«Y preguntándole los fariseos cuándo había de venir el Reino de Dios, Jesús respondió diciendo: El Reino de Dios no vendrá con advertencia; ni dirán: «Mirad, está aquí o allá», porque el Reino de Dios ya está entre vosotros. Y dijo a los discípulos: Vendrán días en los que desearéis ver uno de los días del Hijo del Hombre, y no podréis. Y os dirán: «¡Cristo está aquí o está allá!, pero vosotros no vayáis, ni corráis tras ellos porque, como el relámpago al fulgurar resplandece desde un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del Hombre en su día. Pero antes tiene que padecer mucho y ser desechado por esta generación» (Lc. 17, 20-25).
Jesús habla aquí, tan sabiamente, de dos momentos históricos, dos tiempos, sin hacer diferencias expresas. Por una parte, habla a los fariseos -primer tiempo, Primera venida- y les dice que el Reino de Dios no llega con advertencia, es decir, proclamado abiertamente, con majestad, esplendor, etc., sino humildemente, en lo escondido del alma. De hecho Jesús, en otra ocasión, dijo a sus contemporáneos que el Reino de los Cielos ya había llegado: «Porque si yo expulso a los demonios por el poder del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de los cielos ya ha llegado a vosotros», (Mt. 18, 28). Habla de la Primera Venida de Jesús al mundo.
Después habla a los discípulos -segundo tiempo, Segunda Venida-, y les dice que llegará un día en que ya no estará físicamente con ellos, que le echarán de menos, le añorarán. Que habrá falsos profetas que dirán a la gente que Cristo está aquí o allá, pero que será falso porque cuando Él vuelva lo hará con gran poder y majestad, como el relámpago fulgurante que recorre los cielos y es visto por todos a la vez…
«Pero antes tiene que padecer mucho y ser desechado por esta generación». Y aquí encontramos otra vez la mezcla de los tiempos -Dios vive en un eterno presente-. Jesús tenía que padecer mucho en su Pasión y Muerte, pero también, de forma mística, en el tiempo que resta hasta su Segunda Venida y el establecimiento definitivo de su Reino. Ahora tratemos de entender la expresión «esta generación». Sabiendo ya que en este texto hay dos tiempos, tenemos por una parte la generación de los contemporáneos de Jesús venido en carne, y por otra, un concepto más amplio, «esta generación» significa un periodo de tiempo en el que el Evangelio es predicado en toda la Tierra y la Humanidad vive, asume, discute, toma posiciones respecto a las Palabra de Jesús y llega a una decisión final, que Jesús nos anticipa que es la de «ser desechado», rechazado, echado de la sociedad, de sus leyes, de sus instituciones, es decir, la apostasía de las naciones. Y estamos viendo como la apostasía se está dando ahora, en el tiempo presente, cada vez con mayor claridad.
El colmo es que también está siendo desechado por la Iglesia, como dice la Sagrada Escritura en otros pasajes que ahora no vamos a considerar con detalle. La Iglesia vive ese momento en el que una parte de Ella, el Resto Fiel, huye al desierto y sufre dolores de parto, es decir, de separación, de división…
Javier Ventas
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Luego de haber leído como 500 artículos en bitácoras de Internet (o más, y sin contabilizar los comentarios de foristas que conforman todo el aparato crítico de los citados artículos o post leídos), no me cabe ni la más mínima duda sobre que nos encontramos en pleno huracán de la Gran Apostasía.
Agradezco a esta bitácora la valentía de sus pronunciamientos.
Gracias por sus palabras, Alisiosaruquenses. Esta bitácora no tendría sentido si no fuera para proclamar a los cuatro vientos la verdad. Que tenga un bendecido día y gracias por seguirnos siempre.
Dios los bendiga. Chao.