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Dios ha escogido lo débil del mundo

Written by padre.elias

Queridos Hermanos:
En este 4 Domingo del Tiempo Ordinario, me quiero detener de manera especial en la segunda lectura de la liturgia: Es de la primera carta del San Pablo a los Corintios.
Se nos invita a hacernos conscientes de la llamada que hemos recibido.  La vocación no se puede limitar sólo a la llamada a la vida sacerdotal o religiosa. Todos los bautizamos hemos recibido una vocación que es a la unión con Dios, a la santidad.  Esta llamada no es por méritos propios, sino porque a Dios le ha parecido bien. Por eso no tenemos nada de qué gloriarnos, sino es en Cristo y este crucificado como nos lo recuerda el Apóstol.
Por una parte es importante la jerarquía de la Iglesia y los que se dedican al estudio de la teología porque nos ayudan a comprender mejor nuestra fe, sabiendo que también las personas más sencillas y humildes de nuestras comunidades, también pueden aportar mucho desde la experiencia de encuentro con el Señor.
Una de las causas de la grande crisis que desde hace mucho tiempo está viviendo la Iglesia, es la pésima formación en los seminarios y facultades de teología. Entre las nuevas generaciones de sacerdotes, hay mucha ignorancia de las verdades de la fe.  No son capaces de dar respuestas claras y concretas ante muchas cosas que los fieles se preguntan. Y a eso se suma el orgullo personal que les impide reconocer que no saben y para quedar bien, dicen lo primero que se les viene a la cabeza.
Reconozco como sacerdote mucha santidad entre los laicos. Hay muchas personas que en nuestras parroquias nos dan ejemplo de fe y no necesariamente tienes grandes estudios en teología. Eso no significa que no se deban formar. Menos mal que hay un despertar y vamos encontrando personas que se preguntan y se interesan por conocer la doctrina de la Iglesia. Con la tecnología que tenemos, ahora es posible formarse muy bien, porque tenemos mucho material a nuestro alcance.  Aclaro que también es deber nuestro como pastores, formar bien a los fieles.
En el conocimiento de la Palabra de Dios, hay mucha ignorancia de parte de los laicos y por eso cuando llega algún protestante a tocar a nuestra casa, o nos detiene por la calle para hablarnos, nos deja sin palabras.  De parte de los sacerdotes, puedo decir que tenemos bastantes años de estudio pero caemos fácilmente en una instrumentalización de la Palabra y nos preocupamos más por hacer grandes exégesis (interpretaciones) que por vivir y a hacer vivir el Evangelio.
A lo débil del mundo, lo escogió Dios para humillar a los sabios. Eso me hace pensar a la noche del Nacimiento del Niño Jesús, cuando los ángeles se aparecieron a los pastores y les dieron la Buena Noticia.  No fue este anuncio para la casa del Rey en Jerusalén, ni para la gente más importante de la época.
Jesús mismo comenzó su Ministerio en Galilea donde vivía gente que no contaba y que era mal vista por los judíos del sur donde se encontraba la gran ciudad de Jerusalén y el templo.  La Virgen se apareció a los pastorcitos de Fátima que era niños humildes y campesinos.  Es más factible que la Virgen se aparezca a los sencillos que a los grandes intelectuales de las facultades de teología y a muchos de los que están en el Vaticano.
La Iglesia ha tenido grandes doctores pero su grandeza está en que son santos. La validez de su doctrina es la santidad de vida.
Ojalá con con el Evangelio de este día, el Papa Francisco tenga la humildad de reconocer que aunque crea tener muchos conocimientos, ante Cristo todos somos pequeños. Que sea capaz de ser humilde para aceptar que los laicos tienen una palabra también valida cuando se fundamentan en la sana doctrina.
Hace unos días, un sacerdote me decía que nunca en la Iglesia se había visto tanta apertura para poderse expresar, como en el Pontificado de Francisco. No supe si reír o sentir desconsuelo antes sus palabras porque me hace ver cómo muchos están ciegos o no quieren ver. Al contrario yo creo que desde que tengo memoria no había visto una dictadura como la que estamos viendo ahora en la que se tiene miedo de hablar, o se tiene que hablar de manera velada.
Y sobre las Bienaventuranzas nos dice el Señor: «Bienaventurados los mansos, los que lloran, los limpios de corazón». Cuánto tenemos que aprender de las palabras del Señor!!!  Mientras el Papa Francisco critica tanto a Trump y se abraza con los gobiernos comunistas, ¿por qué mejor no se dedica a confirmar a sus hermanos en la fe, como le mandó el Señor al Apóstol Pedro?. No imagino al Señor haciendo una revolución contra los romanos del primer siglo. Eso era lo que querían los que esperaban al Mesías que debía ser al estilo del rey David, que fue un guerrero.
La Iglesia no ha recibido como vocación estar peleando con todos los gobiernos del mundo, por ideologías políticas. Otra cosa es cuando para ser fiel a su vocación profética tiene que denunciar el mal y el pecado cuando el pueblo se aleja de los Mandamientos del Señor.
Feliz semana para todos y que Dios los bendiga.
Padre Elías.
 

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