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EL PLAN DE LA FALSA IGLESIA: DESTRUIR EL SACERDOCIO PARA DESTRUIR LA EUCARISTÍA

 No sé si lo han notado. Probablemente quienes están empezando a entender en qué momento nos encontramos no lo hayan hecho y por eso quisiera incidir en el tema del desprestigio sacerdotal que estoy notando de un tiempo a para acá y precisamente por parte de quienes tendrían que custodiar el regalo más grande que tenemos en la Iglesia: los sacerdotes. Sin sacerdotes no hay sacramentos, sin sacerdotes, sobre todo, no hay Eucaristía; no tendríamos el regalo de tener siempre a Jesús con nosotros.
Desde nuestra página venimos denunciando el intenso trabajo de los enemigos de Dios para abolir el Sacrificio Perpetuo, la Santa Misa. El trabajo que están elaborando es el de un cambio en las palabras de la consagración, que como saben, es la parte central de la celebración eucarística y es el momento en el que Cristo desciende al pan y al vino y los transforma en su cuerpo, sangre, alma y divinidad. Si se sustituyen las palabras de la consagración, por tanto, dejará de estar Cristo realmente presente y ya no habrá más Eucaristía, o sea, cesará el Sacrificio Perpetuo, uno de los fines que por tantos años han perseguido los que quieren aniquilar nuestra fe y nuestra Iglesia.
Durante estos últimos meses y días, he podido constatar que se está trabajando en este sentido para abolir la Eucaristía a través de desvirtuar la labor sacerdotal. ¿En qué me baso? Pues en varias afirmaciones vertidas a los medios por parte de ciertas personas con gran poder dentro la Iglesia. La primera noticia en este sentido la encontramos en unas afirmaciones del Cardenal Marx, arzobispo de Múnich y Frisigna, pronunciadas a primeros de julio de este año:

«El sacerdocio masculino no ayuda a presentar a la Iglesia como pionera de la igualdad»

«Necesitamos una nueva imagen de la Iglesia, liderada por hombres y mujeres trabajando juntos»

El arzobispo de Múnich lamentó que por el momento el sacerdocio solo esté abierto a los fieles varones, una limitación que «ciertamente no está ayudando a la Iglesia a presentarse como una pionera de la igualdad de derechos». (!!!!!!!!!!)
Desde su sillón en el consejo asesor del Papa Francisco -el conocido como C-9- el purpurado alemán, tal y como señaló, continuará con su cruzada para que se incluyan más mujeres en puestos decisivos en la Iglesia, si bien reconoce que debido a que «hay algunos en la Iglesia que se aferran a la tradición» hay que tener «paciencia». «Pero una cosa está clara», prometió: «las cosas aquí [en Múnich] no serán como antes». Cambios que, vaticinó el purpurado, podrían incluso llegar hasta el corazón del Vaticano, dadas las «buenas señales» en cuanto a la igualdad de sexos que está mandando el Papa Francisco.
Ante estas afirmaciones, me pregunto si esta es la descentralización y horizontalidad de la que el C-9- hizo alarde desde sus inicios, donde al parecer, cada Conferencia Episcopal podría hacer y deshacer a su antojo. Si Marx ha prometido que las cosas no serán como antes, creo que estos son los claros indicios de dicha descentralización. Aquí dejo una cita de la Evangelii Gaudium de Francisco que hace referncia a este tema:  En su nº. 32 dice: «El Concilio Vaticano II expresó que, de modo análogo a las antiguas Iglesias patriarcales, las Conferencias episcopales pueden «desarrollar una obra múltiple y fecunda, a fin de que el afecto colegial tenga una aplicación concreta[36]. Pero este deseo no se realizó plenamente, por cuanto todavía no se ha explicitado suficientemente un estatuto de las Conferencias episcopales que las conciba como sujetos de atribuciones concretas, incluyendo también alguna auténtica autoridad doctrinal[37]. Una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera.»
Pues eso no es todo, queridos lectores. Hace escasos días, el  rector de la Pontificia Universidad Católica de Argentina y una de las personas más cercanas al pontífice, Victor Manuel Fernández, sorprendía a todos con las siguientes declaraciones:

«Puede haber otro tipo de organización en la Iglesia, donde no tiene que haber un varón».

«Pensar más en la comunidad que en una persona que mande». 

Fernández ha puesto en entredicho la obligatoriedad del celibato clerical, además de señalar que «podría haber otro tipo de estructura de organización en las parroquias» que la del sacerdote a la cabeza…….La Iglesia no se cierra a que alguna vez la exigencia del celibato clerical obligatorio «pueda modificarse».
¡Qué cosas! ¿Ustedes piensan que «el sacerdote es el que manda» en su parroquia? Yo siempre he pensado que el sacerdote era el que servía en la comunidad, pero parece que hay quienes piensan que es «el jefe»…….¡¡¡Impactante!!! Pero es que al afirmar estas cosas, son estos mismos altos cargos de la Iglesia los que muestran su «capacidad para mandar e imponer sus ideas», tachando y descalificando a quienes hacen de sus parroquias un lugar de encuentro con Dios y no de supuestas rivalidades entre hombres y mujeres, rivalidad que nunca existió.  Hablo como mujer y nunca me sentí discriminada por la Iglesia ni por el propio Jesucristo al no habernos dado un cargo de «protagonismo». Ni que lo importante en la Iglesia fuera la igualdad, por Dios. ¡Señores, los hombres y las mujeres somos diferentes! Y ni somos más, ni somos menos por ello. Cada uno cumple su papel en la Iglesia y las mujeres no necesitamos cambiar el rol. Estamos muy a gusto. Tampoco Cristo le dio a su Madre un rol especial, a Ella, la que más lo hubiera  merecido. ¡¡¡¡Cuánta estupidez, por Dios!!!! Pero lo más grave, es que Fernández afirma que «Puede haber otro tipo de organización en la Iglesia donde no tenga que haber un varón». ¿Cómo se les ha quedado el cuerpo? O sea, en pocas palabras ¿nos está diciendo que no es necesaria la figura del sacerdote en la Iglesia? Pues entonces, apaga y vámonos. Una Iglesia sin sacerdotes no es mi Iglesia. Es una falsedad. Es un engañabobos, permítanme la expresión. ¿Quién consagra? ¿Quién perdona los pecados? ¿Quién imparte los sacramentos? ¡Ahhhhhhhhh, pero ya comprendo, mi estimado Victor Manuel Fernández! Nos está diciendo sesgadamente que las mujeres también podríamos hacer eso, ¿no es cierto?
Pues esto no es todo. Vayan tomando asiento, estimados amigos, porque lo que viene a continuación no es ni de Marx ni de Fernández, sino del propio Francisco. Las palabras que siguen fueron pronunciadas en el mes de mayo por Bergoglio y van en la misma línea que las de Marx y Fernández. ¿¿¿Será que hablaron??? A tenor de lo dicho, no nos cabe la menor duda, pues son un calco. Bergoglio las pronunció, como advertíamos hace escasos días en uno de nuestros artículos, frente a la CE Canadiense en su visita ad limina, cuando el obispo Dorylas Moreau manifestó la propia preocupación por la falta de sacerdotes en las pequeñas comunidades. Estas fueron las sorprendentes y  escandalosas palabras a los asistentes a la visita. Dijo Francisco:
“Escuchen, no deben olvidar dos cosas: el futuro de la Iglesia está más en torno a la Palabra de Dios que en la Eucaristía”.
[…] La palabra de Dios no tiene necesidad precisa de los sacerdotes para ser expresada y realizada en nuestras comunidades. Ha insistido mucho sobre las obras de misericaordia. Lo que cuenta es hacer el bien, ocuparse de los pobres, interesarse por la justicia, etc…..Este es el tesimonio de la Iglesia”. […]
¿¿¿El futuro de la Iglesia está más en torno a la Palabra de Dios que en la Eucaristia??? ¡¡¡Qué barbaridad!!! ¿De qué Iglesia está hablando Bergoglio? ¿De la católica o de la protestante? Al leer estas afirmaciones me venía a la mente la frase por él pronunciada «Yo no creo en un Dios católico». Si no cree en un Dios católico ¿por qué se sienta en la Sede Petrina? ¿Si la Eucaristía no es el centro y cima de la vida cristiana, cuál es el papel que Francisco desempeña en la Iglesia católica? Con razón no se arrodilla ante la presencia del Señor. Con razón Antonio Socci le llama la atención al decirle que cúal es su problema  a este respecto, al no arrodillarse nunca frente a la presencia real de Jesucristo en en Santísimo Sacramento y muchos católicos hemos corroborado esta negación de adorar a Cristo Eucaristía.
Juan Pablo II afirmaba:

Con razón ha proclamado el Concilio Vaticano II que el Sacrificio eucarístico es « fuente y cima de toda la vida cristiana ».« La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de Vida, que da la vida a los hombres por medio del Espíritu Santo ». Por tanto la mirada de la Iglesia se dirige continuamente a su Señor, presente en el Sacramento del altar, en el cual descubre la plena manifestación de su inmenso amor. (Ver el documento)

 
Yo no sé qué les parecerá a ustedes esto. Desde luego, personalmente pienso que todas estas afirmaciones no son gratuitas ni improvisadas, sino que tienen una sola finalidad y que, ojalá me equivoque,  pronto veremos con mayor claridad, infravalorando la figura del sacerdote, dando cabida a la mujer, primero con el resquicio de las mujeres diaconisas y posteriormente con las «mujeres sacerdote»,  y segundo, con el cambio en las palabras de la consagración, acabarían por dar la puñalada final a la Eucaristía, centro de nuestra fe, y al resto de sacramentos que son los que dan fuerza y vida a los católicos. Es decir, con muchas prisas y sin pausas, quieren introducir ciertos cambios que parecen inocuos, revistiéndolos de la estúpida moda de la «igualdad entre hombres y mujeres» pero que van en la dirección de «cargarse» todo, la vida de fe, la vida sacramental y principalmente, la Eucaristía. ¡Qué plan más inteligente!
Finalmente, también hemos denunciado en nuestra página el triste engaño en el que caemos muchas veces al aceptar frases como la citada arriba por Francisco: Lo que cuenta es hacer el bien, ocuparse de los pobres, interesarse por la justicia, etc…..Este es el tesimonio de la Iglesia”. […]la herejía del pauperismo o pauperolatría. Hace un tiempo que leíamos en el diario La Stampa la siguiente afirmación de Francisco: «¡Cuánto quisiera que la Iglesia de Roma se manifestara cada vez más como madre atenta y premurosa hacia los débiles», que las comunidades parroquiales «a la entrada de un pobre a la Iglesia se arrodillaran en veneración», que «se tocara la carne de Cristo presente en los necesitados de esta ciudad!». Realmente suena muy hermoso, y es verdad que Cristo nos enseñó a amar a los pobres pero sin hacer de esto una ideología como pretenden falsos teólogos separando entre ricos y pobres.  Cristo vino en busca de todos los hombres, no sólo de los pobres. La teoría de Francisco no es otra que la del antropocentrismo; la  de la Teología de la Liberación: El hombre centro y fin de la creación. Y mientras tanto  ¿dónde queda Cristo, Dios y Hombre también? Cristo es ese pobre hombre solitario, abandonado en los sagrarios, postergado por sus hermanos los hombres pecadores que se han constituido dioses y frente a los cuales se nos pide que nos arrodillemos. Francisco se arrodilla también durante el Lavatorio de los pies la tarde del Jueves Santo. ¿Por qué no se arrodilla ante el Pobre de los pobres? ¿Por qué no lava sus pies y los besa arrodillándose y mostrando un signo de su adoración, que sería el ejemplo para que todos los católicos creyeran en la presencia real de Cristo en la Eucaristía?
Ojalá esté equivocada, repito, y estas preguntas que formulo en este artículo pudiera respondérmelas la Cabeza de la Iglesia de forma que me dejaran tranquila en cuanto a mis temores. Pero como eso de recibir una respuesta es una mera ilusión, una utopía, nos tocará esperar a ver qué es lo que pasa en nuestra Iglesia. Y mientras esperamos, seguiremos rogando al Dueño de la mies que envíe obreros a su mies, muchos y santos obreros,  para que nunca tengamos que escuchar afirmaciones como la de que los sacerdotes no son necesarios, que los sacerdotes no tienen porqué ser varones, y que los sacerdotes se puedan casar.
¡Señor, escucha y ten piedad!
 

Montse Sanmartí.

 
 

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Como Vara de Almendro

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2 Comments

  • Bergoglio va a suprimir las palabras consagratorias, ya no se celebrarán misas, pero mucha gente no se dará cuenta de ello y seguirán en todo esos cambios.

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