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Los 90 años de BENEDICTO XVI y la misión que (tal vez) todavía le espera

Antonio Socci. Publicado: April 15, 2017 11:05 AM

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«No importa el juicio de los periódicos, sino el de Dios», dijo Benedicto XVI recientemente. Pero, al parecer, para él, Dios se está tomando mucho más tiempo.

Los 90 años que el Papa emérito celebra mañana – coincidiendo con la Pascua (y, además, una Pascua en que han coincidido todas las denominaciones cristianas) – desmienten las razones de circularon sobre la renuncia (se refiere aquí Antonio Socci a las razones de enfermedad o falta de capacidad que se adujeron) (de hecho, sigue estando lúcido) y siendo ésta una edad inesperada (Ratzinger dijo que no creía que pudiera alcanzarla) se podría pensar que su «Jefe» todavía tiene un papel que jugar con él.

¿Podría existir aún un capítulo en el libro de Dios para este hombre apacible y profundo? Los narradores enseñan que es en el final donde se revela el sentido de la vida de cada cual.

LUCHA CON DIOS

En el caso de Joseph Ratzinger se tiene la sensación de que en su vida se hubiera dado un tira y afloja, una de aquellas discordias grandiosas que la Biblia describe en los grandes patriarcas, como Abraham, Jacob y Moisés, que lucharon con Dios.

La lucha es sobre quién, cómo y cuándo debe escribirse la palabra «fin». Benedicto XVI trató de hacerlo el 11 de febrero de 2013, presionado por situaciones pesadas que le hicieron sentir tan débil frente a la guerra que se le había desencadenado dentro de la Iglesia contra él.

Él decidió «morir al mundo» mediante la retirada a un eremitorio de oración. Pero otra voz poderosa – en su conciencia – debió sonar unos pocos días más tarde, cuando dio a conocer una decisión que iba en la dirección opuesta.

De hecho – un caso único en la historia de la Iglesia -, tras su renuncia no regresó a la condición de obispo, sino que se convirtió en «Papa emérito», conservando aún el título, los signos y las ropas papales.

En su último discurso, 27 de Febrero de 2013, dijo, acerca del ministerio petrino: «El ‘siempre’ también es un ´para siempre´ – ya no hay un retorno a lo privado. Mi decisión de renunciar al ejercicio activo del ministerio, no revoca esto».

¿Qué significa todo esto? Sólo unos pocos se hicieron esta pregunta. Pero ,debajo de todo esto, se intuía un misterio gigantesco.

Y de hecho – a pesar de que hemos tenido que esperar tres años – con el tiempo, lo explicó su secretario, Mons. Georg Gänswein, en una conferencia sensacional realizada en la Universidad Pontificia Gregoriana en mayo de 2016.

PALABRAS EXPLOSIVAS

Entre otras cosas  – ignoradas deliberadamente por los medios de comunicación -,  Mons. Gänswein explicó que en el Cónclave de 2005 fue consumada «una lucha dramática entre el denominado ‘Partido de la sal de la tierra'», que estaba en continuidad con Juan Pablo II y que tenían en Ratzinger a su candidato «y el llamado ‘Grupo de St. Gallen’ en torno a los Cardenales Danneels, Martini, Silvestrini, O Murphy-O’Connor,» que es el partido «modernista» que quería elegir a Bergoglio.

La «clave» de este «choque», subrayó Gänswein, fue proporcionada por el propio Ratzinger, y se refería a la lucha entre Cristo mismo y «una dictadura del relativismo que no reconoce nada como definitivo.»

En 2005 se impusieron los católicos y fue elegido Ratzinger. Éste, sin embargo, después de ocho años de guerra, pareció rendir armas en circunstancias dramáticas, pero Gänswein no habla de una salida de la escena, sino un «paso ponderado de importancia histórica milenaria que Benedicto XVI hizo.»

Recordó el rayo que golpeó la cúpula de San Pedro el 13 de febrero de 2013, y añadió: «Rara vez ha acompañado el cosmos de una manera más dramática un acontecimiento histórico».

Para Gänswein, Benedicto XVI con su gesto «ha transformado profundamente y de forma duradera el ministerio papal en su pontificado de excepción» porque «él introdujo en la Iglesia Católica la nueva institución de ´Papa Emérito’, declarando que sus fuerzas ya no eran suficientes para ejercer adecuadamente el ministerio petrino».

Una vez más hablamos de renuncia al ´ejercicio’ del munus petrino, no de renuncia al munus mismo.

«Antes y después de su renuncia», explicó Gänswein «Benedicto ha buscado y entiende su tarea como la participación en un tal ‘ministerio petrino’. Dejó el trono papal y, sin embargo, con el paso de 11 de febrero de 2013, no ha abandonado este ministerio. En su lugar, ha integrado su “officium” personal en una dimensión colegial y sinodal, casi un ministerio en común».

Entonces Gänswein dijo: «Desde la elección de su sucesor Francisco el 13 de marzo de 2013 podamos decir que no hay, por tanto, dos papas, sino un, de hecho, ministerio alargado o ampliado – con un miembro activo y otro miembro contemplativo. Esta es la razón por la cual Benedicto XVI no ha renunciado ni a nombre ni a la sotana blanca. Por ello, el nombre correcto para dirigirse a él aún hoy es el de ‘Su santidad’; y por lo tanto, también, no se ha retirado a un monasterio aislado, sino dentro del Vaticano – como si hubiera dado tan sólo un paso al lado para dejar espacio a su sucesor, abriendo así una nueva etapa en la historia del papado que, con ese paso, ha enriquecido».

CONFIRMACIONES INFLUYENTES

El pasado octubre el Card. Gerhard L. Müller, prefecto del ex Santo Oficio, en una entrevista a la edición alemana de Radio Vaticano, de hecho, se sumó a esta «versión» de las cosas: «Por primera vez en la historia de la Iglesia tenemos el caso de dos papas de vida legítimos. Ciertamente sólo Francisco es el Papa, pero Benedicto es el Emérito por lo que de alguna manera todavía está atado al papado. Esta nueva situación tiene que ser abordada teológica y espiritualmente».

A pesar del bombardeo de los bergoglianos ha sido el propio Benedicto XVI quien lo ha confirmado en el libro-entrevista con Peter Seewald («Soy ‘Padre’ y como tal permanezco para siempre»), lo mismo que dijo en su discurso del 27 de febrero de 2013.

Así el Papa Benedetto deja en manos de Dios la tarea de escribir el final de su historia. Y ese final podría ser realmente muy sorprendente.

Antonio Socci

De «Libero», 15 de Abril, 2017

(En la foto: Emérito Papa bendición de los obispos de rodillas delante de él)

Traducción de Como Vara de Almendro

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1 Comment

  • Esto del ministerio en común, refiriéndose a dos Cabezas en la Iglesia (San Pedro y San Pablo) fué condenado como Herejía por el Papa Inocencio X. Ningún Papa tiene potestad para cambiar lo que es de Institución Divina. En mi opinión vivimos en una grande confusión. Algo muy perjudicial para la Iglesia. Ya dijo el Papa Juan Pablo II en 1994 que en la Iglesia no había sitio para un papa emérito.

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