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LAS RAZONES POR LAS CUALES BENEDICTO XVI ES EL ÚNICO VERDADERO PAPA

27 de marzo de 2017
Artículo original «La Sposa dell’Agnello verso Fatima”

 

LA RENUNCIA DEL PAPA BENEDICTO SOLO AL “MINISTERIO”, PARA PERMITIR A LAS FUERZAS DEL ANTICRISTO CONSTRUIR SU “IGLESIA”.

Puesto que la cuestión, como es normal que sea, retorna muchas veces, creo útil sintetizar las fundadísimas razones por las cuales, en lo que a mí respecta, Su Santidad Benedicto XVI sigue siendo el único verdadero Vicario de Jesucristo, Sumo Pontífice de la Iglesia universal.

El 11 de febrero de 2013, pues, Benedicto XVI, en el curso de un Consistorio publico en el cual se decidía la canonización de los Mártires de Otranto (1480), leyó el anuncio, escrito en latín, de su renuncia. A mi juicio, la renuncia es valida y no es debida a algún chantaje o presión coercitiva. Sin embargo, veamos a que cosa ha renunciado el Pontífice. Dado que la Declaración en italiano es poco técnica, nos ayudaremos con la versión en latín, que da fe:

Ha explicado ante todo explícitamente que el munus petrinum, por su esencia espiritual, se compone de una parte “ejecutiva” -agendo et loquendo-, y de una parte que definiría “sacrificial” – patiendo et orando- [1]. Inmediatamente después, ha afirmado de querer renunciar solamente al “ministerium episcopi Romae” por su “incapacidad” para administrarlo, a causa de la disminución del “vigor corporis et animæ” en los meses precedentes [2]. Incapacidad en el desenvolvimiento únicamente del ministerium, no del munus en su totalidad: «…plena libertate declaro me ministerio Episcopi Romæ, Successoris Sancti Petri, mihi per manus Cardinalium die 19 aprilis MMV commisso renuntiare».

Esta es una afirmación soberana e incuestionable del Romano Pontífice, que no puede ser alterada por ninguna autoridad humana ni sometida a juicio o interpretación abreviada. El arbitro de la decisión, así expresa, solamente puede ser Benedicto XVI, ni siquiera tiene alguna relevancia -por ejemplo- la interpretación dada por Mons. Sciacca -un obispo de la curia romana-, que, aun teniendo una competencia técnica para dar su opinión, no tiene en ningún modo el poder de cuestionar y de determinar la libre y soberana decisión de un Sumo Pontífice de la Iglesia Universal.

Benedicto XVI, por tanto, ha remarcado explícitamente esta doble naturaleza del munus petrinum y ha declarado querer renunciar únicamente al ministerium. Era su derecho de hacerlo, en base a los cánones vigentes (ver el estudio del autorizado canonista Stefano Violi, que explica toda esta materia en cuestión).

Por tanto, aparece claro que la decisión de Benedicto XVI se califica por esto que es: no un “retirarse”, sino “hacerse a un lado”.

Esto, para permitir a las fuerzas del anticristo que presionaban para construirse su “iglesia”, a cuya cabeza pusieron su “papa” (esto es por otra parte también el parecer del profesor Cacciari, expresado antes de la elección de Bergoglio). La “renuncia” de Benedicto XVI, así configurada, expresa perfectamente el pasaje paulino, contenido en la Segunda Carta a los Tesalonicenses (2 Tes. 2,7), donde se dice que, antes de la manifestación del impío, deberá ser removido aquel poder que lo detiene [3]. Santo Tomas de Aquino [4], y otros escritores eclesiásticos, han sostenido que este “poder que frena” sería el Papado. Por tanto, Benedicto XVI, evidentemente por una inspiración sobrenatural [5], ha dado lugar a este pasaje de San Pablo, justamente renunciando al ministerium. Se ha hecho a un lado, pero no retirado. Se ha quitado de sí el ministerio, en espera de aquella “otra Figura” que -únicamente- podrá dividir la verdadera Iglesia de aquella falsa. Pero sobre este preciso punto he publicado mas profundamente en otra parte.

Está claro, por tanto, que permaneciendo en su persona el munus petrinum, el Papa es él; no puede haber dos Papas, porque Nuestro Señor ha conferido este mandato a solo una persona. Resulta aclarado, por lo que a mi respecta, que la dicción “Papa emérito”, que carece de sentido, es la manera que él ha elegido para dar lugar a esta distinción.

El Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, el Vicario de Jesucristo, sigue siendo por tanto Benedicto XVI.

Jorge Mario Bergoglio, llamado Francisco, hace su parte, y la hará hasta cuando el buen Dios decida otra cosa.

Este planteamiento general de la situación presente en modo alguno carece de fundamento, en cuanto esta respaldado por el estudio canónico citado, por las declaraciones de Mons. Gänswein del 21 de mayo de 2016, por los informes que el mismo Benedicto XVI nos ha dado, en sus Últimas Conversaciones [6]. Sobre todo, aparecen algunos hechos indicativos, como por ejemplo que Benedicto XVI conserva el nombre y el apelativo de “Su Santidad”, el habito talar blanco, el escudo pontificio, la Sede romana, aunque relegado el “recinto de Pedro”, al monasterio Mater Ecclesiae.

Por tanto, este análisis creo no puede ser considerado en absoluto como un desvarío.

(Publicado en “La Sposa dell’Agnello verso Fatima”, el 3 de noviembre de 2016)

Traducido por el padre Eduardo para Como Vara de Almendro

[1] «Bene conscius sum hoc munus secundum suam essentiam spiritualem non solum agendo et loquendo exsequi debere, sed non minus patiendo et orando».
[2] «ut incapacitatem meam ad ministerium mihi commissum bene administrandum agnoscere debeam».
[3] “Vosotros sabéis qué es lo que ahora le retiene, para que se manifieste en su momento oportuno. Porque el ministerio de la impiedad ya está actuando. Tan sólo con que sea quitado de en medio el que ahora le retiene, entonces se manifestará el Impío, a quien el Señor destruirá con el soplo de su boca, y aniquilará con la Manifestación de su Venida. La venida del Impío estará señalada por el influjo de Satanás, con toda clase de milagros, señales, prodigios engañosos, y todo tipo de maldades que seducirán a los que se han de condenar por no haber aceptado el amor de la verdad que les hubiera salvado”. (2 Tes 2, 6-10).
[4] S. Tomas de Aquino (Opusc. LXVIII – de Antichristo: qui tenet, scilicet romanum imperium) dice que el obstáculo para la manifestación del Anticristo es la sumisión a la Iglesia romana y que aquel que lo retiene es el Papado. El Padre Arrighini comenta: «Por lo tanto, cada vez que, a causa de las persecuciones, cismas, herejías, trastornos sociales, este obstáculo (la sumisión a la Iglesia y a su Cabeza) es afectado, se debilita y parece disminuir, se puede considerar, con toda razón, inminente la aparición del Anticristo». Para el Angélico por tanto, el obstáculo no se quitará mientras que la sociedad permanezca fiel y sumisa al imperio espiritual Romano (la Iglesia Católica), trasformación del antiguo imperio temporal romano, el Anticristo no podrá aparecer (A. ARRIGHINI, L’anticristo, Genova 1988, p. 117).
[5] «Conscientia mea iterum atque iterum coram Deo explorata».
[6] Seewald: «Usted se ve como el ultimo Papa del viejo mundo o como el primero del nuevo?». Benedicto XVI: «Diría ambas cosas». S.: «¿Como un puente, una suerte de pieza de unión entre dos mundos?», B. XVI: «Yo no pertenezco más al viejo mundo, pero aquel nuevo en realidad todavía no ha comenzado»; S.: «Usted conoce la profecía de Malachia, que en el medioevo compiló una lista de futuros pontífices, previendo también el fin del mundo, o al menos el fin de la Iglesia. Según tal lista, el papado terminaría con su pontificado. ¿Y si Usted fuera efectivamente el último en representar la figura del papa como lo hemos conocido hasta ahora?», B. XVI: «Todo puede ser» (BENEDETTO XVI-P. SEEWALD, Ultime Conversazioni, Milano 2016, p. 218).

Desde Como Vara de Almendro pensamos que la renuncia de Benedicto invalida el pontificado, por lo que Benedicto sigue siendo el Papa verdadero.

Así mismo, la expresión que usa el autor del texto «hacerse a un lado» pensamos no es del todo apropiada, precisamente por haber sido forzado a renunciar. Sería, a nuestro entender, mucho mejor decir «fue echado a un lado», porque no fue libre para retirarse.

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     http://www.ultimostiempos.org/component/content/article/7-noticias/207-galat

  • Tenemos un problema. Según declaraciones de Benedicto XVI al periódico italiano La Stampa de Milán, refiriéndose al Papa Francisco «Hay continuidad entre ambos pontificados» , o sea el suyo y el de Bergoglio. El arículo aparece traducido en Adelante la Fe con fecha 13/03/18 12:04 AM tomado del blog de Hemos Visto. No sólo eso sino que si leemos todo el artículo Benedicto XVI parece estar dando el espaldarazo al Papa Francisco. Las declaraciones de Benedicto XVI de apoyo al Papa Francisco deberían ser valoradas con cautela. Si son genuinas, dan la razón definitiva que quienes sostienen que las burradas del Papa Francisco son la obra de madurez del Concilio Vaticano II, del PostConcilio y de los últimos Papas, desde Pablo VI hasta Juan Pablo II e incluso en propio Benedicto XVI . Si no lo son, la única explicación es que Benedicto XVI no es más libre para hacer estas declaraciones de lo que lo ha sido para abdicar y eso significaría que nos encontraríamos en situación de Sede Vacante. Existe una tercera posibilidad y es que en muy buena medida el Papa Francisco indudablemente es el fruto tanto del Concilio como de buena parte de la teología de Juan Pablo II, no en el aspecto moral, pero sí en el aspecto teológico dogmático: apocatástasis, salvación universal, ecumenismo sincretista, etc…. y aunque Benedidcto XVI en su juventud coqueteó con el progresismo, sin embargo, con los años, comenzó a valorar el sentido de la liturgia tradicional y la necesidad de reconducir el rumbo del Concilio mediante una interpretación enraizada en la tradición. Benedicto XVI es un intelectual, pero no un hombre de acción y a la hora de la verdad, además de tener lucidez para darse cuenta de las cosas, es necesario tener el temple necesario para pasar a la acción y eso es fruto de una pastoral del heroísmo que ha brillado por su ausencia desde que Juan XXIII llegó al Solio. En consecuencia a última hora acorralado por su «anfitrión» del que se encuentra como «huésped» no ha sido capaz de de decir que no.
    Creo que hay que rezar mucho por Benedcito XVI para que sea fuerte y por Bergoglio para que se convierta.

    • Recemos y esperemos porque no conocemos los designios divinos. Todo es bueno para los que aman a Dios, dice San Pablo. Todo esto que está pasando en la Iglesia entra en los planes de Dios, y la Iglesia nunca será aniquilada, porque Cristo la proteje, por más que se emperren en hacerla desaparecer.
      Estoy segura de que esa carta no es verdadera, sino que todo es un montaje. Estoy escribiendo sobre ello.
      Bendiciones.

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