Hay que insistir, como decía el apóstol, a tiempo y a destiempo. No podemos dejar que los descerebrados nos ganen las batallas de las palabras y mucho menos las de las ideas. Viene esta entrada a que el grupito de animalistas-antihumanistas que padecemos en la patria hispana ha vuelto a dar grititos con una palabra muy seria: asesino. Podemos jugar a darle muchas vueltas al diccionario, de hecho todos los que lo escribimos lo hacemos a diario, pero hay palabras que no admiten eufemismos y medias tintas y una de ellas es asesino. Esta palabra se ha puesto muy barata en España. Desde que en la histérica campaña contra la guerra de Iraq se le llamó reiteradamente asesino a un presidente del Gobierno de España por mandar allí a un puñado de soldados en funciones de enfermería y otras labores similares, la palabra dejó de cotizar en la bolsa de lo muy serio y quedó en casi nada.

Acaban de darle el Premio Nacional de las Bellas Artes al torero Julián López El Juli. Pues nada, ya ha salido de sus pastos el rebaño animalista-antihumanista y se ha despachado diciendo que le han dado el premio a un asesino. Esto es lo que hay. Aquí ya no tenemos un problema de derechas o de izquierdas o de progresistas y conservadores; aquí lo que hay es un problema grave de salud mental que requiere intervención rápida por parte de las autoridades del Ministerio de Sanidad. Y mira por dónde mañana es 28 de diciembre, día de los Santos Inocentes. Sí, de aquellos niños que la bestia salvaje de Herodes mandó matar por miles para ver si así acababa con un presunto aspirante a su sangriento trono. Mañana, los defensores de la vida recuerdan a los centenares de miles de niños triturados en los vientres de sus madres en ese descomunal «avance social» que se llama aborto. Queridos miembros de la progredumbre animalista-antihumanista: ¿Cómo le llamamos a mis colegas que se dedican a esta execrable labor? ¿Qué pasaría si yo los llamase asesinos? Os lo voy a decir: me demandarían penalmente y con toda probabilidad habría un juez que me daría un guantazo jurídico que me dejaría noqueado.

Espero que El Juli os lleve ante los tribunales por usar la palabra asesino de esa forma tan borde y tan repugnante. Pero mucho me temo que el juez de turno sea de los que se pirran por lo políticamente correcto y dé doscientas vueltas semánticas para absolveros. A mí casi seguro que me condenarían por mear fuera del tiesto hoy correcto. A vosotros, mucho me temo que todo lo contrario.

Rafael Ordóñez

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Rafael Ordóñez

Médico ginecólogo católico. Casado desde hace 37 años. Columnista de Huelva Información desde 1997. Durante ocho años lo fue en La Opinión de Málaga. .

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