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DISTINCIÓN ENTRE LA SEGUNDA VENIDA O PARUSÍA DE JESUCRISTO, EN GLORIA Y MAJESTAD, EN EL FIN DE LOS ÚLTIMOS TIEMPOS (EN LOS QUE ESTAMOS) Y EL JUICIO FINAL O UNIVERSAL, AL FINAL DEL MUNDO

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Por Juan Suárez Falcó

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  1. LA SEGUNDA VENIDA O PARUSÍA NO ES EL JUICIO FINAL

La Segunda Venida o Parusía se producirá, a lo que creo, dentro de poco, en el fin de los últimos tiempos, últimos tiempos que se inauguraron con la ascensión de Cristo a los Cielos. En esa su Segunda Venida o Parusía Cristo llevará a cabo el juicio de las naciones, que no es el juicio final, sino el castigo a los impíos y el premio a los que le fueron fieles. La Virgen habla constantemente en el Libro Azul que le dictó al padre Gobbi mediante locuciones de la proximidad del Anticristo y de la gran tribulación y de su derrota por la Venida de Cristo, que viene a instaurar su reino glorioso, poniendo punto y final al tiempo de las naciones (o gentiles). Y la Virgen distingue entre esta Segunda Venida y el Juicio Final o Universal, al fin del mundo. Veámoslo en este mensaje importantísimo:

Semejante a la primera será su segunda venida, hijos predilectos. Como fue su nacimiento en esta Noche, será el retorno de Jesús en su gloria, antes de su postrera venida para el Juicio Final, cuya hora está, no obstante, todavía escondida en los secretos del Padre. El mundo se hallará envuelto enteramente en las tinieblas de la negación de Dios, de su obstinado rechazo, de la rebelión a su Ley de amor. Los caminos del mundo se habrán quedado desiertos por la frialdad del odio. Así, casi nadie estará dispuesto a recibirle. Los grandes del mundo ni siquiera se acordarán de Él; los ricos le cerrarán la puerta, mientras que los suyos estarán muy ocupados en buscarse y afirmarse a sí mismos… “¿Cuando venga el Hijo del Hombre encontrará todavía fe sobre la tierra?” Vendrá de improviso, y el mundo no estará preparado para su venida. Vendrá para un juicio, para el cual el hombre no se encontrará preparado. Vendrá para instaurar en el mundo su Reino, una vez haya derrotado y aniquilado a sus enemigos. También en esta segunda venida el Hijo vendrá a vosotros a través de su Madre. Así como el Verbo del Padre se sirvió de mi seno virginal para llegar a vosotros, así también Jesús se servirá de mi Corazón Inmaculado para llegar a reinar entre vosotros. Esta es la hora de mi Corazón Inmaculado porque se está preparando la venida del glorioso Reino de Amor de Jesús. Hijos predilectos, como Yo, preparaos a recibirle” (Mensaje de 24 de diciembre de 1978)

La Biblia dice que al inicuo o Anticristo le derrotará Cristo con el resplandor de su Parusía.

  1. EN EL NUEVO TESTAMENTO SE USA LA PALABRA “PARUSÍA” PARA REFERIRSE A LA SEGUNDA VENIDA

El Nuevo Testamento fue escrito originalmente en griego vulgar o koiné. En todo él se usa la palabra “Parusía” para referirse a la Segunda Venida de Cristo, tras la derrota del Anticristo. Veamos algunas citas de las Cartas 1ª y 2ª de Tesalonicenses y de la 2ª de San Pedro, que así lo corroboran:

Para que sean afirmados vuestros corazones, irreprensibles en santidad delante de Dios nuestro Padre, en la Venida de nuestro Señor Jesucristo con todos sus santos” (1 Tes. 3:13).

Veamos cómo en el original griego de esta cita se usa la palabra “Parusía”:

εις→en/en un/en una/para/por/hacia dentro το→el στηριξαι→hacer fijos firmemente υµων→de ustedes τας→a los καρδιας→corazones αµεµπτους→sin culpa εν→en αγιωσυνη→santidad εµπροσθεν→enfrente του→de el θεου→Dios και→y πατρος→Padre ηµων→nuestro/de nosotros εν→en τη→la παρουσια→presencia του→de el κυριου→Señor ηµων→nuestro/de nosotros ιησου→Jesús χριστου→Cristo/Ungido µετα→con παντων→todos των→los αγιων→santos αυτου→de él

“Pues esto os decimos con palabras del Señor: que nosotros, los vivientes que quedemos hasta la Parusía del Señor, no nos adelantaremos a los que durmieron. 16 Porque el mismo Señor, dada la señal, descenderá del cielo, a la voz del arcángel y al son de la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo resucitarán primero 2356. 17 Después, nosotros los vivientes que quedemos, seremos arrebatados juntamente con ellos en nubes hacia el aire al encuentro del Señor; y así estaremos siempre con el Señor. 18 Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.” (1 Tes. 4, 15 y ss.)

Igualmente se usa la palabra Parusía en esta cita:

τουτο→A esto γαρ→porque υµιν→a ustedes λεγοµεν→estamos diciendo εν→en λογω→palabra κυριου→de Señor οτι→que ηµεις→nosotros οι→los ζωντες→viviendo οι→los περιλειποµενοι→siendo dejados alrededor εις→en/en un/en una/para/por/hacia dentro την→a la παρουσιαν→presencia του→de el κυριου→Señor ου→no µη→no φθασωµεν→anticipemos τους→a los κοιµηθεντας→habiendo sido dormidos (en muerte)

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“Pero, con respecto a la Parusía de nuestro Señor Jesucristo y nuestra común unión a Él, os rogamos, hermanos…”.

La palabra Parusía se usa en el original griego de la Biblia, mientras que San Jerónimo, en su Vulgata latina usa la expresión “Venida del Señor” (Adventum Domini). (2 Tes. 2, 1)

Veamos que en la redacción original griega se usa igualmente la palabra Parusía:

“(2:1) ερωτωµεν→Pedimos/estamos pidiendo δε→pero υµας→a ustedes αδελφοι→hermanos υπερ→sobre της→la παρουσιας→presencia του→de el κυριου→Señor ηµων→nuestro/de nosotros ιησου→de Jesús χριστου→Cristo/Ungido και→y ηµων→nuestro/de nosotros επισυναγωγης→(en) reunión juntamente επ→sobre αυτον→él”

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“El misterio de la iniquidad ya está obrando ciertamente, sólo (hay) el que ahora detiene hasta que aparezca de en medio. Y entonces se hará manifiesto el Inicuo, a quien el Señor Jesús matará con el aliento de su boca y destruirá con la manifestación de su Parusía; (aquel inicuo) cuya aparición es obra de Satanás con todo poder y señales y prodigios de mentira, y con toda seducción de iniquidad para los que han de perderse en retribución de no haber aceptado para su salvación el amor de la verdad. 11 Y por esto Dios les envía poderes de engaño, a fin de que crean la mentira, 12 para que sean juzgados todos aquellos incrédulos a la verdad, los cuales se complacen en la injusticia” (2 Te 2, 7-12).

Veámos el versículo 8 en el original griego del Evangelio, que es la redacción original en que fue redactado, previo incluso a la Vulgata de San Jerónimo:

και→Y τοτε→entonces αποκαλυφθησεται→revelará/mostrará/será quitada cubierta ο→el ανοµος→inicuo/sin ley/ilegal ον→a quien ο→el κυριος→Señor αναλωσει→aniquilará τω→a/al/a el πνευµατι→espíritu του→de la στοµατος→boca αυτου→de él/su/sus και→y καταργησει→hará sin efecto τη→la επιφανεια→manifestación της→de la παρουσιας→presencia αυτου→de él

Aquí se ve que se usa de nuevo la palabra Parusía.

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En esas cuatro citas de Tesalonicenses se usa siempre la palabra griega “Parousia”, que en castellano se han traducido indistintamente como “Venida”, “Manifestación” o “Revelación” del Señor. Todos los santos padres usan la palabra Parusía para referirse a la Segunda Venida de Cristo, para derrotar al Anticristo, terminar la gran tribulación y para instaurar su Reino glorioso en la Tierra.

III. ESTA PARUSÍA O SEGUNDA VENIDA ES LA VENIDA DE JESÚS EN GLORIA Y MAJESTAD

También habla de la Parusía o Segunda Venida la Segunda Carta de San Pedro, capítulo 1, versículos 16 y ss., que se titula justamente así:

“LA PARUSÍA DEL SEÑOR.

16 Porque no os hemos dado a conocer el poder y la Parusía de nuestro Señor Jesucristo según fábulas inventadas, sino como testigos oculares que fuimos de su majestad. 17 Pues Él recibió de Dios Padre honor y gloria cuando de la Gloria majestuosísima le fue enviada aquella voz: “Éste es mi Hijo amado en quien Yo me complazco”; 18 Y esta voz enviada del cielo la oímos nosotros, estando con Él en el monte santo”

Vemos de nuevo cómo en la traducción original en griego de esta cita bíblica se usa igualmente la palabra “Parusía”:

ου→No γαρ→porque σεσοφισµενοις→ha sido sabiamente hechos µυθοις→mitos εξακολουθησαντες→habiendo seguido hacia fuera εγνωρισαµεν→hicimos conocer υµιν→a ustedes την→a/al/a el του→de el κυριου→Señor ηµων→nuestro/de nosotros ιησου→Jesús χριστου→Cristo/Ungido δυναµιν→poder και→y παρουσιαν→presencia αλλ→sino εποπται→testigos oculares γενηθεντες→habiendo llegado a ser της→de la εκεινου→de aquél µεγαλειοτητος→majestuosidad

  1. Pedro confirma el dogma de la segunda venida de Cristo, que algunos negaban preguntando: “¿Dónde está la promesa de su Parusía? (3, 4). Veámoslo en el original griego:

και→Y λεγοντες→diciendo που→¿Dónde εστιν→está η→la επαγγελια→promesa της→de la παρουσιας→presencia αυτου→de él? αφ→Desde ης→de cual (día) γαρ→porque οι→los πατερες→padres εκοιµηθησαν→fueron dormidos (en la muerte) παντα→todas (cosas) ουτως→así διαµενει→están permaneciendo (igual) απ→de/del/desde αρχης→principio κτισεως→de creación

Testigos oculares de su Majestad fueron los tres apóstoles favoritos en la Transfiguración (Mt. 17, 1-9), donde por primera vez vieron al Señor en la gloria en la cual ha de venir.

La palabra Parousia (παρουσία) es palabra griega que significa la manifestación o venida de un Rey, cuando visitaba las ciudades. En el griego del Nuevo Testamento se utiliza con el significado escatológico del segundo advenimiento de Cristo.

Así lo recalca también la Virgen en el Libro Azul, cuando habla de que está preparando la Venida del Señor, en gloria y majestad, a instaurar su Reino, tras la derrota del Anticristo y la gran tribulación:

“Al iniciar este último decenio de vuestro siglo, la misión que me ha sido confiada por el Señor, es la de preparar su venida entre vosotros.” Mensaje de 1 de enero de 1990.

“Por eso Jesús, en estos tiempos, está actuando con fuerza para preparar su venida en la vida de los sencillos, de los pobres, de los puros, de los pequeños. Con un número pequeño de estos niños el Señor pronto instaurará en la tierra su reino glorioso de amor, de santidad, y de paz.»”. Mensaje de 13 de octubre de 1990.

“¡Cuántos siglos hace que se esperaba este acontecimiento! La promesa de Su venida había bajado como una antorcha para iluminar el oscuro desarrollo del tiempo y de la historia.”. Mensaje de 24 de diciembre de 1990.

Así como el Verbo del Padre se sirvió de mi humilde asentimiento para su primera venida entre vosotros, en la fragilidad de su naturaleza humana, así ahora mi Hijo Jesús se sirve de mi anuncio profètico para preparar su segunda venida en gloria entre vosotros.” (Mensaje de 24 de diciembre de 1982)

De la misma manera que fui la Madre virginal de la primera venida de Jesús, así también hoy soy la Madre gloriosa de su segunda venida. Vivid en esta espera y seréis felices” (Mensaje de 1 de diciembre de 1985)

Así debe ser, también, en su segunda venida, cuando retome en el esplendor de su divinidad y venga sobre las nubes del cielo a instaurar su Reino en gloria.” (Mensaje de 24 de diciembre de 1985)

En este período de diez años, se cumplirá el tiempo de la gran tribulación, que os ha sido profetizada por la Sagrada Escritura, antes de la segunda venida de Jesús.” (Mensaje de 18 de septiembre de 1988)

Os podéis preguntar, ante todo, por qué Jesús las pronunció. Para prepararos a su segunda venida y para describiros una circunstancia que indicará la proximidad de su regreso glorioso.” (Mensaje de 13 de marzo de 1990)

—Soy terrible, como un ejército preparado para la batalla, porque la misión que me ha sido encomendada por el Señor, es la de vencer a Satanás, de aplastar la cabeza de la antigua serpiente, de encadenar el enorme dragón rojo y precipitarle en su abismo de fuego, de luchar y de derrotar a aquel que se opone a Cristo, es decir el Anticristo, para preparar la segunda venida de Jesús, quien instaurará su Reino glorioso entre vosotros.” (Mensaje de 8 de septiembre de 1990)

Hoy os anuncio que está a punto de nacer la nueva Iglesia de Luz, que mi Hijo Jesús se está formando en todas partes de la tierra, para que esté pronta para recibirlo, con fe y con gozo, en el cercano momento de su segunda venida. El reino glorioso de Cristo, que será instaurado entre vosotros con la segunda venida de Cristo al mundo, está cerca. Este es su retomo en gloria. Es su retomo glorioso, para instaurar entre vosotros su Reino y devolver a toda la humanidad, redimida por su Preciosísima Sangre, al estado de su nuevo Paraíso terrenal” (Mensaje de 13 de octubre de 1990)

Esta segunda venida suya, ocurrirá en la luz de su Divinidad, porque Jesús regresará a vosotros en las nubes del cielo, en el esplendor de su Realeza y someterá a los pueblos de la tierra; y todos sus enemigos serán aplastados bajo el trono de su dominio universal…Abrid vuestros corazones a la esperanza. La segunda venida de Cristo está cerca. Los signos que Él mismo os ha dado, para prepararos a recibirlo en estos tiempos vuestros, se están realizando todos.” (Mensaje de 8 de diciembre de 1990)

Son tiempos de gran tribulación y de sufrimientos innumerables para todos, que os llevarán a vivir los últimos acontecimientos que preparan la segunda venida de Jesús en gloria. El Espíritu Santo prepara los corazones y las almas para la segunda venida de Jesús” (Mensaje de 19 de mayo de 1991)

Se acerca el momento de la segunda venida de Jesús, del retomo de Cristo en gloria, para instaurar entre vosotros su Reino de gracia, de santidad, de justicia, de amor y de paz” (Mensaje de 27 de marzo de 1992)

Cristo resucitado lleva ahora a perfecto cumplimiento, el Querer del Padre, con su segunda venida en gloria, para instaurar su Reino en el que se cumpla por todos en la tierra su Divina Voluntad.» (Mensaje de 19 de abril de 1992)”

Entonces, como José, daos prisa en abrir las almas y los corazones de los hombres para acoger a Jesús en su segunda venida y no os dejéis atrapar de vanas e inútiles preocupaciones, sino vigilad Conmigo en la oración y en la espera de su ya cercano retomo en gloria.» (Mensaje de 24 de diciembre de 1993)

Como he sido la Madre pobre y humilde de su primera venida, así soy la Madre gloriosa y potente de Su segunda venida entre vosotros.”(Mensaje de 1 de enero de 1994)

Como ha venido por Él el anuncio de la primera venida de mi Hijo al mundo, así ahora será Él, el mensajero luminoso de la segunda venida de Jesús en gloria… Esta segunda venida sucederá en el poder y la luz, con Jesús que aparecerá sobre la nubes del cielo, en el esplendor de su divinidad, para someter a Sí todas las cosas. Y así, ante todo el universo creado, aparecerá el divino poder de mi hijo Jesús… Porque esta primera venida de Jesús en la fragilidad de su naturaleza humana está ordenada a su segunda venida, cuando aparecerá en el esplendor de su gloria divina.” (Mensaje de 29 de septiembre de 1994)

La Segunda Venida o Parusía es la Venida en gloria y majestad:

“Alegraos todos Conmigo, porque, en este día de su Pascua, os anuncio que Jesús resucitado volverá en el esplendor divino de su majestad y de su gloria.»”. Mensaje de 3 de abril de 1988.

“Os he anunciado varias veces que se aproxima el fin de los tiempos y la venida de Jesús en gloria. Ahora quiero ayudaros a comprender los signos descritos en la Divina Escritura, que indican que ya está próximo su retomo glorioso. Estos signos están claramente indicados por los Evangelios, y las Epístolas de San Pedro y San Pablo, y se están realizando en estos años….— El quinto signo está constituido por los fenómenos extraordinarios, que suceden en el firmamento del cielo. “El sol se oscurecerá, la luna perderá su resplandor, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas del cielo se conmoverán”. (Mt. 24, 29) El milagro del sol, acaecido en Fátima durante mi última aparición, quiere indicaros que ya habéis entrado en los tiempos en los que se cumplirán estos acontecimientos, que os preparan al retomo de Jesús en Gloria. “Entonces se verá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Todos los pueblos de la tierra se lamentarán, y los hombres verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y majestad”. (Mt. 24, 30-31)”. Mensaje de 31 de diciembre de 1992.

  1. EN LA SEGUNDA VENIDA SE PRODUCE LA PRIMERA RESURRECCIÓN, LA DE LOS QUE MURIERON EN CRISTO (ESTO ES, LA DE LOS MÁRTIRES PROVOCADOS POR LA PERSECUCIÓN DEL ANTICRISTO Y LA DE LOS QUE MURIERON EN GRACIA CREYENDO EN CRISTO). LUEGO, EN EL FIN DEL MUNDO, SE PRODUCIRÁ LA SEGUNDA RESURRECCIÓN O RESURRECCIÓN GENERAL, PARA EL JUICIO UNIVERSAL O FINAL

En esta Parusía o Segunda Venida se produce la primera resurrección, como dice San Juan en Apocalipsis 20, 4-6, la de los degollados por haberse resistido al Anticristo. Los demás muertos resucitan en la segunda resurrección, tras el milenio del Reino de Dios, como se dice ahí también expresamente.

“Y vi tronos; y sentáronse en ellos, y les fue dado juzgar, y (vi) a las almas de los que habían sido degollados a causa del testimonio de Jesús y a causa de la Palabra de Dios, y a los que no habían adorado a la bestia ni a su estatua, ni habían aceptado la marca en sus frentes ni en sus manos; y vivieron y reinaron con Cristo mil años3142. 5 Los restantes de los muertos no tornaron a vivir hasta que se cumplieron los mil años. Esta es la primera resurrección3143. 6 ¡Bienaventurado y santo el que tiene parte en la primera resurrección! Sobre éstos no tiene poder la segunda muerte, sino que serán sacerdotes de Dios y de Cristo, con el cual reinarán los mil años”

Lo mismo nos dice San Pablo:

“15. Por lo cual os decimos esto por la palabra del Señor: que nosotros los que estemos vivos y que permanezcamos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que durmieron. 16Pues el Señor mismo descenderá del cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero. 17Entonces nosotros, los que estemos vivos y que permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos con el Señor siempre.…” (1 Tes. 4, 15-16)

1 Corintios 15, 51-52:

51 ¡Mirad! Os revelo un misterio: No moriremos todos, mas todos seremos transformados.

52 En un instante, en un pestañear de ojos, al toque de la trompeta final, pues sonará la trompeta, los muertos resucitarán incorruptibles y nosotros seremos transformados.

1 Corintios 20 y ss:

“20 ¡Pero no! Cristo resucitó de entre los muertos como primicias de los que durmieron.

21 Porque, habiendo venido por un hombre la muerte, también por un hombre viene la resurrección de los muertos.

22 Pues del mismo modo que en Adán mueren todos, así también todos revivirán en Cristo.

23 Pero cada cual en su rango: Cristo como primicias; luego los de Cristo en su Venida.

24 Luego, el fin (fin del Mundo), cuando entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido todo Principado, Dominación y Potestad.

25 Porque debe él reinar = hasta que ponga a todos sus enemigos bajo sus pies. =

26 El último enemigo en ser destruido será la Muerte.”

Aquí en 1 Corintios 15, 23-26 se ve claramente la diferencia entre la segunda venida de Cristo y el Juicio Universal, que se producen en momentos distintos: la primera resurrección (los de Cristo), en su Venida. Tras su venida todavía los demonios y ángeles caídos no serán destruidos, sino enviados al Infierno por mil años, al lago de azufre, junto con el anticristo político y el anticristo religioso (las dos bestias). Luego, es decir, en otro momento distinto (el fin, el fin del Mundo), cuando Cristo, tras su reino espiritual milenario, el juicio universal o final, entregue a Dios Padre el Reino, después de haber destruido los principados, dominaciones y potestades de los ángeles caídos y de los hombres seducidos por el Demonio en el Reino de los mil años. Vemos que se dice que Cristo debe reinar hasta que no destruya a todos sus enemigos, es decir, que su reino espiritual de mil años durará hasta que condene al Demonio y a sus acólitos, en el Juicio Universal final.

Ésa es la primera resurrección, la que se produce en la segunda venida de Cristo, en la que resucitan sólo los que murieron en Cristo, los que “son de Cristo”, es decir, los católicos que murieron en gracia desde la resurrección de Cristo hasta el momento de su segunda venida + los que murieron en Cristo en los 3,5 años de la gran tribulación. Se dice en Apocalipsis 20, 4:

“… las almas de los que fueron decapitados por el testimonio de Jesús y la Palabra de Dios, y a todos los que no adoraron a la Bestia ni a su imagen, y no aceptaron la marca en su frente o en su mano; revivieron y reinaron con Cristo mil años.”

La primera resurrección se produce “en el último día”. Juan Pablo II canonizó, el 30 de abril del año jubilar 2000, a la religiosa polaca sor Faustina Kowalska, a la cual el Señor había pedido a comienzo de los años treinta del siglo pasado: “Escribe esto: Antes de venir como el Juez Justo, vengo como el Rey de Misericordia. Antes de que llegue el día de la justicia, les será dado a los hombres este signo en el cielo. Se apagará toda luz en el cielo y habrá una gran oscuridad en toda la tierra. Entonces en el cielo aparecerá el signo de la cruz y de los orificios donde fueron clavadas las manos y los pies del Salvador saldrán grandes luces que durante algún tiempo iluminarán la tierra. Eso sucederá poco tiempo antes del último día” (Diario, apunte 83, página 63). La cruz en el cielo es la misma señal prevista por Jesucristo en su discurso escatológico (Mt 24, 30).

Por cierto, que en ese “último día” se producirá la resurrección (Juan 6, 54): “El que come mi carne y bebe mi sangre tiene Vida eterna, y yo lo resucitaré en el último día”. Creo que aquí se refiere San Juan a la primera resurrección, en palabras de San Pablo, la de los cristianos que murieron en Cristo, es decir, en gracia (“El que come mi carne y bebe mi sangre”). Tras el milenio, al final del Mundo se producirá la resurrección de todos los demás, en palabras de San Pablo, unos para la perdición y otros para la salvación.

El Reino de Cristo será en la tierra. Recordemos que el mismo Cristo, en Mateo 24, 21, dijo que como esa gran tribulación (previa a su segunda venida) no la ha habido en el Mundo desde la creación del Mundo ni la habrá después, dando a entender que después de su Venida habrá reino en la Tierra.

Los que resucitaron en la primera resurrección (en el momento de la segunda venida de Cristo), reinaron con Cristo mil años (Apc. 20, 4 y Apc. 20, 6), formando un Reino de sacerdotes (Apc. 1, 6):

20, “6 Dichoso y santo el que participa en la primera resurrección; la segunda muerte no tiene poder sobre éstos, sino que serán Sacerdotes de Dios y de Cristo y reinarán con él mil años.”

1, 6: “ha hecho de nosotros = un Reino de Sacerdotes = para su Dios y Padre, a él la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.”

La segunda venida del Señor se producirá al toque de la trompeta, a la orden dada por un Arcángel, probablemente Miguel:

1 Tesalonicenses, 15-17:

15 Os decimos eso como Palabra des Señor: Nosotros, los que vivamos, los que quedemos hasta la Venida del Señor no nos adelantaremos a los que murieron.

16 El Señor mismo, a la orden dada por la voz de un arcángel y por la trompeta de Dios, bajará del cielo, y los que murieron en Cristo resucitarán en primer lugar.

17 Después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos arrebatados en nubes, junto con ellos, al encuentro del Señor en los aires. Y así estaremos siempre con el Señor.

 

En la segunda venida, Cristo viene rodeado de ángeles entre las nubes del cielo (Daniel, 7, 12). También se dice esto en Mateo 24, 29-30:

“29 «Inmediatamente después de la tribulación de aquellos días, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, las estrellas caerán del cielo, y las fuerzas de los cielos serán sacudidas.

30 Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del hombre; y entonces se golpearán el pecho todas las razas de la tierra y verán al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo con gran poder y gloria.”

Es la segunda venida se Cristo, en gran poder y gloria (o en gloria y majestad).

 

También en Mateo 26, 64 se dice que vendrá entre nubes:

“64 Dícele Jesús: «Sí, tú lo has dicho. Y yo os declaro que a partir de ahora veréis = al hijo del hombre sentado a la diestra del Poder y venir sobre las nubes del cielo.»” O también en Marcos 14, 62.

Los signos previos a la segunda venida de Cristo están descritos en Mateo 24, Marcos 13 y Lucas 21. Nótese que los apóstoles, en Mateo 24, le hacen a Cristo tres preguntas en una: “«Dinos cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo.»”. Cristo responde consecutivamente a las tres preguntas, indicando las señales de la conquista de Jerusalén por las tropas de Tito y Vespasiano (año 70 d. C.), y las señales de su segunda venida. Y habla un poco también del fin del mundo.

La segunda resurrección es para el Juicio final o universal. Ello se infiere de Apocalipsis 20, 11-15, donde se habla de la resurrección de los muertos en el juicio final, desapareciendo el Cielo y la Tierra ante Su presencia, unos para la vida y otros para la muerte. Evidentemente, por deducción lógica, los que resuciten para la vida en esta segunda resurrección no pueden ser los mismos que ya resucitaron mil años antes en la primera resurrección (los que murieron en Cristo y los mártires de la gran tribulación).

  1. CON LA PARUSÍA O SEGUNDA VENIDA, CRISTO INSTAURA NUEVOS CIELOS Y NUEVA TIERRA. Y TODOS LOS HOMBRES PERTENECERÁN AL MISMO REBAÑO (LA IGLESIA CATÓLICA) Y SERÁN PASTOREADOS POR UN MISMO PASTOR (EL PAPA) (JN 10,16)

El difunto P. Benjamín Martín Sánchez, espléndido intérprete del Apocalipsis y de la Biblia en general,  resume así en el Nuevo Testamento Explicado, ed, Apostolado Mariano, Sevilla 1988, nota al capítulo 20 del Apocalipsis: «El milenarismo es la creencia de los que han dicho que Jesucristo reinará sobre la tierra con sus santos en una nueva Jerusalén por el tiempo de mil años antes del día del juicio. (…) Yo creo firmemente (después de un detenido estudio de la Biblia) en un milenarismo en la tierra y si alguno no le agrada la palabra “milenarismo”, dígase “época maravillosa de paz” de mil o miles de años, que tendrá lugar después de la muerte del Anticristo y a raíz del juicio universal de naciones y a ello contribuirá el estar encadenado o reprimida la acción de Satanás. Entonces los judíos convertidos usufructuarán su conversión, se multiplicará la fe, tendrá un triunfo definitivo la Iglesia de Cristo y se cumplirá la profecía de “un solo rebaño bajo un solo pastor”. Y a su vez tendrán cumplimiento las siguientes profecías, que aún no se han realizado:

“Dominará de mar a mar, del río hasta los cabos de la tierra… Se postrarán ante El todos los reyes y le servirán todas las gentes». (Sal 72,8 y 11)

«Se acordarán y se convertirán a Yahvé todos los confines de la tierra y se postrarán delante de él todas las familias de las gentes. Porque de Yahvé es el reino y el dominará a las gentes» (Sal 22,28-29).

«Al fin de los días (v, 1)…Yo reuniré, dice el Señor, a la dispersa (esto es, a la extraviada o dispersos de Israel)… y la haré un pueblo poderoso, y Yahvé reinará sobre ellos en el monte Sión desde ahora y para siempre.» (Miq 4,6ss).

«Y reinará Yahvé sobre la tierra toda, y Yahvé será único y único su nombre». (Zac. 14,19)

«Entonces (después del gran juicio de las naciones). Yo devolveré a los pueblos los labios puros, para que todos invoquen el nombre del Señor» (Sof. 3,9).

Los mil años del Apocalipsis, 20

Isaías, 61.1, 2 (FRAGMENTO LEÍDO POR Cristo en la Sinagoga de Belén)

Salmo 2 completo

Daniel, 2, 35: el reino de Dios, la piedra que se convirtió en montaña, llenó toda la tierra.

Daniel, 7, 27: tras la visión de las cuatro bestias… “bajo los cielos”.

Y la nueva alianza que empezó a cumplirse en la Nueva Ley, anunciada por Jeremías (31,31-34) llegará a su plenitud con la conversión de Israel. Entonces dice el Señor: “pondré mi ley en sus corazones… y no tendrán ya que enseñarse unos a otros… todos me conocerán”. Y “entonces toda la tierra estará llena del conocimiento de Yahvé” (Is. 11,9). Cuando Israel se convierta y sea purificado de sus pecados, los desiertos florecerán, se convertirán en vergeles y tendrán cosechas de frutos y producción de ganados como jamás se ha conocido (Ez. 36,33-35). A estos textos habría que añadir muchísimos más de Isaías, Miqueas, Zacarías y otros profetas que nos hablan de la gran paz de esta época, del bienestar temporal, de Jerusalén como capital del mundo cristiano, etc. (…) Algunos han querido entender la “resurrección primera” espiritualmente del nacimiento a la vida de la gracia, pero no convencen porque se habla de mártires que murieron por la fe. Pirot dice: “Algunos críticos católicos contemporáneos, por ejemplo Calmes, admiten la interpretación literal del pasaje que estudiamos. El milenio sería inaugurado, por una resurrección de los mártires solamente, en detrimento de los otros muertos.

También ya San Ireneo señaló como primera resurrección la de los justos. Bien creo la podemos confirmar con estos dos textos: 1 Cor. 15, 23, donde San Pablo habla del orden en la resurrección: “Primero Cristo, luego los de Cristo cuando El venga, después será el fin…”, y además por Tes 4,14-16: “Los que murieron en Cristo resucitarán primero… El escriturista Cornelio a Lápide también interpreta literalmente el texto 1 Cor. 15,23. Los restantes muertos no vivieron hasta pasados los mil años. (…) Y entonces será la resurrección universal y el juicio final.»

Sobre el capítulo 21 del Apocalipsis el mismo autor comenta sobre la restauración universal de todas las cosas, lo cual nos hace recordar el lema de San Pio X “Omnia instaurare in Christo” (todo instaurarlo en Cristo).

De la transfiguración de las cosas creadas se nos habla aquí y además en Isaías 65,17ss, en 2 Ped 3,13, y en Rom 8,19ss. (…) tenemos que este mundo no será aniquilado, sino renovado, y cambiando en mejor, pues como dice San Jerónimo: “pasa la figura, no la sustancia. No veremos otros cielos y otra tierra, sino los viejos y los antiguos cambiados en mejores”. Todo hace presagiar que esto se refiere también a la época maravillosa de paz, por cuanto según las Escrituras, el universo una vez renovado ha de servir de escenario a la vida humana, porque la creación entera tomará parte en la felicidad del hombre (Rom. 8,19-22) y porque vendrán nuevos cielos y nueva tierra en los que habitará la justicia (2Ped. 3,10-18). Entonces la tierra será como un cielo nuevo anticipado (…) Es una renovación de este mundo donde vivió la humanidad caída, el cual, desembarazado al fin de toda mancha, será restablecido por Dios en un estado igual y aún superior a aquel en que fue creado: renovación que la escritura llama en otros lugares la “palingenesia”, la regeneración Mt. 19,28, “la restitución de todas las cosas” en su estado primitivo (Hech. 3,21) (Crampon).

Y en la explicación al capítulo 22, en referencia a las palabras finales del Apocalipsis, “Ven señor Jesús”: «Con esta expresión que se refiere a la segunda venida de Jesucristo termina el Apocalipsis después de hablarnos de la gran felicidad reservada a los santos repite: “Venga Pronto”, y con este aviso quiere que no nos durmamos, que vivamos vigilantes, que anhelamos su venida para gozar de la dicha anunciada.»

Sobre el milenarismo el P. Castellani a su vez precisa:

«El milenarismo real no enseña otra cosa sino que Apokalypsis XX y I Corintios XV pueden ser interpretados literalmente sin quiebra de la fe ni inconveniente alguno, que así lo entendieron los padres apostólicos y después de ellos, en el curso de la historia, innumerables doctores y santos; que de ello se sigue la probabilidad de dos resurrecciones, una parcial y otra general, con un período místicamente glorioso de la Iglesia Viante entre ellos, y que esta inteligencia resuelve fácilmente muchos lugares oscuros de la Escritura y es honrosa a la grandeza, veracidad y omnipotencia del creador.» (Los Papeles de Benjamín Benvides p. 418).

«Toda la tradición antigua en masa durante los cuatro primeros siglos de la Iglesia entendió en este capítulo simplemente que habría un largo periodo de paz y prosperidad en el mundo (mil años o bien mucho tiempo) después del retorno de Cristo y refulgir de su Parusía, que habría dos resurrecciones, una parcial de los mártires y santos últimos, otra universal al fin de buenos y malos lo cual también San Pablo dice, que todo este largo tiempo es quizás lo que designamos con el nombre de Juicio Final, el cual se describe metafóricamente al final del capítulo, es decir se describe su término y finiquito. El “Día del Juicio Final” no puede ser ciertamente un día solar.» (Apokalypsis pp.295-296).

  1. CÓMO INTERPRETAR LA APARENTE CONTRADICCIÓN ENTRE ISAÍAS 11 y 65 (QUE HABLA DE QUE HABRÁ MUERTE EN EL REINO POSTERIOR A LA PARUSÍA) Y APOCALIPSIS 21, 4, DONDE DICE QUE YA NO HABRÁ MUERTE

Isaías 11 nos habla del Reino postparusíaco, instaurado por Cristo tras su Segunda venida. En Isaías 11 y 65 leemos que los hombres en ese reino tendrán hijos y trabajarán y comerán y que habrá muerte:

“No habrá más allí niño que viva pocos días, ni anciano que no complete sus días; porque el joven morirá a los cien años, y el que no alcance los cien años será considerado maldito.”

Pero si nos vamos a Apoc. 21, 4 San Juan nos dice que después de la Parusía no habrá muerte.

“21  Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron, y el mar ya no existía más.

Y yo Juan vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descender del cielo, de Dios, dispuesta como una esposa ataviada para su marido.

Y oí una gran voz del cielo que decía: He aquí el tabernáculo de Dios con los hombres, y él morará con ellos; y ellos serán su pueblo, y Dios mismo estará con ellos como su Dios.

Enjugará Dios toda lágrima de los ojos de ellos; y ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor; porque las primeras cosas pasaron.

Como ha quedado claro arriba la Parusía es la segunda Venida, tras el fin de los tiempos, no la Venida de Cristo al fin del mundo, porque tras esa Venida final para el Juicio final ya no habrá Reino en la Tierra pues el mundo se habrá destruido.

¿Cómo conciliar esta aparente contradicción entre Isaías y Apocalipsis? Pues la clave nos la da San Ireneo, discípulo de San Juan Evangelista, quien escribió el Apocalipsis y escuchó directamente de Cristo cómo sería este Reino tras la Parusía. Por tanto, lo que escribe San Ireneo, por vía de Policarpo, discípulo directo de San Juan, no es una opinión más sino el sentido verdadero escuchado de la boca de Cristo sobre el reinado en la Tierra. Y dice que tras la Parusía habrá  hombres que por haber sido muy santos sean transformados en cuerpos gloriosos para ir al cielo o para habitar en la Jerusalén Celestial (de ahí que Apoc. 21, hablando de esta Jerusalén celestial, diga que en ella ya no habrá muerte). Pero otros hombres menos santos quedarán transformados en cuerpos no gloriosos sino como los de Adán y Eva, en el Paraíso en la Tierra, y ahí sí habrá muerte.

Copio ahora los puntos 36.1 y 36.2 del Capítulo V de su Libro “Contra los herejes”:

“36, 1. Porque, tratándose de verdaderos seres humanos, también habrá de ser real su traslación; no pasarán al no-ser, sino que, por el contrario, progresarán en su ser. Pues no se exterminará la substancia ni el ser de la creación -ya que es fiel y verdadero el que la sustenta- sino que «pasará la apariencia de este mundo» (1 Cor 7, 31), es decir del mundo en el cual acaeció la transgresión, en el cual el hombre se hizo viejo. Por tal motivo esa apariencia fue creada temporal, de acuerdo con el plan divino, como explicamos en el libro anterior, donde tratamos, hasta donde nos fue posible, sobre las razones por las cuales fue creado un mundo temporal. Una vez pasada la apariencia, renovado el hombre y ya maduro para la incorrupción, de modo que ya no pueda envejecer, «habrá un nuevo cielo y una nueva tierra» (Is 65, 17), en la cual el hombre se mantendrá nuevo, siempre relacionándose con Dios de modo nuevo. Y, como todas estas cosas continuarán sin fin, Isaías escribió: «Así como este cielo nuevo y esta tierra nueva que hago permanecen en mi presencia -dice el Señor-, así permanecerán ante mí vuestra raza y vuestro nombre» (Is 66,  22).

Como enseñan los Presbíteros, quienes fueren dignos de morar en los cielos, entrarán en ellos; otros gozarán de las delicias del paraíso; otros poseerán el esplendor de la ciudad; pero en todas partes verán a Dios, según la medida en que fueren dignos de contemplarlo.

36,2. Habrá una diferencia en la habitación de aquellos que hayan fructificado el ciento por uno, el sesenta o el treinta (Mt 13, 8): unos serán llevados al cielo, otros se detendrán en el paraíso y los terceros habitarán la ciudad. Por eso dijo el Señor que en la casa de su Padre hay muchas moradas (Jn 14, 2). Todo pertenece a Dios, quien prepara a cada cual su habitación adecuada, como dijo su Verbo, que el Padre las distribuye a todos según los méritos de cada uno. Este es el salón de fiesta en el cual tomarán su lugar y se regocijarán todos los invitados a las bodas (Mt 22, 1-14).”

Es por eso por lo que las citas de Filipenses 3, 20-21 y de 1 Juan 3, 2 hablan de que los que reciban al Señor tendrán cuerpo glorioso, como el suyo y hay que interpretarlas como que son aquéllos que vayan al Cielo (de eso habla en la cita de Filipenses) o de los que se queden, transformados, en la Jerusalén Celestial, no aquéllos que queden en el Reino eucarístico. Esto no es de fe, sino una interpretación personal para salvar esa aparente contradicción.

CONCLUSIONES

Por todo lo dicho, parece quedar más claro:

  1. Que hay tres Venidas: la primera, en pobreza y humildad; la segunda, en gloria y majestad; la tercera, al final del mundo, para el juicio final, para el Juicio Universal, tras la cual el mundo será destruido.
  2. La Parusía es la Segunda Venida del Señor, en el final de los últimos tiempos, que se producirá tras la derrota del Anticristo y la gran tribulación, dentro de muy poco.
  3. Con la Parusía, el Espíritu Santo renueva la faz de la tierra y crea nuevos cielos y nueva tierra. Cristo se queda en la Tierra en su Eucaristía, de una manera más sensible, e instaura su reino espiritual y eucarístico, que, según Apocalipsis, durará 1000 años, cifra ésta que puede ser un número real o simbólico. El Demonio será encerrado ya para siempre, y no volverá a salir nunca para trastornar el nuevo mundo, sino para el juicio final, cuando sea juzgado. No predicamos, por tanto, porque está prohibido, el milenarismo carnal, craso o quiliástico, que es una herejía justamente condenada por la Iglesia. Tampoco un milenarismo atenuado (con Cristo reinando visiblemente, visibiliter), cuya enseñanza es poco aconsejable. Sí predicamos el Reino espiritual de Cristo desde su Eucaristía, corporaliter, en el que creyeron casi todos los Santos padres de la Iglesia, herederos directos de la tradición de los apóstoles y, en especial, de San Ireneo y San Policarpo, discípulos directos de San Juan Evangelista y apoloqueta, y que nadie nunca podrá condenar. Cristo se debe en cierto modo a sí mismo la restauración del Paraíso Terrenal, si ha de reparar con ventaja, como está escrito, todo el daño hecho por la serpiente. Y, como decía el padre Leonardo CASTELLANI,  por eso en el Génesis el Paraíso Terrenal se dice “cerrado” y trancado después de la culpa, no se dice destruido (Castellani).
  4. En su Parusía Cristo viene también para el juicio de las Naciones, que consiste en castigar a los impíos con el fuego que caerá del Cielo (así lo dice 2 Pedro, 3, 7 y el libro Azul), eliminándolos, tras los 3 días de oscuridad, y salvando y transformando a los que queden vivos. Con su Parusía, Cristo clausura el Purgatorio y pone fin a la historia o tiempo de los gentiles (de las Naciones), que comenzó con la Ascensión de Cristo.
  5. En este reino habrá muerte para aquellos que queden viviendo en el nuevo paraíso en la Tierra. Su cuerpo quedará transformado pero no en cuerpos gloriosos sino en los mismos cuerpos puros que tenían Adán y Eva y, por tanto, susceptibles de engendrar hijos, trabajar y de pecar, como comenta Isaías. Para otros, los más santos, los que vayan directamente al Cielo o queden en la Jerusalén celestial, no habrá muerte pues sus cuerpos quedarán transformados en cuerpos gloriosos (como explican Filipenses 3, 20-21 y de 1 Juan 3, 2). Tampoco habrá muerte para los que resuciten en la primera resurrección, con la Parusía (los mártires de la gran tribulación, asesinados por el Anticristo, y los que murieron en Cristo).
  6. Con la Tercera Venida el mundo se destruirá (fin del mundo). Cristo viene a juzgar. Se produce la segunda resurrección o resurrección del resto de los muertos durante toda la historia de la humanidad: los cuerpos de los buenos (los buenos que no murieron en Cristo, sino antes de Él; o después de él, con ignorancia invencible, siguiendo la ley natural) resucitan y unen sus cuerpos con sus almas, que ya estaban en el cielo; los cuerpos de los malos resucitan para unirse a sus almas, que ya estaban en el Infierno.

VEN, SEÑOR JESÚS

About the author

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Juan Suárez Falcó

"Un cántico nuevo (Apoc. 14, 3)"
juan.suarez@comovaradealmendro.es

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  • APARICIONES DE LA VIRGEN EN EL ESCORIAL
    PARUSIA
    02-10-1.981-(V. Maria):
    Diles a todos, hija mía, que el Hijo del Hombre vendrá en la gloria de su Padre acompañado de sus ángeles y retribuirá a cada uno según sus obras. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre y todos los pueblos de la tierra se darán golpes de pecho y verán al Hijo del Hombre venir sobre las nubes del cielo con su gran poder y su gran Majestad.
    23-10-1.981-(J+):
    Díselo a todos, que no van a tener tiempo de arrepentirse. Que el Padre Eterno va a mandar su ira de un momento a otro; que se arrepientan. Díselo, hija mía, a todos. Que el Hijo de Dios bajará en una nube no tardando mucho y mandará a sus ángeles que sieguen la mies seca de la tierra que no da fruto; que sus escogidos estén preparados; que no hagan caso del enemigo. Sí, hija mía, diles a todos que se conviertan, que el día del juicio bajaré como juez, no como amigo, porque ya les estoy dando oportunidades; que las cojan, que no dejen para mañana lo que puedan hacer hoy; que se den cuenta de que los mil años de la bestia se han cumplido; que Satanás está entre los cuatro ángulos de la tierra, hija mía, para apoderarse de almas para la guerra. Diles a todos que procuren estar el día del juicio apuntados en el libro de la vida. Díselo a todos, que no quiero que se condenen, que mi Madre está sufriendo mucho por todos ellos. No puedo soportar que mi Madre sufra; está constantemente sufriendo, llorando. No se podrían meter en ningún envase las lágrimas que derrama mi Madre diariamente por todos vosotros. Que se arrepientan antes que llegue la hora del castigo, que la lucha será horrible. Díselo a todos, hija mía, luego que no digan que no aviso que se arrepientan, que confiesen sus pecados, que procuren estar a mi derecha el día de mi venida; que será horrible ir con el enemigo, hija mía. Diles a todos que se arrepientan y que pidan perdón al Padre Eterno, que el Padre Eterno está esperándolos a todos.
    06-11-1.981-(V. Maria):
    Te voy a dar un mensaje; pero este mensaje va a ser muy corto, hija mía: Los humanos son muy desagradecidos; no quieren saber nada de su Madre. Diles a todos que no vendrán las gracias que necesitan sino cuando se haya satisfecho el deseo mío de hacer una Capilla en el lugar que te he indicado. Díselo a todos, hija mía, que deseo se haga una Capilla para meditar la pasión de mi Hijo; que me escuchen, hija mía, que mi Corazón es víctima del dolor; que no me hacen caso. Díselo también a los sacerdotes; que me escuchen, que sólo pido que se haga oración, que se venga a meditar; que, si hacen lo que Yo pido, estaré entre mis hijos visiblemente en la segunda venida de mi Hijo, Cristo Jesús.
    20-11-1.981(J+):
    Diles a todos que no hacen caso de los mensajes de mi Madre, ni de sus súplicas; pero que sepan todos que el castigo está muy cerca; que sepan todos también, que es mi Madre la que está sujetando ese castigo con sus lágrimas, con sus dolores. Todo lo está sufriendo por todos sus hijos, dando sus avisos, porque no quiere que se condenen; pero no le hacen caso. Diles a todos, hija mía, que el tiempo pasa y los hombres no cambian, que siguen cometiendo pecados sacrílegos y crímenes. No quieren salvarse, hija mía, son unos ingratos; diles que el juicio de las naciones está muy cerca; diles a todos que hagan oración, que confiesen su culpabilidad, que se arrepientan, que Dios va a castigar a toda la Humanidad; dará castigo como jamás se ha visto; que pidan perdón a Dios, que hagan oración, que el Padre Eterno está esperándolos; que se arrepientan de sus culpas, que en el mundo va a haber grandes desgracias y en varias naciones habrá grandes terremotos. Este es un castigo del Cielo, hija mía; están abusando de la misericordia de Dios. Que se arrepientan, que estamos avisando constantemente; que mi Madre santísima se está apareciendo en muchas partes y está dando mensajes para que se difundan por todo el mundo; y no le hacen caso.
    18-12-1.981-(J+):
    Date cuenta, hija mía, de que la ira de Dios Padre tiene que descargar muy pronto porque el Padre Eterno está muy enfadado. No hacen caso y el cáliz se está derramando, está lleno hasta el borde. Descuidan la oración en la Iglesia algunos obispos, algunos sacerdotes; algunos de los ministros de Cristo no tienen fe. Por eso vendré mandado por mi Padre Celestial, haré un acto de justicia y de misericordia hacia los justos. Ordenaré a mis ángeles que todos mis enemigos sean muertos; de momento los perseguidores de la Iglesia de Cristo y todos los hombres dados al pecado perecerán; la Tierra quedará como un desierto.
    Entonces será la paz y la reconciliación entre Dios y los hombres. Yo seré servido, adorado y glorificado; la caridad brillará por todas partes; los nuevos reyes serán el brazo derecho de la Iglesia. El Evangelio será predicado por todas partes y los hombres vivirán en el temor de Dios. Mi santa Iglesia será fuerte, humilde, piadosa, pobre, celosa imitadora de las virtudes de Jesucristo; pero hay que pedir, hay que rezar mucho para que se den oportunidades a más almas, que pidan perdón de sus pecados, que hagan penitencia.
    19-03-1.982-(J+):
    Hija mía, mi mensaje va a ser muy corto, como anteriormente te he dicho. Te repito que comuniques a los humanos que hagan penitencia en reparación de todos sus pecados. Penitencia, penitencia es lo que pido. Comunícales que el día del Creador está próximo; que procuren estar a la derecha de mis escogidos para llevarlos a la tierra prometida. Mira, hija mía, ¿ves esos puntos luminosos qué pequeños son? parecen una luz de una bombilla; pues son astros sobre los que hay una vida eterna. Esa es la tierra prometida. Nunca el hombre podrá descubrir la grandeza de este tesoro rodeado de tanto misterio.
    Adiós, hija mía, te doy mi santa Bendición.
    25-03-1.982-(V. Maria):
    Hija mía, los humanos no dejan de ofender a Dios. Pedid al Padre Eterno que detenga su ira. El mundo está lleno de pecados y la Divina ira está muy próxima a caer sobre toda la humanidad; pedid que se detenga. Habrá grandes sequías, terremotos, huracanes y erupciones sobre todos los habitantes de la tierra. Pedid, hijos míos. Haced penitencia por los que no la hacen, pedid al Padre Eterno que detenga su brazo, que tenga misericordia de todos los humanos.
    Los hombres no dejan de cometer pecados de impureza, de profanar el Cuerpo de Cristo. Haced penitencia. Rezad el santo Rosario. No tienen compasión de mi Divino Hijo. Su Corazón sangra por todos los pecadores, tened piedad de El, hijos míos. Pedid misericordia para todos los pecadores. No quiero que os condenéis.»
    Aquí durante algunos minutos, habla un idioma extraño. Luego prosigue el mensaje: Este idioma, hijos míos no lo entenderá nadie; es celestial.
    Mis avisos corren mucha prisa, hijos míos, cumplid con mis mensajes, confesad vuestras culpas; estad preparados para el día del juicio de las naciones. Mi Corazón Inmaculado está dolorido de tantas ofensas hechas a mi Hijo. Haced penitencia. Sed humildes. Las moradas están preparadas. Es vuestra herencia y la conseguiréis con oración y sacrificio. Quitad un poco de agonía a mi Hijo con vuestra oración y penitencia. ¡Qué ingratos sois los humanos! No correspondéis al dolor del Corazón de vuestra Madre Inmaculada. Di a todos que se arrepientan; que pidan perdón; que procuren estar en gracia de Dios el día del gran castigo; será horrible; se oirán sonidos tan terribles que parecerá el fin del mundo, pero los corazones de los humanos seguirán endurecidos; no querrán ver ni oír. ¡Qué ingratos sois! ¡Qué pena me dais!.
    Adiós, hija mía. La humildad es una base muy principal para llegar al Cielo.»
    26-03-1.982-(J+):
    Sí, hija mía, aquí estoy, vengo a compartir contigo estos dolores; sufriremos los dos, aunque los humanos creen que Yo no sufro. Yo sigo sufriendo porque el mundo sigue; para Mí no hay pasado ni futuro, para Mí todo es presente; sigo sufriendo por toda la humanidad, no quiero que se condenen; doy avisos para que preparen su alma, pero los rechazan; rechazan los avisos celestiales; los avisos están a punto de acabar y ellos tendrán que valerse por sí solos.
    Di que hagan penitencia y oración que confiesen sus culpas y que amen a su prójimo; que el juicio está próximo, que hagan caso. Tú, hija, sigue haciendo penitencia, ofrécete al Padre Eterno, sé humilde.
    Adiós, hija mía, te doy mi santa Bendición.»
    31-03-1.982-(J+):
    Di a todos que no ofendan más a Dios; que le están ofendiendo con sus impurezas. Mira que coro tan inmenso de ángeles; están todos preparados para la batalla final; pide oración; que hagan penitencia.
    Entre las nubes habrá una gran batalla; todos los ángeles intentarán destruir al enemigo. Haced oración, hijos míos, y penitencia por los pecadores. (Aquí Amparo hace un acto de humildad besando tres veces el suelo).
    16-09-1.982-(V. Maria):
    Mira cómo está mi Corazón por todos mis hijos, hija mía, sin distinción de razas (Aquí Amparo ve el Corazón de la santísima Virgen sangrando de dolor por toda la humanidad). Diles a todos mis hijos, hija mía, que el que quiera seguir el camino de Cristo tiene que coger la cruz. El tiempo se aproxima, hija mía, y el Hijo del Hombre vendrá para dar la recompensa a cada uno según sus obras.
    21-11-1.982-(V. Maria):
    Hija mia, hija mia, soy la Madre Dolorosa hija mia. Os traigo la luz, el amor y la paz, hijos mios. Quiero que pidáis por la salvación de todo el mundo hijos mios; la copa hijos mios de la misericordia está llena, hijos mios; y la de la justicia va a llegar de un momento a otro, haced oración, haced penitencia, hijos mios, está a punto que el Hijo de Dios Cristo, Rey de Reyes, vendrá con sus ángeles en una nube con su gran poder y su gran majestad, haced penitencia, por los que no la hacen, rezad por los que no rezan hijos mios. La justicia del Padre está a punto de hacer justicia para toda la humanidad.
    08-12-1.982-(V. Maria):
    Procurad, hijos míos, estar preparados para que cuando el Hijo del Hombre se presente le recibáis con buena disposición, hijos míos. Levántate, hija mía; arrodíllate. Esto, hija mía, es un acto de humildad, ofrécelo por los pobres pecadores.
    06-01-1.983-(V. Maria):
    Hija mía, el castigo está muy próximo. Confesad vuestras culpas, hijos míos, acudid a la Eucaristía. Pensad que en cualquier momento el Hijo del Hombre enviará sus ángeles para segar la mies seca de la tierra; y esto, hijos míos, puede suceder en unos segundos.
    14-01-1.983-(V. Maria):
    Habla con los humanos. El castigo está muy cerca. Diles que cambien sus vidas, que el tiempo está muy cerca, bajará mi Hijo en una nube blanca rodeado de ángeles; que cumplan con los mandamientos de la Ley de Dios. Diles que Dios Padre es misericordioso, pero también muy severo.
    20-01-1.983-(V. Maria):
    Estad preparados, que en cualquier momento puede mandar Dios a sus ángeles, como el ladrón entra sin avisar.
    Pensad que para nosotros el alma es mas importante que el cuerpo. Pensad que el reino de Dios está muy cerca, y el Hijo de Dios vendrá en una nube para retribuir a cada uno según sus obras.
    22-01-1.983-(V. Maria)
    Hijos mios, os quiero a todos con todo mi Corazón, no os abandonéis; pensad hijos mios que está próximo a venir el Hijo del hombre, para juzgar a toda carne del género humano. Hijos mios, el tiempo se aproxima y los hombres no dejan de ofender a Dios.
    05-02-1.983-(V. Maria)
    También, hija mía, avísales que cambien sus vidas; que se dediquen a la oración y a la penitencia; que los ángeles de Dios van a hacer gran justicia y van a morir todos los enemigos de la Iglesia.
    17-03-1.983-(V. Maria):
    Hija mía, hija mía, sufre; sufre por la humanidad para que se conviertan. La ira del Padre está cerca. Haced oración. Haced sacrificio por los pecadores. El mundo está en un gran peligro. Sed apóstoles de Jesucristo. Avisad a la humanidad. Mi Hijo vendrá en una nube para juzgar a todos según sus obras.
    2-04-1.983-(V. Maria):
    Mira, hija mía, cómo han dejado a mi Hijo los pecados de los hombres (Amparo llora amargamente durante unos segundos). Dios Padre, hija mía, de un momento a otro va a hacer rasgarse el firmamento y aparecer sobre nubes millones de ejércitos de ángeles que enrojecerán la tierra con sangre y fuego. Si, hija mía, Yo estaré allí entre ellos para tomar los escogidos; estaré como Madre de misericordia pero con mi Corazón rasgado de dolor de ver que muchos hijos están sellados con el escudo del enemigo: con el 666.
    07-05-1.983-(V. Maria):
    También te digo, hija mía, que des avisos a toda la humanidad, porque mi Hijo, de un momento a otro, va a bajar en una nube, y va a dar a cada uno según sus obras, hijos míos.
    Los ejércitos del Padre, son billones y billones, están preparados para que el Padre mueva su brazo para venir a la tierra y separar la cizaña del trigo, para mandar la cizaña a la profundidad de los infiernos, el trigo, transportarlo a los graneros de mi Hijo. Tú hija mía, comunícaselo a todos, que estén preparados, para cuando llegue este momento. Dentro de poco, el sol dejará de brillar y la luna dejará de alumbrar, hija mía.
    24-09-1.983-(V. Maria):
    Hija mía, no podía faltar este día, vengo hendida y llena de dolor, hija mía. Mi Corazón sigue sufriendo porque los hombres no dejan de pecar, hija mía, no dejan de pecar, y el tiempo se aproxima. El día del Señor está próximo, hija mía, próximo. Vendrá Jesús en una nube, hija mía, rodeado de ángeles como os he dicho otras veces, hijos míos, y a cada uno retribuirá según sus obras; por eso os pido, hijos míos, sacrificios, sacrificios y oración, hijos míos; el tiempo está próximo y los hombres no cambian, hijos míos.
    Está muy próximo el fin de los fines. Prestad atención, hijos míos. Habrá señales en la luna, en el sol y en las estrellas. Esto es muy importante, hijos míos, que prestéis atención, porque es el fin de los fines, y está mi Hijo dando avisos para toda la humanidad; pero los hombres no hacen caso, no hacen caso de mis avisos ¡pobres almas! ¡pobres almas! hija mía, ¡qué pena me dan!
    29-09-1.983-(V. Maria):
    Estos veinticuatro hombres, hija mía, tienen una misión muy importante, también con los arcángeles, hija mía, el día de la venida de Cristo, vendré rodeada de todos mis ángeles, de los veinticuatro patriarcas, de Henoc y Elías.
    Si, cuenta lo que tiene cada arcángel en la mano, hija mía. Amparo con su voz normal continua:
    San Miguel tiene un peso en la mano, arriba tiene una cruz muy grande en una parte, en otra tiene un globo, ¡uy! como un globo del que sale una luz, ¡ay, ay¡ con ventanas; en cada ventana hay una cruz, en el fondo del peso hay otra cruz. En la otra parte hay…, hay una cabeza de una serpiente con tres ojos, en el centro de la frente tiene tres seises, en el peso tiene tres seises, hay también ventanas que tienen tres seises puestos en la ventana.
    AMPARO mientras explica lo que ve, gime y se lamenta ante tan impresionante visión.
    El otro ángel tiene como si fuese un… ¿qué es eso? ¡ay! ¿Cómo se llama eso?, un celemín, ¡ay!… coge trigo de un saco, lo echa en el peso, ¡ay qué negro!, ay se vuelve negro en el peso de los tres seises; se cae al suelo, ay, ¡cuanta sangre¡, ¡ay!… las montañas se derrumban, ¡ayyyl… Cómo cogen a las personas de esa parte, ¡ayyy…! Va un ángel a los conventos, hay muchos conventos, muchos, ¡ay, ay…! ¡Cómo las sacan de ahí… ay, ay!, ¿dónde las llevan? ¡Ay! ¡ ¿Dónde las llevan, dónde las llevan? a esa parte negra, el ángel las lleva allí, pero, ¿cómo puede hacer eso el ángel? ¡Ayy…, ayyy..¡ otras las pone en la otra parte. Cogen trigo del saco, lo echan en la parte de la cruz del peso, ¡cómo sale!, ¿eso, qué es?, luz, eso parece oro, ¡ay! los granos son de oro, ¡ay!, se vuelven oro en esta parte, se caen por todo el suelo, se vuelven luz, quita todas las piedras, ¡ay!, la hierba se quita también, ¡ay!, esas personas las traen a esta parte, ¡ay…. qué bien se está ahí en ese lado!, ¡ay, el Señor está en el centro de esa parte. ¡Ay, qué. bien, ay.. lleva a todas esas, ay!…Llévate más a esa parte, llévate más, ¡ay del otro lado, cógelas!
    La santísima VIRGEN le dice:
    No, hija mía, todas las que están en esa parte, no pueden pasar a este otro lado, hijos míos.
    AMPARO sigue explicando con su voz normal lo que ve:
    ¡Ay, ay…!, el Señor tiene un libro en la mano, ¡ay, qué luz, ay qué luz, ay qué luz hay ahí…. ay qué luz, ay… qué bonito es esto! ¿Pero qué es esta parte tan bonita?
    La santísima VIRGEN le responde:
    Todos los de esta parte, hija mía, son los escogidos, los marcados con la cruz en la frente, hija mía; todos los de la izquierda, están sellados con el seiscientos sesenta y seis.
    AMPARO entre sollozos exclama:
    Ayyy., ya no pueden pasar a esta parte, ya no pueden pasar, ay ay!
    La VIRGEN continúa diciéndole:
    Todos los que están ahí, hija mía, se han condenado por su propia voluntad, hija mía; sacrificio os pido, sacrificio y oración, hijos míos ¿Ves este libro hija mía?, lo va a abrir el arcángel San Rafael.
    AMPARO exclama:
    ¿Qué tiene ahí, qué es eso que tiene?, está sellado por siete sellos, ¡ay!, ¿qué tiene ahí, caballos?, ¡ay!, otro tiene otro caballo de otro color, ¡ay..¡ ¿que es eso?
    La VIRGEN sigue:
    ¡Este es muerte y destrucción, hija mía, los humanos no quieren salvarse, no dejan de ofender a Dios.
    AMPARO exclama:
    ¡Ay…. ese ángel ¿qué tiene?, ¡otra trompeta!
    Responde la VIRGEN:
    Esta es la última trompeta, hija mía, la trompeta que tiene este ángel; cuando suene esta trompeta, será el final, hija mía. Todavía estáis a tiempo, hijos míos, os pido sacrificios y oración, confesad vuestras culpas, hijos míos.
    AMPARO sigue exclamando:
    ¡Ay, ay! ¿De dónde viene esa luz, de dónde viene…? ¡Ay, ay¡
    Posteriormente Amparo explica que esta luz viene de una morada. De nuevo, la santísima VIRGEN le responde:
    Si hija mía, para conseguir las moradas, hay que hacer sacrificio y oración, sin sacrificio, no se gana el ciclo, hijos míos.
    Amparo sigue hablando con su voz normal:
    Ese ¿qué tiene?, una flecha.
    El arcángel tiene como una ballesta en las manos con la flecha.
    LA VIRGEN sigue:
    La lucha está preparada, hijos míos, los ángeles del cielo, están esperando el aviso para destruir la mayor parte de la humanidad. Estad preparados, hijos míos, que el enemigo quiere apoderarse, quiere apoderarse de vuestras almas, hijos míos. Besa el suelo, hija mía, en reparación de todos los pecados del mundo, en reparación de todos los pecados del mundo, hijos míos; si, hijos míos, los hombres no cambian, y la ira de Dios Padre está próxima.
    21-04-1.984-(V. Maria)
    Hija mía, mi Hijo dijo a los Apóstoles:
    Me iré, hijos míos y no me volveréis a ver por ahora. Pero después vendré a por vosotros.
    Sí, hija mía, se fue, se fue con el Padre, pero ¿sabes para qué? Para preparar las moradas. las moradas están preparadas para todo aquel que quiera pedir perdón de sus pecados. Pero ¿no sabéis, hijos míos, que antes de marchar mi Hijo dejó dicho:
    Vendrá el Espíritu Santo para prepararos para conseguir esas moradas?
    No hacéis caso, hijos míos; pero el tiempo apremia, y no cambiáis. Si los hombres no cambian, me veré obligada a dejar caer el brazo pesado de mi Hijo. Por eso os digo hijos míos; está a punto de que Cristo vuelva en una nube; pero rodeado de ángeles; pero todo aquel, que no esté a su derecha, no entrara en el reino del Cielo.
    No creáis que es política esto, hijos míos, la derecha del Padre, quiere decir para todos los escogidos, no para todos aquellos que sean de derechas; como muchos de vosotros estáis pensando.
    las políticas no las mezcléis en este Rosario, hijos míos; las políticas sirven para condenarse. Sed humildes y cumplid con los Mandamientos, pues Cristo va a bajar con su gran poder, y su gran majestad; pero le dará a cada uno según sus obras, hijos míos; os lo he repetido muchas veces. Yo cuando mi Hijo subió a los cielos, me quedé en la tierra sola, muy sola, hijos míos; pero quedé para dar testimonio de mi Iglesia; pero ¡pobre de mi Iglesia¡, ¿qué han hecho de ella? Mira, hija mía, mi Corazón está triste. (Gemidos y sollozos de Amparo).
    Pero esta tristeza la siente mi Corazón porque veo que los tiempos se aproximan y los hombres no dejan de ofender a Dios. El castigo será horrible (Amparo, implorando y llorando mucho dice):
    Dales tiempo, más tiempo, dales más tiempo.
    Mira está muy próximo; grandes ciudades serán derrumbadas, hija mía; parecerá -como he dicho otras veces es peor que cuarenta, terremotos juntos. Y todo, porque los hombres no dejan de ofender a Dios. No lo ofendáis más, hijos míos, que Dios Padre va a descargar su ira de un momento a otro.
    28-04-1.984-(V. Maria)
    Pedid perdón de vuestras culpas, todos los que estáis aquí presentes, hijos míos. (Amparo llora). Estad alerta porque mi Hijo puede llegar como el ladrón.., Todavía seguís viendo la imagen de Cristo, hijos míos. Estad alerta. Mirad en este momento.. (Amparo extasiada y todos los asistentes conmovidos; algunos llorando contemplan el sol).
    Cuando el momento llegue, vendrá mi Hijo rodeado como esta luz, hijos míos.
    Mirad que rosa más perfecta, hijos míos.
    Sed fuertes, hijos míos, y no dejéis que lo de mi Hijo se destruya. En muchos lugares me he manifestado; pero no han hecho caso de mis avisos. No creen en mi existencia, hija mía. Vosotros no neguéis a Cristo, porque el que niegue a Cristo no entrará en el reino.., no entrará en el reino del cielo, porque los ángeles están preparados para el juicio final, por eso os pido, hijos míos, sacrificio.
    26-05-1.984-(J+)
    Sangra, hija mía, por toda la humanidad, por toda, porque está llegando el momento de que los ángeles bajen a segar la mies seca de la tierra. Mira el ángel de la ira de Dios, hija mía.
    AMPARO:
    ¡Uy!, pero ¿cómo va a poder hacer eso? ¡Ay!, pero ¿cómo puede hacer eso el ángel?
    LA VIRGEN:
    No es el ángel, hija mía, es mandado por Dios Padre. Vendrán ejércitos, ejércitos de ángeles, para recoger los buenos frutos, y tirar lejos, muy lejos, la mala hierba: quemarla, hijos míos.
    AMPARO:
    ¡Ay!, pero ¿cómo puedes hacer eso? ; pero si es que hay menos frutos que mala hierba. Mucha más hierba y muy pocos frutos, ¿Qué vas a hacer con todos estos que no quieren saber?
    EL SEÑOR:
    Estoy pidiendo al Padre misericordia, y mi Madre pide misericordia por la humanidad; pero ya os he dicho otras veces que no consiento mas el sufrimiento de mi Madre; que no hay cacharro en el mundo, donde pudieran recogerse las lágrimas de mi Madre.
    AMPARO:
    Bueno, entre los dos lo podéis hacer; entre los dos. Ayudándonos un poquito, lo hacéis y nos salváis a todos.
    LA VIRGEN:
    No, hija mía, porque la ira de Dios está próxima. ¿Sabes cómo está el ángel preparado?, con la…(esta palabra no se entiende), y la guadaña, para segar la mies de la tierra.
    AMPARO.
    Pero ¿con qué la va a segar, con eso que sale por la cola de ese carro? ¡Ay, pero ten misericordia de todos Tú!, porque Tu eres Madre, y todas las madres cuando queremos a nuestros hijos, pues aunque sean malos, los seguimos queriendo.
    LA VIRGEN:
    Yo intercedo a mi Hijo, hijos míos, pero es el Padre el que descargará su ira, y nadie os acordáis de rezar al Padre Eterno, y el Padre Eterno es el Juez.
    AMPARO:
    Yo sí que me acuerdo, yo me acuerdo de rezar. Por eso has dicho que digamos eso, ¿no? Pero el Señor, no será el que juzgue. ¡Ay!, bueno, pues lo que Tú quieras.
    31-05-1.984-(V. Maria)
    Quiero salvar a la tercera parte de la humanidad…
    Cuando llegue este momento, hijos míos, todo aquél que esté en sus casas y en sus campos, de tres será escogido uno; pero si de esos tres están preparados, y están cumpliendo con los Mandamientos de la Ley de Dios, serán esos tres salvados, hijos míos. Uno será tomado y otro será dejado, pero es porque cumplís muy poco con los Mandamientos de la Ley de Dios.
    Mira, hija mía, habrá muertes por todos los sitios, y el aire pestilente de esas muertes se fijará por todos los rincones de la tierra. Y estad alerta, hijos míos, porque el anticristo está entre la humanidad, con todos sus secuaces, por eso tenéis que estar atentos, hijos mios, porque quiere apoderarse de vuestras almas. Querrá sellaros, con el número 666. No os dejéis sellar por el enemigo, hijos míos.
    AMPARO:
    Tú ayúdalos, ayúdalos Tú. Señor, ayúdalos. ¿Está tan pronto todo esto?
    EL SEÑOR:
    Si los hombres no cambian, está muy próximo, hija mía.
    AMPARO: Tú ayúdalos también. Tú Señor, Tú puedes más que tu Madre.
    EL SEÑOR: Pero no puedo más que el Padre, hijos míos.
    AMPARO: Pero puedes ir al Padre derecho, y pedir que se salven todos.
    EL SEÑOR:
    Ya te he dicho, hija mía, que ya vine a salvar la humanidad; pero la humanidad está vacía no quiere salvarse.
    AMPARO: Sí quieren salvarse muchos, ayúdalos Tú.
    EL SEÑOR:
    Ya he dicho, hijos míos, os puse a mi Madre por mensajera, para salvar a la humanidad, y ¿qué hacen?, se burlan de mi Madre, hijos míos, se mofan de sus mensajes; ya no puede más su Corazón dolorido, hijos míos.
    09-06-1.984-(V. Maria)
    El Espíritu Santo está entre vosotros, hijos míos, para prepararos para cuando llegue el tiempo, que Cristo, venga resplandeciente, en una nube, con su Poder, y su gran Majestad, hija mía.
    AMPARO:
    Ayúdanos, todos, aunque todos te queremos mucho. Yo cuento todos porque aunque muchos no te quieren, pero yo los cuento también. ¡Ay Madre mía! ¡Ay, si supieran lo que hay ahí arriba…!
    ¡Ay Madre mía! Ni estoy arriba ni estoy abajo. ¡Ay qué pena, de esas almas que no quieren saber nada de Ti! Pero se salvarán muchos ¿no?
    LA VIRGEN:
    En ese momento, hija mía, muchos serán los llamados, y pocos los escogidos.
    AMPARO: ¡Ay! Tú escoge a muchos.
    LA VIRGEN:
    Verán derrumbarse las montañas, y estrellarse los astros sobre la tierra, y solo que del terror morirán. Ya lo tengo todo dicho, hijos míos:
    Oracion y sacrificio, para poder alcanzar las moradas.
    16-06-1.984-(V. Maria)
    Mi Hijo está muy triste cuando ve que desprecian a su Madre. Ya te he dicho muchas veces que, si un hijo bueno quiere mucho a su madre, no le gusta que la maltraten, que la desprecien y la calumnien. Por eso mi Hijo va a descargar su ira acompañado del Padre, de un momento a otro. Piensa, hija mía, que vendrá con su gran poder y su gran majestad en una nube.
    Os dije, hija mía, que os fijéis en los astros y en la luna. Cuando la luna empiece a enrojecer, y los astros dejen su brillo natural…, será espantoso, hijos míos. El castigo será espantoso. Pero esas almas que han cumplido con el Evangelio de Cristo, con los Diez Mandamientos…, ¡será un paraíso eterno, hijos míos! Uno de los paraísos que tiene el Padre Eterno preparado para vosotros.
    AMPARO: ¡Qué grande es eso…! ¡Ay, ay! Pero, ¿cuántas moradas hay…?
    LA VIRGEN:
    Muchas, hija mía, muchas moradas porque mi Hijo subió al Padre para preparar las moradas; y ya están casi todas preparadas.
    Hijos míos, sacrificio, sacrificio y oración. Y confesad vuestras culpas, hijos míos. No lo dejéis más tiempo, que la muerte llega como el ladrón, sin avisar. Estad preparados, hijos míos.
    04-04-1.985-(J+)
    Amad a mi Madre. Que mi Madre os traerá a Mí. Y yo os llevaré al Padre. Y vendré como Juez cuando venga. No vendré como amigo, hijos míos. Por eso os pido que procuréis hacer buenas obras. Amaos los unos a los otros, confesad vuestros pecados. Cumplid con los Diez Mandamientos para que os podáis salvar, hijos míos.
    No penséis que el tiempo está lejos; que el tiempo está cerca, hijos míos. Ahora estoy derramando gracias y mi Corazón viene como amigo, lleno de misericordia; pero, cuando llegue ese momento, esa hora tan terrible, no oiré lamentos, hijos míos, no escucharé vuestros gemidos. Estad preparados, que es una hora muy importante. Mis ángeles están marcando, hijos míos, con el sello de los escogidos. Os amo mucho, hijos míos. No rechacéis mi amor.
    01-03-1.986-(V. Maria)
    Cuando llegue el momento que venga Cristo, hijos míos, Yo vendré con El, porque Dios Padre así lo ordena. Dios Padre ordenó que viniese la Luz al mundo engendrándose en mis entrañas; y Dios Padre ha ordenado que venga la segunda vez con mi Hijo a ayudarle a salvar el mundo.
    04-04-1.987-(V. Maria)
    Y vosotros, hijos míos, aprended bien el Evangelio y gritad por todos los rincones del mundo que Cristo va a venir y hará un juicio pequeño a todas las naciones de la tierra. Que cambien sus vidas, que el tiempo se aproxima. Amaos mucho unos a otros, hijos míos, porque mi Corazón os ama a todos, Y TODOS LOS QUE TRABAJÉIS POR LA GLORIA DE MI DIOS, SERÉIS BIEN PAGADOS, hijos míos, en la tierra y en el cielo. Pero, ¡ay de aquellos que desprecian mis palabras, y aquellos…! (Amparo habla en un idioma extraño), porque no quieren arrepentirse. Porque mi Corazón derrama gracias sobre todos, y aquellos que más necesitan, más gracias derramo sobre sus corazones. Pero se hacen sordos y mudos, hija mía.
    04-07-1.987
    AMPARO:
    ¡Ay, ay, ay, Madre; Tú serás la que vendrás! ¡Ay, qué grandeza lo que llevas, Reina de la humanidad…!
    EL SEÑOR:
    Y Ella reinará sobre todos los hombres. Y aplastará la cabeza del enemigo. Id a María, hijos míos, que María es la puerta de la eternidad.
    AMPARO
    ¡Ay, qué grandeza, llena de estrellas! ¡Ay, qué luz llevas, Madre mía! Eres la mujer más hermosa! ¡Qué Reina! ¡Ay, Madre, qué hermosura! ¡Ay, Tú reinarás con Jesús! Ay, con esa vara y, a la parte de arriba, esa vara está llena de estrellas! ¡Ay, sí… (Luego ha explicado Amparo que, de la parte superior de la vara que es un cetro de oro, ha visto salir muchas estrellas.)
    EL SEÑOR:
    Amad a mi Madre, os repito. El que no ama a mi Madre, no me ama a Mi. Y cuidado, hijos míos, con esos profetas falsos que están invadiendo este lugar. Por María y con María vendrá la salvación del mundo. Amadla mucho. No os abandonéis en la oración. La tibieza está reinando en los corazones. ¡Cuidado con la tibieza, hijos míos! Amaos y perdonaos.
    06-02-1.988
    AMPARO: Ahí está Jesús. Huy, con todos esos de barbas, ¿y qué son?. ¿Qué tienen en la cabeza: Esos gorros con esas bolas, vestidos de «colorao»? ¡Huy! ¿Quién son? Cuántos hay ahí. Están ahí en un corro todos. ¡Huy, Jesús se sienta ahí! ¡Ay! Explican esos.
    UN DOCTOR: Vamos a ver, aquí hay muchas dudas de muchas habladurías que se van diciendo por ahí. Dicen que el Mesías ya ha venido al mundo. Se han obrado muchos milagros -dice la gente- con el Bautista, y que el Mesías está entre nosotros; que el Mesías ya ha venido.
    AMPARO: Empiezan a hablar; se ríen, y unos dicen:
    OTRO DOCTOR: ¿Cómo va a venir el Mesías, si el Mesías tiene que venir con un gran poder para liberar a su pueblo y dar muerte con guerra a todos los enemigos?
    AMPARO: Unos dicen:
    OTRO DOCTOR: Creo que estáis equivocado, el Mesías creo que está en la humanidad, que nació en Belén, que se vio una luz con una estrella.
    OTRO DOCTOR: ¡Nada de palabras ni habladurías!
    AMPARO: Dicen los otros:
    OTRO DOCTOR: El Mesías vendrá temporalmente y redimirá al mundo temporalmente y pondrá orden temporalmente.
    AMPARO: Jesús está oyendo, se levanta, se presenta en medio, y todos se miran.
    UN DOCTOR: ¿Quién es este Niño con esa belleza extraordinaria?
    AMPARO: Jesús dice:
    JESUS: Os estoy oyendo cómo disputáis, cómo dudáis. ¿Qué doctrina podéis enseñar? De acuerdo; vendrá el Mesías como vosotros decís, lleno de poder y majestad y dará muerte a sus enemigos; pero os olvidáis de que esa es la segunda venida. En la primera venida vendrá el Mesías; será hecho oprobio, escarnio; será crucificado; será despreciado; será humillado. Así es como redimirá a su pueblo. Y no será como vosotros decís una gloria temporal, será una gloria eterna, lo que vendrá a enseñar a los hombres; una doctrina con una Iglesia y unos Sacramentos para que los hombres puedan salvarse. ¡Ay, ciegos!
    AMPARO: Todos decían: ¡Ay, mirad cómo dicen como decían antes!:
    DOCTORES: ¿Quién es este Niño, esta sabiduría a esta edad?
    JESUS: No sabréis quién Soy hasta que llegue el tiempo; pero pensad que el Mesías vendrá primero a redimir el mundo con la gloria eterna y después vendrá a juzgar y vendrá a prender fuego a la tierra contra sus enemigos. Esta será la segunda venida; pero la primera os habéis olvidado de ella.
    AMPARO: ¡Ay, cómo llegan ahora! Se sientan San José y la Virgen. La Virgen se coge el Corazón de alegría. Está escuchando a su Hijo.
    JESUS: Sí;
    AMPARO: Dice a todos esos hombres.
    JESUS: Formaré una Iglesia, y en mi Iglesia habrá un sólo rebaño.
    AMPARO: Pero los hombres no lo oyen. Oye una voz:
    VOZ: No ha llegado el tiempo de explicar tan claramente esta doctrina.
    AMPARO: Pero la Virgen entiende todas estas palabras y ve la Iglesia, ve la Eucaristía. ¡Huy! ve los sacerdotes. Míralo cómo va a instituir la Comunión! ¡Huy, huy, huy, todo lo siente! ¡Ay, cómo se llena de gozo la Virgen! Ve todo, todo: cómo la Iglesia está ahí; cómo el sacerdote da la Comunión. El Sagrario…
    AMPARO: Levanta los ojos al cielo y dice:
    LA VIRGEN: Dios, mi Creador, Divina Majestad, gracias por haberme llenado de todos estos misterios. No soy digna de todas estas gracias.
    AMPARO: Jesús mira a su Madre muy serio; y la Virgen que siente dentro una sabiduría ¡Ay, ay! ¡Huy, qué grandeza! ¡Ay, lo que…! ¡Ay! ¡Huy, huy, huy, qué grandeza, ay!
    JESUS: Ya hemos acabado, Doctores. Cumplid con las Leyes, pero no las leyes que vosotros queráis poner a vuestro antojo.
    AMPARO: Todos se miran y todos se van cuchicheando:
    DOCTORES: ¡Nos ha dado una sabiduría este muchacho…! No podemos alcanzar a ver quién es, pero ¡tiene una sabiduría…!
    03-12-1.988-(V. Maria)
    Yo fui víctima al mismo tiempo que mi Hijo porque era Corredentora con El del género humano.
    Arrepentíos, haced penitencia, haced oración.
    Pronto llegará el Hijo del Hombre y pedirá cuenta a cada uno según sus obras. Y llegará con un gran poder y una gran majestad. Y muchos de vosotros quedaréis atónitos ante su presencia, y ni aun en ese momento os avergonzaréis de vuestra culpa, hijos míos. No provoquéis más a la Justicia divina con vuestro pecado. Os apegáis a las cosas materiales y olvidáis las divinas, hijos míos.
    Besa el suelo, hija mía, en reparación de tantos y tantos pecados como se cometen en el mundo. Y sigue siendo ese pequeño crucifijo; derramando tu sangre para la salvación de las almas, hija mía. ¡Ama con todo tu corazón! Y que nadie te aflija, hija mía, y nada te turbe.
    Seguid acudiendo a este lugar pisado por mi planta virginal.
    02-12-1.989-(V. Maria)
    Por eso os pido, hijos míos: Antes que tiemble el firmamento y grandes terremotos caigan sobre la humanidad y pequeños y grandes sean engullidos bajo los escombros por no haber querido aceptar la palabra de Dios, venid a Mí, hijos míos, que soy vuestra Madre y mi Corazón maternal os espera con cariño y con dulzura, hijos míos. Yo os conduciré a mi Hijo. Así lo quiso Dios y se vio en la humillación de su Esclava, y me otorgó venir la Luz al mundo por ese SI que di a Dios, mi Creador. Y por eso Dios quiere que todas las naciones me llamen la Bienaventurada.
    Hijos míos, el peligro que acecha a la humanidad es grande. Orad; hijos míos, haced penitencia y oración. Sólo con la oración y penitencia podréis salvar vuestras almas, hijos míos.
    Despegaos, hijos míos, de las cosas materiales. Vuestro pensamiento cada día lo tenéis más apegado al mundo. Orad, hijos míos, para no caer en tentación. Volved vuestra mirada a Dios, vuestro Creador, sólo El podrá parar la justa ira que tiene preparada. Cuando llegue el día del Creador, será terrible, hijos míos. Cuando los ángeles piensan en este día echan a temblar.
    04-05-1.991-(J+)
    Y tú, hija mía, humíllate y habla tal como Yo te enseño, con energía y con fortaleza, hija mía. El día del reinado, de la segunda venida de Cristo, está próximo. Quiero tocar todos los corazones. Todo el que acuda a este lugar recibirá gracias especiales; pero todo aquel que venga de buena voluntad su corazón será abierto de par en par para que entren las gracias dentro de él.

  • MENSAJES DEL SEÑOR Y LA VIRGEN EN SUS APARICIONES EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL:
    LOS MENSAJES DEL SEÑOR Y LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA EN PRADO NUEVO DE EL ESCORIAL SON UN AUTÉNTICO TESORO CELESTIAL PARA LA CONVERSIÓN DE LOS PECADORES Y LA SALVACIÓN DE LAS ALMAS PARA ESTE FIN DE LOS TIEMPOS PREVIO A LA PARUSÍA DE JESUCRISTO DIOS Y SEÑOR NUESTRO.
    Se pueden leer Todos los Mensajes aquí:
    Fuente-Leer Mensajes:
    http://pradonuevo.tripod.com
    ¡VEN SEÑOR JESÚS!

  • Jesús vendrá antes de su venida definitiva para reinar mil años y al fin de este tiempo regresará al cielo.
    2- Cuando venga Cristo glorioso al final del tiempo todos resucitarán y Cristo establecerá en la tierra un reino material y espiritual sobre el cual reinará físicamente. Los justos participarán victoriosos de este reino mientras los enemigos de Dios serán vencidos. Al final de los mil años los justos irán al cielo y los condenados iran al infierno. Esta doctrina se apoya en una errónea interpretación del Apocalipsis 20,1-5. Después de la era Apostólica muchos cristianos adoptaron el concepto mesiánico judío de un reino terrenal. Es así como se propagó el milenarismo aun entre algunos Padres como el Obispo Papias de Hierapolis, San Justino y San Ireneo.
    El milenarismo, en ambas versiones, ha sido específicamente condenado por la Iglesia (CIC 676). El Credo enseña que en la Segunda Venida Cristo venga con gloria para juzgar a vivos y muertos. Por lo tanto Jesús NO vendrá de manera pública y gloriosa antes del final del tiempo.
    La verdadera interpretación de los «mil años»
    Según el lenguaje hebreo «mil años» significa un tiempo largo indefinido. Jesús estableció su reino en este mundo y ese reino es la Iglesia Católica que durará «mil años» (tiempo indefinido, es decir, hasta Su Segunda Venida CIC 668-669). Se trata de un reino espiritual y humilde, en forma de semilla de mostaza que ha de crecer. No un mesianismo material como esperaban los judíos. El Apocalipsis se refiere al combate espiritual contra las fuerzas del demonio y del mundo rebelde.
    Jesús nunca nos abandonó. Siempre ha estado verdaderamente presente con nosotros en la Iglesia y lo recibimos en la Eucaristía. Al mismo tiempo Jesús ya reina en la eternidad (Cf. 1 Cor. 15,24-27& Ap. 4-5).
    La fe católica que nos viene de los apóstoles enseña que la Segunda Venida de Cristo será gloriosa, visible para todos y definitiva. Marcará el fin de la historia y del tiempo. Toda la humanidad será juzgada. Los buenos irán al cielo y los condenados irán con los demonios al infierno. NO será por lo tanto una venida temporal. Esta verdad descarta no solo el milenarismo sino también el concepto del «rapto» que se ha hecho popular entre los fundamentalistas.
    En la Santa Misa oramos por «La Gloriosa venida de Nuestro Señor Jesucristo». En el Padre Nuestro rezamos «venga tu reino». Al tener ante nosotros la esperanza cierta de la Venida del Señor podemos perseverar en las tribulaciones del tiempo presente sabiendo que el Señor ya tiene el triunfo sobre el mal y al final nos llevará con El al cielo.
    http://es.catholic.net/op/articulos/12859/cat/122/que-es-el-milenarismo.html

  • Mensaje de Jesucristo a Monseñor Ottavio Michelini (Libro: «Confidencias de Jesús a un sacerdote»).
    El más grande enemigo
    Hoy, hijo, la casi totalidad de los cristianos igno­ra a su más grande enemigo: Satanás y sus diabólicas le­giones.
    Ignoran al que quiere su ruina eterna: ignoran la inmensidad del mal que Satanás les hace; en cuya comparación, las más grandes y graves desventuras hu­manas son una nada.
    Ignoran que se trata de la única cosa importante en la vida: la salvación de la propia alma.
    Ante a esta trágica situación está la indiferencia, a veces la incredulidad de muchos sacerdotes míos. Está la inconsciencia de muchos otros que no se cuidan de su principal deber que es el de instruir a los fieles, de ponerlos al corriente del peligro de esta tremenda lucha que se combate desde los albores de la humanidad.
    No se preocupan de educar a los fieles en el uso eficaz de los medios de defensa, numerosos y a dispo­sición en Mi Iglesia. Tienen vergüenza hasta de solo hablar de ello, temen ser considerados como retrógrados; como ves se trata de verdadero y propio respeto humano.
    Pero tú sabes, hijo mío, que si en el ejército un oficial deserta de su puesto de respon­sabilidad es marcado con el título de traidor y la justicia humana lo persigue.
    ¿Qué decir entonces de lo que está ocurriendo en Mi Iglesia? ¿No es quizá la más trágica y terrible traición tendida a las almas, el dejarlas a expensas del Enemigo que quiere su perdición?
    Mi Vicario en la tierra, Pablo VI, no hace mucho tiempo ha dicho que en la Iglesia se están verificando hechos y acontecimientos que no se pueden humanamente explicar, sino con la intervención del Demonio.
    Hijo, te he hablado de sombras que apagan el esplen­dor de Mi Iglesia: todo esto es más que una sombra.
    Si hoy el Enemigo está más arrogante que nunca y do­mina sobre las personas, sobre las familias, sobre los pue­blos, y sobre los gobiernos, en todas partes, ¡es natural!. Tiene el campo libre y casi sin oposición.
    Cierto que para com­batir a Satanás se necesita querer ser santos; para vencer­lo eficazmente se necesitan penitencias, mortificaciones, oraciones. Pero ¿no es todo esto mi precepto para todos y en particular pa­ra mis consagrados?
    ¿Por qué no se hacen los exorcismos privadamente? Para esto no se necesitan particulares autorizaciones.
    ¡No, muchos sacerdotes míos no conocen su propia identidad! No saben quiénes son, no saben con qué potencia tan formidable han sido dotados. De esta ignorancia son culpables y responsables.
    Son exactamente igual que los oficiales de un ejército que desertan de sus puestos de responsabilidad,  ha­ciéndose culpables del caos que de ahí se sigue.
    Se necesita decirlo a los Sacerdotes
    Qué motivo de rubor y de vergüenza el saber que buenos laicos, do­tados de exquisita sensibilidad de fe y de ardiente amor por las almas, sobrepasan con mucho la indiferencia de mu­chos de mis ministros los cuales no tienen tiempo para es­tas cosas.
    No lo consideran importante; para otras co­sas sí que encuentran el tiempo.
    No hay tiempo para defender la propia alma y las almas de quienes un día deberán responder delante de Dios al que nada escapa, delante de Dios que pedirá cuenta aun de una palabra ociosa. Serán esas mismas almas traicionadas las que severamente acusarán por el bien no realizado, por las derrotas que sufrieron, por el mal que realizaron debido a que, quien debía guiarlas en el camino de la salvación las abandonó en manos del ene­migo.
    Reafirmo con insistencia la activa presencia de los Demonios en la Iglesia, en las comunidades religiosas, en los Conventos y en las rectorías, en la sociedad, en los gobier­nos y en los partidos, en los pueblos.
    Donde hay modo de disminuir la fe, de perder una inocencia, de cometer un delito, de perpetuar una injusticia, de predisponer a una disputa, de crear divisiones, de suscitar violencias o guerras civiles y revoluciones, Satanás está presente.
    El frente de acción de Satanás y sus secuaces es tan amplio como amplia es la tierra.
    La resistencia que bien conducida podría ser eficacísima, es mínima y totalmente desproporcionada en relación con las fuerzas del Enemigo.
    No se impute a Dios la responsabilidad de una situa­ción verdaderamente trágica cuyos responsables sois  solamente vosotros.
    Estas tremendas realidades envuelven a todos: el reino de las Tinieblas oscurece hoy al Reino de la Luz.
    Fuente:
    http://www.santisimavirgen.com.ar/michelini/mensajes.htm#SATANAS,%20EL%20MALIGNO

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