El Lunes 10 de Julio de 2017 el Juez Inglés competente en el caso Charly Gard, el bebé de 10 meses sentenciado a eutanasia obligada por el estado contra la voluntad de sus padres, cristianos creyentes, ha dado un ultimátum de 48 antes de desconectar al niño.
De nada ha valido que sus padres llorando en la audiencia le mostraran las evidencias científicas de que existe un tratamiento con 10 % de probabilidades de éxito.
El Juez se ha mantenido en su decisión y ha alegado que no es información nueva.
Está en juego la vida del pequeño, pero pareciera que para el Juez hay mucho más atrás.
Puesto que su obstinación, en sostener su “sentencia de muerte” rechaza los argumentos de los padres, sin interesarse si hay cura o no para Charly.
En su sentencia se basa en un supuesto daño cerebral que haría que el niño sea a su entender “sólo un cuerpo” sin cerebro.
La madre frente a esto le ha refutado diciendo que el perímetro craneano del niño ha crecido en los últimos meses dos centímetros, y que no habría daño cerebral sino sólo muscular.
Es una madre desesperada que clama por la oportunidad para su hijo.
Pero la pregunta es más bien: ¿Quién es el Juez para decir si a un nivel mayor o menor de daño cerebral la vida de un ser humano merece o no ser vivida?
Evidentemente se trata de alguien que no cree en la existencia del alma, que no cree más que en el pensamiento, que por falta de fe hace idolatría de la biología y de sus ideologías el triste placebo a la ley de Dios que ignora.
Por ese camino se llega a la eugenesis, a la limpieza étnica y a otras barbaridades a las que la historia nos tiene acostumbrados lamentablemente, y siempre de la mano de las ideologías sin Dios.
Dios nos ha dado la vida, y Dios nos manda no quitarla.
El niño Charly Gard puede seguir viviendo, y sólo depende de que le suministren alimento y asistencia mecánica para respirar. Por lo demás no se trata de un caso terminal.
De hecho la sentencia ordenando desconectar al niño es del mes de abril de este año, y no se ha cumplido antes gracias las instancias de apelación abiertas por los padres. Y desde abril al día de hoy el niño aún sigue con vida.
La soberbia de un Juez hoy pretende decir cuando una vida es digna o no.
Acá, pareciera, que está en juego la agenda del mal.
Lo que nos quieren vender como “muerte digna”, es en realidad eutanasia impuesta, sentencia de muerte dictada por jueces soberbios, marionetas de un estado copado por el sectarismo, y por fanáticos del más puro ateísmo descarnado.
En realidad lo que está en juego es el valor sagrado de la Vida.
Y se ve cuán débil es nuestra fe que frente a una batalla de esta trascendencia, nos mueve a hacer muy poco.
Hay que rezar y actuar.
Actuar y rezar.
No sirve una cosa sin la otra.
A pesar de nosotros, CRISTO AL FINAL VENCERÁ.
Amigo de la Fe
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