenales que en 2005 habían empujado a Bergoglio a correr, siendo derrotados por Ratzinger, «Habían aprendido la lección de 2005 y esta vez estaban bien organizados. En primer lugar, el consenso de Bergoglio estaba asegurado. Cuando se le preguntó si estaba disponible, él respondió que en un momento de crisis para la Iglesia, ningún cardenal, si se le preguntaba, podía negarse. Murphy O’Connor le advirtió que fuera «cuidadoso» que esta vez era su turno, y el otro respondió en italiano: «Entiendo».
Lo que escribió plantea un problema; va contra las reglas del Cónclave, establecidas en la Universi Diminici Gregis en su nº 81: » Los Cardenales electores se abstendrán, asimismo, de cualquier forma de negociaciones, acuerdos, promesas u otros compromisos de cualquier género, que puedan obligarlos a dar o negar el voto a uno o a otro. Si esto en realidad se hiciera, incluso bajo juramento, se decretó que este compromiso era nulo e inválido y que nadie debía estar obligado a observarlo; y a partir de ahora se impone la excomunión latae sententiae a los transgresores de tal prohibición. No pretendo, sin embargo, prohibir que durante la Sede Vacante se puedan tener intercambios de ideas a cerca de la elección».
Para ver cómo se resolvió este lío, aunque de manera no muy clara, puede leer en italiano aquí y también aquí.
Austen Ivereigh parecía implícitamente confirmar que el “Team Bergoglio” (Equipo Bergoglio) ha existido y trabajado.
Dejando a un lado por el momento el problema de la violación; sin embargo la revelación de Pepinster enriquece lo que es el cuadro y explica un episodio acaecido en los primeros meses de Pontificado, cuando Gerhard Müller, entonces prefecto de la Congregación para la Fe, fue llamado urgentemente por teléfono una mañana por el Pontífice. Murphy O’Connor había tenido problemas con al menos un caso de abusos sexuales cometidos por un sacerdote cuando era obispo, antes de alcanzar Londres. Una mujer, pariente de una de las víctimas, había pedido a la Congregación para la Doctrina de la Fe que se indagase sobre como había ejercitado su responsabilidad de vigilancia y prevención debida como obispo. La Congregación había abierto un expediente. El Pontífice obligó a Müller cerrarla rápidamente. Müller contó el episodio; estaba muy impresionado, incluso porque la llamada telefónica había llegado mientras estaba celebrando una misa para un grupo de huéspedes alemanes, y el Pontífice había insistido para hablarle a pesar de la situación.
El cuadro de la elección de Bergoglio asume, por tanto, más y más la forma de algo preparado durante mucho tiempo.
¿Se acuerdan del grupo Saint Gallo, aquello que Danneels llamaba «la mafia de Saint Gallo? De ella formaban parte Martini, Danneels, Murphy O’Connor, Silvestrini e incluso otros. Cuando- antes de 2005- formaba parte Martini, y durante una reunión se presentó el nombre de Bergoglio, el cardenal de Milán dijo: no hablamos de nombres, hablamos de programa. En 2005 fue electo Ratzinger. Pero el grupo, aunque no se volvió a encontrar en la ciudad suiza, continuó operando, para que después de la elección de Bergoglio el cardenal Silvestrini pudiera confiar a sus fieles que el programa del pontificado había sido un producto de ese «think thank». (Y como vemos se trata de llevarlo a la acción: eucaristía a los divorciados vueltos a casar, contracepción bajo estudio, en diciembre los «viri probati», diaconado femenino…).
Al grupo de cabildeo y presión anglo-belga-alemán se le unió después América Latina, y sobretodo el card. Hummes. De allí nace la idea de «inventar» la posible candidatura del card. Scherer, como una pantalla para el caballo real, Bergoglio, que luego encontró el sorprendente apoyo del card. Tarcisio Bertone, Secretario de Estado (lamentablemente) de Benedicto XVI. Los amigos de Bertone buscaban rastrillar votos para el arzobispo de Buenos Aires, alegando que sería fácil de controlar. Y, en efecto, los hombres del ex secretario de Estado fueron mantenidos y promovidos.
Creíble, por tanto, esta nueva revelación sobre el pre-Cónclave, que confirma la larga marcha del arzobispo de Buenos Aires hacia el solio de Pedro, fruto, por lo que parece, de una estrategia de largo recorrido, más que de un soplo repentino del Espíritu.
Marco Tosatti
Artículo Original Stilum Curiae
Traducido por Montse Sanmartí para Como Vara de Almendro
Queridos hermanos en la fe, publicamos a continuación traducida al español la magnífica carta que…
Negando la verdad. Dice Mateo 13, 53-56: "Cuando hubo terminado Jesús estas parábolas, se alejó…
Queridos hermanos en la fe, Sabemos que desde el pasado 31 de diciembre de 2022,…
La duración del sojuzgamiento de Israel en Egipto: Una exploración profunda del debate sobre los…
Ponemos a disposición de nuestros lectores esta estupenda obra de Alejandro Jiménez Alonso "En defensa…
Queridos hermanos, Desde la web comovaradealmendro aconsejamos encarecidamente la lectura del libro "Neomarxismo: Feminismo, marxismo…
Ver comentarios
Me lo imaginaba. Con mi pecadora imaginación de ex-atea cuando renunció Benedicto XVI me dije: "ahora tienen que poner un papa que beneficie a las mineras y petroleras inglesas sobre todo en América Latina". Las dictaduras comunistas latinoamericanas son, a pesar de todo lo que dicen sus "relatos" antiimperialistas, las que más libertad de acción dejan a estas empresas saqueadoras. Y si no, véase lo que ocurre en todas ellas. Ouellet, no podía ser, porque es québecois, y en Québec hay una larga tradición anti-inglesa. Europeo no: tendría poca influencia en los latinoamericanos, podía ser africano o latinoamericano, pero los africanos suelen ser tradicionalistas y la pobre África, desde la invasión cubano-pro inglesa, ya está demasiado saqueada. Qué mejor que un argentino: progre, izquierdoso, de mucha "labia". Pero no: descarté a Bergoglio porque en la Argentina había sido atacado por el gobierno izquierdista de los Kirchner. Así y todo nos dio la gran sorpresa. Ahora es el predilecto de los Kirchner, la izquierda, y de su principal beneficiario: Inglaterra. Quisiera creer que el Espíritu Santo tiene algo que ver en todo esto. Pero me cuesta. Cómo me cuesta.