Un hermano, perseguido por la idea de abandonar el monasterio, se abrió con su abad. Éste le respondió:
« permanece en tu celda, da tu cuerpo en prenda a los cuatro muros de tu celda. No te preocupes de aquel pensamiento. Que tu pensamiento vaya donde quiera, pero que tu cuerpo no salga de la celda »
De los padres del desierto
“El Señor ama la Justicia y el Derecho” (Ps. 33:5) LA_POSIBLE_VÁLIDA_ELECCIÓN_DE_LEÓN_COMO_PAPA_DE_LA_IGLESIA (para leer documento en…
“Vanitas vanitatum et omnia vanitas” («Vanidad de vanidades, todo es vanidad», Ecl. 1:2) He dejado…
Es la luz de la Palabra del Señor la que, en modo inequívoco, nos ilumina…
Queridos hermanos en la fe, publicamos a continuación traducida al español la magnífica carta que…
Negando la verdad. Dice Mateo 13, 53-56: "Cuando hubo terminado Jesús estas parábolas, se alejó…