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Vuelven las Dubia sobre A.L. Nueva carta sin respuesta, una audiencia nunca concedida. ¿El silencio del Papa es por temor a una confrontación?

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Written by Marco Tosatti
Stilum Curiae – 20 junio 2017 – Marco Tosatti

Tres importantes periódicos, La Nuova Bussola Quotidiana,  New Catholic Register y  Settimo Cielo, publican hoy una carta escrita el 25 de abril por los cuatro cardenales que presentaron las Dubia sobre Amoris Laetitia.

Los Cardenales Brandmüller, Burke, Caffara y Meisner solicitan en su carta una audiencia para tener una aclaración sobre las Dubia, y para exponer la situación de confusión y desconcierto surgida en la Iglesia debido a interpretaciones  contradictorias del documento emitido en 2016.

En septiembre del año pasado, los cardenales presentaron las Dubia a la Congregación para la Doctrina de la Fe, siguiendo un método clásico utilizado por los obispos cuando necesitaban una aclaración sobre un tema controvertido.

Nunca hubo una respuesta.

He aquí el texto de la carta:

Beatísimo Padre:

Es con cierta agitación, en estos días del tiempo pascual, me dirijo a Su Santidad y lo hago en nombre de Sus Eminencias los Cardenales Walter Brandmüller, Raymond L. Burke, Joachim Meisner y mío personal.

Deseamos, ante todo, renovar nuestra absoluta dedicación y nuestro amor incondicional a la Cátedra de Pedro y a Su Augusta persona, en la que reconocemos al Sucesor de Pedro y Vicario de Jesús: el «dulce Cristo en la tierra», como amaba decir Santa Catalina de Siena. No nos pertenece lo más mínimo la postura de quienes consideran que la Sede de Pedro está vacante, ni de quienes quieren atribuir a otros la indivisible responsabilidad del «munus» petrino. Nos mueve sólo la conciencia de la grave responsabilidad proveniente del «munus» cardenalicio: ser consejeros del Sucesor de Pedro en su soberano ministerio. Y del Sacramento del Episcopado, que «os ha puesto como guardianes para pastorear la Iglesia de Dios, que él se adquirió con la sangre de su propio Hijo» (Hch 20, 28).

El 19 de septiembre de 2016 le entregamos a Su Santidad y a la Congregación para la Doctrina de la Fe cinco «dubia», pidiéndole que disipara las incertezas y clarificara algunos puntos de la Exhortación Apostólica post-sinodal «Amoris Laetitia».

No habiendo recibido respuesta alguna por parte de Su Santidad, hemos decidido solicitarle, con respeto y humildad, audiencia juntos si le parece bien a Su Santidad. Adjuntamos, como es la praxis, una Hoja de Audiencia en la que exponemos los dos puntos sobre los que deseamos conversar con Usted.

Beatísimo Padre:

Ya ha transcurrido un año desde la publicación de «Amoris Laetitia». En este periodo se han publicado ciertas interpretaciones de algunos pasajes obviamente ambiguos de la Exhortación post-sinodal, no divergentes de, sino contrarios al Magisterio permanente de la Iglesia. A pesar de que el Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe ha declarado en distintas ocasiones que la Doctrina de la Iglesia no ha cambiado, han aparecido numerosas declaraciones individuales de obispos, cardenales e incluso conferencias episcopales que aprueban lo que el Magisterio de la Iglesia no ha aprobado nunca. No sólo el acceso a la Santa Eucaristía de quienes objetiva y públicamente viven en una situación de pecado grave y quieren permanecer en ella, sino también una concepción de la conciencia moral contraria a la Tradición de la Iglesia. Y, así, lo que sucede -¡qué dolor es constatarlo!- es que lo que es pecado en Polonia es un bien en Alemania, lo que está prohibido en la Archidiócesis de Filadelfia es lícito en Malta. Etcétera. Nos recuerda la amarga constatación de B. Pascal: «Justicia en este lado de los Pirineos; injusticia en el otro; justicia en la orilla izquierda del río, injusticia en la orilla derecha».

Numerosos laicos competentes, profundamente amantes de la Iglesia y firmemente fieles a la Sede Apostólica, se han dirigido a sus pastores y a Su Santidad para ser confirmados en la Santa Doctrina en relación a los tres sacramentos del Matrimonio, la Confesión y la Eucaristía. Y, precisamente en estos días, en Roma, seis laicos procedentes de cada continente han propuesto un seminario de estudio que ha tenido bastante participación, con el significativo título: «Aportar claridad».

Ante esta grave situación, que está dividiendo a muchas comunidades cristianas, sentimos el peso de nuestra responsabilidad, y nuestra conciencia nos impulsa a pedirle humilde y respetuosamente audiencia.

Pedimos a Su Santidad que se acuerde de nosotros en sus oraciones, como nosotros le aseguramos que haremos en las nuestras. Y le pedimos el don de Su Bendición Apostólica.

Carlo Card. Caffarra

Roma, a 25 de abril de 2017
Fiesta de San Marco Evangelista

 

Se supone que la solicitud de audiencia ha llegado al Papa en los días inmediatamente posteriores . Y la audiendia no se ha dado y al parecer no se dará entre el Papa y los cardenales, no ha habido ningún tipo de contacto.

Por este motivo han decidido hacer pública la solicitud de audiencia; para evitar que los problemas destacados en las Dubia se tornen crónicos, llevando a lecturas totalmente divergentes que puedan vaciar algunos de los sacramentos del verdadero sentido que han tenido siempre en la Iglesia Católica.

Lo que sucederá ahora es muy difícil de prever.

Algunas aclaraciones como indicio para reflexionar.

El silencio del Papa es inexplicable.

La situación paradójica expuesta en la carta es innegable.

En Alemania es correcto hacer aquello que en Polonia es pecado mortal, y esto vale también para muchos otros lugares y diócesis del mundo.

No querer ver que existe un problema, incluso por lógica, es algo inexplicable, si no es bajo la óptica de una confusión deliberada.

¿Es posible que la audiencia haya sido reusada porque se temiera que fuese el primer paso de una «corrección formal» de los errores? Posiblemente. Pero cerrar las puertas y esconderse detras de los muros no resuelve el problema.

No responder es, ciertamente, renunciar a una responsabilidad; no solamente hacia los cardenales, sino a la Iglesia y al pueblo de Dios.

Marco Tosatti
Artículo Original Stilum Curiae
Traducción de Como Vara de Almendro
 
 

About the author

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Marco Tosatti

Nació en Génova en 1947. Es periodista desde 1972 y ha cubierto muchos sectores: deporte, sucesos, política, sindical y enseñanza. Desde 1981 se ocupa de la información religiosa. Ha sido el vaticanista del Diario La Stampa desde 1981 hasta 2008. Ha escrito numerosos libros, sobre temas de religión e historia, en particular del Medio Oriente y sobre la cuestión armenia: "El Barón de Alepo" o "La verdadera historia de Mussa Dagh". Y también "Investigación sobre el Demonio", "Padre Pío y el Diablo", "Santos poseídos por el demonio", "Investigación sobre la Síndone" y otros. Con Don Gabriele Amorth ha escrito "Memorias de un exorcista". Actualmente es titular del blog "Stilum Curiae".
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3 Comments

  • Que renuncie a la responsabilidad de Papa por completo si piensa seguir escondiéndose y generando confusión. Sencillo.

  • Francisco va a despreciar a estos nobles y honrados Cardenales. Demasiado honestos. En esta página ya se ha analizado la dolorosa renuncia del Papa Benedicto XVI y todos sus enigmas. Por qué los Eminentísimos Padres se empeñan en dar un voto de confianza a Francisco, cuando de todos es sabido que el objetivo de Jorge Mario Bergoglio es destruir la Iglesia? Es que no han oído decir a Mons. Gaenswein que estamos viviendo una situación de excepción en la Iglesia?
    Señores Cardenales, con humildad y a la vez con valentía les suplico por el bien de la Iglesia que corriijan enérgicamente a Francisco y si persiste en el error procedan cuanto antes a declarar Vacante la Sede Apostólica. Y que se aclare la misteriosa «renuncia» de Su Santidad Benedicto XVI.

  • Tiempos para la Gran Apostasía en la Iglesia, la cual apostasía desfonda, demuele, desmantela y despelleja viva a la que asimismo con toda justicia y todo rigor denominamos la Esposa de Cristo.
    Esto es: tomar conciencia del derrumbe actual de la fe en la Iglesia puede provocar pena, rabia, consternación, incredulidad, dolor, perplejidad, incluso risa, desesperación, angustia, frustración, hasta asco . Pero no: ni estamos solos en medio de la tormenta -porque siempre habrá la Iglesia REMANENTE como rebaño fiel al Crucificado y Resucitado, Señor de la historia- ni cabe en justicia afirmar que es que no se nos había avisado, pues el mismo Cristo ya nos advirtió que este tiempo de tinieblas habría de llegar. Y ha llegado, ¡y tanto que ha llegado!
    Constatado esto, que hasta el más necio y ciego de los mortales puede aprehender si se pone a ello, ya casi lo de menos es ir dejando constancia de los estragos que la Gran Apostasía empero profetizada ha ido dejando en la Iglesia, ¡toda vez que no hay instancia, comunidad, plataformas educativas, culturales, sanitarias o asistenciales, orden, congregación, instituto de vida religiosa y por supuesto el grueso de seglares que conforman juntamente con los pastores el Cuerpo Místico de Cristo, que no se hayan visto y se vean gangrenados por el letal veneno de la apostasía más descarada y bestial!
    Y los pastores de la Iglesia (presbíteros, obispos, arzobispos, cardenales…), en un gran porcentaje es como si asistieran impotentes, en el mejor de los casos, a la demolición eclesial, y en lo peor de otros tantos casos, como si los tales pastores de la grey desnortada y desmoralizada aplaudieran y aun alentaran el mortal derrumbe eclesial.
    Vaya pasada más grande. Cristo Jesús, asístenos con la luz de tu Espíritu que viene del Padre en esta hora mortal de necesidad.

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