Hace muy pocos días, corrieron en muchísimas cuentas de whatsap las imágenes captadas por un dispositivo móvil sobre las lacrimaciones en la India de las imágenes de San José y el Niño Jesús, y la lacrimación de sangre de la Santísima Virgen de Fátima. Los hechos acaecieron en la parroquia de la localidad de la India llamada Vijayawad. El video lo compartió el párroco. Observando el vídeo, uno se da cuenta de que no hay posibilidad de engaño. Muchísimas personas lo captan en sus celulares y lo presencian al mismo tiempo. Las imágenes no dejan lugar a dudas. Juzguen ustedes mismos en el vídeo inferior. No es la primera vez que las imágenes lloran, y ello es sin duda, una muestra de que nos quieren transmitir un mensaje urgente. ¿Cómo dudar de ello?
Si un padre o una madre de la tierra, cuando ven que sus hijos van desencaminados no hacen otra cosa que llamarles a corrección y no dudan en poner todos los medios a su alcance para hacerles volver al buen camino, ¿no será ésta la intención de dichas lacrimaciones? ¿Por qué llora la Sagrada Familia? Empecemos pensando en las lágrimas de sangre que derrama abundantemente la Virgen de Fátima. A diferencia de San José y el Niño, ella nos muestra que su Corazón Inmaculado se encuentra desgarrado al ver cómo se ofende a su amado Hijo Jesús.
¿Es un signo esta lacrimación de sangre vertida por la Santísmia Virgen de Fátima en este centenario de sus apariciones? Yo creo, sin dudarlo, que sí lo es, ya que Ella, como buena Madre, viene advirtiéndonos de todos los males que aquejan al mundo, pero el hombre, ha desoído sus llamadas a la oración y el sacrificio y se ha desbocado en los ríos de pecado y de su propia voluntad, olvidando plenamente los consejos maternales.
En cuanto a San José, esposo de la Virgen, llora al ver a su dulce esposa sufriendo como una buena madre por cada uno de sus hijos, los cuales, en muchas ocasiones, van al infierno sin opción de salir de allí nunca jamás. El Niño Jesús, llora al ver como lloran sus padres, y llora porque aun dando su vida por todos, su sacrificio será válido para muchos, mas no para todos.
En suma, vemos llorar a la Sagrada Familia a un mismo tiempo, pero curiosamente, podría haber sido en un mismo conjunto de imágenes sagradas, pero me llama la atención el hecho de que sea la Sagrada Familia, sí, pero curiosamente es con la Virgen de Fátima. Y creo que no es casual. Aprendamos a pensar y reflexionar en los signos que Dios quiere hacernos entender. Y es que en Fátima hubo un mensaje especial para las familias del mundo, y en especial para los matrimonios. Jacinta repitió las palabras de María: «Hay muchos matrimonios que no agradan al Señor, no son de Dios». Años más tarde, sor Lucía repetía un mensaje dado a ella por la Virgen, en el que se refería sin duda a los tiempos actuales, a los que estamos viviendo tras la promulgación del documento Amoris Laetitia. Sor Lucía dijo en esa ocasión que «la última batalla que enfrentará la Iglesia, será contra el Matrimonio y la Familia». Estamos ciertos de que esa batalla es durísima, tanto en el ámbito civil, como en el eclesiástico es la que estamos librando en el mundo ahora, en estos instantes. Civilmente, en muchos países se han creado y favorecido leyes y formas de pensamiento que aplauden la ideología de género, el aborto, la eutanasia, el divorcio, la anticoncepción y tantos hechos que atacan y destruyen la familia amada y querida por Dios.
¿Qué podemos hacer en estos momentos en que el Cielo ya no puede más que manifestar lo que callan los que debieran hablar? Si ellos callan, hablarán las piedras, llorarán las imágenes.
Por si a alguien le queda alguna duda de que pueda haber truco en estas lacrimaciones y en tantas otras que se suceden a lo largo del mundo, les invito a visitar un hermoso artículo que habla de un sacerdote que no creía en la veracidad de las lacrimaciones de una Virgen de Fátima en Perú, allá por los años 70. Él decidió comprobar de primera mano que no había truco ni trampa y finalmente, tras sus investigaciones, tuvo que admitir que la Virgen quería llorar, que nadie había hecho trampas. Finalmente, este sacerdote creyó por la obviedad y la contundencia de lo que vio. Pueden acceder al artículo aquí.
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Después de presenciar este vídeo, sería buen momento para pensar por qué lloran estas imágenes sagradas y reflexionar en qué medida soy personalmente culpable de sus lágrimas. Como dice el artículo que les compartía más arriba:
«El misterioso llanto nos muestra a la Virgen de Fátima llorando sobre el mundo contemporáneo, como otrora Nuestro Señor lloró sobre Jerusalén. Lágrimas de afecto tiernísimo, lágrimas de dolor profundo, en la previsión del castigo que vendrá».
Atentos, hermanos, es hora de hacer lo que esté en nuestras manos para cambiar estas situaciones de pecado que infestan el mundo. Tal vez no podamos ya cambiar el curso de las cosas, pero sí logremos minimizar la intensidad de ese castigo que cada vez parece más inminente y necesario como intervención del Cielo para un verdadero cambio de conducta.
¡Nuestra Señora de Fátima, San José, Jesús, rogad por nosotros, rogad por este mundo ingrato, impenitente y pecador! ¡Pedid misericordia al Padre para con nosotros, pecadores!
Montserrat Sanmartí
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