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AUTOBIOGRAFÍA DEL HIJITO QUE NO NACIÓ

“¡¡Ay de los que a lo malo dicen bueno, y a lo bueno malo; que hacen de la luz tinieblas, y de las tinieblas luz; que ponen lo amargo por dulce, y lo dulce por amargo!!” (Isaías 5, 20)

Recomendamos a continuación a nuestros lectores un opúsculo del gran escritor católico argentino Hugo Adolfo Martínez Zuviría, que firmó gran parte de sus obras con el pseudónimo de Hugo Wast.

Se trata de la “Autobiografía del hijito que no nació”, publicada póstumamente en 1961. Su lectura causó una honda impresión en quien escribe estas líneas.

Le debo mucho en mi formación espiritual como católico a los heroicos escritores católicos de ese gran país hermano que es Argentina: en el s. XX se concitó allí una formidable pléyade de sacerdotes y escritores fieles, en circunstancias históricas ciertamente desfavorables. A la excepcional obra del padre Leonardo Castellani (que todo lo vio), sumo la del padre Julio Meinvielle, la de Carlos Alberto Sacheri, la de Bruno Genta, la del citado Hugo Wast (muy recomendable también leer estos días, para discernir los signos de los tiempos, su Novela apocalíptica “666”) o la del padre Alfredo Sáenz. Y más recientemente la de uno de sus epígonos, el joven sacerdote Javier Olivera Ravasi o la del enorme Antonio Caponnetto.

En esta obrita Hugo Wast construye una sobrecogedora biografía de un nasciturus, de un niñito que narra en primera persona su corta vida desde el seno de su madre, hasta que finalmente es abortado por los consejos de un médico amoral y luciferino. Un niño que hubiera sido sacerdote (como le contó su ángel de la guarda) y que hubiera dado una enorme gloria a Dios, pero que observa aterrorizado cómo finalmente su madre cede y consiente su muerte.

El aborto es un pecado mortal, uno de los más graves que se pueden cometer porque es de inspiración satánica: nada complace más al príncipe de las tinieblas que le ofrezcan las vidas de los más débiles, como antaño hacían los cananeos, que sacrificaban a sus propios hijos en el ardiente horno de bronce del dios Moloch, o los espartanos, cartagineses, fenicios o sirios. Satanás se complace en dañar a los hombres: ya que no puede tocar al Todopoderoso, su amargura se ceba con su criatura más odiada, los seres humanos, creados a imagen y semejanza del Señor.

Moloch, uno de los nombres del Demonio

La vida hecha muerte, el asesinato llamado “derecho a decidir” es una inversión típicamente satánica, como lo son también el “matrimonio homosexual” (sodomía), la planificación de la paternidad (anticoncepción), el “derecho a rehacer la vida” (adulterio)… y tantos otros eufemismos modernos.

El aborto es un crimen abominable porque se asesina al más débil, y por parte, nada menos, de quienes deberían cuidarle (los padres, los abuelos, los médicos…). Es el delito execrable que está haciendo que la copa de la ira de Dios rebose desde hace años, como la misma Virgen del Carmen le confesó llorando a las niñas de Garabandal, y el que nos traerá, ay, el tremendo castigo del Cielo que el mundo está llamando sobre sí.

¡Cuántos grandes hombres y mujeres hubiera ganado la humanidad si no hubiéramos abortado a tantos millones de niños al año (sobre unos 100.000 en España) desde hace tantas décadas…! ¡Cuántas vidas no han nacido porque se ha abortado a un niño o una niña, porque se impiden así que vengan al mundo también los hijos y las hijas, los nietos y nietas que hubiera tenido ese niño abortado! Es ciertamente abrumador.

Como católicos, debemos rezar mucho por los niños abortados, por sus padres, por los familiares que han impulsado el aborto o no han hecho nada para que impedirlo, por los “médicos” y “enfermeras” que se han prostituido para usar su arte con fines maléficos, porque todos ellos están en pecado mortal y ciertamente se han de condenar si no se arrepienten.

Este librito de Hugo Wast no cae en los tópicos. Es profundamente católico y resalta firmemente la infinita misericordia de Dios para con quien se convierte, incluida la madre del asesinado. Y emociona leer el bautizo in extremis, in pericolo mortis, del abortado, sobre la mesa del quirófano y con un simple vaso de agua, lo que le abre las puertas del Cielo…

¡Señor, tú que eres dueño de la vida y de la muerte, toca el corazón de tantos hermanos nuestros que apoyan el aborto y especialmente el de aquéllos que han promovido o consentido uno de ellos. Hazles comprender la inmarcesible dignidad de la vida humana y la gravedad del pecado cometido. Abrázales con tu misericordia, para que lloren amargamente sus crímenes y derrota ya finalmente a Satanás por medio de tu Santísima Madre, la Virgen Inmaculada, que le pisará la cabeza a la antigua serpiente!

Así sea.
Antonio José Sánchez Sáez
13 de enero de 2018 (San Hilario de Poitiers)

Puede leerse el libro aquí:
http://www.nacionalismocatolico.com/autobiografia%20del%20hijito%20que%20no%20nacio.pdf
y aquí:
https://es.scribd.com/document/88210057/Wast-Hugo-Autobiografia-del-hijito-que-no-nacio

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Antonio José Sánchez Sáez

Católico. Padre de familia. Catedrático de Derecho de la Universidad de Sevilla.
antonio.jose@comovaradealmendro.es

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