Marco Tosatti-26 junio 2017- Stilum Curiae
El último sondeo Ipsos afirma que el 54% de los italianos es contrario a la Ius Soli*, la ley sobre la que la Conferencia Espiscopal Italiana, el Vaticano y el actual Pontífice reinante han mostrado aquello que en otros temas y en otros tiempos podría llamarse una interferencia escandalosa, como cuando en fútbol das una patada en la pierna a tu contrincante con el fin de hacerte con el balón, y entonces los laicos nos echamos las manos a la cabeza y «nos tiramos de los pelos».
Las elecciones administrativas de ayer han rechazado clamorosamente el Partido, con P mayúscula, hacia el cual la Conferencia Espiscopal italiana ha mostrado una forma de colateralidad y proximidad impensables ni en tiempos de la Democracia Cristiana. Basta pensar en la ley sobre las Uniones Civiles, la química Galantino-Cirinnà, por no hablar de las conversaciones del Responsable vaticano por la Familia, el arzobispo Paglia, con el falso de Renzi, repletas de felicitaciones y buenos deseos. Y el silencio sobre una cantidad de temas sensibles relacionados con la escuela y la educación.
Podemos añadir – y esto no es demostrable, pero deben fiarse, si quieren, de mi palabra- la creciente intolerancia que se percibe hacia los comentarios sobre lo social y de quienes están presentes en conversaciones casuales, hacia la obsesiva propaganda a favor de la inmigración predicada por el Pontífice y otros exponentes del mundo católico, tal vez no todos y no siempre desinteresados, como el de los aspectos mundanos y financieros del fenómeno, único en el mundo.
Todos fariseos, duros de corazón e insultantes, ciertamente. Pero también miembros de una comunidad cuya cultura y etnia quizás pudiera merecer respeto, atención y defensa, al igual que los Yanomami y otras culturas sudamericanas.
Tal vez quede la esperanza, pero no demasiada, de que alguno de estos elementos haga reflexionar a la Jerarquía de la Iglesia y la induzca a quitar el pie del acelerador de una demagogia y de un populismo que ya en los años 70 y 80 en América Latina nos mostraba su propia mentira (los resultados, desde el punto de vista eclesial, están a la vista de todos) y que ahora se presentan como modernos y adecuados a los tiempos actuales, como un buen par de pantalones de pata de elefante y color violeta.
Marco Tosatti
Artículo original Stilum Curiae
Traducido por Como Vara de Almendro
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