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A TI, UNA ESPADA TE TRASPASARÁ EL ALMA

No se habla de otra cosa en los medios de difusión en estos días. Católicos y protestantes,  agnósticos o creyentes, formados o ignorantes, todos han gustado opinar. Algunos, muchos, con conocimiento de causa. Otros, basándose en sus teorías propias sobre los dogmas católicos, otros, desconociéndolos totalmente, han querido también demostrar sus diversas opiniones. Como habrán adivinado, estoy haciendo referencia a las aberrantes declaraciones de la «monja» Caram, que han acaparado la atención mundial de los mass media (¿será casual?). ¡Qué listo es el diablo! Se vale de personajes pseudo-católicos para llevar el error y la confusión a tantas almas. Como decían algunos comentaristas, estas declaraciones en boca de alguien que no llevara un hábito tan «bien puesto y tan estricto» serían papel mojado. Pero claro, dichas por una «esposa de Cristo» que viste y calza como una monja de las más ortodoxas, es natural que acaparen toda la atención mundial. 

Era el 2 de febrero y me encontraba en la santa Misa. En la consagración pedí perdón a Jesús con lágrimas en los ojos, por las terribles palabras que Él en silencio ha tenido que escuchar de esta pobre desgraciada. Ella dijo que la Madre de Jesús y su casto esposo, José, no fueron vírgenes, es decir, eran una pareja de lo más normal, y tuvieron relaciones sexuales, puesto que, según sus propias palabras,  «el sexo es expresión del amor». ¡Ahí queda eso! ¡Como si no se pudiera expresar el amor en la castidad, por Dios!

Al escuchar detenidamente la lectura del Santo Evangelio de la fiesta de la Presentación del Niño Jesús en el templo y la Purificación de la Santísima Virgen María, vemos cumplida la profecía del anciano Simeón:

«Simeón los bendijo, y dijo a su madre María: He aquí, este Niño ha sido puesto para la caída y el levantamiento de muchos en Israel, y para ser señal de contradicción, y una espada traspasará aun tu propia alma «. (Lc. 2;34-35)

Muchas espadas a lo largo de estos más de 2000 años han traspasado el Corazón Inmaculado de María Santísima. Todas ellas se las hemos clavado las criaturas hechas a imagen de Dios. Pero algunas han sido y son mucho más dolorosas que otras. Aquellas que le hemos clavado quienes nos sabemos sus hijos, por propia iniciativa de Cristo en la Cruz, cuando nos entregó a su Santísima Madre, prefigurados todos nosotros en la persona de san Juan, el apóstol virgen, que la recibió en su casa.  Repito, en Juan estábamos prefigurados todos los hombres, particularmente sus discípulos, los bautizados. Otros, aun con mayor razón, por haber entregado sus vidas a Él mediante la vocación al sacerdocio o la vida consagrada, los discípulos vírgenes, que a ejemplo de Juan le han ofrecido voto de castidad perpetua.  Todos, y en especial estos últimos, quienes en ocasiones con sus palabras y obras denigran la virtud de la castidad, son los que clavan en el Corazón Inmaculado de María una espada de dolor que se hunde profusamente en su pecho y con mayor desconsuelo y angustia. La Caram pisotea la Virginidad de María, diciendo que Ella, María, vivió como una mujer más. Y contrariamente se enorgullece de si misma al decir que ella sí ha optado por ser virgen. ¡Qué curioso! Una simple mortal, tocada por el pecado original, se pone por encima de la Santísima Virgen María, que no tuvo  las concupiscencias que tenemos el resto de mortales, precisamente porque Ella fue concebida sin pecado original. ¡Cuánta osadía, Dios Santo!

Mientras, quienes poseen la autoridad de la sucesión apostólica, duermen y dan la callada por respuesta. Triste y gravísimo pecado el de omisión, del cual deberemos todos los hombres de fe dar buena cuenta al Señor. Solamente un escueto comunicado del Obispo de Vic, monseñor Romà, a quien debe obediencia la dominica que nos ocupa. Todos esperábamos, además de sus declaraciones, una reprensión pública ejemplarizante a la monja, incluso la suspensión de su cargo y de su vida como religiosa dominica, para que no vuelvan a repetirse escenas tan tristes como ésta o como las que por desgracia ya nos ha tocado vivir en otras ocasiones, también en la provincia de Barcelona, como con la benedictina Forcades, otra «monja» de manga ancha, adalid de la apología del aborto, del «matrimonio homosexual» y a la felicidad terrena por encima de todo. Pero no, señores, no hubo tal reprensión, ni mucho menos la esperada suspensión. ¡Nada de nada! Y  ciertos sacerdotes fieles, religiosos y laicos firmes en su fe, peleando a brazo partido para recordar que los dogmas no se discuten, que las verdades reveladas no son invenciones de 4 locos iluminados, que nuestra fe no es de libre interpretación, que no estamos en un restaurante a la carta, donde escogemos lo que nos gusta y lo que no nos gusta lo hacemos a un lado, que somos católicos y como tales, aceptamos todo lo que la Santa Madre Iglesia nos dice en el Credo:

» CREO EN JESUCRISTO, HIJO ÚNICO DE DIOS, QUE FUE CONCEBIDO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU SANTO. NACIÓ DE SANTA MARÍA VIRGEN…… »

Es decir, que Jesús fue concebido no como lo hemos sido cualquiera de nosotros, a través la unión física de un hombre y una mujer, sino que siendo Hijo Único de Dios, el ser supremo espiritual que creó todas las cosas, no tuvo nada de normal su concepción porque ésta fue sin intervención humana de varón.  

Muchos internautas se quejan de que los ánimos se han exaltado bastante y que los católicos nos estamos pasando «tres pueblos y medio», como decimos en España. Ante estas posturas me gustaría reafirmarme por sentir «santa indignación», puesto que el daño inflingido no es contra nuestra persona, sino contra la persona de la Madre de Dios, y es justo que como hijos consagrados a tan buena Madre, nos rebelemos y no permitamos se digan estas cosas sin sentir dolor en nuestro corazón. Para ello, traigo a la memoria el pasaje evangélico de Cristo en el templo, expulsando a los mercaderes. La escena es, ni más ni menos, una muestra de la «santa indignación» que movió a Cristo a empuñar el látigo, cuando aquellos mercaderes y cambistas habían convertido la casa de su Padre en una cueva de ladrones. Él sintió dolor profundo en su corazón por la ofensa a su Padre y volcó sin piedad las mesas haciendo rodar las monedas, las jaulas y animales para las ofrendas y sacrificios por el suelo, desbaratando así los negocios de aquellos infames mercaderes. ¡Estaban maltratando lo sagrado, la casa de su Padre!

Me pregunto en sinceridad: ¿Cristo habría permitido que insultaran de ese modo a su Madre y a su padre adoptivo? ¿Podemos quedarnos indiferentes nosotros, hijos también de María, hermanos de Jesús? 

En ciertos lugares, he leído alegatos en favor de que María no fue siempre Virgen, como los de algunas personas que dicen que en el Evangelio hay pasajes donde se nombra a los «hermanos de Jesús». Sabemos bien que en la lengua aramea, así se denominaba a los familiares directos, como primos, tíos, cuñados, etc. También habrá quien diga que en la fiesta que acabamos de celebrar el día de la Candelaria, María subió al templo, como era la costumbre judía, a purificarse. Dicho rito se asociaba a las mujeres que habían dado a luz, y se explicita muy bien en el libro del Levítico. Toda mujer judía, tras un parto, debía acudir al templo a los 40 días para purificarse, terminada la cuarentena, pues las secreciones de sangre eran consideradas impuras por los judíos.  María, como cualquier otra mujer judía, acudió también al templo a purificarse, pero en este caso, Ella no necesitaba dicha purificación, pues su virginidad no sufrió ningún tipo de menoscabo, dado que fue virgen antes, durante y después del parto y por lo tanto, su purificación era del todo innecesaria. Pero Ella, la más obediente de todas las criaturas, quiso asemejarse en todo al resto de mujeres, sin sentirse especial o sin interpretar la ley en su caso concreto, y por este motivo, y no por otro, Ella acudió al rito de la purificación en el templo. Esa obediencia a la ley es la que, precisamente, les falta a estas pseudomonjas, que obedecen en lo que ellas quieren, no en todo.

María como discípula fue obediente al igual que Cristo. Jesús fue el hombre más obediente de todos, cargó con nuestros pecados sin tener ninguna culpa, asumió morir por todos nosotros siendo el Santo de los Santos, igual María acude a purificarse sin obligación alguna, y enseña, ya desde infante, el ejemplo de virtud de obediencia al Salvador. 

Estimados lectores, creo que es lícito alzar la voz. Creo que la ocasión lo merece. Si somos buenos hijos, o aunque nos sintamos de los peores, no podemos callar ante tanta bajeza, ante tanta injuria contra nuestra santa Madre María y su castísimo esposo San José. Además de eso, podemos y debemos reparar por tanta blasfemia e injuria contra Dios, la Virgen, los santos y la Iglesia. 

Estamos en el centenario de las apariciones de Fátima. En este marco cabe recordar el mensaje que le dio la santísima Virgen a Lucía, algunos años más tarde, en referencia a las ofensas que se le infieren a su Inmaculado Corazón.  Fue en 1925 cuando Sor Lucía vio a Nuestra Señora con el Corazón cercado de espinas y le Ella le manifestó:

«Mira hija mía mi Corazón cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes, tú al menos procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses seguidos en el primer sábado se confiesen y recibieren la sagrada comunión, rezaren una parte del rosario y me hicieren compañía meditando en los 15 misterios del rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte, con todas las gracias necesarias para su salvación».

Posteriormente en 1930, dijo Lucía que durante su hora santa, se sintió de repente poseída más íntimamente por la Divina Presencia, y, «si no me engaño, me reveló lo siguiente»:

«……. Cinco son las clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María»

La primera ofensa contra el Corazón Inmaculado de María es la negación de su Inmaculada Concepción. 

La segunda ofensa la constituyen las blasfemias contra su Virginidad Perpetua, rechazada también por la mayoría de los protestantes.

La tercera es negar a la Santísima Virgen María como la Madre de Dios, y como Madre espiritual de toda la humanidad. 

La cuarta ofensa la constituyen las blasfemias de aquellos que públicamente tratan de inculcar en los corazones de los niños, la indiferencia y el desprecio y hasta el odio hacia nuestra Inmaculada Madre.

La quinta ofensa contra el Corazón Inmaculado es la profanación de sus estatuas y sagradas imágenes, que son una manifestación de su presencia maternal.

Tres de las cinco ofensas versan sobre la negación de la verdad doctrinal y dogmática sobre Ella. El negar los dogmas y doctrinas marianas es la negación de su misma persona, de su mismo Corazón.

Hermanos, hoy es primer sábado de mes. ¡Qué hermoso sería poder ofrecer en reparación de estas blasfemas herejías la Comunión Reparadora, pedida por nuestra Madre del Cielo a sor Lucía! También podemos rezar con frecuencia una de las oraciones el Ángel les enseñó a los tres pastorcillos de Fátima y que precisamente es un acto de reparación excelente.

Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro profundamente, y os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Tabernáculos del mundo, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indeferencias con los cuales es ofendido. Por los méritos infinitos del Sagrado Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido la conversión de los pecadores.

Pedimos por la conversión de tantos pecadores, de tantos blasfemos, no solo alejados de la Iglesia, sino que dicen pertenecer a ella pero no dudan en proferir ofensas dolorosas al Corazón de Jesús y de María. Reparamos por tantas ingratitudes hacia quien debemos solo amor veneración. Pedimos, de igual modo, por nuestra conversión diaria a una vida de mayor santidad y dedicación a Dios, y consecuentemente, servir en caridad a los que nos rodean y son imagen del mismo Cristo.

¡Bendito y alabado sea Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo!

¡Bendita sea María, la excelsa Madre de Dios concebida sin pecado original, la siempre Virgen María!

¡Bendito sea San José, su castísimo esposo!

¡Bendito sea Dios, en sus Ángeles y en sus Santos!

Montse Sanmartí

 

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Como Vara de Almendro

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6 Comments

  • Artículo lúcido, valiente («clarividente»), bien escrito, mejor documentado… Es profético, en esta hora dramática que vive la Iglesia. Sobre este particular, hace días quise contactar con ustedes, porque había escrito una reflexión sobre este penoso incidente de la monja dominica argentina Lucía Caram. Y quise enviarles el artículo a ustedes como responsables de «Como vara de almendro». Pero hete aquí que este artículo de Montserrat Sanmartí Fernández es muy bueno, mucho mejor que el mío; no obstante, me van a permitir que lo enlace (se accede al mismo cliqueando sobre el título de mi blog), por si despierta algún interés. Mi escrito de marras, aparte de en mi blog ha aparecido ya en algunas publicaciones digitales, razón por la cual ya no cabe que aparezca en una publicación tan estimable como «Como vara de almendro», según fue mi parecer inicial. (
    Saludos en Cristo y María.

    • Estimado alisiosaruquenses: respondí a su deseo de publicar en nuestra web a través de un correo electrónico que quizás no vio, pienso que posiblemente por haber ido a la bandeja de spam. Pruebe a recuperarlo. Estoy segura de que viniendo de ud. es un muy buen articulo y solemos aceptar publicaciones en nuestra línea. Voy a leerlo atentamente. Gracias por su confianza en compartir con nuestra página sus escritos. Por favor, no dude en comunicarse con nosotros en todo lo que guste, y sobretodo, no olvide revisar su bandeja de correo no deseado, Jajajajaj :).
      Un cordial saludo de parte de todo el equipo de Como Vara de Almendro.

    • Tibisay, totalmente de acuerdo. Es peor eso que ser atacada por alguien que no la conoce o que se define como agnóstico o perseguidor de la misma. Estas personas que están dentro, son las que más daño hacen a las almas poco conocedoras de nuestra fe y que pueden llegar a dudar o a caer en error por estos malos ejemplos.
      Bendiciones para ud.

  • Dios nos dice en su Santa palabra, por sus frutos los conoceréis y tristemente estos son los frutos de quien ahora se hace llamar papa francisco, hay un vídeo en el cual esta mujer sale diciendo, según ella que el papa francisco ha traído luz a la iglesia, por todo lo que se esta viendo me parece que es todo lo contrario mas bien trajo la división y la oscuridad, tanto así que hasta ella sale diciendo blasfemias contra la Santísima Virgen Maria no creo que nuestro Señor hubiera escogido una mujer común y corriente para madre del redentor es algo ilógico, que Dios nos perdone por tantas aberraciones que hay en la humanidad.

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