En un país donde no cabe un analfabeto más el verbo disentir se confunde con odiar
Por si fuera poco, en esta semana histórica he sido testigo activo de actos en los que se han pisoteado con el tacón los artículos 20 y 21 de la Constitución. Los derechos constitucionales a la libertad de expresión y de reunión están siendo conculcados hoy en España entre la indiferencia de la impresentable clase política, la aquiescencia de la judicatura y el aplauso de la mayor parte de los medios. Otro día les contaré las peripecias que algunos tienen que pasar para poder hablar y reunirse hoy en España. Gente de paz y biennacida, pero que no quema incienso ante los dioses de la cutre modernidad, que no se suma al coro de los grillos que cantan a la luna. Gente que opina de otra manera y a los que se trata de apestados. En un país donde no cabe un analfabeto más el verbo disentir se confunde con odiar. Ni esto ni los cinco millones de parados preocupan a nuestros diputados. La cola de los perros, sí y mucho.
Rafael Ordóñez
Artículo original de Huelva Información.
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