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Administradores infieles!!!

Queridos hermanos:
Este es el VIII Domingo del Tiempo Ordinario y estamos próximos para iniciar un período fuerte en la Liturgia de la Iglesia, la Cuaresma. Será un tiempo de gracia en el que seguramente tendremos muchos y muy buenos propósitos de hacer un camino de santidad para la gran celebración del Triduo Pascual.
Hoy en la primera lectura nos queda una gran alegría al saber que Dios nos ama mucho más intensamente de lo que una madre puede sentir por el hijo de sus entrañas. Quién ha sido madre podrá saber cuánto se ama un hijo. Y los que hemos tenido el privilegio de una buena madre podemos saber lo que se experimenta al sabernos amados.
En la segunda lectura, el apóstol Pablo nos recuerda que somos administradores de los misterios de Dios. Esto me hace pensar sobre todo en nosotros los sacerdotes que hemos recibido la gracia de la Unción de nuestras manos por el ministerio ordenado.  Muchas veces observo mis manos cuando estoy dando la absolución y en el momento de la consagración y siento una alegría inmensa, al ver mi pequeñez y la grandeza de Dios que me ha llamado sin ser digno a tan alto ministerio. Ni los hombres más poderosos del mundo, con todas sus riquezas tienen este privilegio.  He visto pasar tantos amigos que entraron en el seminario y que sé que son excelentes personas, pero que no llegaron a ser ordenados sacerdotes. Son los misterios de Dios.  El Señor Jesús cuando eligió a los doce, no buscó a los más santos sino que los llamó con todo lo que ellos eran. Lo hermoso es que en el camino los fue transformando. Así aspiro que haga conmigo el Buen Señor. Creo que al mirar atrás con humildad porque no es mérito mío, puedo ver lo que el Señor ha hecho y sigue haciendo en mí.
Nos dice la Palabra en este día, que lo que se espera de un administrador es que sea fiel. Por eso las personas en nosotros no buscan tanta sabiduría humana, sino testimonio de vida.  Podemos expresar sin tantos grandes discursos, siendo evangelio vivo para los demás como nos pide el Señor cuando nos dice que tenemos que ser sal de la tierra y luz del mundo.
Hoy nos falta tanto testimonio!!!. No podemos olvidar que cuando el Señor vendrá, pondrá a la luz los secretos de las tinieblas y se manifestarán las intenciones de los corazones como ya lo había profetizado el anciano Siméon cuando dijo: «Este Niño será puesto en alto, será bandera discutida, para que muchos en Israel, caigan y se levanten y Él revelará las intenciones de muchos corazones».  Por eso no nos angustiemos cuando vemos tanta confusión porque el Señor es el dueño de la historia, el Alfa y el Omega.
En el Evangelio nos dice el Señor a todos sus discípulos que no podemos servir a dos patrones: A Dios y al  dinero.  Qué fuertes estas palabras del Señor sobre todo para los pastores que se lucran de los fieles cayendo en la esclavitud del apego a las riquezas. Y para todo bautizado también van estas palabras del Señor.
Es verdad que vivimos en un mundo donde el dinero en cierta forma es necesario porque las personas que trabajan necesitan el dinero para sostener a la familia. Es voluntad de Dios que podamos tener un vida digna con techo, alimento, salud, educación. El problema es cuando el dinero se convierte en nuestra obsesión y gastamos todas nuestras fuerzas en conseguirlo y muchas veces sin importar los medios utilizados. Muchas veces se descuida el compartir con la familia por trabajar y trabajar para acumular dinero.
El Señor nos dice que no nos preocupemos por el vestido y vemos un mundo donde la gente vive de la apariencia, donde muchas veces prefieren no comer bien con tal de poder tener los vestidos más costosos y así podernos hacer notar de los demás. Mucha gente quiere sólo cosas de marcas conocidas aunque cuesten mucho más que lo que se puede pagar en otro lugar. Queremos quedar bien con los demás y por eso tenemos que estar a la vanguardia en la moda. Las familias ahora con pocos hijos, muchas veces los están educando mal porque les dan todo lo que piden aunque  los padres tengan que hacer grandes sacrificios.
Debemos vivir de una manera más auténtica y con más simplicidad, buscando hacer la voluntad de Dios y dedicando más tiempo a la oración y a la meditación de la Palabra de Dios. Si buscamos su  Reino, Él se encarga de nuestras necesidades, confiemos más en su Providencia y vivamos el presente con nuestro Señor.
Feliz semana
Padre Elías

padre.elias

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