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Dos sacerdotes mallorquines se suman en sus parroquias al argumento del P. Custodio sobre la homosexualidad

PRÓLOGO JURÍDICO INCREÍBLEMENTE NECESARIO. 
Somos conscientes de que hay leyes regionales que sancionan al menos como infracción administrativa los que llama “delitos de LGTBIfobia”,  cuyo concepto se reduce, en esencia, a manifestar cualquier discrepancia o crítica, por respetuosa que ésta sea, con los postulados de la ideología de género. Somos también conscientes de que se prepara una ley semejante de ámbito nacional, cuya propuesta ya está presentada al Congreso de los Diputados. 
La Constitución, norma suprema del ordenamiento jurídico español   -por encima, por tanto, de toda ley emanada del parlamento nacional o cualquiera de los regionales-  dispone en su artículo 20. 1, a), que  “se reconocen y protegen los derechos a  expresar libremente los pensamientos, ideas y opiniones mediante la palabra, el escrito o cualquier otro medio de reproducción. A su vez, el ejercicio de este derecho  “no puede restringirse mediante ningún tipo de censura previa” (art. 20. 2 de la Constitución), y por último, el artículo 16. 1 de la misma Constitución garantiza “la libertad ideológica, religiosa y de culto de los individuos y de las comunidades”, sin más limitación que la necesaria para tutelar el orden público. 
Puesto que, hasta donde nosotros sabemos, la Constitución continúa estando vigente, toda otra norma está por debajo suya, y según tiene establecido en su doctrina el Tribunal Constitucional, es directamente aplicable (STC 53/1985); por lo que en caso de conflicto o contradicción entre normas jurídicas, prevalece la Constitución.  Por ello, sin ningún tipo de animadversión, ni fobia, ni odio a las personas concretas por ninguna causa, publicamos el artículo que sigue a continuación de este proemio, teniendo presente que es doctrina oficial de nuestra religión católica la consideración de las prácticas homosexuales como pecado que ofende gravemente a Dios. En efecto,  el catecismo de la Iglesia Católica enseña en sus apartados 2357 y 2359 que: 
2357 La homosexualidad designa las relaciones entre hombres o mujeres que experimentan una atracción sexual, exclusiva o predominante, hacia personas del mismo sexo. Reviste formas muy variadas a través de los siglos y las culturas. Su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado. Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta como depravaciones graves (cf Gn 19, 1-29; Rm 1, 24-27; 1 Co 6, 10; 1 Tm 1, 10), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (Congregación para la Doctrina de la Fe, Decl. Persona humana, 8). Son contrarios a la ley natural. Cierran el acto sexual al don de la vida. No proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual. No pueden recibir aprobación en ningún caso. 
2359 Las personas homosexuales están llamadas a la castidad. Mediante virtudes de dominio de sí mismo que eduquen la libertad interior, y a veces mediante el apoyo de una amistad desinteresada, de la oración y la gracia sacramental, pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana. 
En conclusión, al amparo de los citados arts. 16. 1 y 20 de la Constitución  -de cuya tutela no están privados los sacerdotes a que nos referiremos a continuación- , y en ejercicio de nuestros derechos fundamentales, -como ellos han ejercido los suyos-,  expresamos libremente mediante el siguiente artículo esta doctrina católica acerca de las prácticas homosexuales, rogando a Dios que por amor a las almas, ilumine las conciencias de los que mediante diversas clases de presiones, quieren imponer sus errores, acarreando con ello la perdición eterna de tantas personas. 
 
Rafael Laza 
abogado 
 

Que estamos en tiempos de valientes está claro. Denunciar desde el púltpito que las conductas homosexuales son contrarias a la ley de Dios parece que debiera ser de lo más normal para los sacerdotes católicos ¿verdad? Pues a tenor de lo sucedido estos últimos días en España parece que no es así, porque hasta el momento, que se sepa, muy pocos han alzado la voz en este sentido. El primero en «arrojarse al ruedo» como ya comentamos hace escasamente unos días en nuestra página fue el padre Custodio Ballester, rector de la parroquia de la Inmaculada Concepción de l’ Hospitalet de Llobregat en Barcelona, quien días más tarde  de declarar que la homosexualidad era un grave pecado fue expedientado por la Generalitat de Cataluña para averiguar si sus declaraciones podrían ser punibles por calificarlas como «discurso homófobo». Ahora hemos sabido que dos sacerdotes mallorquines, hermanos de sangre, han hecho lo propio en sendas parroquias, denunciando el pecado que la Biblia castiga severamente: la sodomía. Sin ir más lejos, se leía anteayer en la primera lectura de la misa la historia de Lot y la destrucción de Sodoma y Gomorra.

 

El rector de Palmanyola (Mallorca), Ricardo Ramos, durante un bautizo disertó contra el día del orgullo gay y los comportamientos que se derivan de la homosexualidad señalando que “en ningún caso mis palabras fueron contra las personas, sino contra las conductas que están claramente alejadas de la moral que señala la Biblia y no concuerdan con aquello que es natural, que es la unión del hombre con la mujer” “porque ésta es la doctrina de la Iglesia, la doctrina católica sobre este tema”. El sacerdote recordó que en esta línea van  los postulados de Juan Pablo II y los del obispo de Alcalá y de Solsona. El sacerdote piensa que es su deber el de advertir a las personas para corregir conductas equivocadas y entiende que si alguien estuviera al borde de un precipicio se le debería echar una mano para que no cayera en él. El padre Ramos dice ser consciente de que hay una gran controversia en la sociedad sobre estos temas y lamenta «el establecimiento de una legislación radical que persigue sancionar a quienes defendemos la doctrina católica”, lo que a su juicio quebranta “el principio de libertad religiosa”. “Respeto a la persona, pero predico lo que creo sobre todo este tema y sé que hay otros que prefieren no hacerlo para evitar enfrentamientos”, añade.

También el rector de Sant Marçal, Emilio Ramos, hermano de Ricardo, criticó este fin de semana el Wolrd Pride celebrado en Madrid.  Durante la celebración eucarística del patrón de la población de Marratxí en Mallorca, el sacerdote abordó el asunto de la homosexualidad y tuvo palabras muy críticas contra el aborto y el feminismo.

Parece que van siendo más los nobles sacerdotes valientes quienes se suman a hablar abiertamente sobre este tema tan candente.

Nuestra reflexión es la siguiente: ¿El hombre sigue siendo tan estúpido que se cree que es más que Dios? ¿Acaso el colectivo LGTB ha pensado en»expedientar» a Dios también si se le antoja? ¿Estarán preparando un expediente a San Pablo que denunció también abiertamente la homosexualidad?  ¿Van a expedientar a San Juan Pablo II que fue claro al denunciar este pecado? ¿Podrán promover también abrirle expediente a San Pelayo, el niño que murió mártir de la fe por defender su pureza ante quienes pretendían abusar de él tratándole de hacer caer en la sodomía? Y si nos ponemos así, pronto los sacerdotes podrán ser expedientados por hablar de cualquier otro pecado, ya sea el latrocinio, ya sea la embriaguez, las drogas o la pornografía, el aborto y la eutanasia…….Entonces me pregunto ¿Para que sirve tener sacerdotes si los tienen amordazados? ¿No son entonces como los Profetas del Antiguo Testamento? Sí, lo son. Son esas voces clamando en el desierto, cual profetas de nuestros días que hablan abiertamente del pecado, y naturalmente, en un mundo que vive de espaldas a Dios, en el desierto de una sociedad que nada quiere saber de vencimiento ni de santidad y por ello se hacen pesados, molestos, se hacen acusadores del mal, aunque nunca ataquen a quienes lo hacen, sino atacando al pecado. Porque, a fin de cuentas, recordemos que estos pobres sacerdotes lo único que hacen es repetir las palabras que están escritas en el libro más leído del mundo, La Santa Biblia, en el magisterio ordinario de siempre, en el catecismo de San Juan Pablo II(*). A lo mejor también querrán quemarlo, quién sabe hasta dónde querrán llegar. No creo que se atrevieran a hacer lo propio con el Corán, libro sagrado para los musulmanes y que también condena la sodomía. Entonces, nos preguntamos ¿la libertad es solamente para unos cuantos? ¿Por qué esta persecución tan descarada a todo lo que huela a católico?

Recuerdo que la señora alcaldesa de Madrid dijo que no se iba a poner Belén en el ayuntamiento esta Navidad pasada alegando que no todo el mundo profesa el catolicismo. Sin embargo, acepta cosas ofensivas para muchos y que no todos aceptamos. Permite el nudismo en una piscina ciertos días  porque a ella le debe gustar, cuando no todos somos nudistas. También ha aceptado con gusto poner en el balcón del ayuntamiento de Madrid la bandera gay multicolor, cuando la gran parte de la población española no somos ni gays ni lesbianas. Entonces, señores, ¿Libertad de expresión? ¡¡¡¡MENTIRA!!!! La libertad es solamente para 4 pelagatos.

 

Montse Sanmartí

 

CITAS DE SAN PABLO PARA LOS PECADOS DE HOMOSEXUALIDAD Y OTROS PECADOS EXTRAÍDAS DE SUS EPÍSTOLAS

«1. Te conjuro en presencia de Dios y de Cristo Jesús que ha de venir a juzgar a vivos y muertos, por su Manifestación y por su Reino: 2. Proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, amenaza, exhorta con toda paciencia y doctrina. 3. Porque vendrá un tiempo en que los hombres no soportarán la doctrina sana, sino que, arrastrados por su propias pasiones, se harán con un montón de maestros por el prurito de oír novedades; 4. apartarán sus oídos de la verdad y se volverán a las fábulas. 5. Tú, en cambio, pórtate en todo con prudencia, soporta los sufrimientos, realiza la función de evangelizador, desempeña a la perfección tu ministerio.»
II Timoteo, 4 – Bíblia Católica Online
«9. ¿No sabéis acaso que los injustos no heredarán el Reino de Dios? ¡No os engañéis! Ni los impuros, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los homosexuales, 10. ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los ultrajadores, ni los rapaces heredarán el Reino de Dios.»
I Corintios, 6 – Bíblia Católica Online

 

(*) CATECISMO DE LA IGLESIA CATÓLICA DE SAN JUAN PABLO II.

Numeral 1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La carta a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: “Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios” (5,19-21; cf Rm 1, 28-32; 1 Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; 1 Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5).

Numeral 1867 La tradición catequética recuerda también que existen “pecados que claman al cielo”. Claman al cielo: la sangre de Abel (cf Gn 4, 10); el pecado de los sodomitas (cf Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo oprimido en Egipto (cf Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf Dt 24, 14-15; Jc 5, 4).
 
 

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