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Nueva profanación en Fátima. Exhiben la bandera gay en las columnas del Santuario

Con motivo del centenario de las apariciones de Fátima, nos llegan muchas informaciones. Algunas hermosas y alentadoras; otras, por el contrario, nos llenan de gran tristeza y de santa indignación.

Recordarán que hace poco les compartimos la historia de un católico fiel de Portugal, Miguel Viana, que desde niño visitaba con su familia Fátima y la recordaba como un lugar de peregrinación y de oración, donde se trataba de vivir el mensaje de la Virgen a los tres niños pastores, Lucía, Jacinta y Francisco, y que no es otro que vestir con modestia, rezar el rosario, asistir a la Santa Misa con devoción y preparada el alma con una buena confesión, hacer sacrificios también durante la peregrinación, etc. Este buen hermano en la fe, se quejaba de lo mal que veía Fátima y de la posible infiltración del demonio en el Santuario. Pueden leer su vivencia aquí.

Nos explicaba el sr. Viana que la infestación del demonio era tan palapable en Fátima, que últimamente cualquier persona que tuviera un mínimo de discernimiento podía percibirlo. Contaba como en un encuentro con muchos niños, se mutiló el mensaje de la Virgen a los pastorcillos, recortando vergonzosamente una frase que Nuestra Señora les dijo a los niños en referencia a su cambio de vida al tratar de sufrir por los pecadores y ofrecer muchos mortificaciones: » El Señor está muy contento con vuestros sacrificios», dejando la frase inconclusa: «el Señor está muy contento» y presentándoles como telón de fondo la columnata adornada supuestamente con «los colores del arco iris» (foto del encabezado de este artículo), algo incierto, puesto que los colores del arco iris son 7, número de la perfección de Dios. El colectivo de gays y lesbianas transformó ese número en solamente 6 colores. El 6 ya sabemos que es el número de hombre y que se asocia al diablo, y que el lobby gay ha adaptado para los colores de su bandera, mal llamándola del «arco iris» y que no es tal. Fijémonos en el doble pecado del lobby LGTB: ser homosexual, pecado muy grave condenado por Dios, y ser orgulloso, tal como el demonio, padre de la mentira, les inculca por ser él mismo el ser más orgulloso de la creación que grita a Dios: «Non serviam».

Pues lo acontecido tiempo atrás en esta jornada con los niños, hoy ha vuelto a suceder de forma similar, a tan solo tres semanas del día del orgullo gay.  Unas personas muy apreciadas y que viven en Fátima, nos han enviado la siguiente información:

«De camino al Santísimo hemos visto cómo han adornado las columnas de la Basílica, solo 6 de ellas, con los colores que identifican al  lobby LGTB. ¡¡¡¡ DIOS MÍO PERDÓNANOS!!!

Aquí mostramos dos fotografías que estas personas nos han mandado, mostrando la columnata de la Basílica con los 6 colores del orgullo gay.

Nuevamente lo han vuelto a hacer. Y esta vez en el año del Centenario de las Apariciones. Y el mensaje que nos quieren transmitir no es otro que el  que aceptemos la homosexualidad como algo natural y como parte de la diversidad a la que desean someternos, sí o sí. ¿No ha sido suficientemente ignominioso el discurso de Francisco, abogando por la herejía de la justificación por la fe en su alocución del viernes 12 de mayo por la noche, durante la bendición de las velas en la Capeliña, donde también se mofó de la  Santísmia Virgen llamándola «santita» que no regala gracias baratas.?  Muchos símbolos más pudimos apreciar en el santuario, desde el crucifijo (por llamarlo de alguna manera) que presidía el altar mayor, las velas y el cubrealtar negros en una «celebración alegre», supuestamente, pues se trataba de canonizar a dos niños inocentes y con probadas virtudes en grado heroico. El blanco hubiera sido el color perfecto como manda la liturgia, y nunca el negro, que además ha dejado de usarse hasta en las celebraciones para los difuntos, ya que ha sido sustituido por el morado. Pero no me quiero detener en esos detalles ahora.  Parece que no han sido suficientes éstas y muchas más cosas, porque vemos como  continúa la labor demoledora de todo lo que huela a santidad, a sacrificio, a amor verdadero, a piedad y a santo temor de Dios. Estamos viviendo momentos difíciles de soportar tras constatar todas estas abominaciones mostrándose públicamente, sin el menor sonrojo. Muchos nos hemos percatado de la importancia que muchos medios de comunicación han prestado a ensalzar la homosexualidad. Estábamos viendo como socialmente se estaba empujando, desde hace varias décadas, a la aceptación de este pecado a través del bombardeo mediático. Pero poco esperábamos lo que estamos presenciando ahora, pues es ya dentro de la misma Iglesia que vemos como se ensalza esta abominación, y se la trata de hacer ver como algo natural. Un ejemplo de dicha exaltación y defensa dentro de la propia Iglesia pueden verla aquí, con este prelado de Colombia, monseñor Juan Vicente Córdoba: 

 

Ya supimos también del caso de otro obispo, monseñor Vincenzo Paglia, conocido prelado defensor de la homosexualidad. Y todo esto pasa y pasa, y  vemos que no hay voluntad de corregir a estos prelados, ni pensamientos de destituirlos o de que pidan públicamente perdón por escandalizar al pueblo fiel. Han repudiado la palabra de Dios y se han creado una religión a su medida. No soportan la sana doctrina ni a quienes la profesan, sino que precisamente nos persiguen y nos llaman homófobos, intransigentes y legalistas. Todos estos silencios voluntarios callan la verdad,  y callando, otorgan, y callando, proclaman a boca llena que están de acuerdo y que esa es la Iglesia que ellos quieren; una Iglesia que acepta el pecado y que justifica lo que Cristo mismo condena en las Escrituras.

El primer apoyo a los gays lo recordamos bien todos, y fue pronunciado ni más ni menos que por Francisco a la vuelta de uno de sus viajes: «Si uno es gay y busca a Dios, ¿quién soy yo para juzgarlo?»
 

 
¿Quién hubiera imaginado que un Papa pudiera expresarse en estos términos mundanos, expresiones poco aceptables para el cargo que ostenta, llamando «gays» a los sodomitas? Esa sola expresión ya mostraba su condescendencia hacia ese colectivo y finalmente hemos visto como esa detestable frase nada bueno ha traído.  Era como si nubarrones oscuros de tormenta avisaran de una fuerte tempestad acercándose desde el horizonte. Y ahora esa tormenta está desatándose sobre nosotros con todo su furor, con toda su crudeza, tratando de borrar la pureza y la santidad, tratando de destruir la inocencia de los niños, tratando de corromper a nuestros jóvenes, tratando de engañar a todos los fieles con su falsa misericordia y con sus engañosas palabras de «Dios nos ama como somos….»  Aquí cabe recordar que el pecado de la sodomía es un pecado de los más graves, es un pecado contranatura, pues Dios creó al hombre y a la mujer para complementarse y para procrear nuevos hijos, nuevas almas llamadas a vivir con el tiempo la felicidad eterna. Pero el demonio, contrario al hombre, envidioso de su suerte, ha logrado introducirse hasta el mismo vértice de la Iglesia para engañarnos tratando de hacernos ver la homosexualidad como algo bueno y querido por Dios.

No hay que perder de vista, no obstante,  que la homosexualidad es el resumen y compendio del Antievangelio, pues va en contra del matrimonio querido por Dios, va contra la procreación, uno de los primordiales fines del sacramento, y va directamente contra Dios mismo por ser un pecado que atenta contra la  ley natural establecida por el mismo Creador, con lo cual es una triple negación a Dios.

El padre Alcañiz en su libro Los últimos tiempos escribe lo siguiente:

«El elemento eclesiástico del Anticristo abandonará las enseñanzas espirituales de la religión y de la moral, para ofrecer cosas de tipo terrenal; con el fin de atraerse al mundo materializado. ¡Necia y lamentable equivocación!” (Ibíd. p. 4).

“Se ve pues que el Anticristo eclesiástico procurará enloquecer a los pueblos con una borrachera de amor, pero amor de inmundicia y de fornicación: un amor impuro robado a Dios. De este tipo es el amor del progresismo, culturismo, humanismo cristiano actuales y el amor al prójimo por sí mismo y sin Dios, propio del espíritu del marxismo.” (Ibíd. p. 4). 

También, San Bernardino de Siena, predicador franciscano del siglo XV, hace un análisis preciso de las consecuencias psicológicas del vicio de la homosexualidad. El ilustre franciscano escribió:

“Ningún pecado tiene mayor poder sobre el alma que la maldita sodomía , que fue odiada siempre por todos los que viven según Dios … .. Tal pasión para indebidamente las fronteras de las formas de locura. Este vicio perturba la inteligencia, rompe un estado elevado y generoso de alma, arrastra los grandes pensamientos llevándolos hacia la nada, hace queel hombre sea pusilánime e irascible, obstinado y endurecido, tonto servil e incapaz de nada. Por otra parte, la voluntad, siendo agitada por el deseo insaciable de placer, ya no sigue la razón, sino … el furor. Alguien que vivió practicando el vicio de la sodomía sufrirá más dolores en el infierno que cualquier otro, porque este es el peor pecado que existe .”(San Bernardino de Siena, Predica XXXIX, en Le prediche volgari (Milan:. Rizzoli, 1936 ), pp 869ff., 915, en F. Bernadei, op. cit., p. 11f)»

Aun así, quieren hacernos «comulgar con ruedas de molino» metiendo en nuestras cabezas que la sodomía no es mala, y así lo están mostrando cada vez de forma menos solapada, tal y como hemos visto hoy en Fátima, colocando la bandera del orgullo gay sin ningún tipo de vergüenza ni respeto humano. ¡Que no nos vengan ahora a decir que es el símbolo de la paz del arco iris bíblico! Ya hemos explicado aquí que el arco iris bíblico tiene 7 colores, y no 6, tal como muestran las imágenes que les hemos compartido. ¡No se dejen engañar!

Estimados lectores, nos parece de suma gravedad todo lo acontecido. Nos sume en profunda tristeza y solo nos queda orar y reparar. El castigo que se viene al mundo es grande, pues grande es el pecado que se está permitiendo y más aún, promoviendo; el peor de los pecados, en palabras del propio San Bernardino de Siena.

¿Qué podemos hacer, pues, en estos momentos tan dolorosos? Solamente nos queda hacer caso de las palabras de la Virgen en Fátima: ¡Penitencia, penitencia, penitencia! Reparación, ayuno, Santo Rosario diario. En este centenario conviene releer todo el mensaje de Fátima, que ha sido totalmente ignorado por Francisco en su viaje, mutilado y obviado. Hagamos nosotros todo lo contrario, para evitar que más y más almas caigan al infierno, en el cual grandes personajes de la Iglesia ya no creen, comenzando por el general de los jesuítas, el padre Arturo Sosa quien ha afirmado hace escasos días que el demonio es un simbolismo. ¡Si san Ignacio tuviera que escuchar tanta herejía! ¿Entonces, dónde queda el mensaje de Fátima? ¿Para qué hacer tanta penitencia, para qué reparar y orar, si no existe el demonio? ¿Por qué dejar de pecar si todos vamos al Cielo? ¿Para que buscar ser santos? ¿Por qué la Virgen enseña a los tres niños el infierno y a los demonios como brasas negras traslúcidas? ¿Es la Virgen una embustera, acaso? Realmente vivimos momentos terribles, en los que se cumple aquello que dijo San Pedro:

«Sed sobrios y velad. Vuestro adversario, el Diablo, ronda como león rugiente, buscando a quién devorar.»I Pedro, 5 – Bíblia Católica Online

Reparamos por esta nueva profanación en el recinto sagrado de Fátima, reparamos por tantas almas inocentes engañadas por el error difundido desde el propio seno de la Iglesia, reparamos a los Corazones de Jesús y de María por quienes promovieron estas aberraciones orando las oraciones que el ángel enseñó a los niños:
 

«¡Dios mío, yo creo, adoro, espero y te amo! ¡Te pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan, no te aman!» (Tres veces).

«Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con los que Él es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido por la conversión de los pecadores.»

«Oh buen Jesús, perdonad nuestros pecados, libradnos del fuego del infierno, llevad al Cielo a todas las almas, especialmente a las más necesitadas.»

Montse Sanmartí
 
Un contacto de absoluta solvencia nos comunica hace escasos minutos el motivo de «engalanar» las columnas de este modo. Están preparándose para recibir a multitud de niños que viajarán en peregrinación a Fátima para conmemorar las apariciones del ángel a los niños, fiesta que se rememora precisamente el 10 de junio. Es horroroso como se puede llegar a este grado de abyección y perversidad. ¡Ven, Señor, Jesús!
 

 

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mm

Como Vara de Almendro

info@comovaradealmendro.es

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3 Comments

  • Agradezco por ese artículo sobre tal abominación en el Santuario de Fátima y hago una invitación a que todos recemos el Rosario completo hasta el día 10 para impedir que esa abominación alcance más éxito junto a los niños y que si posible nuestras oraciones consigan borrar los colores de las columnas. Recemos con los niños de Fátima en el Cielo y pidamos con la Virgen Santísima al Niño Jesus de Praga todo lo que haga falta para proteger a los niños ahora y siempre.
    Agradezco a «Como vara de almendro» por ser como vara de almendro! Dios bendiga a todos!

  • Así como la pulsera gay que se puso Bergoglio esconden la malicia detrás de los niños. Que coincidencia verdad los que si saben perfectamente lo que hacen para pervertir a los niños que ahora verán los colores de la bandera gay mientras a los adultos los anestesian excusando la maldad detrás de la peregrinación de los niños, el doble magisterio, uno para adormecer a los católicos y otro al servicio del diablo así como hace poco vimos a un travesti disfrazado en una biblioteca adoctrinado a los niños sobre la transexualidad la ideología de género. Así es como el lobby gay le introduce la homosexualidad a los niños mientras la gente ciega y dormida, se cruza de brazos con la excusa barata en una época en la que sabemos el ataque del lobby gay infiltrado en la Iglesia contra los niños.

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